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Mi hermano me compra mis tangas parte 3

Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir al baño. Con todo lo que había pasado en el transporte, por alguna razón, aparte de caliente, había quedado con unas tremendas ganas de hacer pis. Apenas me senté en la taza y empecé a soltar un fuerte chorro de orina. Hacía mucho ruido al caer en el agua del escusado, como si fuera una manguera a presión.
Mi hermano me compra mis tangas parte 3

Mientras orinaba, me puse a inspeccionar mi tanga, que la tenía enrollada en mis piernas. Estaba completamente mojada y batida de algo que parecía semen o mocos blancos. Obvio que no era semen, pero se miraba como si lo fuera.

Lo empecé a tocar con mis dedos y me entretenía viendo cómo, al separarlos, se hacían pequeños hilos pegajosos entre ellos. Yo me he masturbado muchas veces, sobre todo cuando me pongo a leer relatos o cuando me estoy bañando, pero era la primera vez que ponía atención al líquido que salía de mí. Como dije, eran como una especie de mocos blancos, y la parte inferior de mi tanga, justo donde queda mi vagina, estaba completamente batida de ese moco. Me dio curiosidad y olí mis dedos, y estaba a punto de meterlos en mi boca para probarlos cuando David tocó la puerta del baño diciéndome que necesitaba usarlo también.

Rápido me limpié y le respondí que ya salía.

Me fui a mi recámara y me acosté a descansar y tratar de poner mis pensamientos en orden. Pero me era imposible. Estaba a punto de masturbarme cuando escucho de nuevo la voz de David gritándome a través de la puerta que había encargado pizza a domicilio para que comiéramos.

Me quité toda la ropa, inspeccioné de nuevo mi sucia tanga y la boté en mi cesto de ropa sucia. Me puse solo una playera corta que dejaba descubierto mi estómago y una pantalonera que uso para hacer ejercicio o estar cómoda en casa. No me puse sostén ni calzón por debajo. Salí de mi cuarto y me encaminé al de David.
puta

"¿Qué haces, hermanito?", le pregunté al entrar a su cuarto.

"Acomodando mis figuras", me respondió mientras hacía lugar en sus repisas para poner la figura nueva que había comprado. Él también se había cambiado a ropa más cómoda.

"¿Cuál es la que compraste?"

"Es Cody Rhodes. Era la que no había podido conseguir".

"Déjame verla", le respondí.

Yo seguía excitada. Mi mente y mi cuerpo no habían superado lo que había pasado en el transporte. Y eso me hizo pensar una idea. O más bien dicho, una locura. Le dije a David que iba a mi recámara y que volvía en un momento.

Rápido entré a mi cuarto y, sin pensarlo mucho, me quité mi pantalonera y puse sobre la cama las tangas que había comprado, menos la que había dejado en el cesto de ropa sucia. Tomé la que era transparente y me la puse. Me miré al espejo dando vueltas para verme por completo. La transparencia de la tela hacía que se viera todo completamente, y como no estoy depilada, se podían ver claramente los pelos de mi vagina. Incluso algunos escapaban por las orillas de la tanga. Y por detrás era solo un pequeño hilo de tela que se perdía entre mis nalgas morenas.
Tanga

No quise pensar ni un poco y me encaminé a la recámara de mi hermano solo en mi blusa corta y mi diminuta tanga transparente.

"David, tú ya me mostraste lo que compraste. ¿Quieres ver lo que yo compré?", le dije, pero solo asomando mi cara por el filo de la puerta.
"Pues... sí, claro. —Si tú quieres sí —me respondió David, un poco titubeante.

Fui yo la que no titubeó nada y entré a su cuarto, parándome frente a él. David abrió los ojos como platos al ver cómo su hermana menor se paraba enfrente de él casi desnuda.
hermana

"Danae! ¿¿Qué haces, mocosa loca??"

"Pues te enseño lo que compré. Bueno, lo que tú me compraste".

"Ya sé, pero pensé que ibas a traer la bolsita de ropa, no que las fueras a traer puestas", me respondió mi hermano y pude ver cómo se le empezaba a notar una erección por debajo de su short.

"Ya se, pero...solo se me ocurrió ponermela. Quieres que me vaya?" le dije con un poco de pena.

"Emmm, no. Si tú quieres quedarte, está bien".

"¿Me veo mal? ¿Te molestaste?", le dije todavía con algo de vergüenza.

"Nooo, al contrario. Solo que me sorprendiste. No pensé que ibas a venir con tu tanga puesta. Y no me molesté, y claro que no te ves mal. "Te ves superbién, te ves muy linda, Danae".

No le respondí, pero me di vuelta para que me viera también por detrás. Era una locura lo que estaba haciendo, pero era excitante. Sentí cómo mis pezones se me ponían duros y de nuevo volví a sentir humedad en mi vagina.
Parte 3

"¿Te gusta? ¿Quieres ver las otras?", le pregunté a David.

Ahí estábamos. Yo enfrente de mi hermano con solo una tanga transparente que dejaba a la vista mis pelos de la vagina y mis nalgas, y una pequeña blusa que no podía ocultar mis erectos pezones. Y mi hermano viendo embobado con su pene totalmente erecto haciendo una carpa debajo de su short.

"Se te paró, jaja", le dije mientras apuntaba a su entrepierna.
"No te rías, mensa. Pues obvio, estás casi encuerada enfrente de mí y yo soy hombre. "Esas reacciones no se pueden evitar", me respondió David, siendo ahora su turno para sentir vergüenza.

Me volví a dar la vuelta, para que viera cómo el hilo de la tanga se metía entre mis nalgas. No estoy muy nalgona aún. De hecho, la novia de mi hermano es mucho más nalgona y tetona que yo. Pero creo que a los hombres no les importa eso, ¿no? Con ver a cualquier mujer en tanga es lo que les gusta, sin importar si están nalgonas o no. Bueno, eso pienso. Díganme en comentarios o a mi correo si estoy en lo correcto.
Mi hermano me compra mis tangas parte 3

Pensé en empinarme para que me viera bien, pero por alguna razón me dio pena que al hacerlo David me vería el ano. No sé por qué eso me dio vergüenza. ¿O acaso la Danae tontita y penosa que he sido siempre luchaba por salir y tomar el lugar de la Danae traviesa que era yo en ese momento?

No lo sé, pero me ganó la pena y no me agaché frente a mi hermano.

"Estás peluda, se te salen por los lados", me dijo David apuntando a mi entrepierna.

"Jaja, sí, qué pena. Es que no tenía planeado hacer esto. ¡Solo ... se me ocurrió de repente!"

"Estás loca, Danae. "¡Que nuestros padres no se enteren de esto o nos matan!", me dijo David.

"Lo sé, que sea secreto entre nosotros. Además, pues no estamos haciendo nada malo. ¿O sí?" le respondí.

"Pues... no, creo que no. Es como cuando éramos niños y nos llevaban a nadar a la alberca y andábamos en calzón o traje de baño. Bueno, así lo veo yo".

"Ahhh, no se vale, porque si esto es como cuando íbamos a nadar, entonces tú también ponte en calzón o traje de baño. "¡No nada más yo!", le dije y le di un pequeño golpe en tono de broma.

"¿Quieres que yo también me quede en calzones?", me respondió David un poco serio.
Estaba por responderle cuando escuchamos que tocaban la puerta.

"La pizza", dijimos los dos al mismo tiempo.

David sacó dinero de su cartera y se quedó pensativo.

"¿Qué pasa?", le dije.

"No puedo salir así con el pito parado", me dijo muy serio, para luego ambos estallar en risa por lo ridícula que era la situación.

"No te preocupes", le dije, quitándole el dinero de sus manos.

"Danae, no!" lo escuché gritarme pero no le hice caso y corri hacía la puerta.

Miré por la ventana para asegurarme de que era el repartidor de pizza y, luego de ver que sí era, abrí la puerta. Era un chico como de la edad de mi hermano, parado frente a la puerta con dos cajas de pizza en sus manos. Se quedó mudo al verme.

Yo, por mi parte, estaba frente a él, con mi largo cabello negro suelto y sin peinar, con mi pequeña blusa corta que marcaba mis erectos pezones y que dejaba a la vista mi ombligo y mi estómago. Y por supuesto mi diminuta tanga transparente que no ocultaba nada. Era casi como si estuviera desnuda de la cintura para abajo. Sentí como los pelitos de mi vagina se humedecían con solo ver la expresión de asombro del repartidor.
puta

"Hola, ¿cómo estás?", le dije de forma coqueta.

Todo lo que llevo de vida, de niña hasta adolescente, me he considerado niña buena, bien portada, con buenas calificaciones en la escuela y que voy a la iglesia los domingos. La chica que otras madres ponen de buen ejemplo a sus hijas.

Y ahí estaba yo, por primera vez en mi vida sintiéndome sexy. No, sexy no.

Sintiéndome PUTA.

Sintiéndome puta. Mostrándome casi desnuda enfrente de mi hermano y ahora enfrente del repartidor de pizza. Y estaba segura de que así como pasó con mi hermano, seguramente también al repartidor ya le había parado su pene.

Pero esta vez tampoco quiero decir pene.

Ahora quiero decir VERGA.

Ahí estaba Danae, la niña buena vestida como puta y exhibiéndome frente al repartidor. Y aunque las cajas de pizza no me dejaban ver, estoy segura de que también ya le había parado la verga.

"Aquí está el dinero", le dije mientras me pasaba las cajas y yo, curiosa, miraba su entrepierna para confirmar divertida lo que les decía antes.

Igual que a mi hermano, la verga del repartidor hacía una pequeña carpa en su pantalón.

"Deja, agarro el dinero", le dije y me di vuelta dándole la espalda, para que pudiera verme por detrás. Me encaminé a la mesa de centro fingiendo que iba a tomar el dinero. Daría lo que fuera por poder ver el rostro del repartidor en ese momento.

¡Y esta vez sí, adiós vergüenza! Me agaché frente a la mesa de centro fingiendo que tomaba el dinero, dándole así al repartidor una vista total de mis nalgas, y quizás hasta de mi ano.
Tanga

Regresé con el repartidor y le di el dinero, disculpándome por no tener más para la propina.

"Está bien, con todo lo que vi es toda la propina que necesito" me respondió

"Para la próxima vez que vengas, te recibo igual. Que esa sea tu propina cada vez que me traigas pizza, ¿va? —le dije.

Me despedí del repartidor y, al voltear, vi a David parado en el pasillo que da a la puerta. Había visto todo.

"¿Quéee?" le pregunté al ver su expresión.

"Estás bien loca, no puedo creer lo que acabo de ver".

"Jaja, ay, déjame, me va a dar pena", le dije riéndome y sí, con un poquito de pena.

"No lo digo en mal plan, solo me sorprendiste".

"¿Qué te parece si mientras comemos pizza miramos un par de capítulos de la serie que compraste?", le sugerí.
"Sí, está bien. Me gusta la idea", dijo David. "Ahhh, pero falta algo".

"¿Qué? ¿Qué falta?"

"Dijiste que te ibas a poner en calzones, David".

"¡Yo no dije eso!"

"Bueno, no, pero pues para estar iguales, ¿no?"

"Me da vergüenza quedarme en calzones frente a ti, Danae".

"¿Por qué?"

"Pues... por esto. Porque la traigo parada", me respondió mi hermano apuntando a su VERGA.

"No importa. Además, tú dijiste que es normal, porque eres hombre".

"¿Me juras que esto se queda en secreto entre nosotros? ¿Que nadie lo sepa, mucho menos papá y mamá?"

"Nadie va a saber nada de lo que pase hoy, te lo juro", le respondí poniéndome seria.

"Ok, Danae, que sea nuestro secreto", dijo David para luego empezar a bajar su short. Me sorprendió porque pensé que lo haría en su recámara y no ahí frente a mí.

Apenas bajó su pantalón corto y su verga saltó hacia arriba, pero aún dentro de su calzón. Se le veía dura, y hacía una carpa enorme en su ropa interior. Yo me quedé seria, embobada, viendo cómo mi hermano se desnudaba cintura para abajo igual que yo.

"¡David! "La traes bien... bien... parada", no pude evitar decirle a mi hermano.

"Te lo dije. Mejor deja, me subo, no short".

"No, no, no, no. ¡Así, déjate! Vamos a ver TV y comer pizza, que ya tengo mucha hambre", le respondí con prisa para que no se fuera a vestir.

Con un poco de incomodidad de ambos, prendimos la TV ahí en la recámara de mi hermano y empezamos a comer. Veíamos la serie de TV, pero por lo menos yo la veía sin poner atención. Mi mente estaba en todo lo que estaba pasando y en la pequeña carpa que aún hacía la verga de mi hermano en su short. Yo, por mi parte, también me levantaba a tomar pedazos de pizza y aprovechaba para exhibirme frente a David.
hermana

Ya luego que terminamos de comer, seguimos sentados en el sofá, en silencio, viendo TV. David, igual que yo, parecía perdido en sus pensamientos, fingiendo que veía el TV show. En un momento se acostó en el sofá, pero doblando sus piernas para poder caber ambos. Le dije que estirara las piernas para que estuviera más cómodo, y antes de que dijera algo, me acosté junto a él.
Parte 3

Ahí estábamos, los dos hermanos acostados en el sofá. Yo frente a él, con solo una pequeña playera sin sostén por debajo y mi diminuta tanga transparente. David, por su parte, solamente en playera y calzón. Pasó su mano por mi cintura, y yo con mi mano le tomé su brazo, apretándolo contra mi cuerpo.
Mi hermano me compra mis tangas parte 3

4 comentarios - Mi hermano me compra mis tangas parte 3

PAELLAAAS +1
Para cuando el próximo capitulo
nermad10 +1
Super exitante y Rico 😋😋😋