Buenas amigos y gente linda de P!. No pude aguantar para pasar otro relato de Maru. Como les comente a varios usuarios copados con los que tengo el gusto y placer de hablar.. si bien no estuve presente en la pagina, si escribi mucho, MUCHO sobre Maru y tengo para rato. Al no ponerle gifs y fotos, encima, es todo mas facil.
Por favor, en la medida de lo posible, comenten que les parece, como va el relato que les gustaria. Hay mucho material de Maru, muchas fantasias, muchas.. cositas mas. Cualquier cosa, me escriben y lo charlamos, SIN DRAMA!
Sin mas, les dejo una nueva parte de esta saga.
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—--------------------------------- MARU y la leche 12 —-----------------------------
Hacía poco más de dos semanas que no nos veíamos. Primero la facultad, después su trabajo, un par de días yo con fiebre… pero hoy por fin volvía a venir a casa. Me había preparado como si fuera una cita, aunque lleváramos años juntos. Maru me escribió un mensajito: “Estoy llegando, abrime :)”.
Esa noche, apenas la vi cruzar la puerta, su perfume me explotó en la cara. Esa mezcla de vainilla y algo más… algo que siempre me calentó. Traía un vestidito negro suelto, esos que con cualquier movimiento dejan ver la tanga. Me sonrió, me abrazó fuerte, y me mordió el cuello.
(M:) Hola mi gordi… te extrañé tanto, no sabés las ganitas que me guardé para vos estas semanas.
(Y:) Uffff… yo también gorda, no sabés las ganas que tenía de vos.
Nos besamos como si no nos hubiéramos visto en años. No fue un beso tierno, fue de esos con lengua, con ganas, con todo. En cuestión de minutos, ya estábamos en el sillón. Ella se subió arriba mío, con las piernas abiertas, y empezó a mover la cadera suave, rozando su cuerpo contra mi bulto.
(M:) ¿Sabés una cosa? Estas semanas que no nos vimos… estuve pensando mucho. En vos, en nuestras charlas. Me quedé caliente con lo que hicimos la última vez. ¿Y si jugamos de nuevo?
(Y:) ¿Querés otra historia?
(M:) Quiero contarte una fantasía. Pero tenés que dejarme contártela toda… como si hubiera pasado de verdad. Quiero que te la imagines.
Me empezó a besar el cuello mientras desabrochaba mi pantalón. Su mano se metió por dentro y empezó a pajearme con calma, solo con la punta de los dedos.
(Y:) Contame…
(M:) Bueno… el otro día fui al gimnasio, ¿te acordás? El que queda cerca de mi trabajo. Bueno… resulta que hay un chico nuevo, se llama Jonas. Grandote, de esos que tienen pinta de bruto. Me miraba todo el tiempo. Primero me incomodó, pero después... me calentó.
(Y:) Mmm… ¿qué hizo?
(M:) Me siguió hasta el baño. Y yo no lo paré. Me miró a los ojos, me apoyó contra la pared y me dijo: “Sabés que me tenés re loco, ¿no?”. Y yo… nada, lo mire de arriba a abajo y me empezo a picar un poquito ahi abajo viste? Le dije que si le daba y tenía una buena pija, se la podía chupar, pero tenia que ser rapido porque tenia que irme a casa.
Su mano empezó a moverse más fuerte, y bajó la cabeza para lamerme el pecho. Yo no podía creer lo que estaba contando, pero no podía frenarla.
(M:) Me la mostró, amor… y era hermosa, larga y gordita. Más que la de Matías. Me dio un poquito de miedo, pero me arrodillé de una, casi sin darme cuenta, como hipnotizada. Me sentí re putita. Le dije: “Dejame ver si tenés buena leche tambien, así no desperdiciamos tiempo”. Y se la empecé a chupar ahí mismo. Me agarraba la cabeza como si fuera suya. Me decía “A partir de ahora, sos mi petera personal, ok”.
(Y:) Hija de puta…
(M:) Me encantaba. Me dolía la mandíbula, pero seguía. Y cuando me dijo “Dame la colita también”, lo mire y le dije que no podia, que me tenia que ir rapido y que me acabe mejor en la boquita. Me miro mientras se pajeaba en mi cara y volvio a decirme "dame la colita pendeja".. me derritio eso amor, sabes? vos viste como soy con la colita, asi que me di vuelta, me bajé la calza y le ofrecí el culo. Me lo empezó a meter, lento, mientras yo me apoyaba en el lavamanos del baño del gym. Lo sentía todo adentro, amor. Me llenaba… como si me partiera.
Yo ya estaba gimiendo. Mi cuerpo temblaba con la historia, con su mano en mi pija, con su mirada fija, provocadora.
(M:) ¿Querés saber lo que más me gustó?
(Y:) ¿Qué?
(M:) Que antes de acabar me agarró fuerte de la cintura, me apretó el culo con una mano y me dijo: “Me encanta tu culito, me voy a vaciar adentro de vos”. Y ahí me largó toda la leche. Se notaba que tenía guardada desde hacía días, porque sentia que me llenaba toda. Me sentí sucia, usada… y me encantó amor.
(Y:) ¿Y después?
(M:) Me quedé unos segundos con su leche escurriéndome por la cola. Me miré al espejo, despeinada, con el rimel corrido, y sonreí. Pensé en vos. En que te lo iba a contar, en que ibas a terminar acabando mucha lechita vos también, después de escucharme.
(Y:) ¿Y cómo era? ¿Jonas? ¿Era joven? ¿Te hablaba sucio? ¿Te decía cosas mientras te cogía?
Maru no respondió enseguida. Se relamió los labios y siguió pajeándome lento, como si estuviera pensándolo. O como si quisiera torturarme un poco más con el silencio.
(M:) Sí… joven, grandote, de esos que parece que no te van a hablar, pero cuando lo hacen te hacen mierda la cabeza. Me decía cosas al oído mientras me lo metía… “Sos una putita hermosa”, “Tenían razón los pibes del gym, eras una putita adicta a la leche”, “Tu colita pide más”, cosas así. Pero… no me la terminé de creer.
(Y:) ¿Qué querés decir?
(M:) Que no era real. No como esto. Vos me conocés de verdad. Vos sabés cómo soy… cómo me gusta que me traten… cómo me vuelvo cuando me caliento de verdad. ¿Querés ver cómo me vuelvo?
Se subió arriba mío. Sin quitarse la ropa, se restregó contra mi pija, que ya estaba chorreando. Su respiración se aceleraba, y sus ojos brillaban con algo más que morbo: tenía malicia, deseo, dominio.
(M:) Mirame a los ojos… ¿Te das cuenta, no? No necesito que alguien me coja de verdad para sentirme una puta. Me basta con que me mires así. Me calienta que te pongas celoso, me calienta que me preguntes detalles, que quieras saber si me acabaron adentro o si me limpié después…
(Y:) ¿Y te limpiaste?
(M:) ¿Querés pensar que no? ¿Querés creer que estuve todo el día con leche ajena adentro mío, rezando que no se escurra? ¿O que justo antes de verte, me tocaba imaginando que el vecino ese viejo me acababa en la lengua, mientras me metía los dedos en la colita y me decía “es tuya nena” ?
Mi cabeza se nubló. La calentura era ya algo que dolía. Maru se inclinó sobre mí y bajó una mano hasta mi pija, que no aguantaba más. Me masturbó con más fuerza, con ritmo preciso, mientras se rozaba la entrepierna con mi muslo.
(M:) ¿Querés saber qué pensé mientras me tocaba estas noches?
(Y:) Sí…
(M:) Pensé en vos… mirándome como ahora… imaginango como otro me llenaba la boca de leche y yo la tragaba feliz. Pensé en mí misma diciendo: “Una más, solo un poquito más, que quiero llenar mi pancita de leche”. Como una adicta, amor. Una adicta real. ¿No te excita eso? ¿No te calienta tener una novia así?
Su mano no frenaba. Me miraba sin pestañear. Y de repente, frenó. Me soltó la pija, se bajó el vestido por los hombros y dejó ver que no llevaba corpiño. Se lo levantó un poco más, dejando la tanguita blanca a la vista.
(M:) Estoy tan caliente que siento que estoy por acabar… pero quiero tu lechita. Quiero la tuya adentro mío. Y si me das mucha, me la tomo. Y si no me das tanta, te pido más.
(Y:) ¿Querés ahora?
(M:) No. Quiero que me ruegues. Quiero que me digas que te morís por acabar en mí. Que soñás con mi cara toda embarrada. Que querés que sea tu perra lechera y me llenes siempre que puedas.
(Y:) Te lo digo… te lo digo todo… pero no frenes.
(M:) Entonces decime. ¿Quién soy?
(Y:) Mi novia lechera…
(M:) ¿Y qué querés hacerme?
(Y:) Quiero cogerte hasta que me ruegues leche. Hasta que me la pidas llorando.
Maru se subió encima de mí de un salto, se corrió la bombacha a un costado y se sentó sobre mi pija. Estaba tan mojada que entró sin resistencia, resbalosa, desesperada.
(M:) Entonces cogeme. Hacelo. Dame la leche, amor. Que me hace falta… mucha. Y que me sobre, así después me la meto de nuevo con los dedos y te digo lo rica que es.
Maru se movía encima mío con un ritmo endiablado. Cada embestida hacía que sus gemidos se volvieran más agudos, más salvajes, hasta que ya no decía palabras, solo sonidos rotos, desesperados, como si el placer le estuviera quemando el cuerpo.
(Y:) Ufff Dios amor… estás tan mojada.. ahhgg… tan puta…
(M:) Es que me calienta serlo amor… me calienta que me cojas como si fuera la amante de otro, como si me cogieras para que no me olvide de vos. ¡Cogeme así!
La agarré de las caderas con fuerza y la embestí desde abajo. Ella tiró la cabeza hacia atrás, apretó mis muñecas con las suyas y gritó mi nombre. Su cuerpo tembló y se le escapó una pequeña risa mezclada con llanto.
(M:) ¡Me voy a acabar! ¡Dale, quiero acabar con tu leche adentro, amor! ¡La quiero toda!
No aguanté más. Sentí cómo mi cuerpo se tensaba, cómo la pija se me hinchaba como si fuera a explotar. Y en una embestida profunda, larga, me vine. Una descarga caliente, incontrolable. Maru gimió al sentirlo.
(M:) Siiii… asiii amor… toda… toda… toda adentro mío…
Sus caderas se quedaron quietas. Bajó su frente contra mi pecho, respirando entrecortado. Yo la rodeé con los brazos, aún latiendo fuerte, aún jadeando y nos quedamos en silencio. De esos que incomodan, pero no por ser fríos, sino por ser demasiado intensos.
Después de unos segundos, Maru se sentó al costado mío, cruzó las piernas pero no se tapó. Aún tenía mi leche escurriéndole por los muslos. Se la pasó con los dedos… y se los llevó a la boca. Lenta. Teatral. Sabiendo lo que me hacía.
(Y:) ¿Qué estás pensando?
Ella sonrió sin mostrar los dientes. Se recostó hacia atrás y se tocó la panza.
(M:) Que quiero más. Pero no ahora. Quiero otro juego. Algo nuevo. Algo más… arriesgado.
(Y:) ¿Arriesgado cómo?
Maru se llevó la mano entre las piernas. No a la concha. A su colita. Se la tocó apenas, como tanteando. Sus dedos estaban mojados, lubricados con restos de lo que acabábamos de hacer.
(M:) No sé si te lo dije alguna vez, pero… me calienta muchísimo pensar que me la esten dando por atrás mientras pienso en vos. Me imagino diciendo tu nombre mientras otro me coge ahí. Y después, volver a vos, llena. Pidiéndote que me hagas la colita vos. ¿Lo harías?
(Y:) ¿Asi, con toda la leche de otro?
(M:) Mmmm, si, me encantaria amor. Quiero que hagas la colita usando la lechita de otro como si fuese lubricante. ¿No? ¿Demasiado? jajaja…Tranquilo amor, es solo una fantasía.
Se rió, pero no del todo. Se mordió el labio y se apretó los cachetes de la cola con ambas manos.
(M:) Aunque… si un día se te ocurre invitar a alguien más para jugar… me gustaría que primero me la cojas vos. Me llenes bien. Y después lo mires a él cómo me la mete de nuevo. Sería como decirle: “Está usada, pero sigue caliente”.
(Y:) Vos estás enferma.
Ella me miró con ternura. Se estiró para besarme el pecho.
(M:) Lo sé. Pero vos también. Por eso nos entendemos tan bien. ¿No ves? Nadie más aguantaría esto. Nadie más me escucharía hablar así y me seguiría cogiendo como lo hacés vos.
Volvió a tocarse la colita. Esta vez metió un dedo apenas. Apenas lo suficiente para mostrarme hasta dónde quería llevarme.
(M:) ¿Y si la próxima vez inventamos que soy una esposa insatisfecha, y vos sos un compañero de oficina que me escucha contar cómo me vengo cogiendo al portero de mi edificio? O… ¿preferís que vuelva Matías? Capaz ahora sí me la acaba adentro. Capaz hasta me convence de grabarlo… ¿Querés que te lo cuente así?
(Y:) Dios…
(M:) ¿Querés que me toque ahora mientras te lo cuento? ¿O preferís que me guarde la fantasía para otro día?
(Y): Creo que quiero descansar -le dije completamente exhausto y con el cerebro derretido-
(M): Jajajaja si, creo que sera mejor que vayamos a mimir.. antes que no me pueda controlar mas, no?
Asi como estaba, Maru se fue al baño a limpiarse y despues nos fuimos a dormir.
La mañana siguiente fue rara. No incómoda, pero sí con esa sensación densa que queda después de una noche intensa. El sol se colaba por la persiana a medio cerrar, y el cuarto olía a ese perfume suave que usaba Maru. Ella estaba de espaldas, medio enroscada entre las sábanas, con la tanga corrida y una pierna encima mío. Me costó unos segundos recordar todo lo que habíamos vivido la noche anterior, pero apenas la miré, me volvió todo de golpe.
Nos levantamos y desayunamos casi en silencio. Maru estaba metida en el celu, revisando cosas de la facultad, mientras yo preparaba café y tostadas. Por momentos, se reía sola. No le pregunté por qué, pero sospechaba que algo seguía cocinando en su cabeza.
Después salimos a hacer un par de cosas: pasamos por su casa a buscar ropa, fuimos al súper, y a la vuelta cocinamos juntos. Fideos con tuco, como siempre que estamos en modo casero. Ella se sentó sobre la mesada mientras yo cortaba cebolla, y cada tanto se acercaba a darme un beso en el cuello, o me apoyaba el culo para provocarme. No dijimos nada, pero el fuego seguía ahí, latente.
A la tarde nos tiramos en el sillón a ver una peli, aunque ninguno de los dos prestaba atención. Ella se acomodó sobre mí, con la cabeza en mi pecho, y se quedó medio dormida. Yo le acariciaba la espalda, pensando en mil cosas. En lo que somos, en lo que jugamos, en lo que ella despierta en mí.
Pero fue recién a la noche, cuando ya estábamos acostados, que todo volvió a subir.
(M:) Amor...
(Y:) ¿Qué pasa, gorda?
(M:) Estuve pensando en algo todo el día... pero no sabía si contártelo.
La miré. Tenía esa expresión suya, mezcla de ternura y picardía, esa que me volvía loco.
(Y:) Contame. Ya sabés que no me gusta que te guardes cosas.
(M:) Vos sabes que ayer, antes de venir, me crucé con alguien.
Mi estómago se contrajo un poco. No necesitaba que diga el nombre. No queria que lo diga. Era Matias seguramente, ese nombre que venia taladrandome el cerebro hacia tiempo.
(M:) Con el gordo...
(Y:) ¿Eh?? -me descoloco esa respuesta- ¿El gordo? ¿Tu amigo el que...
(M:) Sí, ese. El que me garché cuando vos y yo todavía no éramos nada oficial. El mismo.
(Y:) ¿Y?
(M:) Nos saludamos y quedamos charlando un rato, como era temprano me invito a tomar un cafe. Nada raro. Bah...
Pausa. Silencio. Esa pausa que hace cuando está por decir algo que me va a romper la cabeza.
(M:) Nada raro, hasta que terminamos en su auto. Perdon amor.
(Y:) ¿Perdon por qué? ¿Qué pasó, Maru?
Ella se acercó a mi oído, y mientras se acomodaba la bombacha con la mano por debajo de las sábanas, me susurró:
(M:) Me acordé cuánto me gustaba su leche. No sé por qué... pero cuando lo vi, me entró una necesidad tremenda. Me sentía vacía, amor... vacía de leche. Y él... él muchas veces me dio tanta.
(Y:) Ugh...
(M:) Ojo, el tiene la pija chiquita, ya sabés. No me llena como vos, ni me hace acabar como vos. Pero me encanta sentir cómo explota. Es como un volcán de leche... Y ayer... me la tiró por todos lados. En la boca, en la cara, en la colita...
(Y:) Maru...
(M:) Sí, amor. Me llenó la pancita. Y después me vine para tu casa con toda esa leche adentro mío... ¿No te diste cuenta?
Ella se reía mientras me lo decía. No estaba confesando. Estaba jugando. Y yo lo sabía. Pero igual me corroía por dentro, en el mejor y peor sentido posible.
(M:) ¿Querés saber si todavía tengo un poco de su lechita adentro?
Se subió sobre mí, y empezó a frotarse contra mi pija medio dura.
(M:) Porque quias... no sé... quizás todavía queda un poquito... ¿No te calienta pensae eso, amor?
Ella seguía arriba mío, meneándose despacio, sin apurarse. La punta de mi pija apenas rozaba sus labios mojados atrapados por la fina tela de su tanga. Maru no tenía ninguna prisa. Quería hablar. Quería provocarme hasta dejarme al borde del colapso.
(M:) ¿Te imaginás al gordo en el auto, bajándose el cierre, mientras yo lo espero ansiosa, lista con la lengua afuera y babeando?
La imagen me pegó como una patada en el pecho. Maru apoyó sus manos en mi pecho y empezó a bajar lentamente la cadera, dejando que apenas la cabeza de mi pija la penetre.
(M:) Yo ya sabía que el gordo tenia ganas de darme la leche. Se ve que la jermu no se la toma tan seguido como hacia yo.. jeje... ¿Sabés qué fue lo mejor?
(Y:) ¿Qué...?
(M:) Sentir cómo se desesperaba, cómo me pedía por favor que me la meta en la boca, que se la chupe y no pare. Y yo como una buena amiga que soy... lo hice. Se la chupe bien lento, profundo y con mucha saliva. Cuando senti que se le hinchaba la pija, me la saque de la boca y ¿sabés qué le dije, amor?
Negué con la cabeza, sin poder hablar. Maru se bajó completamente sobre mí, llenándose con mi pija entera de una sola vez.
(M:) Le dije: "Dale gordo... llename toda la boquita... que hoy tengo hambre de leche."
Soltó una risa corta y corriendose la tanga para un costado, metio de un movimiento mi pija dentro suyo. Empezó a moverse con ritmo, profundo. Mis manos se aferraron a sus caderas, pero no la guiaba yo. Era ella quien dominaba completamente la situación, mientras me hablaba.
(M:) Lo miré a los ojos al gordo mientras me acababa en la boquita, mientras me llenaba la pancita. ¿Sabés lo que sentí cuando me llenó? Sentí que no me alcanzaba, que quería más. Le dije: "¿No tenés poquito para mí, gordo?" Y le chupé la pija así, toda babosa... logrando que la leche calentita me baje directo por la garganta.
(Y:) Ahhgg...
(M:) ¿Qué te pasa, amor? ¿Te calienta pensar que me llenó toda?
Maru se inclinó sobre mí, con sus tetas aplastadas contra mi pecho, sus labios rozando mi oído.
(M:) Porque me llenó. Y cuando digo llenó... digo literalmente. Senti que tenia la pancita hinchada de tanta leche que me hizo tragar. Evidentemente la jermu no lo esta "ordeñando" bien... estaba empachada de leche. ¿Sabés qué hice después?
No pude contestar. Tenía la mandíbula tensa, los ojos abiertos, todo el cuerpo encendido.
(M:) Me quedé un rato lamiendole la pija mientras me metia los deditos en la concha, jugando un poquito con sus ganas de cogerme. Me sentía sucia... puta. Y me encantaba. Después le pedi que me lleve a cas, fui al baño, me lavé rápido, me vestí y vine a verte. ¿Qué pensás de eso?
(Y:) No sé... no sé si fue real o no.
Maru se detuvo. Me miró a los ojos. Su sonrisa se volvió misteriosa.
(M:) ¿Y si no fue una fantasía? ¿Y si todavía me queda un poquito de su leche adentro?
Pasó una mano por su culo, y la otra bajó hasta su concha. Empezó a tocarse mientras yo seguía dentro suyo, sin moverme.
(M:) ¿Querés saber si es verdad, no?
Su dedo se deslizó por su cola, por la entrada, mientras con la otra mano me apoyaba el pecho, manteniéndome abajo. El ritmo se frenó. El juego se volvió mental.
(M:) Vos sabés que sos el único que me hace acabar así... pero hay algo en la leche ajena... que me vuelve adicta. ¿Te molesta eso? ¿O te calienta?
La miré, completamente perdido. Entre excitado y confundido, entre loco de celos y con la pija más dura que nunca.
(M:) ¿Querés que la próxima vez le pida que me acabe en la colita y venga a mostrártela? Capaz todavía chorrea un poquito y te muestro cómo resbala...
(Y:) Ufff Maru... para un poco amor
(M:) O mejor... ¿por qué no me ayudás vos a buscar a otro amigo lechero? Uno que no te dé celos, pero que me llene mientras vos mirás.
Se quedó quieta, tocándose, apretando mis hombros con las piernas.
(M:) ¿Querés eso, amor? ¿Querés que tu putita tenga su porción diaria de leche mientras vos se la das también al mismo tiempo? ¿O me vas a obligar a ir a buscar por otros lados y despues me vas a castigar por andar buscando leche ajena?
(M:) ¿Sabés por qué tengo la pancita así de hinchada, amor? No es por la comida de antes o porque me hayas acabado vos… porque todavía no lo hiciste. Es porque me tomé toda la leche que me dio el gordo.
Se tocó el abdomen suavemente, haciendo un círculo con los dedos alrededor del ombligo.
(M:) Mirá, está aca adentro, nadando. Me la tragué toda. No escupí ni una gota.
Mis manos fueron a sus caderas, queriendo empujarla con fuerza, pero ella no se dejó dominar. Clavó los ojos en los míos y me mantuvo abajo. Era su ritmo. Su fantasía.
(M:) Que lindo como me llenó la boca, me la dejó toda caliente. Sentí cómo su lechita me bajaba por la garganta, espesa, pegajosa. ¿Encima sabés qué hice cuando me acabo? Me quedé con la lengua afuera un rato, para que vea que no escupí nada… y después la pasé por los labios. Mmm, tenía un sabor fuerte, distinto al tuyo. Pero me gustó. Me la tomé como si fuera un traguito rico. Como si fuera una leche tibia recién ordeñada.
Cerré los ojos, sentí un espasmo subirme por la columna. Quería acabar, pero me resistía. Quería más. Ella sabía cómo manipularme.
(M:) Y ahora la tengo toda acá, adentro... en la pancita. ¿La querés sentir?
Agarró mi mano y la llevó hasta su vientre bajo, obligándome a tocarla ahí, mientras seguía cabalgándome despacio.
(M:) Dale… apretá. Imaginá que está ahí su leche, todavía calentita, todavía llenándome. ¿Te pone loco eso? ¿Te gusta que venga a verte con la leche de otro en la panza?
(Y:) Estás enferma, Maru...
(M:) No, amor… estoy necesitada. Necesito leche. Todos los días. Es como si mi cuerpo la pidiera. Y a veces no me alcanza con una sola dosis. Por eso… por eso quizás sí, quizás le pedí al gordo un poquito. Solo por esta vez. Solo por la boca. Nada más. ¿Me perdonarias si así fuera?
Su risa suave me perforó el pecho.
(M:) Bah... si es que fue verdad, ¿no? Capaz es solo un jueguito para vos, amor. Capaz solo me imaginé toda la situacion en su auto, mientras me llevaba a casa
(Y:) No me hagas esto…
(M:) ¿Estás por acabar, amor?
Levantó la pelvis y me dejó salir un segundo, la pija brillando, a punto de estallar.
(M:) ¿Querés acabar en mi pancita también? Así se mezclan las leches adentro y se pelean por ocuparme.
(Y:) Ufff Maru, no digas eso...
(M:) ¿Por qué no? Capaz tu leche es más poderosa y empuja la del gordo. O capaz se hacen amigas... y me calientan la pancita juntas.
Se bajó de nuevo, clavándome de lleno. Gemí. Ella también.
(M:) Dale… dame la lechita amor, llename vos tambien, hacele competencia al gordo. Que el próximo traguito que me baje por la garganta sea tuyo, pero que allá adentro sigan conviviendo las lechitas.
Movió las caderas en círculos, me apretó con fuerza con las piernas.
(M:) Decime que querés ser parte de mi pancita lechera también…
Mis manos se clavaron en su cintura. Mis ojos se nublaron.
(Y:) ¡Ahhh! ¡Maru!
(M:) ¡Sí, sí, dame leche vos también, amor! ¡Dame tu leche ahora!
El cuerpo se tensó. El orgasmo me golpeó como un tren. Sentí cómo la llenaba, cómo mi leche pasaba a formar parte de su ser, cómo ella se aferraba a mí con una sonrisa obscena, sabiendo que había ganado una vez más ese juego sucio y delicioso.
Quedamos así unos segundos, jadeando. Ella no se movió, con mi pija aún adentro.
(M:) Ahora sí... estoy completa. Tenía leche del gordo en la panza, y ahora tengo la tuya. ¿No te gusta saber eso?
Maru no se movió. Seguía encima mío, suave, como si quisiera retener cada gota dentro suyo.
(M:) ¿Sentís cómo todavía late tu pija adentro mío? Está tan tibia… tan mojada. Me encanta. Me encanta tenerte así, llenándome, haciéndome tuya. Pero… ¿sabés qué me excita más todavía?
Sus labios bajaron a mi cuello. Me mordisqueó despacio, jugando.
(M:) Me excita saber que capaz… solo capaz… no fuiste el único que me llenó.
(Y:) ¿Estás diciendo que fue verdad? ¿Lo del gordo?
Se rió. Bajito. Ese tipo de risa que en vez de calmarte, te enciende más.
(M:) No sé, amor… ¿vos qué pensás? ¿Estás tan seguro de que fue solo una fantasía? Porque yo siento la pancita repleta… demasiado llena y no de comida. -dijo riendo bajito-
Apoyó la cabeza en mi pecho. Empezó a trazar círculos con un dedo justo sobre mi ombligo, imitando la zona que decía tener "llena".
(M:) Me tomé toda la leche del gordo. Así, sentada en el auto. Y él me la dio con ganas, eh. Como si tuviera litros. Me chorreaba por los costados de la boca, tuve que apurarme para no perder ni una gota. Le dije: “no te preocupes, gordo… a mí me gusta la leche, no quiero desperdiciarla”. Y él se reía mientras me agarraba del pelo.
(Y:) Vos estás completamente loca…
(M:) No, amor. Estoy caliente. Muy, muy caliente. Y vos también lo estás, aunque no lo quieras admitir. Te encanta que te lo cuente. Te encanta imaginarme con la boca llena de leche ajena. Con la cara toda manchada… con la lengua buscando más.
(Y:) ¿Y si te creo? ¿Y si creo que lo hiciste en serio?
(M:) Entonces vas a tener que hacer algo al respecto, ¿no? Quizás darme más leche vos… quizás buscarme otro proveedor. Uno que me la dé bien seguido. O dos. ¿Qué opinás?
Me miró con una mezcla de dulzura y perversión pura.
(M:) A veces imagino… y si quizás no fue solo el gordo. Si quizás hubo otro más… ¿Querés saber si antes de verte, me hicieron un refill? ¿Querés que te cuente cómo me hicieron abrir la boca otra vez, después del gordo?
El aire me faltaba. Quería decirle que no, que pare. Pero al mismo tiempo... no podía dejar de mirarla. Ella lo sabía.
(M:) Uno me acabó en la lengua. Otro me acabó en la garganta. Y vos… vos me llenaste el útero. ¿No es hermoso? -dijo completamente fuera de su-
Acarició su vientre de nuevo.
(M:) Acá tengo tu leche, calentita. Acá tengo la del gordo, espesa. Y capaz, solo capaz, también tengo la de ese otro. Capaz me la tragué y me pasó al estómago. ¿Querés besarme y ver si queda un gustito?
Acercó su boca, apenas rozando la mía.
(M:) ¿Querés saborear la mezcla, amor? ¿Querés besar a tu putita llena de leche?
La tensión era insoportable. Un silencio cargado se instaló entre nosotros. Y sin embargo, mi cuerpo no mentía. Mi pija volvía a endurecerse dentro de ella. Maru lo notó y sonrió, lenta, como si todo hubiera salido según su plan.
(M:) ¿Ves? Te dije. Te calienta. Te enferma como a mí.
Apoyó la frente contra la mía.
(M:) Vamos a seguir jugando, ¿sí? Vos dame tu leche cada vez que puedas. Y dejame buscar más si me hace falta. Total… siempre voy a volver con la pancita llena. Para vos.
Ella se quedó un segundo más sobre mí, sintiendo aún nuestros cuerpos pegados, la humedad compartida, el calor que todavía no se disipaba. Me miró con los ojos brillantes, con esa mezcla de ternura y perversión que solo ella podía manejar.
(M:) Ay amor… ¿te imaginás si todo eso fuera verdad?
Una pausa.
(M:) O capaz sí… o capaz no… quién sabe.
Y entonces rió. Su risa fue suave, casi infantil. Una carcajada entre traviesa y burlona que me descolocó por completo. Se tapó la boca como si acabara de contar una anécdota graciosa en una charla de amigos. Me besó en la frente, todavía sonriendo.
(M:) Vamos a la cama? mañana hay que ser personas normales otra vez.
Se levanto, colocando la palma de su mano en su sexo para evitar derrames innecesarios y se acomodo la tanga. Se dio vuelta, se fue al baño y me dijo "te espero en la cama, gordi, apagas todo?". Me quede ahi, en el sillon, pensando en todo... en nada. No podria creer que esta sea mi novia, la misma Maru que al principio le daba tanta verguenza contarme cosas o fantasear.
Estuve asi, unos 15 minutos, cuando sali de mi trance y apague todo para ir a la habitacion. Al llegar, Maru estaba acurrucada en la cama y parecía completamente tranquila, como si nada de lo que acababa de contarle a su novio —nada de semen ajeno, ni fantasías turbias, ni confesiones ambiguas— hubiera existido.
Y yo me quedé ahí, con la cabeza en llamas.
Por favor, en la medida de lo posible, comenten que les parece, como va el relato que les gustaria. Hay mucho material de Maru, muchas fantasias, muchas.. cositas mas. Cualquier cosa, me escriben y lo charlamos, SIN DRAMA!
Sin mas, les dejo una nueva parte de esta saga.
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—--------------------------------- MARU y la leche 12 —-----------------------------
Hacía poco más de dos semanas que no nos veíamos. Primero la facultad, después su trabajo, un par de días yo con fiebre… pero hoy por fin volvía a venir a casa. Me había preparado como si fuera una cita, aunque lleváramos años juntos. Maru me escribió un mensajito: “Estoy llegando, abrime :)”.
Esa noche, apenas la vi cruzar la puerta, su perfume me explotó en la cara. Esa mezcla de vainilla y algo más… algo que siempre me calentó. Traía un vestidito negro suelto, esos que con cualquier movimiento dejan ver la tanga. Me sonrió, me abrazó fuerte, y me mordió el cuello.
(M:) Hola mi gordi… te extrañé tanto, no sabés las ganitas que me guardé para vos estas semanas.
(Y:) Uffff… yo también gorda, no sabés las ganas que tenía de vos.
Nos besamos como si no nos hubiéramos visto en años. No fue un beso tierno, fue de esos con lengua, con ganas, con todo. En cuestión de minutos, ya estábamos en el sillón. Ella se subió arriba mío, con las piernas abiertas, y empezó a mover la cadera suave, rozando su cuerpo contra mi bulto.
(M:) ¿Sabés una cosa? Estas semanas que no nos vimos… estuve pensando mucho. En vos, en nuestras charlas. Me quedé caliente con lo que hicimos la última vez. ¿Y si jugamos de nuevo?
(Y:) ¿Querés otra historia?
(M:) Quiero contarte una fantasía. Pero tenés que dejarme contártela toda… como si hubiera pasado de verdad. Quiero que te la imagines.
Me empezó a besar el cuello mientras desabrochaba mi pantalón. Su mano se metió por dentro y empezó a pajearme con calma, solo con la punta de los dedos.
(Y:) Contame…
(M:) Bueno… el otro día fui al gimnasio, ¿te acordás? El que queda cerca de mi trabajo. Bueno… resulta que hay un chico nuevo, se llama Jonas. Grandote, de esos que tienen pinta de bruto. Me miraba todo el tiempo. Primero me incomodó, pero después... me calentó.
(Y:) Mmm… ¿qué hizo?
(M:) Me siguió hasta el baño. Y yo no lo paré. Me miró a los ojos, me apoyó contra la pared y me dijo: “Sabés que me tenés re loco, ¿no?”. Y yo… nada, lo mire de arriba a abajo y me empezo a picar un poquito ahi abajo viste? Le dije que si le daba y tenía una buena pija, se la podía chupar, pero tenia que ser rapido porque tenia que irme a casa.
Su mano empezó a moverse más fuerte, y bajó la cabeza para lamerme el pecho. Yo no podía creer lo que estaba contando, pero no podía frenarla.
(M:) Me la mostró, amor… y era hermosa, larga y gordita. Más que la de Matías. Me dio un poquito de miedo, pero me arrodillé de una, casi sin darme cuenta, como hipnotizada. Me sentí re putita. Le dije: “Dejame ver si tenés buena leche tambien, así no desperdiciamos tiempo”. Y se la empecé a chupar ahí mismo. Me agarraba la cabeza como si fuera suya. Me decía “A partir de ahora, sos mi petera personal, ok”.
(Y:) Hija de puta…
(M:) Me encantaba. Me dolía la mandíbula, pero seguía. Y cuando me dijo “Dame la colita también”, lo mire y le dije que no podia, que me tenia que ir rapido y que me acabe mejor en la boquita. Me miro mientras se pajeaba en mi cara y volvio a decirme "dame la colita pendeja".. me derritio eso amor, sabes? vos viste como soy con la colita, asi que me di vuelta, me bajé la calza y le ofrecí el culo. Me lo empezó a meter, lento, mientras yo me apoyaba en el lavamanos del baño del gym. Lo sentía todo adentro, amor. Me llenaba… como si me partiera.
Yo ya estaba gimiendo. Mi cuerpo temblaba con la historia, con su mano en mi pija, con su mirada fija, provocadora.
(M:) ¿Querés saber lo que más me gustó?
(Y:) ¿Qué?
(M:) Que antes de acabar me agarró fuerte de la cintura, me apretó el culo con una mano y me dijo: “Me encanta tu culito, me voy a vaciar adentro de vos”. Y ahí me largó toda la leche. Se notaba que tenía guardada desde hacía días, porque sentia que me llenaba toda. Me sentí sucia, usada… y me encantó amor.
(Y:) ¿Y después?
(M:) Me quedé unos segundos con su leche escurriéndome por la cola. Me miré al espejo, despeinada, con el rimel corrido, y sonreí. Pensé en vos. En que te lo iba a contar, en que ibas a terminar acabando mucha lechita vos también, después de escucharme.
(Y:) ¿Y cómo era? ¿Jonas? ¿Era joven? ¿Te hablaba sucio? ¿Te decía cosas mientras te cogía?
Maru no respondió enseguida. Se relamió los labios y siguió pajeándome lento, como si estuviera pensándolo. O como si quisiera torturarme un poco más con el silencio.
(M:) Sí… joven, grandote, de esos que parece que no te van a hablar, pero cuando lo hacen te hacen mierda la cabeza. Me decía cosas al oído mientras me lo metía… “Sos una putita hermosa”, “Tenían razón los pibes del gym, eras una putita adicta a la leche”, “Tu colita pide más”, cosas así. Pero… no me la terminé de creer.
(Y:) ¿Qué querés decir?
(M:) Que no era real. No como esto. Vos me conocés de verdad. Vos sabés cómo soy… cómo me gusta que me traten… cómo me vuelvo cuando me caliento de verdad. ¿Querés ver cómo me vuelvo?
Se subió arriba mío. Sin quitarse la ropa, se restregó contra mi pija, que ya estaba chorreando. Su respiración se aceleraba, y sus ojos brillaban con algo más que morbo: tenía malicia, deseo, dominio.
(M:) Mirame a los ojos… ¿Te das cuenta, no? No necesito que alguien me coja de verdad para sentirme una puta. Me basta con que me mires así. Me calienta que te pongas celoso, me calienta que me preguntes detalles, que quieras saber si me acabaron adentro o si me limpié después…
(Y:) ¿Y te limpiaste?
(M:) ¿Querés pensar que no? ¿Querés creer que estuve todo el día con leche ajena adentro mío, rezando que no se escurra? ¿O que justo antes de verte, me tocaba imaginando que el vecino ese viejo me acababa en la lengua, mientras me metía los dedos en la colita y me decía “es tuya nena” ?
Mi cabeza se nubló. La calentura era ya algo que dolía. Maru se inclinó sobre mí y bajó una mano hasta mi pija, que no aguantaba más. Me masturbó con más fuerza, con ritmo preciso, mientras se rozaba la entrepierna con mi muslo.
(M:) ¿Querés saber qué pensé mientras me tocaba estas noches?
(Y:) Sí…
(M:) Pensé en vos… mirándome como ahora… imaginango como otro me llenaba la boca de leche y yo la tragaba feliz. Pensé en mí misma diciendo: “Una más, solo un poquito más, que quiero llenar mi pancita de leche”. Como una adicta, amor. Una adicta real. ¿No te excita eso? ¿No te calienta tener una novia así?
Su mano no frenaba. Me miraba sin pestañear. Y de repente, frenó. Me soltó la pija, se bajó el vestido por los hombros y dejó ver que no llevaba corpiño. Se lo levantó un poco más, dejando la tanguita blanca a la vista.
(M:) Estoy tan caliente que siento que estoy por acabar… pero quiero tu lechita. Quiero la tuya adentro mío. Y si me das mucha, me la tomo. Y si no me das tanta, te pido más.
(Y:) ¿Querés ahora?
(M:) No. Quiero que me ruegues. Quiero que me digas que te morís por acabar en mí. Que soñás con mi cara toda embarrada. Que querés que sea tu perra lechera y me llenes siempre que puedas.
(Y:) Te lo digo… te lo digo todo… pero no frenes.
(M:) Entonces decime. ¿Quién soy?
(Y:) Mi novia lechera…
(M:) ¿Y qué querés hacerme?
(Y:) Quiero cogerte hasta que me ruegues leche. Hasta que me la pidas llorando.
Maru se subió encima de mí de un salto, se corrió la bombacha a un costado y se sentó sobre mi pija. Estaba tan mojada que entró sin resistencia, resbalosa, desesperada.
(M:) Entonces cogeme. Hacelo. Dame la leche, amor. Que me hace falta… mucha. Y que me sobre, así después me la meto de nuevo con los dedos y te digo lo rica que es.
Maru se movía encima mío con un ritmo endiablado. Cada embestida hacía que sus gemidos se volvieran más agudos, más salvajes, hasta que ya no decía palabras, solo sonidos rotos, desesperados, como si el placer le estuviera quemando el cuerpo.
(Y:) Ufff Dios amor… estás tan mojada.. ahhgg… tan puta…
(M:) Es que me calienta serlo amor… me calienta que me cojas como si fuera la amante de otro, como si me cogieras para que no me olvide de vos. ¡Cogeme así!
La agarré de las caderas con fuerza y la embestí desde abajo. Ella tiró la cabeza hacia atrás, apretó mis muñecas con las suyas y gritó mi nombre. Su cuerpo tembló y se le escapó una pequeña risa mezclada con llanto.
(M:) ¡Me voy a acabar! ¡Dale, quiero acabar con tu leche adentro, amor! ¡La quiero toda!
No aguanté más. Sentí cómo mi cuerpo se tensaba, cómo la pija se me hinchaba como si fuera a explotar. Y en una embestida profunda, larga, me vine. Una descarga caliente, incontrolable. Maru gimió al sentirlo.
(M:) Siiii… asiii amor… toda… toda… toda adentro mío…
Sus caderas se quedaron quietas. Bajó su frente contra mi pecho, respirando entrecortado. Yo la rodeé con los brazos, aún latiendo fuerte, aún jadeando y nos quedamos en silencio. De esos que incomodan, pero no por ser fríos, sino por ser demasiado intensos.
Después de unos segundos, Maru se sentó al costado mío, cruzó las piernas pero no se tapó. Aún tenía mi leche escurriéndole por los muslos. Se la pasó con los dedos… y se los llevó a la boca. Lenta. Teatral. Sabiendo lo que me hacía.
(Y:) ¿Qué estás pensando?
Ella sonrió sin mostrar los dientes. Se recostó hacia atrás y se tocó la panza.
(M:) Que quiero más. Pero no ahora. Quiero otro juego. Algo nuevo. Algo más… arriesgado.
(Y:) ¿Arriesgado cómo?
Maru se llevó la mano entre las piernas. No a la concha. A su colita. Se la tocó apenas, como tanteando. Sus dedos estaban mojados, lubricados con restos de lo que acabábamos de hacer.
(M:) No sé si te lo dije alguna vez, pero… me calienta muchísimo pensar que me la esten dando por atrás mientras pienso en vos. Me imagino diciendo tu nombre mientras otro me coge ahí. Y después, volver a vos, llena. Pidiéndote que me hagas la colita vos. ¿Lo harías?
(Y:) ¿Asi, con toda la leche de otro?
(M:) Mmmm, si, me encantaria amor. Quiero que hagas la colita usando la lechita de otro como si fuese lubricante. ¿No? ¿Demasiado? jajaja…Tranquilo amor, es solo una fantasía.
Se rió, pero no del todo. Se mordió el labio y se apretó los cachetes de la cola con ambas manos.
(M:) Aunque… si un día se te ocurre invitar a alguien más para jugar… me gustaría que primero me la cojas vos. Me llenes bien. Y después lo mires a él cómo me la mete de nuevo. Sería como decirle: “Está usada, pero sigue caliente”.
(Y:) Vos estás enferma.
Ella me miró con ternura. Se estiró para besarme el pecho.
(M:) Lo sé. Pero vos también. Por eso nos entendemos tan bien. ¿No ves? Nadie más aguantaría esto. Nadie más me escucharía hablar así y me seguiría cogiendo como lo hacés vos.
Volvió a tocarse la colita. Esta vez metió un dedo apenas. Apenas lo suficiente para mostrarme hasta dónde quería llevarme.
(M:) ¿Y si la próxima vez inventamos que soy una esposa insatisfecha, y vos sos un compañero de oficina que me escucha contar cómo me vengo cogiendo al portero de mi edificio? O… ¿preferís que vuelva Matías? Capaz ahora sí me la acaba adentro. Capaz hasta me convence de grabarlo… ¿Querés que te lo cuente así?
(Y:) Dios…
(M:) ¿Querés que me toque ahora mientras te lo cuento? ¿O preferís que me guarde la fantasía para otro día?
(Y): Creo que quiero descansar -le dije completamente exhausto y con el cerebro derretido-
(M): Jajajaja si, creo que sera mejor que vayamos a mimir.. antes que no me pueda controlar mas, no?
Asi como estaba, Maru se fue al baño a limpiarse y despues nos fuimos a dormir.
La mañana siguiente fue rara. No incómoda, pero sí con esa sensación densa que queda después de una noche intensa. El sol se colaba por la persiana a medio cerrar, y el cuarto olía a ese perfume suave que usaba Maru. Ella estaba de espaldas, medio enroscada entre las sábanas, con la tanga corrida y una pierna encima mío. Me costó unos segundos recordar todo lo que habíamos vivido la noche anterior, pero apenas la miré, me volvió todo de golpe.
Nos levantamos y desayunamos casi en silencio. Maru estaba metida en el celu, revisando cosas de la facultad, mientras yo preparaba café y tostadas. Por momentos, se reía sola. No le pregunté por qué, pero sospechaba que algo seguía cocinando en su cabeza.
Después salimos a hacer un par de cosas: pasamos por su casa a buscar ropa, fuimos al súper, y a la vuelta cocinamos juntos. Fideos con tuco, como siempre que estamos en modo casero. Ella se sentó sobre la mesada mientras yo cortaba cebolla, y cada tanto se acercaba a darme un beso en el cuello, o me apoyaba el culo para provocarme. No dijimos nada, pero el fuego seguía ahí, latente.
A la tarde nos tiramos en el sillón a ver una peli, aunque ninguno de los dos prestaba atención. Ella se acomodó sobre mí, con la cabeza en mi pecho, y se quedó medio dormida. Yo le acariciaba la espalda, pensando en mil cosas. En lo que somos, en lo que jugamos, en lo que ella despierta en mí.
Pero fue recién a la noche, cuando ya estábamos acostados, que todo volvió a subir.
(M:) Amor...
(Y:) ¿Qué pasa, gorda?
(M:) Estuve pensando en algo todo el día... pero no sabía si contártelo.
La miré. Tenía esa expresión suya, mezcla de ternura y picardía, esa que me volvía loco.
(Y:) Contame. Ya sabés que no me gusta que te guardes cosas.
(M:) Vos sabes que ayer, antes de venir, me crucé con alguien.
Mi estómago se contrajo un poco. No necesitaba que diga el nombre. No queria que lo diga. Era Matias seguramente, ese nombre que venia taladrandome el cerebro hacia tiempo.
(M:) Con el gordo...
(Y:) ¿Eh?? -me descoloco esa respuesta- ¿El gordo? ¿Tu amigo el que...
(M:) Sí, ese. El que me garché cuando vos y yo todavía no éramos nada oficial. El mismo.
(Y:) ¿Y?
(M:) Nos saludamos y quedamos charlando un rato, como era temprano me invito a tomar un cafe. Nada raro. Bah...
Pausa. Silencio. Esa pausa que hace cuando está por decir algo que me va a romper la cabeza.
(M:) Nada raro, hasta que terminamos en su auto. Perdon amor.
(Y:) ¿Perdon por qué? ¿Qué pasó, Maru?
Ella se acercó a mi oído, y mientras se acomodaba la bombacha con la mano por debajo de las sábanas, me susurró:
(M:) Me acordé cuánto me gustaba su leche. No sé por qué... pero cuando lo vi, me entró una necesidad tremenda. Me sentía vacía, amor... vacía de leche. Y él... él muchas veces me dio tanta.
(Y:) Ugh...
(M:) Ojo, el tiene la pija chiquita, ya sabés. No me llena como vos, ni me hace acabar como vos. Pero me encanta sentir cómo explota. Es como un volcán de leche... Y ayer... me la tiró por todos lados. En la boca, en la cara, en la colita...
(Y:) Maru...
(M:) Sí, amor. Me llenó la pancita. Y después me vine para tu casa con toda esa leche adentro mío... ¿No te diste cuenta?
Ella se reía mientras me lo decía. No estaba confesando. Estaba jugando. Y yo lo sabía. Pero igual me corroía por dentro, en el mejor y peor sentido posible.
(M:) ¿Querés saber si todavía tengo un poco de su lechita adentro?
Se subió sobre mí, y empezó a frotarse contra mi pija medio dura.
(M:) Porque quias... no sé... quizás todavía queda un poquito... ¿No te calienta pensae eso, amor?
Ella seguía arriba mío, meneándose despacio, sin apurarse. La punta de mi pija apenas rozaba sus labios mojados atrapados por la fina tela de su tanga. Maru no tenía ninguna prisa. Quería hablar. Quería provocarme hasta dejarme al borde del colapso.
(M:) ¿Te imaginás al gordo en el auto, bajándose el cierre, mientras yo lo espero ansiosa, lista con la lengua afuera y babeando?
La imagen me pegó como una patada en el pecho. Maru apoyó sus manos en mi pecho y empezó a bajar lentamente la cadera, dejando que apenas la cabeza de mi pija la penetre.
(M:) Yo ya sabía que el gordo tenia ganas de darme la leche. Se ve que la jermu no se la toma tan seguido como hacia yo.. jeje... ¿Sabés qué fue lo mejor?
(Y:) ¿Qué...?
(M:) Sentir cómo se desesperaba, cómo me pedía por favor que me la meta en la boca, que se la chupe y no pare. Y yo como una buena amiga que soy... lo hice. Se la chupe bien lento, profundo y con mucha saliva. Cuando senti que se le hinchaba la pija, me la saque de la boca y ¿sabés qué le dije, amor?
Negué con la cabeza, sin poder hablar. Maru se bajó completamente sobre mí, llenándose con mi pija entera de una sola vez.
(M:) Le dije: "Dale gordo... llename toda la boquita... que hoy tengo hambre de leche."
Soltó una risa corta y corriendose la tanga para un costado, metio de un movimiento mi pija dentro suyo. Empezó a moverse con ritmo, profundo. Mis manos se aferraron a sus caderas, pero no la guiaba yo. Era ella quien dominaba completamente la situación, mientras me hablaba.
(M:) Lo miré a los ojos al gordo mientras me acababa en la boquita, mientras me llenaba la pancita. ¿Sabés lo que sentí cuando me llenó? Sentí que no me alcanzaba, que quería más. Le dije: "¿No tenés poquito para mí, gordo?" Y le chupé la pija así, toda babosa... logrando que la leche calentita me baje directo por la garganta.
(Y:) Ahhgg...
(M:) ¿Qué te pasa, amor? ¿Te calienta pensar que me llenó toda?
Maru se inclinó sobre mí, con sus tetas aplastadas contra mi pecho, sus labios rozando mi oído.
(M:) Porque me llenó. Y cuando digo llenó... digo literalmente. Senti que tenia la pancita hinchada de tanta leche que me hizo tragar. Evidentemente la jermu no lo esta "ordeñando" bien... estaba empachada de leche. ¿Sabés qué hice después?
No pude contestar. Tenía la mandíbula tensa, los ojos abiertos, todo el cuerpo encendido.
(M:) Me quedé un rato lamiendole la pija mientras me metia los deditos en la concha, jugando un poquito con sus ganas de cogerme. Me sentía sucia... puta. Y me encantaba. Después le pedi que me lleve a cas, fui al baño, me lavé rápido, me vestí y vine a verte. ¿Qué pensás de eso?
(Y:) No sé... no sé si fue real o no.
Maru se detuvo. Me miró a los ojos. Su sonrisa se volvió misteriosa.
(M:) ¿Y si no fue una fantasía? ¿Y si todavía me queda un poquito de su leche adentro?
Pasó una mano por su culo, y la otra bajó hasta su concha. Empezó a tocarse mientras yo seguía dentro suyo, sin moverme.
(M:) ¿Querés saber si es verdad, no?
Su dedo se deslizó por su cola, por la entrada, mientras con la otra mano me apoyaba el pecho, manteniéndome abajo. El ritmo se frenó. El juego se volvió mental.
(M:) Vos sabés que sos el único que me hace acabar así... pero hay algo en la leche ajena... que me vuelve adicta. ¿Te molesta eso? ¿O te calienta?
La miré, completamente perdido. Entre excitado y confundido, entre loco de celos y con la pija más dura que nunca.
(M:) ¿Querés que la próxima vez le pida que me acabe en la colita y venga a mostrártela? Capaz todavía chorrea un poquito y te muestro cómo resbala...
(Y:) Ufff Maru... para un poco amor
(M:) O mejor... ¿por qué no me ayudás vos a buscar a otro amigo lechero? Uno que no te dé celos, pero que me llene mientras vos mirás.
Se quedó quieta, tocándose, apretando mis hombros con las piernas.
(M:) ¿Querés eso, amor? ¿Querés que tu putita tenga su porción diaria de leche mientras vos se la das también al mismo tiempo? ¿O me vas a obligar a ir a buscar por otros lados y despues me vas a castigar por andar buscando leche ajena?
(M:) ¿Sabés por qué tengo la pancita así de hinchada, amor? No es por la comida de antes o porque me hayas acabado vos… porque todavía no lo hiciste. Es porque me tomé toda la leche que me dio el gordo.
Se tocó el abdomen suavemente, haciendo un círculo con los dedos alrededor del ombligo.
(M:) Mirá, está aca adentro, nadando. Me la tragué toda. No escupí ni una gota.
Mis manos fueron a sus caderas, queriendo empujarla con fuerza, pero ella no se dejó dominar. Clavó los ojos en los míos y me mantuvo abajo. Era su ritmo. Su fantasía.
(M:) Que lindo como me llenó la boca, me la dejó toda caliente. Sentí cómo su lechita me bajaba por la garganta, espesa, pegajosa. ¿Encima sabés qué hice cuando me acabo? Me quedé con la lengua afuera un rato, para que vea que no escupí nada… y después la pasé por los labios. Mmm, tenía un sabor fuerte, distinto al tuyo. Pero me gustó. Me la tomé como si fuera un traguito rico. Como si fuera una leche tibia recién ordeñada.
Cerré los ojos, sentí un espasmo subirme por la columna. Quería acabar, pero me resistía. Quería más. Ella sabía cómo manipularme.
(M:) Y ahora la tengo toda acá, adentro... en la pancita. ¿La querés sentir?
Agarró mi mano y la llevó hasta su vientre bajo, obligándome a tocarla ahí, mientras seguía cabalgándome despacio.
(M:) Dale… apretá. Imaginá que está ahí su leche, todavía calentita, todavía llenándome. ¿Te pone loco eso? ¿Te gusta que venga a verte con la leche de otro en la panza?
(Y:) Estás enferma, Maru...
(M:) No, amor… estoy necesitada. Necesito leche. Todos los días. Es como si mi cuerpo la pidiera. Y a veces no me alcanza con una sola dosis. Por eso… por eso quizás sí, quizás le pedí al gordo un poquito. Solo por esta vez. Solo por la boca. Nada más. ¿Me perdonarias si así fuera?
Su risa suave me perforó el pecho.
(M:) Bah... si es que fue verdad, ¿no? Capaz es solo un jueguito para vos, amor. Capaz solo me imaginé toda la situacion en su auto, mientras me llevaba a casa
(Y:) No me hagas esto…
(M:) ¿Estás por acabar, amor?
Levantó la pelvis y me dejó salir un segundo, la pija brillando, a punto de estallar.
(M:) ¿Querés acabar en mi pancita también? Así se mezclan las leches adentro y se pelean por ocuparme.
(Y:) Ufff Maru, no digas eso...
(M:) ¿Por qué no? Capaz tu leche es más poderosa y empuja la del gordo. O capaz se hacen amigas... y me calientan la pancita juntas.
Se bajó de nuevo, clavándome de lleno. Gemí. Ella también.
(M:) Dale… dame la lechita amor, llename vos tambien, hacele competencia al gordo. Que el próximo traguito que me baje por la garganta sea tuyo, pero que allá adentro sigan conviviendo las lechitas.
Movió las caderas en círculos, me apretó con fuerza con las piernas.
(M:) Decime que querés ser parte de mi pancita lechera también…
Mis manos se clavaron en su cintura. Mis ojos se nublaron.
(Y:) ¡Ahhh! ¡Maru!
(M:) ¡Sí, sí, dame leche vos también, amor! ¡Dame tu leche ahora!
El cuerpo se tensó. El orgasmo me golpeó como un tren. Sentí cómo la llenaba, cómo mi leche pasaba a formar parte de su ser, cómo ella se aferraba a mí con una sonrisa obscena, sabiendo que había ganado una vez más ese juego sucio y delicioso.
Quedamos así unos segundos, jadeando. Ella no se movió, con mi pija aún adentro.
(M:) Ahora sí... estoy completa. Tenía leche del gordo en la panza, y ahora tengo la tuya. ¿No te gusta saber eso?
Maru no se movió. Seguía encima mío, suave, como si quisiera retener cada gota dentro suyo.
(M:) ¿Sentís cómo todavía late tu pija adentro mío? Está tan tibia… tan mojada. Me encanta. Me encanta tenerte así, llenándome, haciéndome tuya. Pero… ¿sabés qué me excita más todavía?
Sus labios bajaron a mi cuello. Me mordisqueó despacio, jugando.
(M:) Me excita saber que capaz… solo capaz… no fuiste el único que me llenó.
(Y:) ¿Estás diciendo que fue verdad? ¿Lo del gordo?
Se rió. Bajito. Ese tipo de risa que en vez de calmarte, te enciende más.
(M:) No sé, amor… ¿vos qué pensás? ¿Estás tan seguro de que fue solo una fantasía? Porque yo siento la pancita repleta… demasiado llena y no de comida. -dijo riendo bajito-
Apoyó la cabeza en mi pecho. Empezó a trazar círculos con un dedo justo sobre mi ombligo, imitando la zona que decía tener "llena".
(M:) Me tomé toda la leche del gordo. Así, sentada en el auto. Y él me la dio con ganas, eh. Como si tuviera litros. Me chorreaba por los costados de la boca, tuve que apurarme para no perder ni una gota. Le dije: “no te preocupes, gordo… a mí me gusta la leche, no quiero desperdiciarla”. Y él se reía mientras me agarraba del pelo.
(Y:) Vos estás completamente loca…
(M:) No, amor. Estoy caliente. Muy, muy caliente. Y vos también lo estás, aunque no lo quieras admitir. Te encanta que te lo cuente. Te encanta imaginarme con la boca llena de leche ajena. Con la cara toda manchada… con la lengua buscando más.
(Y:) ¿Y si te creo? ¿Y si creo que lo hiciste en serio?
(M:) Entonces vas a tener que hacer algo al respecto, ¿no? Quizás darme más leche vos… quizás buscarme otro proveedor. Uno que me la dé bien seguido. O dos. ¿Qué opinás?
Me miró con una mezcla de dulzura y perversión pura.
(M:) A veces imagino… y si quizás no fue solo el gordo. Si quizás hubo otro más… ¿Querés saber si antes de verte, me hicieron un refill? ¿Querés que te cuente cómo me hicieron abrir la boca otra vez, después del gordo?
El aire me faltaba. Quería decirle que no, que pare. Pero al mismo tiempo... no podía dejar de mirarla. Ella lo sabía.
(M:) Uno me acabó en la lengua. Otro me acabó en la garganta. Y vos… vos me llenaste el útero. ¿No es hermoso? -dijo completamente fuera de su-
Acarició su vientre de nuevo.
(M:) Acá tengo tu leche, calentita. Acá tengo la del gordo, espesa. Y capaz, solo capaz, también tengo la de ese otro. Capaz me la tragué y me pasó al estómago. ¿Querés besarme y ver si queda un gustito?
Acercó su boca, apenas rozando la mía.
(M:) ¿Querés saborear la mezcla, amor? ¿Querés besar a tu putita llena de leche?
La tensión era insoportable. Un silencio cargado se instaló entre nosotros. Y sin embargo, mi cuerpo no mentía. Mi pija volvía a endurecerse dentro de ella. Maru lo notó y sonrió, lenta, como si todo hubiera salido según su plan.
(M:) ¿Ves? Te dije. Te calienta. Te enferma como a mí.
Apoyó la frente contra la mía.
(M:) Vamos a seguir jugando, ¿sí? Vos dame tu leche cada vez que puedas. Y dejame buscar más si me hace falta. Total… siempre voy a volver con la pancita llena. Para vos.
Ella se quedó un segundo más sobre mí, sintiendo aún nuestros cuerpos pegados, la humedad compartida, el calor que todavía no se disipaba. Me miró con los ojos brillantes, con esa mezcla de ternura y perversión que solo ella podía manejar.
(M:) Ay amor… ¿te imaginás si todo eso fuera verdad?
Una pausa.
(M:) O capaz sí… o capaz no… quién sabe.
Y entonces rió. Su risa fue suave, casi infantil. Una carcajada entre traviesa y burlona que me descolocó por completo. Se tapó la boca como si acabara de contar una anécdota graciosa en una charla de amigos. Me besó en la frente, todavía sonriendo.
(M:) Vamos a la cama? mañana hay que ser personas normales otra vez.
Se levanto, colocando la palma de su mano en su sexo para evitar derrames innecesarios y se acomodo la tanga. Se dio vuelta, se fue al baño y me dijo "te espero en la cama, gordi, apagas todo?". Me quede ahi, en el sillon, pensando en todo... en nada. No podria creer que esta sea mi novia, la misma Maru que al principio le daba tanta verguenza contarme cosas o fantasear.
Estuve asi, unos 15 minutos, cuando sali de mi trance y apague todo para ir a la habitacion. Al llegar, Maru estaba acurrucada en la cama y parecía completamente tranquila, como si nada de lo que acababa de contarle a su novio —nada de semen ajeno, ni fantasías turbias, ni confesiones ambiguas— hubiera existido.
Y yo me quedé ahí, con la cabeza en llamas.
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