Hasta ese momento solo me había visto de frente y ya se le salían los ojos, me preguntaba que iba a pasar al verme de espaldas.
-¿Podrías darte una vuelta?
-Claro (me moría de ganas porque me pidiera eso)
Y di la vuelta lo más sexy y despacio que pude, al terminar, volví a ver su rostro aún más excitado, simplemente me encantó.
Y nuevamente la misma dinámica, yo intencionalmente moviendo y sacando mis nalgas y él sorprendido de mi completa desinhibición,
Yo había salido descalza, así que a pesar de que me sorprendí un poco, no tuve problemas en acceder, me encanta como me veo en tacos pero no pensé que en ese momento fuera algo que le importara a mi acompañante.
Regresé al baño y me puse los zapatos, mire el celu para leer lo que mi marido me escribió, y responderle que ya lo tenía en la cama con la pija dura, de inmediato me dispuse a salir nuevamente, al hacerlo veo a mi amigo recostado en la cama, con su verga de fuera, tenía toda su ropa puesta, solo había sacado su duro miembro, su verga era , gruesa y lo suficientemente grande sin exagerar, me encantan las buenas vergas, y esa me gustó bastante, además con la calentura que cargaba, quería saltar sobre ella en ese instante, a pesar de ello seguí jugando un poco y fingí una completa naturalidad
-Así está mejor, ¿te gusta más con los zapatos?
-Gracias, ¿quieres otra vuelta?
-Por supuesto
Y así lo hice, consciente de lo que estaba por suceder, pero aún en este aparente estado de ingenuidad.
-Bueno creo que con esto terminamos; ¿no crees?
-¿Por qué?
-Pues me pediste modelar el atuendo y ya lo hice; ¿o se te ofrece algo más?
Y lo dije mordiéndome un poco los labios y con el tono más coqueto que pude encontrar, él con los ojos desorbitados, y ya masturbándose descaradamente, no encontraba las palabras, se veía que el juego lo tenía sumamente excitado; siendo yo dueña completamente de la situación, al final me alcanzó a decir:
-Bueno la verdad es que tenía en mente que me ayudaras también a ensayar lo que espero que suceda con mi esposa; ya sabes quiero estar listo.
-Ohhh, ¿que tienes en mente?
-La verdad es que me encanta el sexo oral, tanto hacerlo como recibirlo y mi mujer no le gusta mucho ninguna de las dos cosas
-¿Quieres que te la mame?, ¿no crees que es ir demasiado lejos? Me parece que a tu esposa no le gustaría mucho que yo lo hiciera
-Bueno no tendría por qué enterarse; la verdad es que has sido tan comprensible conmigo que por eso me atrevo a pedirte ese favor
-Nada más que tengo un problema, yo puedo ponerme este atuendo y pretender que soy tu mujer, pero si te la voy a mamar, pues no puedo hacerlo como lo hace ella, porque no sé cómo lo hace, solo sé hacerlo a mi manera, así que no sé qué tanto te sirva.
Y me mordí mi dedo índice mientras terminaba la frase, él no soltaba su verga y se masturbaba cada vez más fuerte.
-Creo que es un problema menor, hazlo por favor a tu manera, al final a ella no le gusta mucho.
-Creo que tienes mucha razón…
Y me acerqué a él despacio, subí a la cama, retiré su mano de su verga y tomé su lugar, lentamente comencé a pajearlo y lo miraba con mi mejor cara de puta mientras él se retorcía de placer, tenía pleno control de la situación, sentía que me deseaba, estas actitudes en verdad me hacían creer que estaba ante un hombre casado poco atendido.
-Lau por favor, hazlo con la boca
Era un caballero, no me decía, puta, golfa, verga, mamar, coger, etc. cuidaba las formas y las palabras hasta en esos momentos, y yo que me encanta decir y que me digan groserías, me sentía un poco fuera de lugar, pero eso le daba un toque de novedad y me gustaba, a mí que me encanta que me dominen, que una buena verga me someta y que me insulten y nalgueen mientras me cogen, hoy sentía el total control de la situación y eso me excitaba, sabía que podía pedirle cualquier cosa a mi nuevo amante y no tendría reparos en complacerme con tal de que saciara sus fuertes deseos de sexo.
Entonces decidí complacerlo y comencé a mamársela, primero jugué despacio con mi lengua en la cabeza de su miembro, luego lo recorrí completo con la lengua, después me lo metí a la boca y se lo hice lentamente.
-¿Así te lo hace tu mujer?
-¡Para nada! lo hace despacio, pero nada que ver, ¡tú eres lo mejor!, no sabes que delicia
-Qué bueno que te gusta (y seguí con mi trabajo)
-Tu así se lo haces a tu marido
-La verdad es que se lo hago de distintas formas…
-¿Y cómo le gusta más?
-¿De verdad quieres saber? No creo que puedas aguantar sin terminar, y quiero que me cojas también…
-Me encantaría, no sabes cómo lo deseo y no te preocupes, tome la pastillita cuando compre la lencería para poder hacerte todo lo que quieras
-Ok, entonces ponte de pie
Así nos levantamos los dos, me propuse darle una mamada que no olvidaría, al estar los dos de pie, me incliné hasta su verga, pero manteniendo mis piernas rectas sin doblar mis rodillas, de esta forma mi cuerpo quedaba en un ángulo de 90 grados y con ello mis nalgas estaban completamente empinadas, así la combinación de mi posición con mi diminuta tanga le daría a mi amante una perfecta visón en el espejo de mi culo.
La posición no era la mejor para desarrollar un buen trabajo con mi boca, pero si para dar un buen panorama de mis nalgas, así duré un rato y después cambié la posición.
-Luego también me gusta ponerme de rodillas frente a mi macho, me encanta mamarla así
Así lo hice y aceleré el ritmo, mientras lo hacía sobaba sus bolas y eventualmente masturbaba su verga, use mi boca y mis manos al máximo y con la mayor velocidad posible.
-Así le encanta a mi marido, ¿te gusta?
-¡Si, mucho!
Y regresé a lo mío, no me llevó mucho tiempo hacerlo terminar, el semen salía de su verga, y caía sobre mis tetas ensuciando lo que tenía puesto, parecía que este tipo no había descargado en semanas, mientras terminaba gemía y gemía, mientras yo con mis manos le limpiaba bien la pija, para seguir chupando luego, la calentura de todo lo sucedido me venció, me estaba encantando el poderlo complacer de esta forma y ser capaz de haberlo excitarlo tanto.
Aún con la respiración entrecortada, escucho entra mensajes a mi celular, con la calentura se me había pasado el tiempo y me había olvidado de mi marido, justamente era él, tomé el teléfono y contesté, al hacerlo rápidamente regresé a mi posición original de rodillas frente a mi nuevo amigo.
Y le respondí con un mensaje de voz que se cortaba cada vez que me ponía la pija de mi amante en la boca, para que se dé cuenta que estaba ocupada.
Me encanta el morbo, ese mensaje me dio un pretexto ideal para seguir siendo la puta que soy, y sacar un par de fotos mías con la verga cerca mi cara y de rodillas frente a otro hombre. Contándole que todavía deseaba ser penetrada por el cabrón en cuestión.
Solté el teléfono, estaba a mil de caliente, quería coger y aun debía esperar que mi amante se recuperara.
De esta forma se acercó a mí y comenzó a besarme, al mismo tiempo apretaba y sobaba mis tetas, pronto tenía su boca metida en mis pezones, yo rápidamente respondí a sus caricias movía mis caderas, estaba muy caliente.
-Te acuerdas de que decías que te gustaba hacer y que te hicieran sexo oral, pues déjame ver que tan bien se lo haces a tu esposa
Y así me llevó a la cama y comenzó a jugar con su lengua en mi sexo, mordía y chupaba, con la calentura pronto empecé a gemir y a jalar sus cabellos.
Y en poco rato sentí un orgasmo salir de mi cuerpo, al recuperarme un poco lo veo acercándose a mí ya con su verga completamente erecta.
-¿Y ahora que propones corazón? Me dijo.
-No sé, se me ocurre ponerme así (y me puse en cuatro patas) de esta manera no nos vemos las caras y tu podrías pensar que soy tu mujer
-Me encanta la idea, nada más que mi esposa no tiene este rico culo.
Y mientras decía esto movía descaradamente mi culo, así en 4 patas; me encantaba provocarlo y sentirme dueña de la situación.
Por fin me daría el gusto de tener la verga dentro de mí, por fin después de tantos días de abstinencia un trozo de carne entró en mi cuerpo, sentí su verga dura penetrarme, rápidamente moví mis nalgas y era yo la que prácticamente me estaba cogiendo, lo quería duro y fuerte, al poco rato ya era descarado mi movimiento de caderas, la puta que vive en mí ya estaba fuera de control y yo solo quería ser poseída como la perra en celo que soy.
Quería que me insultara, quería que me llamara puta, quería que me nalgueara, que me jalara el pelo, pero simplemente no lo hacía, se limitaba a seguir el ritmo de mis embestidas y tratar de complacerme.
-Sabes mi marido suele nalguearme y llamarme puta mientras me coge, ahhh, me gusta salvaje, ohhh
-Yo no puedo llamarte así y mucho menos pegarte
-Ok papi, ¡pero dame duro por favor!
Y entonces aceleró el ritmo y empezó a darme como me gusta, sus embestidas se convirtieron en salvajes y entonces yo ya no me movía, solo recibía su gruesa verga, al poco tiempo mis gritos eran tan sonoros que esporádicamente mordía la almohada para recuperar el aliento y descansar mi garganta.
-Ahhh ¡que rico!, ¡más más por favor! ¡qué buena cogida me estás dando

Durante varios segundos seguimos así, luego tomábamos un pequeño descanso y disminuíamos el ritmo, luego acelerábamos y repetíamos el proceso, esto duró varios minutos, luego de terminar yo un par de veces, sabía que era inminente que mi amante terminara, de esta forma me dispuse a cerrar lo mejor posible, por fin volteé a verlo, y fijando mi mirada en sus ojos, quise seguirle demostrando la clase de mujer que creo ser
-¿Te gusta mi culo papi?
-Me encanta
-Pues si no me quieres nalguear yo si lo voy a hacer (y así me di un par de nalgadas, cada una más fuerte que la otra); ¿te gustó?
-Mucho
-Pues por favor dale duro a esta puta cabrón, ¡quiero que me hagas gritar!
Y de esta forma aceleró el ritmo por última vez, los dos acabamos y sólo se escuchaban nuestros gritos
Y así por fin ambos terminamos en un largo y delicioso orgasmo
Al final mi amante entró en razón y le pido que se quede que ya llega mi marido y podríamos seguir los tres durante toda la noche, pero se vistió rápidamente, me dio un beso y se fue, diciendo que era muy tarde para él y que tenía un compromiso. No sé si era cierto o tuvo miedo a José… jajaja
-¿Oye y el atuendo de tu esposa?
-Quédate con él, siempre fue para ti, mi esposa nunca se pondría algo así
Y así salió de la habitación, me quedé un poco desilusionada porque quería que se quedara para que me sigan cogiendo entre los dos cuando llegue José y despedirme un poco más cariñosa, me hubiera gustado al menos darle unos besitos a su verga antes de irse, me quedé unos segundos en la cama mirando el baby doll en el suelo lleno de leche, y leyendo los mensajes que me había enviado mi marido pidiendo más detalles, al poco rato oí tocar la puerta, me emocioné al pensar que mi amigo había regresado, me levante rápidamente y me arreglé un poco el cabello, abrí la puerta.
Era mi marido, estuvo casi a punto de encontrarse, cosa que me habría encantado, tal vez entre los dos lo hubiéramos convencido, al momento corrí al baño y me arregle un poco, me puse el baby doll, salí y modelé nuevamente el atuendo; por segunda ocasión en el día, solo que esta vez a la altura de mis tetas tenía los restos de leche de mi amante, el modelito me serviría para excitarlo, a los pocos minutos ya estaba siendo cogida nuevamente pero ahora con la verga de siempre, la de mi esposo.
-¿Podrías darte una vuelta?
-Claro (me moría de ganas porque me pidiera eso)
Y di la vuelta lo más sexy y despacio que pude, al terminar, volví a ver su rostro aún más excitado, simplemente me encantó.
Y nuevamente la misma dinámica, yo intencionalmente moviendo y sacando mis nalgas y él sorprendido de mi completa desinhibición,
Yo había salido descalza, así que a pesar de que me sorprendí un poco, no tuve problemas en acceder, me encanta como me veo en tacos pero no pensé que en ese momento fuera algo que le importara a mi acompañante.
Regresé al baño y me puse los zapatos, mire el celu para leer lo que mi marido me escribió, y responderle que ya lo tenía en la cama con la pija dura, de inmediato me dispuse a salir nuevamente, al hacerlo veo a mi amigo recostado en la cama, con su verga de fuera, tenía toda su ropa puesta, solo había sacado su duro miembro, su verga era , gruesa y lo suficientemente grande sin exagerar, me encantan las buenas vergas, y esa me gustó bastante, además con la calentura que cargaba, quería saltar sobre ella en ese instante, a pesar de ello seguí jugando un poco y fingí una completa naturalidad
-Así está mejor, ¿te gusta más con los zapatos?
-Gracias, ¿quieres otra vuelta?
-Por supuesto
Y así lo hice, consciente de lo que estaba por suceder, pero aún en este aparente estado de ingenuidad.
-Bueno creo que con esto terminamos; ¿no crees?
-¿Por qué?
-Pues me pediste modelar el atuendo y ya lo hice; ¿o se te ofrece algo más?
Y lo dije mordiéndome un poco los labios y con el tono más coqueto que pude encontrar, él con los ojos desorbitados, y ya masturbándose descaradamente, no encontraba las palabras, se veía que el juego lo tenía sumamente excitado; siendo yo dueña completamente de la situación, al final me alcanzó a decir:
-Bueno la verdad es que tenía en mente que me ayudaras también a ensayar lo que espero que suceda con mi esposa; ya sabes quiero estar listo.
-Ohhh, ¿que tienes en mente?
-La verdad es que me encanta el sexo oral, tanto hacerlo como recibirlo y mi mujer no le gusta mucho ninguna de las dos cosas
-¿Quieres que te la mame?, ¿no crees que es ir demasiado lejos? Me parece que a tu esposa no le gustaría mucho que yo lo hiciera
-Bueno no tendría por qué enterarse; la verdad es que has sido tan comprensible conmigo que por eso me atrevo a pedirte ese favor
-Nada más que tengo un problema, yo puedo ponerme este atuendo y pretender que soy tu mujer, pero si te la voy a mamar, pues no puedo hacerlo como lo hace ella, porque no sé cómo lo hace, solo sé hacerlo a mi manera, así que no sé qué tanto te sirva.
Y me mordí mi dedo índice mientras terminaba la frase, él no soltaba su verga y se masturbaba cada vez más fuerte.
-Creo que es un problema menor, hazlo por favor a tu manera, al final a ella no le gusta mucho.
-Creo que tienes mucha razón…
Y me acerqué a él despacio, subí a la cama, retiré su mano de su verga y tomé su lugar, lentamente comencé a pajearlo y lo miraba con mi mejor cara de puta mientras él se retorcía de placer, tenía pleno control de la situación, sentía que me deseaba, estas actitudes en verdad me hacían creer que estaba ante un hombre casado poco atendido.
-Lau por favor, hazlo con la boca
Era un caballero, no me decía, puta, golfa, verga, mamar, coger, etc. cuidaba las formas y las palabras hasta en esos momentos, y yo que me encanta decir y que me digan groserías, me sentía un poco fuera de lugar, pero eso le daba un toque de novedad y me gustaba, a mí que me encanta que me dominen, que una buena verga me someta y que me insulten y nalgueen mientras me cogen, hoy sentía el total control de la situación y eso me excitaba, sabía que podía pedirle cualquier cosa a mi nuevo amante y no tendría reparos en complacerme con tal de que saciara sus fuertes deseos de sexo.
Entonces decidí complacerlo y comencé a mamársela, primero jugué despacio con mi lengua en la cabeza de su miembro, luego lo recorrí completo con la lengua, después me lo metí a la boca y se lo hice lentamente.
-¿Así te lo hace tu mujer?
-¡Para nada! lo hace despacio, pero nada que ver, ¡tú eres lo mejor!, no sabes que delicia
-Qué bueno que te gusta (y seguí con mi trabajo)
-Tu así se lo haces a tu marido
-La verdad es que se lo hago de distintas formas…
-¿Y cómo le gusta más?
-¿De verdad quieres saber? No creo que puedas aguantar sin terminar, y quiero que me cojas también…
-Me encantaría, no sabes cómo lo deseo y no te preocupes, tome la pastillita cuando compre la lencería para poder hacerte todo lo que quieras
-Ok, entonces ponte de pie
Así nos levantamos los dos, me propuse darle una mamada que no olvidaría, al estar los dos de pie, me incliné hasta su verga, pero manteniendo mis piernas rectas sin doblar mis rodillas, de esta forma mi cuerpo quedaba en un ángulo de 90 grados y con ello mis nalgas estaban completamente empinadas, así la combinación de mi posición con mi diminuta tanga le daría a mi amante una perfecta visón en el espejo de mi culo.
La posición no era la mejor para desarrollar un buen trabajo con mi boca, pero si para dar un buen panorama de mis nalgas, así duré un rato y después cambié la posición.
-Luego también me gusta ponerme de rodillas frente a mi macho, me encanta mamarla así
Así lo hice y aceleré el ritmo, mientras lo hacía sobaba sus bolas y eventualmente masturbaba su verga, use mi boca y mis manos al máximo y con la mayor velocidad posible.
-Así le encanta a mi marido, ¿te gusta?
-¡Si, mucho!
Y regresé a lo mío, no me llevó mucho tiempo hacerlo terminar, el semen salía de su verga, y caía sobre mis tetas ensuciando lo que tenía puesto, parecía que este tipo no había descargado en semanas, mientras terminaba gemía y gemía, mientras yo con mis manos le limpiaba bien la pija, para seguir chupando luego, la calentura de todo lo sucedido me venció, me estaba encantando el poderlo complacer de esta forma y ser capaz de haberlo excitarlo tanto.
Aún con la respiración entrecortada, escucho entra mensajes a mi celular, con la calentura se me había pasado el tiempo y me había olvidado de mi marido, justamente era él, tomé el teléfono y contesté, al hacerlo rápidamente regresé a mi posición original de rodillas frente a mi nuevo amigo.
Y le respondí con un mensaje de voz que se cortaba cada vez que me ponía la pija de mi amante en la boca, para que se dé cuenta que estaba ocupada.
Me encanta el morbo, ese mensaje me dio un pretexto ideal para seguir siendo la puta que soy, y sacar un par de fotos mías con la verga cerca mi cara y de rodillas frente a otro hombre. Contándole que todavía deseaba ser penetrada por el cabrón en cuestión.
Solté el teléfono, estaba a mil de caliente, quería coger y aun debía esperar que mi amante se recuperara.
De esta forma se acercó a mí y comenzó a besarme, al mismo tiempo apretaba y sobaba mis tetas, pronto tenía su boca metida en mis pezones, yo rápidamente respondí a sus caricias movía mis caderas, estaba muy caliente.
-Te acuerdas de que decías que te gustaba hacer y que te hicieran sexo oral, pues déjame ver que tan bien se lo haces a tu esposa
Y así me llevó a la cama y comenzó a jugar con su lengua en mi sexo, mordía y chupaba, con la calentura pronto empecé a gemir y a jalar sus cabellos.
Y en poco rato sentí un orgasmo salir de mi cuerpo, al recuperarme un poco lo veo acercándose a mí ya con su verga completamente erecta.
-¿Y ahora que propones corazón? Me dijo.
-No sé, se me ocurre ponerme así (y me puse en cuatro patas) de esta manera no nos vemos las caras y tu podrías pensar que soy tu mujer
-Me encanta la idea, nada más que mi esposa no tiene este rico culo.
Y mientras decía esto movía descaradamente mi culo, así en 4 patas; me encantaba provocarlo y sentirme dueña de la situación.
Por fin me daría el gusto de tener la verga dentro de mí, por fin después de tantos días de abstinencia un trozo de carne entró en mi cuerpo, sentí su verga dura penetrarme, rápidamente moví mis nalgas y era yo la que prácticamente me estaba cogiendo, lo quería duro y fuerte, al poco rato ya era descarado mi movimiento de caderas, la puta que vive en mí ya estaba fuera de control y yo solo quería ser poseída como la perra en celo que soy.
Quería que me insultara, quería que me llamara puta, quería que me nalgueara, que me jalara el pelo, pero simplemente no lo hacía, se limitaba a seguir el ritmo de mis embestidas y tratar de complacerme.
-Sabes mi marido suele nalguearme y llamarme puta mientras me coge, ahhh, me gusta salvaje, ohhh
-Yo no puedo llamarte así y mucho menos pegarte
-Ok papi, ¡pero dame duro por favor!
Y entonces aceleró el ritmo y empezó a darme como me gusta, sus embestidas se convirtieron en salvajes y entonces yo ya no me movía, solo recibía su gruesa verga, al poco tiempo mis gritos eran tan sonoros que esporádicamente mordía la almohada para recuperar el aliento y descansar mi garganta.
-Ahhh ¡que rico!, ¡más más por favor! ¡qué buena cogida me estás dando

Durante varios segundos seguimos así, luego tomábamos un pequeño descanso y disminuíamos el ritmo, luego acelerábamos y repetíamos el proceso, esto duró varios minutos, luego de terminar yo un par de veces, sabía que era inminente que mi amante terminara, de esta forma me dispuse a cerrar lo mejor posible, por fin volteé a verlo, y fijando mi mirada en sus ojos, quise seguirle demostrando la clase de mujer que creo ser
-¿Te gusta mi culo papi?
-Me encanta
-Pues si no me quieres nalguear yo si lo voy a hacer (y así me di un par de nalgadas, cada una más fuerte que la otra); ¿te gustó?
-Mucho
-Pues por favor dale duro a esta puta cabrón, ¡quiero que me hagas gritar!
Y de esta forma aceleró el ritmo por última vez, los dos acabamos y sólo se escuchaban nuestros gritos
Y así por fin ambos terminamos en un largo y delicioso orgasmo
Al final mi amante entró en razón y le pido que se quede que ya llega mi marido y podríamos seguir los tres durante toda la noche, pero se vistió rápidamente, me dio un beso y se fue, diciendo que era muy tarde para él y que tenía un compromiso. No sé si era cierto o tuvo miedo a José… jajaja
-¿Oye y el atuendo de tu esposa?
-Quédate con él, siempre fue para ti, mi esposa nunca se pondría algo así
Y así salió de la habitación, me quedé un poco desilusionada porque quería que se quedara para que me sigan cogiendo entre los dos cuando llegue José y despedirme un poco más cariñosa, me hubiera gustado al menos darle unos besitos a su verga antes de irse, me quedé unos segundos en la cama mirando el baby doll en el suelo lleno de leche, y leyendo los mensajes que me había enviado mi marido pidiendo más detalles, al poco rato oí tocar la puerta, me emocioné al pensar que mi amigo había regresado, me levante rápidamente y me arreglé un poco el cabello, abrí la puerta.
Era mi marido, estuvo casi a punto de encontrarse, cosa que me habría encantado, tal vez entre los dos lo hubiéramos convencido, al momento corrí al baño y me arregle un poco, me puse el baby doll, salí y modelé nuevamente el atuendo; por segunda ocasión en el día, solo que esta vez a la altura de mis tetas tenía los restos de leche de mi amante, el modelito me serviría para excitarlo, a los pocos minutos ya estaba siendo cogida nuevamente pero ahora con la verga de siempre, la de mi esposo.
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