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La señora Lily

Antes que nada quiero decir que me podrán tratar de hijo de puta por lo que voy a contar, pero a esos les recuerdo que "el que perdona está en la cruz".

A la vuelta de casa vivía la señora Lily, una gringa de unos 70 años, rubia, grandota, con tetas como sandías, que siempre jugaba con el doble sentido.
Por ejemplo iba a la verdulería y sacaba la banana más grande y le preguntaba a los vendedores si esa la iba a "servir"...y así con todo, siempre hablando con doble intención.
Yo ayudaba en la junta vecinal en la parte administrativa, después de mi horario de trabajo, todos los martes y viernes, y la vieja era fija que pasaba a pedirnos por algún reclamo a la municipalidad.
Un viernes a la noche golpeó la puerta y pasó a la oficina dónde yo estaba.
Hablaba y hablaba y recordaba que su marido estaba postrado en la cama con una discapacidad y que ella tenía que andar con todo, que hacía "falta un hombre".
Y aprovechó para preguntarme si podía ayudarla a podar una enredadera que estaba sobre la pared del fondo, a lo que contesté que mañana a la tarde pasaría.
Al otro día estaba en su casa. Llevé un pantalón de fútbol sin calzoncillo ...la señora Lily tenía puesta una remera suelta, casi hasta la rodilla.
Ver cómo se movían sus tetas cuando caminaba me puso la pija a full.
Subí a la escalera y comencé a cortar la enredadera, hacía mucho calor, era pleno verano, por lo que quedé solo con el pantalón corto puesto.
La vieja me miraba el bulto, casi como hipnotizada. Me empecé a tocar la pija y la paré bien dura ...Cuando volvió la vieja me dí vuelta quedando frente a ella, yo subido en la escalera.
Le pedí agua para tomar y cuando fue a buscarla aproveché y me la acomodé bien para arriba, casi asomando la cabeza sobre el elástico.
La señora Lily suspiró y me dijo: "hay querido, qué pedazo de carne" !!
Me hice el sorprendido y le pedí perdón.
La vieja no sacaba la vista del bulto, así que bajé un par de escalones y agarrándole la mano la puse en mi pija.
Apretó fuerte y respiraba agitada. Bajé el pantalón y saltó la pija... me empezó a pajear y se la metió en la boca.
La dejé trabajar un ratito y bajando del todo de la escalera, la llevé hasta la churrasquera.
La giré y acomodó los codos en la mesada.
"Estoy toda mojada ..." dijo
Levanté la remera y realmente era un río la concha.
Puse la punta y se fue hasta el fondo de una.
Empecé a darle y gemía fuerte... Mis manos estaban prendidas de su cintura y no tardé en dejarle la leche.
""Me tiemblan las piernas "dijo.
La ayudé a ir hasta la cocina. Se sentó y descansó un rato y cuando le dije que me iba me agarró la pija y empezó a chuparla de nuevo.
Después de unos 15 minutos me sacó la segunda lecheada.
"Venís mañana a seguir con la enredadera?" ..voy a preparar la camita del cuarto del fondo" dijo.

No sólo la cogí en su casa, sino que los viernes pasaba por la junta vecinal y teníamos sexo.
Pero lo más bizarro y exitante fue una mañana de domingo que la cogí de parado en la puerta de su habitación mientras el marido dormía y nos podía ver.
La puse totalmente desnuda, con las piernas abiertas y agarrada del marco de la puerta, de frente a su cama, dónde dormía su marido discapacitado.
Le hice el culo y contenia el grito, pero se la aguantó hasta que la llené de leche.
Realmente era una enferma del sexo.

Después de unos meses intensos, de cogerla por todos los agujeros y en todos lados, fuimos espaciando los encuentros, hasta una última cogida en el cuartito del fondo cuando me dijo que volvía el hijo de España a vivir con ellos.

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