Los días se hacíancada vez más largos y presión pesaba, no sabía cómo actuar ni de qué maneraseguir. Fue cuando se me cruzó la idea de ir al bar del barrio para tomar algoy despejar la mente. Entré, me senté en una mesa junto a la ventana, el mozotrajo una cerveza y algo para picar mientras miraban el televisor colgado deuna pared.
En eso, se mesienta el dueño del bar, un vecino de toda la vida. Yo viví toda mi vida en elbarrio, mi novia vino a vivir conmigo y alquilamos un departamento con pasillo,cerca de la casa de mis viejos. Roberto era un tipo muy querido por mi viejaporque en su momento hizo mucho para que mi viejo dejara el alcohol, imagínenseel dueño de un bar. Vino, se sentó, me miró y me “vos no estás bien”, yocontesté con un movimiento de cabeza y ojos, una mueca. “¿Problemas de mina?” Mepreguntó. “Si, se puede decir que sí” contesté. “No digas nada pero te voy acontar una historia, no se la cuentes a nadie, no seas boludo” empezó y yo soloatiné a mover la cabeza de arriba hacia abajo para contestar.
El otro día vinouna mina, calza y campera, esas rompe viento, se sentó en una de las mesas delfondo y empezó a ver el bar, se tomó un café y miraba todo el bar. Yo la veíadesde la barra. Muy linda piba, tendría la misma edad que vos. Le pide a Hugo,el mozo más viejo que tenemos, ¿te acordas? El tipo alto parece como quesiempre hizo gimnasio, unas manos grandes. Le empezó a hablar y Hugocontestaba, se quedó bastante tiempo hablando y yo ya lo iba a ir a cagar apedos. Vuelve con la plata y la propina, yo ya lo miré mal, me pide para ir albaño, le digo que no hay problema. Pasaron 5 minutos y el tipo no aparecía, mefui a buscarlo, se escuchaban que hablaban pero era voz de mujer. Me asomo poruna ventana que tenemos por las dudas en caso que pasé algo raro y estaba lapiba, sosteniendo la pared y Hugo atrás metiéndole dedo, desde arriba podía verel dedo gordo de él en el culo y ella diciendo me encanta, dame más, más rápidoy esas cosas. La piba no paraba, estaba desquiciada.
Mientras Robertocontaba, dentro de mí aparecía de nuevo el demonio.
En un momento, lamina le saca la mano, se da vuelta, se la chupa a Hugo y le chupaba el dedogordo de la mano derecha. La piba vuelve a sostener la pared y Hugo vuelve ameter los dedos en la concha y ella con su mano mete el dedo gordo por la cola.Imaginate esas manazas y esos dedos enormes dentro de la mina. Hugo le seguíametiendo y sacando la mano mientras que la mina seguía gimiendo y a los pocosminutos grita. Le saca la mano a Hugo, se da vuelta, lo masturba, se la chupa yobviamente Hugo acaba en la cara de la piba. Se limpian y salen, la mina se vay el sigue como si nada.
Sin lugar a dudasera ella. Pagué, agradecí a Roberto por la historia y me fui caminando a casa.Esto ya tenía que terminar. Hay que darle un punto final.
En eso, se mesienta el dueño del bar, un vecino de toda la vida. Yo viví toda mi vida en elbarrio, mi novia vino a vivir conmigo y alquilamos un departamento con pasillo,cerca de la casa de mis viejos. Roberto era un tipo muy querido por mi viejaporque en su momento hizo mucho para que mi viejo dejara el alcohol, imagínenseel dueño de un bar. Vino, se sentó, me miró y me “vos no estás bien”, yocontesté con un movimiento de cabeza y ojos, una mueca. “¿Problemas de mina?” Mepreguntó. “Si, se puede decir que sí” contesté. “No digas nada pero te voy acontar una historia, no se la cuentes a nadie, no seas boludo” empezó y yo soloatiné a mover la cabeza de arriba hacia abajo para contestar.
El otro día vinouna mina, calza y campera, esas rompe viento, se sentó en una de las mesas delfondo y empezó a ver el bar, se tomó un café y miraba todo el bar. Yo la veíadesde la barra. Muy linda piba, tendría la misma edad que vos. Le pide a Hugo,el mozo más viejo que tenemos, ¿te acordas? El tipo alto parece como quesiempre hizo gimnasio, unas manos grandes. Le empezó a hablar y Hugocontestaba, se quedó bastante tiempo hablando y yo ya lo iba a ir a cagar apedos. Vuelve con la plata y la propina, yo ya lo miré mal, me pide para ir albaño, le digo que no hay problema. Pasaron 5 minutos y el tipo no aparecía, mefui a buscarlo, se escuchaban que hablaban pero era voz de mujer. Me asomo poruna ventana que tenemos por las dudas en caso que pasé algo raro y estaba lapiba, sosteniendo la pared y Hugo atrás metiéndole dedo, desde arriba podía verel dedo gordo de él en el culo y ella diciendo me encanta, dame más, más rápidoy esas cosas. La piba no paraba, estaba desquiciada.
Mientras Robertocontaba, dentro de mí aparecía de nuevo el demonio.
En un momento, lamina le saca la mano, se da vuelta, se la chupa a Hugo y le chupaba el dedogordo de la mano derecha. La piba vuelve a sostener la pared y Hugo vuelve ameter los dedos en la concha y ella con su mano mete el dedo gordo por la cola.Imaginate esas manazas y esos dedos enormes dentro de la mina. Hugo le seguíametiendo y sacando la mano mientras que la mina seguía gimiendo y a los pocosminutos grita. Le saca la mano a Hugo, se da vuelta, lo masturba, se la chupa yobviamente Hugo acaba en la cara de la piba. Se limpian y salen, la mina se vay el sigue como si nada.
Sin lugar a dudasera ella. Pagué, agradecí a Roberto por la historia y me fui caminando a casa.Esto ya tenía que terminar. Hay que darle un punto final.
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