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Historias de hembras emputecidas cogidas en el auto

 
Las historias de los automóviles se dan en todas las etapas de la vida de una mujer, quizás más en la juventud, pero las mujeres adultas también tenemos anécdotas calientes. Son siempre de adrenalina, lujuria y aventura, porque se desarrollan en lugares públicos y en situaciones inesperadas.
Seguimos de esta manera con los relatos colectivos demujeres…gracias por leernos.
Besos...  
 
 
Entregada para que me manoseen a través de la ventanilladel auto
@Vetemadurita
 
Tendría unos 22, 23 años, estaba en la Costanera sur de la ciudad de Buenos Aires, a unos doscientos metros de la fuente de las Nereidas, con uno de mis viejitos preferidos en su auto, serían las seis de la tarde, empezaba a anochecer; en esos años no se les decía “sugar dadys”. Desde largo rato largo estábamos estacionados, yo estaba vestida con una vedetina -divina-transparente y, zapatos de taco, como le gustaban a él.
Las ventanas delanteras estaban abiertas, descansábamos fumando un poco, cuando pasó pidiendo monedas un hombre, de indefinida edad, por vivir en la calle. Pidió un cigarro y, nos sorprendió a los dos. Asustada por la sorpresa apenas llegué a taparme, en ese momento estaba segura que vio mis pechos y piernas.
 
El señor al que acompañaba, le dio un cigarrillo, el linyera al ver que estaba bien tapada, riéndose, siguió recorriendo la hilera de autos estacionados pidiendo o mirando. Al comentarlo con mi amigo, le pareció divertido como me tapé, mi susto, mi reacción y comentó que le gustó que lo hayan visto con la jovencita que compartía su tiempo.
 
No tardamos en verlo volver, ya mi bombacha estaba tirada en el piso del auto, estaba siendo tocada, masturbada muy suavemente, retorciéndome de placer en el asiento del auto. El caballero que estaba conmigo suspendió la dedeada que me hacía y repentinamente salió del auto, por un momento mi cuerpo semidesnudo quedo todo iluminado por la luz del techo del auto, fue un flash, pero estaba segura de que se vio todo. A mi acompañante lo veo invitar con otro cigarrillo al hombre que pedía, se pusieron a hablar y fumar al lado de mi ventana. El habitáculo estaba en penumbras, pero al rato los ojos se acostumbran a ver lo que había dentro, estaba yo paralizada sin saber cómo reaccionar. La calentura me invadía pues había quedado a medio camino de un orgasmo, entonces sin perder tiempo comencé a jugar. Me destapé nuevamente y comencé a mostrarme en las poses sugerentes que me permitía el habitáculo del auto, pasaron de las risas a un denso silencio, solo cortado por algún auto que transitaba.

Historias de hembras emputecidas cogidas en el auto

 
Algo había leído de reuniones en dónde las mujeres se pasean desnudas, y eran observada y tocadas por hombres. Quise probar, en mi timidez solo me dio por aproximar lo más posible mi cuerpo a la ventanilla, casi sacándolo, con la cara pegada al asiento, ofreciendo mi colita para que sea bien vista. Sin embargo, me di cuenta que no solo mirar eran sus intenciones-quizás inconscientemente yo quería más-, enseguida sentí cuatro manos acariciándome el culo y la concha, luego la cara rasposa, con barba crecida ,del extraño apoyada en mi cola, dedos, lenguas, jugaban con mi parte trasera. Me dio vergüenza de lo que había provocado e intenté zafar pero no podía, un par de manos me tomaban fuertemente por la cintura. Fueron minutos que parecieron siglos, no importó lo transpirada o sucia que podía estar, la cara que me besaba me sentí violada por labios, lengua, manos y creo que dedos que me penetraban el culo y la concha.
 
Admito que acabé muy fuerte, fueron descargas eléctricas de placer y, me rendí a lo que quisieran hacerme, no sé cuánto más estuve en esa posición hasta que mi viejito me dijo: “descansa, estuviste divina”. Desnuda y mojada como estaba me dejó sentar, subió al auto, ví alejarse al vago fumando con una mano y, parecía olfatearse la otra; así como estaba recorrimos de nuevo toda la ciudad hasta que me dejó en casa, minutos antes de llegar recordé que debía vestirme antes de saludar a mis papás.
 
 
Perdí la vergüenza en una calle oscura sobre el capot del auto
@35deputita
 
Hola soy Flor, lo que te voy a contar es algo que me ocurrió con mi pareja. Un día de verano salimos con mi pareja a un bar a tomar y divertirnos, la pasamos super bien, ya de regreso en el auto, los dos estábamos excitados. Mientras transitábamos los dos reíamos, estábamos alegres. Mi minifalda se subía y él aprovechó la situación, sacó la mano de la palanca de cambios y fue directamente a tocar mi conchita. Para mí no fue una sorpresa, deseaba ser tocada, estaba caliente. Me acomodé para que haga bien su trabajo(y a la vez pueda manejar), abrí las piernas de par en par y me dejé meter los dedos, enchastrada por mis fluidos gemía como loca, hasta que no soporté más y le dije: “amor quiero que me cojas acá en el auto, ya”.
        
Reaccionó algo sorprendido, pero no dudó y sin alejar la vista del camino, giró en la primera calle de tierra, desierta, poco transitada y oscura, y me dijo: “vamos atrás”.  Sin perder tiempo pasamos a la parte de atrás del auto, tiramos los asientos bien para adelante, y, sin darle tiempo lo monté y lo cabalgué como tanto me gusta. Mi bombacha estaba tirada en el piso del auto, mi minifalda levantada arriba dela cintura y mis tetas rebotaban libres para que él las chupara, sentía cada centímetro de su pija penetrarme; así estuvimos un rato hasta que sentimos mucho, pero, mucho calor.    
 
Él enloquecido por la calentura, me dijo “bajemos, hagámoslo fuera del auto” a mí me daba miedo que nos vieran, pero él, enloquecido por la calentura, bajó totalmente desnudo y me dijo: “dale vení, que yo estoy todo desnudo… vení…” y eso hice. Salí del auto, me puse en 4 me apoyé contra el asiento y dejé la puerta abierta para que tapara algo la visión por si alguien venía.

pete

 
Ya estaba loca de calentura, perdí la poca vergüenza que tengo y no me importaba que nos vieran. Después de un rato con medio cuerpo metido en el asiento de atrás del auto, tomé las riendas y le dije: “ya fue amor estamos re jugados vamos contra el capot del auto” y allá fuimos. Con la mini por la cintura, las tetas al aire, apoyé las dos manos, abrí las piernas y saqué el culo para afuera, para que mi macho me diera fuerte. Él me tomaba dela cintura con una mano y con la otra me agarraba del hombro para ensartarme hasta adentro, en cada embestida sentía como su pija rozaba mi cavidad, mis tetas rozaban el cálido chapón del capot, hasta que no aguantó más y me llenó la concha de leche, cayendo sobre mí. Allí sobre el capot del auto quedaron las marcas de mis manos y de mis tetas como testigos de esa loca aventura sexual.
 
 
Marcando el territorio en el auto de mi amante
@Mujerymadre
 
Esta historia comenzó el día que me dieron unas horas más para dar clases en un colegio nuevo -les comento que soy profesora-, en mis años de profesión nunca había dado bola o entablado amistad con nadie de mi trabajo que fuera hombre, algunos me trataban de aburrida, muy seria y hasta de inalcanzable. Ese día se presentó Sergio (lo llamaré así); alto, simpático, muy caballero y bastante atractivo.
 
Se presentó ante mí, la profesora nueva, y por un par de horas no nos vimos, en mi descanso yo tomaba un café en una sala para los profes y de repente apareció, hizo un par de comentarios graciosos sobre los compañeros y sobre los alumnos, me cayó simpático, seguimos unos cuántos minutos charlando y riendo.  Al cabo dedos semanas me invitó a salir por tercera vez y finalmente acepté, debo reconocer que me gustaba.
 
Salimos a dar una vuelta en su auto. Era verano hacia calor,y o iba de falda y remerita, bastante cómoda y un poco liviana -además debo admitirlo-, por si había “acción”. Al cabo de unas vueltas paramos en una callejuela poco transitada del parque cerca del centro. Inmediatamente y sin preámbulos nos dedicamos a intercambiar saliva y enredar nuestras lenguas en besos largos y muy calientes, los dos teníamos la respiración agitada y las manos inquietas, la ansiedad por concretar eso que estábamos haciendo se notaba en el habitáculo del auto.

auto

 
Volando de calentura subí un poco mi falda e inmediatamente sentí su mano que acariciaba mi concha caliente sobre la tanga, yo no quedé atrás y empecé a masajear su verga que latía bajo su pantalón. Él corrió mi tanga y sin dificultad logró meter dos dedos en mi concha encharcada para empezar, mis gemidos retumbaban en el auto y mis piernas abiertas como un libro, fueron la señal para meter un tercer dedo más y frotar con furia mi clítoris, haciéndome gozar como una puta. Mientas yo seguía con el masaje en su pija erecta y ya fuera de su pantalón, por un momento sentí el terrible deseo de montarlo, pero mi orgasmo y un pequeño esquirt, que empaparon el asiento del acompañante, me dejaron la mente en blanco por unos segundos.
 
Lo miré, vi su cara roja de la calentura me agaché y empecé a devorar su pija, algo gruesa, corta y bastante venosa, que dejaba en mis labios y en mi lengua el sabor de su líquido preseminal. Usaba boca y manos, lo pajeaba y la tragaba hasta hacer arcadas, él siguió metiendo dedos ahora en mis dos agujeros. En cuatro sobre el asiento, con el vestido en la cintura y la tanga corrida hacia un lado, tenía mi concha goteando e inundando su asiento y mi cola con el agujero latiendo debido a la dedeada que estaba recibiendo. Cuando él ya estaba por acabar mi mano acariciaba sus huevos mientras mi boca subía y bajaba por su palo duro y caliente, unos minutos así y se dejó ir, soltó toda su leche en mi boca, tragué lo que pude rápido y lo demás terminó salpicando un poco mi cuello y mis tetas.
 
Me levanté, miré si había público, limpié mis pechos pegoteados, mi comisura y él guardó su instrumento ya flácido pero satisfecho por la descarga. Me acercó a unas cuadras de mi casa, nos despedimos y al bajar noté que sin querer -deje marcado el territorio- mi esquirt había dejado una gran marca en su asiento, y yo tenía unas gotas de su leche en mi remera.
 
 
En el auto dimos un espectáculo para tres voyeurs
@SangreCaliente Guarani
(@concejales21)
 
Salimos con mi novio un sábado a la noche en el auto de sus padres, teníamos veintipico de años, éramos estudiantes y nos alcanzaba solo para salir, no para algún motel. Decidimos ir a un lugar en mi ciudad, de esos que hay todas las ciudades, en donde todos saben que van las parejas. Estacionamos hablamos brevemente y nos comenzamos a besar con mucha pasión.
 
Era invierno, el auto estaba con las ventanillas cerradas, yo estaba vestida con mucha ropa, pantalón de jean, un borcego, arriba camiseta y un pullover; por debajo tanguita y corpiño, nada sexi; abrigada por el frio. La calentura de la juventud hizo subir la temperatura y comenzó el franeleo y manoseo. Él me amaso las tetas, primeramente y después comenzó a desabrocharme el pantalón para meter su mano en mi concha. Yo le desprendí el cinto, baje la cremallera y saque su pija. Nos comenzamos a pajear, volábamos de calentura.
 
Miramos para todos lados, no había nadie o lo que ocurría enlos otros autos era más o menos lo mismo. Tiramos para atrás en asiento delacompañante y comenzó a desnudarme. Primero el pullover, después la camiseta,el pantalón fue lo mas complicado por lo borceguíes, quedando en bombacha ycorpiño. Él se sacó su abrigo y se bajó el pantalón hasta la rodilla, todo lo hicimosen medio de una danza sexual y sensual, que incluía besos, manoseo y gemidos.
 
Ya desnuda él quiso avanzar, lo pare y le dije: “Te quiero chupar bien la pija”. Me puse en cuatro y comencé la faena. Desde los huevos hasta la punta le pasé la lengua de costado y luego los labios, durante unos segundos, hasta que luego engullí su cabeza, mientras lo pajeaba. Gruñía como loco, me agarraba la cabeza y movía su cintura hacia arriba para que me la trague toda. A la vez me bajo la tanga y comenzó a pajearme, mi conchita estaba empapada, tocaba mi clítoris y luego metió los dedos de a uno hasta llegar a tres.

caliente

 
Los vidrios del auto no eran polarizados, pero estaban empañados por el calor que había dentro. No aguante más y me acosté boca arriba en el asiento del acompañante, levemente el comenzó a pajearme con la punta de su dura pija, yo rogaba que me coja, pero no lo hacía, hasta que de una me la metió hasta el fondo. Mis piernas se levantaron, tocando el techo del auto, la sentí en lo profundo y pegué un grito de placer, así estuvimos un rato hasta que me hizo darme vuelta. Boca abajo empiné mi culo y sentí como me penetraba con todo su peso.
 
En eso estábamos cuando, no se porque, miro hacia unos de lo lados. En la ventanilla se observaba la silueta de tres personas, que nos miraba. Primero sentí vergüenza y luego me existe, comencé a moverme como una puta y a gemir para que se escuche. Estábamos dando un espectáculo a tres voyeurs. No se si se pajeaban o que pasaba, pero a mí me excitaba.
 
Luego de un rato él también lo percibió, pero actuó diferente. Los puteo y los hechó. Todo sin sacarme la pija de la concha. Así ensartada y observada acabe, sentí que el condón se hinchaba y él acabo. Acalorados, semi desnudos y recuperando el aliento, nos sentamos. Me dijo “viste esos pajeros mirándonos”, le conteste“ si, nos miraron un rato largo…a mí no me disgusto, me calentó más”. Sorprendido, se rio y me dijo “que puta que sos...me encanta”.

3 comentarios - Historias de hembras emputecidas cogidas en el auto

Mujerymadre +2
Troliamiga hermoso tu relato y el de las chicas, todos muy calientes, me encantaron. Por muchos relatos más!!!!
concejales21
gracias por estar siempre, y contar tus historias ...por mas realatos reales mas
nukissy3127
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