You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Refugio de placer episodio 1

Hola amigos de poringa :

Sean bienvenidos a el comienzo de esta serie de eventos donde trataré de adaptar historias reales de mí país España a Echos recreados con el fin de compartir contenido en esta página.

En este primer episodio elegí contarles una historia de tres mujeres maduras a base de algo real que pasa en muchos lugares incluyendo España , mujeres ya grandes con Hijos y Esposo pero cuando salen a bailar conocen chicos jóvenes y por qué no También la pasan bien entre ellas .


Refugio de placer episodio 1


La noche había sido larga, llena de risas, baile y miradas cómplices con desconocidos en el club. Pero como siempre, la verdadera pasión de Nora, Noelia y Paula las llevó de vuelta al apartamento de Nora, un refugio íntimo donde podían ser ellas mismas sin máscaras ni prejuicios. La música sonaba bajito de fondo, una melodía suave que envolvía el salón en una atmósfera cálida y sensual. El sillon desgastado.

Nora, con sus 53 años y un cuerpo que irradiaba experiencia y confianza, fue la primera en despojarse de su ajustado vestido negro. Debajo, su sostén de encaje negro y las ligas que sujetaban sus medias transparentes dejaban poco a la imaginación. Su piel madura, marcada por el paso del tiempo pero aún llena de vida, brillaba bajo la luz tenue de la lámpara de mesa. Se recostó en el sillón, abriendo sus piernas con una lentitud deliberada, como si fuera una ceremonia. Su coño, húmedo y maduro, se ofrecía sin vergüenza, un testimonio de su deseo y su libertad.

Noelia, de 34 años, con un cuerpo tonificado y pechos firmes que desafiaban la gravedad, se arrodilló frente a Nora. Su vestido rojo ya estaba en el suelo, revelando un conjunto de lencería negra que resaltaba su figura atlética. Sin decir una palabra, metió sus dedos en el coño de Nora, explorando con una mezcla de ternura y lujuria. Sus susurros sucios en el oído de Nora eran como un hechizo, despertando cada terminación nerviosa en su cuerpo.

 "Eres tan puta, Nora"

murmuró, su aliento caliente rozando la piel de Nora.

"Me encanta cómo te abres para mí".

Mientras tanto, Paula, de 41 años, con su tanga de seda roja como única prenda, se acercó por detrás de Noelia.

Su cuerpo curvilíneo y sus pechos generosos se movían con gracia felina. Agarró las nalgas firmes de Noelia, apretándolas con fuerza, y frotó su clítoris contra el culo de su amiga. Un gemido escapó de sus labios, un sonido gutural que llenó la habitación.

"Joder, Noelia, tu culo es perfecto", susurró Paula, su voz cargada de deseo.

Las tres mujeres compartían un odio profundo hacia los hombres que las habían lastimado en el pasado, pero en ese momento, ese odio se transformaba en algo poderoso y liberador.

No había espacio para el dolor ni la traición; solo existía su placer mutuo, su conexión y su pasión lesbiana.

La habitación se llenó de sus gemidos, de sus risas y de sus palabras sucias, creando una sinfonía de deseo que las unía más que nunca.

Nora, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, disfrutaba de las caricias de Noelia. 

Sus dedos se movían con ritmo, entrando y saliendo de su coño con una precisión que solo años de experiencia podían proporcionar. 

"Más fuerte, Noelia"

Jadeó Nora, su voz ronca de placer. 

"Quiero sentirte más adentro".

Noelia sonrió, complacida por la petición de Nora.

Aumentó la presión, sus dedos penetrando más profundo, rozando ese punto que hacía que Nora se retorciera de placer. 

"Eso es, puta"

susurró, su voz cargada de lujuria.

 "Grita para mí"

déjame escuchar cuánto te gusta".

Paula, por su parte, no podía contenerse más. 

Se acercó a la mesa de centro y tomó un dildo de vidrio que brillaba bajo la luz. Sin decir una palabra, lo llevó a su coño, humedeciéndolo con sus jugos antes de acercarlo al culo de Noelia.

"Prepárate, zorra"

murmuró, su aliento caliente en el oído de Noelia.

 "Voy a follarte hasta que no puedas más".

Noelia gimió, anticipando el placer que estaba por venir. Se apoyó en el sillón, ofreciendo su culo a Paula, quien no perdió el tiempo. 

Con un movimiento lento y deliberado, introdujo el dildo en el culo apretado de Noelia, sintiendo cómo sus músculos se contraían alrededor del juguete.

"Joder, Paula"

jadeó Noelia, su voz llena de placer. 

"Eres tan buena en esto".

Nora, con los ojos aún cerrados, sonrió al escuchar los gemidos de sus amigas.

Su mano se movió hacia su clítoris, frotándolo con movimientos rápidos y desesperados.

Necesitaba más, necesitaba correrse, y no iba a esperar. Agarró el cabello de Noelia, tirando de él con fuerza mientras sus caderas se movían al ritmo de sus dedos.

"Cómeme, Noelia"
gritó, su voz llena de urgencia.

"Quiero que pruebes mi coño".

Noelia no necesitó más invitación. 

Levantó la cabeza, su boca buscando el coño de Nora. Su lengua se movió con destreza, lamiendo y chupando con una pasión que hizo que Nora gritara de placer.

"Sí, joder, sí"

jadeó Nora, su cuerpo tenso en el borde del orgasmo. 

"No pares, puta, no pares".

Paula, con el dildo aún en el culo de Noelia, se subió encima de Nora, posicionándose sobre su cara.

 Su coño, húmedo y ansioso, se presionó contra la boca de Nora, quien no dudó en usar su lengua para complacerla.

"Sí, puta, cómetelo todo"

gritó Paula, su voz llena de éxtasis.

 "Haz que me corra en tu boca".

Noelia, con el dildo aún dentro de ella, se movió hacia atrás, buscando el culo de Paula.

Con un movimiento fluido, introdujo otro dildo en el culo apretado de su amiga, susurrando palabras sucias en su oído.

 "Eres mi puta favorita, zorra"

murmuró, su aliento caliente rozando la piel de Paula.

"Nadie te folla como yo".

La habitación se llenó de gemidos, gritos y palabras vulgares mientras las tres mujeres se acercaban al clímax.

Nora fue la primera en correrse, su cuerpo temblando de placer mientras su jugo caliente llenaba la boca de Noelia.

"Joder, Nora"

jadeó Noelia, tragando el líquido con deleite.

"Eres tan jodidamente buena".

Paula no tardó en seguirla, su cuerpo arqueándose mientras se corría en la boca de Nora.

 "Sí, puta, sí"

gritó, su voz llena de éxtasis.

"Cómeme, puta, cómetelo todo".

Noelia, con el dildo aún en su culo, se corrió poco después, su cuerpo temblando de placer mientras el orgasmo la invadía. 

"Joder, joder, joder"

gritó, su voz resonando en la habitación.

Las tres mujeres se abrazaron, sus cuerpos sudorosos y temblorosos, sus corazones latiendo al unísono.

En ese momento, su odio hacia los hombres se transformó en algo poderoso y liberador:

un orgasmo que las unía, sellando su amistad y su pasión lesbiana para siempre. 

No necesitaban a nadie más; juntas, habían encontrado la verdadera satisfacción y el amor que los hombres nunca les habían dado.

Con sus cuerpos aún temblando y sus mentes en las nubes, se acurrucaron en el sillón, sus risas y susurros llenando la habitación.

 La noche había sido perfecta, y sabían que habría muchas más como esta.

 Porque en ese apartamento, en ese sillón desgastado, habían encontrado algo más que placer: habían encontrado un hogar.

0 comentarios - Refugio de placer episodio 1