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La madre de Pedro y el bully 39

Pedro tenía un fuerte dolor a la cabeza. La caída fue peor de lo que parecía y ahora con toda la gente a su alrededor no entendía lo que pasaba. Después de que abrió los ojos se tardó unos segundos para entender que estaban diciendo.
-Joven, estas bien?
-No te preocupes Pedro. Ya este llegando la ambulancia.
Dice su profesor. Pedro se dio cuenta que estaba en el suelo del teatro escolar, el día de la recita de Romeo y Julieta, rodeado de todos los que lo vieron caer aparte su madre.
El chico recordó lo que había visto primero de caer.
-Mamá…mamá!
Exclamó el chico horrorizado como si recién hubiera pasado. “No es posible. No puede ser. Estoy soñando? Fue un sueño, una pesadilla.” Pero él sabía que las pesadillas pasan después de cerrar los ojos, no primero.
Pedro estaba en pánico, no sabía que hacer o que decir y lo único que lograba pedir a la gente era
-Mamá. Donde esta mi mamá?
Todos a su alrededor estaban preocupados, algunos le ofrecía agua otros le repetían que se quede despierto asta que se escuchó la puerta de emergencia abrirse para la entrada de los paramédicos.
Hicieron los que los paramédicos tienen que hacer y lo levantaron, lo pusieron en la camilla dirigiéndose a la ambulancia. Justo cuando uno de ellos estaba para cerrar la puerta su mamá llegó.
-Esperen! Esperen por favor.
-Señora no se entrometa tenemos que llevar a este chico...
-SOY SU MADRE! Déjenme ir con él.
El paramédico fue turbado por esa revelación pero no tenía opción que dejarla subir.
-Mamá?
-Si Pedrito, soy yo hijo mío, dime como estas?
Pedro veía la cara de Teresa y lo único que lograba ver era el rostro de una madre preocupada.
-Mamá, tu…tu…tu estas aquí?
-Claro Pedrito, claro que si.
-No entiendo. Porque…porque…
-Lo siento hijo pero la gente estaba toda a tu alrededor y no me dejaban pasar. Empujé pero nada. Estaban más preocupados en hacer videos que escucharme.
Pedro pensó a lo que dijo. Tenía sentido. Recordaba que la gente está toda a su alrededor. Recuerda la bulla de sus palabras y el muro que formaban cerca de él.
-Señora, el chico no tiene que esforzarse, deje que nos ocupemos de él.
Dice el paramédico visiblemente hostil contra la mujer.
-Oh, claro. Entiendo.
El viaje fue casi completamente silencioso sí no por el paramédico que trataba de mantener despierto al chico. En los momentos en que Pedro no estaba para desmayarse pensaba a lo que pasó primero de la caída, en lo que creía de haber visto y en la explicación para eso.
En el hospital el médico lo visitó, fue visitado muy atentamente por insistencia de su madre y respondió a algunas preguntas con un simple sí o no. El chico era como un robot que trataba de dar un sentido a su existencia.
El médico explicó detalladamente a la madre y al hijo que Pedro tenía una conmoción cerebral, que estaba fuera peligro pero que tenía que ser vigilado por sí se presentaban síntomas.
Madre e hijo fueron acompañados a la salida con el chico en silla de ruedas si por si acaso se hubiera desmayado en el camino al auto. Pasando ahí cerca, el paramédico que lo atendió fumaba un cigarrillo, estaba contando lo que vio a un colega cuando vio el chico salir del hospital. Las miradas de los dos se cruzaron por un momento y Pedro pudo ver en los ojos del hombre: piedad. Él tenía que haber visto algo.
La madre de Pedro y el bully 39

Era así. El paramédico había asistido a como Teresa se tragaba la verga del bully en los asientos del teatro escolar. Apenas abrieron la puerta y entraron, ahí estaban, bien escondidos pero no lo suficiente. Los vio apenas comenzó a bajar las escaleras en dirección del herido. El paramédico fue obviamente turbado por esa vista pero hizo su deber: ignoró esa grosería y fue a ayudar al hijo de tal puta. Fue solo en la ambulancia cuando Teresa se presentó que se enteró que era la madre.
Pedro estaba solo en el auto con su madre, le dolía la cabeza, la luz del día era demasiado fuerte para sus ojos, todos esos eran unos de los posibles síntomas que dijo el doctor.
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-Mamá?
-Si hijo?
-Tu…porque…
-Dime hijo mío.
-Tu, porque, porque no estabas durante la recita.
-Claro que estaba Pedrito, de que hablas?
-No! Tu no estabas! Te vi!...Digo, no te vi. Tu asiento estaba vacío.
-Pedrito! Porque estas tan enojado? Recuerdas lo que dijo el doctor?
-Que? Si, pero…tu no estabas en tu puesto.
-Si que estaba. No recuerdas que asta me saludaste.
-…
-Estaba ahí filmando pero una señora anciana me pidió el asiento porque había olvidado sus lentes, quería ver a su nieta y nos cambiamos de puesto así que tuve que ir atrás…muy atrás.
-…
Pedro estaba confundido. No recordaba eso. Pero sabía que la amnesia era uno de los posibles síntomas del golpe.
-Una señora anciana? Cual? Quien era?
Pregunta Pedro.
-No tengo idea hijo. No le pedí el nombre.
-Pero después…después…que pasó?
-Tu dime Pedrito. Iba todo bien asta que te caíste. Que pasó hijo?
-Yo…no se. Yo vi…
Pedro tenía miedo de preguntar.
-Yo vi a Marcelo. Mamá, Marcelo estaba ahí, el sonreía, tu…y tu estabas…
-Ósea que nos viste.
Dijo Teresa completamente relajada mientras Pedro comenzaba a sudar frío.
-Si mamá. Te vi.
-Entonces porque dices que no estaba ahí si me viste?
-No, yo no dije. Me refería… Mamá porque estaba Marcelo ahí? Que estabas haciendo?
-Él vino a ver la recita y seguramente me notó ya que estaba en las ultimas filas más cerca a la entrada. Se acercó a hablarme y se sentó a mí lado.
-Eso pasó? Hablaron?
-Si Pedro. Vino a decirme que se avergonzaba de como se comportó y que quería dejar las cosas en claro primero de viajar.
-Ósea que se va ir?
-Eso dijo. Además quería hablar contigo de persona para…reconciliarse.
-Mentira!
-Si tu lo dices hijo mío, te creo.
-Enserio?
-Claro que sí. Además desde que dijiste que fue a la cárcel no estoy dispuesta a darle confianza. Si tu dices que sus palabras son mentiras entonces confío en ti…y tu confías en mi verdad?
-…Ssi mamá.
A Pedro no le gustó esa última parte. Técnicamente no había dicho nada de malo o sospechoso pero fue el modo en que lo dijo, esa mirada, como si supiese exactamente de que quería acusarla primero que lo hiciera. “Talvez no vi bien, talvez me recuerdo mal, ella nunca sería capaz…no, no ella, el doctor dijo que podrían verificarse amnesias pero una cosa es olvidar y otra es recordar otra cosa totalmente diferente…o no?”
El chico no tenía idea de que estaba pasando, pero temía descubrirlo, así que en su miedo por la verdad se refugio en la duda y la sospecha porque asta esas terribles sensaciones eran mejores de la posible realidad.
-No Felipe, no te preocupes, yo me encargo de todo…Si estoy segura. No fue nada de grave, el mismo médico lo dijo…Si, si, lo se, lo se…Tomate el tiempo que te sirve, ese contrato es importante…No Felipe, esta descansando.
Pedro escuchó detrás de la puerta como su madre mentía a su padre al teléfono.
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Se sorprendía que todavía su padre no lo hubiera llamado para preguntarle si estaba bien pero ahora sabia el porqué. Su madre le había dicho que ella ya le había avisado y que él estaba muy ocupado con el trabajo pero ahora es claro que también sobre eso mentía.
“Porque miente? Claro que fue grave! Una conmoción cerebral no es nada de tomar a la ligera, todavía no paraba de dolerme la cabeza…Talvez…talvez lo hace para que no se preocupe. Si, tiene que ser por eso.” pero justo cuando se estaba para retirarse, un mal pasó hizo que una crujiera una de las maderas del parquet.
-…Buenas noches Felipe, hablamos mañana.
Era obvio que Pedro había sido descubierto. Apenas después del crujido su madre cambió de voz a una más sería y se despidió rápido de su padre.
El chico no tenía opción así que trató de retirarse lo más rápido y silenciosamente posible a su cuarto pero fue demasiado tarde.
-Pedro.
La voz suave, delicada pero al mismo tiempo inexplicablemente aterradora de su madre resonó en sus orejas y su corazón.
-Te había dicho que durmieras. Estas muy cansado. Que haces aquí afuera?
-Yo…nomas quería tomar un vaso de agua.
-Un vaso de agua? Detrás de mi puerta?
El chico nunca fue bueno en mentir, peor ahora que tenía miedo de su propia madre.
-Yo…
-No tienes que espiar a mamá Pedrito. No es una buena cosa.
-Lo siento mamá.
-No quiero que tu papá se preocupe por tus condiciones, sobre todo en este momento, así que es mejor que no digamos nada sobre lo que pasó ok?
-Ok, pero entonces que le dijiste?
-Lo que paso…más o menos. Dije que te tropezaste y te golpeaste la cabeza. Le dije que te revisó un médico pero nada más. No era necesario decir más.
-Entiendo.
-Ahora ve a tu cuarto. Te preparo un poco de leche caliente para que duermas bien ok?
-Si, gracias mamá.
El chico se dirigió a su cuarto pero la voz de su madre lo paró otra vez.
-Pedro. Espera. Dame tu celular.
-Que? Porque?
-Tienes que descansar. No quiero que te tengas distracciones cuando tienes que dormir.
-No lo haré mamá, te lo prometo.
-Pedro, hijo mío, hazme caso, dame el celular.
Otra vez esa voz. Pedro obedeció y entregó el celular y poco después su madre llegó a su cuarto con un vaso de leche caliente.
-Aquí esta Pedrito.
-Gracias.
Poco después de tomar el vaso de leche el sueño llegó y el chico se relajó cayendo rápidamente en los brazos de Morfeo. Lo último que escuchó fueron los tacos de su madre salir de su cuarto y cerrar la puerta con llave.
UNA SEMANA PRIMERO DE LA RECITA…
Teresa estaba en medio de padre y hijo de rodillas alternando una entra la verga del uno y del otro. Con la mano izquierda tenía la de James y con la derecha la de Junior.
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-Puta madre! Esta si que es una zorra!
-Que diría tu marido si te viera ahora?
Preguntó el jefe de su esposa. Teresa no respondió, no estaba interesada en hablar. Lo único que tenía en la cabeza era hacer lo que había venido a hacer, lo que le habían ordenado. Todo eso para volver a tener la verga de Marcelo.
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Teresa masturbaba, lamia y chupaba las dos vergas sin descansar asta que logró hacerlos correrse al mismo tiempo.
-AAAJJJ
Dijeron padre y hijo.
-Tu...tu mujer. Tu eres de otro mundo.
-Entonces…tenemos un acuerdo?
-Claro que sí. No es así Junior?
-Absolutamente. Valió seguramente la pena.
Teresa aclaró los últimos particulares con los dos, se vistió y se fue.
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DIA 1
Felipe se preparaba para otra presentación a los posibles socios de la compañía. Estaba en Japón de dos días pero no tenía idea si había echo algún progreso. Su compañía, de la nada, le mandó a Japón para representar sus intereses durante las tratativas por la venta de algunas blah, blah, blah. Asta Felipe se aburría de su trabajo pero lo mismo tenía que hacerlo para lograr mantener a su familia y darles la vida que merecen. Su esposa fue extrañamente alegra de esa oportunidad que le dieron y insistió que fuera si bien se perdería la recita de la cual su hijo estaba tan emocionado.
Era un español en tierra lejana y no hablaba la lengua del puesto así que no entendía lo que los posibles socios decían entre ellos después de haber asistido a su presentación. Lo que era seguro era que no hablaban de él o de la presentación ya que los veía reír y charlar como si se contarán lo que hicieron la noche pasada.
Lo único que recibía de ellos era:
-Again, again please.
Le pedían de repetir su presentación mientras no le prestaban atención.
-Tomorrow, tomorrow.
Le decían que tenían que hacer otro encuentro el día siguiente.
En el mientras Pedro se despertaba. Vio en el reloj de la pared que eran las 11 de la mañana, había dormido mucho pero todavía se sentía cansado, sin energías. “Por lo menos no me duele más la cabeza”. Salió a la cocina donde su madre lo esperaba cocinando el desayuno.
-Buenos días Pedrito. Dormiste mucho.
Parecía que todo había regresado a la normalidad.
-Jonás?
-Lo llevé a la escuela obviamente.
Su madre estaba muy contenta y radiante, como no la veía en mucho tiempo. Cual podía ser la razón?
En el mientras Felipe salía de la reunión casi sin voz. Había hablado y repetido lo mismo, lo mismo y lo mismo por horas a los mismos posibles clientes de antes más algunos nuevos que se encontraban en la sala de presentación ese día.
Los que parecían los jefes de tal lugar decidieron salir a celebrar invitando a todos los trabajadores de la oficina y eso incluía a Felipe también. El hombre fue contento pensando que eso significaba el cumplimiento de su trabajo y nuevos socios para la empresa donde trabajaba. Estaba seguro que recibiría una promoción por eso. Felipe aprovechó unos momentos que tenía libres para llamar a su hijo pero desafortunadamente nadie respondió. Intentó varias veces asta que decidió llamar a Teresa.
-Hola?
-Teresa, amor mio, como estas?
-Bien Felipe, que quieres?
-Estaba llamando a Pedro pero el no responde.
-Lo siento Felipe, él no quiere hablar contigo.
-Que? Porque?
-Esta molesto porque no viniste a la recita.
-Pero…él dijo que estaría bien si no venía. Dijo que entendía el motivo.
-No se que decirte Felipe. Se ve que ya no es así.
-Entonces pásamelo.
-No quiere hablarte. No le forzaré a hacer lo que no quiere.
-Por favor Teresa…
-Además como procede el trabajo? Supongo que ya estas de regreso.
-Oh, no todavía. Ves, logré concluir con los clientes y ahora nos están llevando todos a festejar.
-Hablas enserio Felipe? Yo aquí sola, tu hijo tuvo un accidente y tu te vas a festejar con tus nuevos amigos?
-No, no. No es así tesoro. Sabes, aquí es muy mala educación rechazar un invitó de un jefe así que por hoy…
-Si claro, como no. Diviértete.
Teresa cuelga el celular justo cuando su hijo entra en la cocina.
-Quien era mamá?
-Nadie, solo un vendedor muy fastidioso. Trataba de venderme una nuevo servicio de Internet. De todos modos como estas?
-Mejor…creo. Ya no me duele la cabeza pero me siento todavía cansado. No sé porque.
-El doctor dijo que podía pasar.
-Lo dijo?
-Si, es mejor que te quedes en la casa por estos días, asta que no te sientas mejor.
-Si, supongo que tienes razón. Entonces puedes devolver el celular?
-Oh no Pedrito, no es posible.
-Porque?
-Si no te diste cuenta, no hay Internet en la casa, desde anoche en realidad.
-Entiendo. Pero puedo usar lo mismo mi celular para…
-NO!
Alzó la voz Teresa sorprendiendo a su hijo.
-No insistas Pedrito. Te dije que no. Mejor ve a ver la tele o mejor leete un libro.
Eso bastó para recordar a Pedro que no todo había vuelto a la normalidad. No le quedaba que obedecer.
Felipe se encontraba en un stripclub que por lo que veía era también una casa de placer. Estaba rodeado de hombres borrachos que babeaban detrás de las chicas mientras el trataba de mantener su rectitud sin tomar nada y sin mirar a nadie.
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Unos de los que creia ser los jefes se le acerca borracho tratando de ofrecerle una mujer. El buen y fiel marido se negó a comprometer su ideales y tratando de irse descubrió que su trabajo en Japón no había acabado todavía.
-Tomorrow, tomorrow again, ok?
Dijo el tipo poco primero de entrarse a un cuarto privado con la prostituta.
-Enserio Felipe? Un stripclub?
-Lo siento tesoro pero no es mi culpa. No sabía dónde me estaban llevando.
-Si, claro. Y supongo que también mañana festejarán el no haber firmado el contrato.
-No se que decir Teresa. Yo…
Teresa cuelga la llamada después fingirse enojada y ir a dar su vaso de leche a su hijo.
-Buenas noches Pedrito. Tomate toda la leche.
-Buenas noches mamá.
Unos segundos después un gran sueño se aposee del chico y justo cuando estaba para cerrar los ojos escucha el timbre de la casa sonar.
DIA 2
Pedro se despertó, esta vez más tarde del día primero. Se seguía sintiendo débil y sin fuerzas lo que le parecía extraño. Bajó a la cocina para encontrar un gran desorden como si unos animales salvajes hubieran pasado por ahí. Se puso a pensar que podían haber entrado a robar pero si fuese así seguramente él o su madre se hubieran dado cuenta.
-Mamá?
No había nadie en la casa, se encontraba solo. Quiso salir afuera para tomar un poco de aire fresco pero se dio cuenta que la puerta estaba cerrada a llave desde afuera. Era prisionero en su misma casa.
Se puso a buscar su celular para llamar a su mamá pero no lo encontraba. Por una hora buscó en todos los cuartos de la casa pero su única forma de contactar el mundo de afuera no había. Aunque si estaba en su mismo hogar Pedro sentía miedo.
“Porque me encerró aquí adentro?”
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Obviamente podía salir de la ventana, gritar ayuda, talvez los vecinos lo escucharían pero talvez todo eso le parecía exagerado. No quería hacer un drama de lo que había pasado. Pedro quería fingir que iba todo bien pero su instinto le informaba que no era así y su imaginación lo llevaba a pensar lo peor.
-Pedrito. Ya estás despierto?
Dice Teresa entrando de la puerta principal con las llaves.
-Mamá! Que te pasó? Porque me encerrarte adentro?
-Encerrarte?
-Que si! No podía salir! La puerta está cerrada a llave! No tenía mi celular y no sabía cómo llamarte.
-Pedro! Relájate! Porque estas tan agitado?
-…
-Ya no eres un niño! Acaso te perdiste en el supermercado? Pará de hacer tanto drama!
-Pero…me encerrarte adentro.
-No te encerré! Tu dormías, salí a dejarle a Jonás a la escuela y como hago todas las veces cierro la puerta a llave. Es la rutina hijo.
-Yo…
-Tú celular estaba en mi bolsa, me olvidé que lo tenía? Por eso haces tantos berrinches niño malcriado?
Lo que decía su madre tenía sentido. Obviamente lo que pasó o lo que él había creído que había pasado dio otro contexto a su situación pero ahora que ella le explicaba él se sentía como un idiota.
-Lo siento mamá.
-Te estás volviendo paranoico hijo. Temo que el doctor tenía razón.
-Sobre qué?
-Le llamé esta mañana para decirle de tus síntomas y me dijo que tendrías que haberte ya sanado completamente. Dijo que si seguías así entonces tenía que darte otras medicinas.
-Entiendo. De echo todavía me siento un cansado.
-Cansado y loco. Fui a comprarte las pastillas que me dijo el doctor. Por eso me demoré tanto.
Eran las 12 de la mañana. Pedro tomó su nueva medicina y se sentó en el sofá del salón esperando de sentirse mejor.
TRIIIIIN
Sonó el celular del apartamento de Pedro y en la pantalla salió escrito PAPÁ.
POCO ANTES…
Felipe había logrado hacer firmar un contrato de exclusividad con los nuevos socios y estaba en su cámara de hotel preparando sus maletas para agarrar el primer vuelo a casa. El hombre se sentía aliviado de regresar a su hogar, ande sus hijos y su esposa orgulloso también de haber echo un gran servicio a la empresa donde trabajaba.
TRIIIIN
Sonó su celular.
AHORA…
Pedro escuchó el celular pero la vista comenzó a nublarse.
-Hola papá?
-Pedro, hijo mío, como estas?
-Yo…papá?
-No te escuchó bien hijo mío. Como estas?
-Yo…estoy cansado. La cabeza…
-Pedro, lo siento que no pude estar en tu recita pero…
Pedro no logró escuchar o entender todo lo que su padre dijo después. Se sentía sin fuerzas como nunca se había sentido.
-Pedro? Estas ahí?
Fue lo último que entendió el chico primero de desmayarse en el sofá dándose cuenta que su madre estaba ahí a su lado.
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-No te quiere hablar Felipe. Entiéndelo.
-No se Teresa. No parecía estar bien. Que dijo el médico?
-Tu hijo esta bien, no te preocupes. Tu ya estas llegando verdad?
Dijo Teresa conociendo ya la respuesta.
-…lo siento mucho tesoro mío. Te juró que me demoraré solo un par de días mas. Mi jefe me llamó y me ordenó de tratar con otra empresa de otra ciudad. Parece que también ellos asta interesados a ser socios. Estoy para ir a tomar el tren para…
Teresa le colgó el celular y Felipe se sintió como el peor marido del mundo. Se consolaba con el pensamiento que cuando regrese llevaría a su esposa a una cena romántica en el restaurante más costoso de la ciudad. Talvez eso haría que lo perdonara. Sería también una oportunidad para festejar su nueva y segura promoción.
Pedro comenzó a despertarse por el ruido que escuchaba. Su cabeza le pesaba como cemento, la luz proveniente de la ventana del salón era demasiado fuerte y su cuerpo estaba como adormecido.
-Ah, ah, ah, ah, ah
Fue lo que escuchaba el chico. Todavía no estaba completamente despierto pero cada gemido aceleraba el latido de su corazón, lo asustaba y lo despertaba. Cuando abrió sus ojos lo suficientemente para poderse decir que los tenía abiertos se dio cuenta de que estaba todavía en el sofá, el sol del día le decía mas o menos que hora era así que sabía que pasaron horas desde cuando se durmió.
Junto a los gemidos logró distinguir claramente ahora, un sonido de carne, como aplauso o sopapos, todos seguidos, rítmicos y fuertes.
Su inconsciente dejaba el puesto a su consciente enterándose de que se trataba.
-Ma…
Fue lo único que sus labios dormidos lograron pronunciar pero si bien lo repitió dos o tres vez, cada vez más fuerte de la anterior esos ruidos no paraban.
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Lo siguiente que logró mover fueron sus brazos; movimientos torpes, desordenados y débiles pero eran movimientos. Le tomó unos segundos para lograr doblar sus pulsos y hacer que sus palmas toquen la piel del sofá.
-Ah, ah, ah, ah, ah, si, si, si!
La voz que escuchaba se le hacía familiar. Pedro rezaba para despertar de esa pesadilla.
Después de poco tuvo la fuerza de empujar un poco la parte superior de su cuerpo hacia arriba como un niño que aprendía a gatear.
Falló.
Sus brazos le cedieron y su cara calló sobre el sofá. Es ahí que logró distinguir los respiros gruesos y espantosos de alguien más ahí. Cada respiro se sincroniza con los gemidos de ella y los aplausos dejando claro, sin ni una duda, lo que estaba pasando. Pero una cosa es saber y otra es ver.
Pedro empujó nuevamente con todo el miedo y la desesperación que tenía. Un olor fuerte le llegó a sus narices.
La madre de Pedro y el bully 39

Delante de él estaba su madre, la mujer que lo había metido al mundo, la esposa de su padre, lo que más amaba en ese mundo y ahora estaba siendo follada como una vulgar prostituta por el bastardo que había echo su vida un infierno.
Sintió como si alguien la extirpara el corazón del pecho. Ella no paraba de gemir como si fuera poseída, sus senos rebotaban vulgarmente bajo los vergazos de Marcelo que por detrás estaba agarrándole por la garganta.
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No escuchó que cosa le estaba diciendo a la oreja pero vio como su madre sonreía. No podía creer a sus propios ojos. Ella lo estaba mirando directo a los ojos, sin decir nada, solo gimiendo pero esa mirada le hizo entender que ella estaba completamente consciente de lo que estaba haciendo y delante de quien. Ella sabía el dolor que le estaba provocando a su proprio hijo y no le importaba o peor, lo estaba disfrutando.
-Ba…basta.
Logró decir Pedro. Eran sólo segundos pero él ya no podía soportar más. Humillación, rabia, miedo, tristeza y dolor era lo que sentía el chico. Una mescla de todo lo peor que podía imaginar condenadas en ese momento. Se estaba dando cuenta que todo lo que dijo Marcelo sobre ella era verdad, sus palabras, esos videos, eran verdad. Pensó a todo lo que había pasado y a lo que le había llevado a estar ahí en ese momento. “Era tan obvio, tan claro, como pude no ver?” su trauma le llevó claridad y revelación dándose cuenta de cuánto había sido ciego, de cuánto había confiado en ella, cuánto había escapado de la realidad dejándose manipular por el amor por su madre.
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Cuando estaba teniendo esa revelación sus ojos le pesaron otra vez. Se comenzó a sentir de nuevo sin fuerzas y su cuerpo le fallaba nuevamente. No sabía si estaba para desmayarse o morirse por la traición.
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Un sopapo lo regresa a la realidad. Su madre lo quería despierto, lo quería consciente de cómo lo estaba traicionando.
Ella gemía más fuerte como para tenerlo despierto. Su cara, ese rostro tan bello y angelical que recordaba ahora estaba contorcido en una horrible expresión de absoluto placer y lujuria que su hijo nunca había visto. Era ese el verdadero rostro de su madre?
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Gracias al cielo todo eso no fue suficiente para tenerlo despierto y nuevamente calló en sueño profundo del cual no quería levantarse, en el cual quería esconderse y talvez levantarse descubriendo que fue toda una terrible pesadilla.
Continúa…

6 comentarios - La madre de Pedro y el bully 39

jhon_hatcher +1
Esta viene a ser el capitulo siguiente de la saga?
aliques77
Que rico, ojalá se pongan a follar sobre el hijo inconsciente
nicolas298
buen capitulo pero lo senti muy corto en comparacion de los demas
alejandro6691
espectacular sigue la zaga , lo unico que digo yo creo que entendi el comienzo en el cual teresa se entrega al jefe de su esposo y su hijo para mandar a su esposo en viaje de negocios para dejarla libre . Pero falta el como ella llega a eso don termina el anterior capitulo .