En cierta ocasión acompañé a mi marido a un viaje de trabajo, durante todo el día él estaba ausente, así que yo aprovechaba para hacer turismo, en ocasiones procuro acompañarlo cuando se puede. Para siempre tener nuevas experiencias.
Aquí los piropos están a la orden del día, desde los ingeniosos, los decentes y los morbosos, a mí me gustan todos, aunque he de confesar que a veces si me da cierto miedo.
Como no me gusta quedarme sola en el hotel, salgo a caminar, si a esto le sumamos que francamente mi vestimenta es de lo más provocativa, pues la combinación puede ser explosiva.
El primer día que me quedé sola caminé y me paseé mucho, tantas miradas no podrían tener un buen efecto en mí, por la noche esperaba coger pero no fue posible, mi marido llegó muy tarde y el sueño ya me había vencido.
Por la mañana debió de salir temprano, realmente me dijo que estaba sumamente ocupado y me pidió disculpas por la falta de atención, ese día era jueves, y me prometió que para el viernes estaría libre y podríamos pasar juntos el fin de semana.
Ese día la historia fue más o menos la misma, muchas miradas, y mis ganas de coger se agrandaban. Era imposible no calentarme con todo lo que veía, me encantan esas miradas seductoras y poco disimuladas, pero sobre todo me encanta provocar a todos estos cabrones que seguramente sueñan con coger a una mujer como yo.
Por la noche, caliente a más no poder, me decidí a esperar a mi marido y hacerlo que me saciara las ganas, nuevamente llegó muy tarde, yo estaba en cama y desnuda, me pareció un buen detalle que cuando mi marido se metiera a la cama, se diera cuenta de ello y entendiera el mensaje, cuál sería mi sorpresa cuando apuradamente se quitó la ropa se lavó los dientes, de inmediato se metió a la cama, me dio un beso y casi al instante se quedó dormido, estaba exhausto.
Con el cansancio ni siquiera se percató que estaba desnuda, así que nuevamente me quedé desvestida y alborotada; solo que esa noche era mucha mi calentura, así que sin más comencé a tocarme, primero sobé lentamente mis tetas, me encanta, luego comencé a frotar mi clítoris en círculo, no duré mucho en terminar, con una mano sostenía mi seno izquierdo y con mi mano derecha libre seguía estimulando mi clítoris, todo hasta sentir un rico orgasmo que por fin calmó mi calentura.
Me fui a dormir una vez que terminé, antes de dormir me hice el propósito de que al día siguiente despertaría a mi marido con una buena mamada, se me antojaba meterme su verga flácida, y endurecerla mientras despertaba, luego en cuanto su verga se parara y mi marido abriera los ojos, montarlo de inmediato y hacer todo el trabajo yo.
Cuál fue mi sorpresa cuando el despertar, ya estaba listo para salir, me dijo que se había levantado temprano porque aún les quedaba mucho trabajo pendiente y al ser viernes debía terminar ese día, además que deseaba por fin tener tiempo para estar a solas conmigo y cogerme como me merezco.
Le pedí que se acercara y prácticamente le rogué que me cogiera al menos rápido, estaba segura de que casi al momento de sentir su verga estallaría de placer; al acercarse saqué su verga y comencé a mamarla, él se encontraba de pie frente a la cama y yo aun desnuda empecé con mi trabajo, desafortunadamente en eso suena el celular, contesta y es un compañero de trabajo que ha venido por él y ya lo espera en el estacionamiento del hotel.
Estoy muy caliente, le digo. -Te prometo que en la noche nos desquitamos yo también te tengo muchas ganas, me responde.
Y así me quedé nuevamente desnuda y caliente, estaba ardiendo, en cuanto

se marchó me revolqué en la cama como una perra en celo, me saque un par de fotos tocándome y se las mande, tuve un orgasmo rápido, pero la calentura no bajaba, necesitaba una verga y esperaba que por la noche esa necesidad por fin se saciara.
Me dispuse a arreglarme para salir, inconscientemente esa mañana escogí un atuendo más provocativo todavía, y le mandé otra foto, diciéndole que no se si llegaba a la noche sin coger. Jajaja.
El resultado era de esperarse, un sinnúmero de miradas me rodeaba, yo caliente a más no poder no sólo contoneaba mi culo sino que ya sonreía, afortunadamente ningún admirador trató de ir más allá y todo quedo en un “inocente” paseo.
Al llegar la tarde decidí regresar al hotel para comer, llegué al restaurante y ordené algo de comer, al terminar me relajé un poco y pedí una margarita, comencé a leer una revista, al terminar mi bebida me llegó otra sin pedirla, el mesero me indicó que era un regalo de la mesa del fondo, de reojo volteé y vi a un par de caballeros en traje, maduros y atractivos, agradecí el gesto solo con una leve sonrisa.
En pocos minutos uno de los caballeros se retira y el caballero restante se queda tomando una copa, no tarda mucho en acercarse y pedir permiso para sentarse.
La verdad era muy atractivo, no dudé mucho en aceptar su propuesta y dejarlo sentar, de inmediato me generó confianza y se portaba como todo un caballero.
Me dijo que vivía en Uruguay, al parecer era un ejecutivo, tenía poco más de 50 años, me cuenta que es casado; me platicó que acababa de cerrar un negocio importante con la persona que estaba comiendo, al ser viernes no pensaba regresar por la tarde a su casa.
Me pidió acompañarlo con un trago para celebrar su negocio recién cerrado, yo no tenía nada mejor que hacer y acepté, platicamos un buen rato muy ameno, la verdad es que se portaba de lo más atento y respetuoso.
Como he comentado en ocasiones anteriores, lo que me excita son los extremos, el morbo y la vulgaridad por un lado y por el otro la caballerosidad y el halago, todo esto tiene que darse en el momento justo y si esto se genera puede prenderme bastante, además mi condición de abstinencia hacía que los efectos se multiplicaran.
Me contó que no tenía un buen sexo con su pareja, tradicionalmente los hombres en esta situación dicen que no son felices con su esposa o que se están divorciando, ya saben las típicas historias, él por el contrario no habló mal de su mujer, hablaba en específico del sexo, la verdad es que le creí su historia, me pareció sincero el comentario.
Me decía que era muy sexual y que sentía que su esposa no estaba en la misma sintonía, que le gustaría incorporar terceros a su pareja, que no tenía amantes ni pagaba por sexo y que su deseo era que su mujer incrementara su apetito sexual, se le veía un tanto frustrado.
Insisto en que creí la historia, aun en este momento la sigo creyendo, por mi parte yo le comenté que tal vez debería de esforzarse más, le di algunos consejos desde el punto de vista femenino, consejos tales como incrementar la estimulación previa, el sexo oral, llevar a cabo algunos juegos y mejorar la comunicación.
Y así sin más ya estábamos hablando de sexo, poniendo en contexto la escena, yo con minifalda, muy corta, con las piernas cruzadas, con una blusa escotada y hablando abiertamente de sexo mientras tomaba una copa con un atractivo desconocido.
Al poco rato yo ya coqueteaba más abiertamente, me aseguraba de que mis tetas estuvieran visibles, cruzaba mis piernas y sonreía.
Pasaron los minutos y un par de margaritas más, cada vez me parecía más atractivo, además estaba lleno de detalles y caballerosidad, así mordía mis labios, usaba mi tono de voz más coqueto, me levantaba al baño, movía alegremente las caderas y me aseguraba que su mirada se posara en mi culo, luego al volver del baño regresaba con la blusa presionada hacia abajo, de tal suerte que el escote fuera casi escandaloso, él se daba cuenta y de esta forma al sentarme nuevamente miraba ya sin reparo mis senos casi al aire.
En un momento me pide perdón para ausentarse unos minutos, me dice que tiene que atender un asunto, un tanto desconcertada solo atino a decir que adelante y que no hay problema, me dice que por favor no me vaya a ir, que le toma de 10 a 15 minutos regresar.
Se levanta de la mesa y se dirige a la salida, yo me quedo bastante sorprendida, no sé qué pasa, no sé si ha encontrado un pretexto para retirarse y no regresará o si le ha salido algún pendiente urgente del trabajo que debe atender, en cualquiera de los casos resulta muy raro su comportamiento.
A los pocos minutos y tal como me había prometido regresa, cargaba una pequeña bolsa con él.
-Perdona, pero fui a hacer una compra rápida
-Ah que bien
-No quieres saber que compré
-Sólo si tú me lo quieres decir
-Compré un conjunto de lencería para mi esposa, tal como tú me lo recomendaste
-Que bien! te felicito, seguro que le va a encantar.
Resulta que, al encontrarse el hotel en el centro, justo a unos cuantos pasos sobre la misma calle se encontraba una tienda de lencería, mi amigo salió rápido y realizó una compra, me pareció evidente que ya tenía bien identificada la tienda con anterioridad.
Justo cuando caminaba al hotel vi la tienda y vi un conjunto que me gustó, de hecho me le quedé viendo, luego tus palabras sobre la lencería cayeron en el momento correcto y me animé a salir a comprarlo; ¿qué te parece? Me dijo.
-Que bien!, ¡que bueno que te animaste!
-Pero tengo un problema muy serio
-¿Ah si, y cuál es? ¿Te puedo ayudar en algo?
-Justo tu eres la única persona que puede ayudarme
-Ah sí? ¿Y eso?
-Pues sabes que no sé cómo se le vería esto a mi mujer y la verdad me interesa mucho saberlo, porque si no es la prenda correcta, puedo regresar a la tienda de inmediato a devolverla y así no arruinar la sorpresa con una lencería que no corresponda
-Y yo que tengo que ver con eso? (pregunté coquetamente suponiendo sus intenciones)
-Pues me ayudarías mucho si te pudieras probar el atuendo y ver cómo te queda
-Ahhh, bueno pues puedo ir a mi habitación, me lo pongo y te digo mi opinión, que te parece?
-Pues no creo que sea lo mejor, no crees que dos cabezas piensan mejor que una. Además, creo que debo de tener el derecho de dar mi punto de vista, pues si yo lo compré y yo lo voy a disfrutar
-Pues qué no lo viste en el maniquí?
-Pero no es lo mismo, tú sabes, es diferente
-Bueno en eso si tienes razón
-Claro que tengo razón
-¿Y que propones?
Lo dije pícaramente, evidentemente sabía cuáles eran sus intenciones, sólo que me encantaba provocarlo y ver hasta donde podía llegar este juego que cada vez me estaba gustando mas.
-Pues es fácil te lo pruebas y me dejas ver cómo te queda
-¿Y cómo? Ni modo que me vaya al baño y salga en lencería
-Piensa en que le estarías haciendo un gran favor a un amigo
-Pues yo encantada pero no veo como
Y al instante me mordía los labios, sacaba las tetas y usaba un tono que evidenciaba mi coquetería y así volví a la carga.
-A menos que te invite a subir a mi habitación, me lo pongo en el baño y te lo muestro…
-Excelente idea, no se me hubiera ocurrido nunca
-Pero debes de prometerme que te vas a portar bien, y conste que lo hago por tu esposa
¿Por su esposa? No creo que su mujer me tomara a bien el hecho de que estuviera a punto de modelarle a su marido lencería, ni tampoco el enorme bulto que ya se le asomaba debajo de su pantalón, era evidente que el juego le estaba excitando sobremanera a mi nuevo amigo.
-Claro que si, sabes que soy un caballero y puedes estar segura de que no pasará nada que no quieras.
Con todo este preámbulo se me había olvidado mi marido, ya eran cerca de las 5 de la tarde y según sus intenciones eran terminar temprano para estar conmigo, justo en ese momento me llega un mensaje en donde me dice que no podrá salir antes de la 7 de la tarde, lo que hace unas horas hubiera representado una noticia frustrante ahora era un alivio. Le respondo el mensaje, que me estaba llevando a un señor cincuentón a mi habitación, que después le cuento todo como siempre lo hacemos. Ya con todo el entorno propicio me dirijo a mi amigo y le digo:
-Ok entonces vamos a mi habitación
Y con toda intención me levanté y caminé por delante de él, con el claro objetivo de que pudiera observar mis nalgas, sabiendo que seguramente sus ojos se iban a posar en ellas, moví alegremente las caderas mientras nos dirigíamos al elevador.
Llegamos a la habitación y de inmediato tomé el paquete y me dirigí al baño, al abrirlo me di cuenta del tipo de atuendo que se trataba era un baby doll color plateado de frente era bonito y sexy pero nada extremadamente atrevido, era delgado y sin escote, lo interesante y original estaba en la parte de atrás, en esa parte era totalmente descubierto solamente se sujetaba por unas pequeños cordones en el cuello y en la parte alta de la espalda, el conjunto se acompañaba con una tanga sumamente pequeña, solo con pequeños hilos en los costados, plateada también.
La verdad es que el conjunto era muy sexy y original, era muy buen detalle el modelarlo de frente y verse sexy, para luego dar la espalda y verse puta.
Me vi al espejo y me sentí sexy, cachonda y puta, era sencillo saber que estaba por pasar pero me gustaba el juego de cierta ingenuidad so pretexto de modelar el atuendo para una esposa, mientras le mandaba fotos a José con mi atuendo nuevo, la idea de lo que estaba por ocurrir en combinación con atuendo, hicieron que me mojara sustancialmente, duré varios segundos mirando el espejo y admirando culo, luego jugué un poco con mis senos para que mis pezones fueran aún más evidentes.
Decidida y caliente salí del baño, al salir, mi nuevo amigo estaba recostado en la cama, su cara y sus ojos terminaron de acrecentar mi autoestima y mi calentura, me miró con admiración y con deseo, con sorpresa y con morbo, me encantaba la idea de pensar, que ese día mi amigo se había levantado sin sospechar que al cabo de una hora tendría a una mujer como yo semidesnuda y lista para cogérsela.
-¡Wow, que bárbara!
-¿Te gustó el atuendo?
-Me encantó, pero mas me gustas tú
-Gracias, pero recuerda que el atuendo es para tu esposa, así que lo importante es el atuendo y como se le va a ver a ella.
-Si seguro, aunque después de verlo en ti no sé si se vaya a perder el efecto
-Ahhh pues eso está muy mal, pues se supone que esa no es la intención
Hasta ese momento solo me había visto de frente y ya se le salían los ojos, me preguntaba que iba a pasar al verme de espaldas.
Continúa.
Aquí los piropos están a la orden del día, desde los ingeniosos, los decentes y los morbosos, a mí me gustan todos, aunque he de confesar que a veces si me da cierto miedo.
Como no me gusta quedarme sola en el hotel, salgo a caminar, si a esto le sumamos que francamente mi vestimenta es de lo más provocativa, pues la combinación puede ser explosiva.
El primer día que me quedé sola caminé y me paseé mucho, tantas miradas no podrían tener un buen efecto en mí, por la noche esperaba coger pero no fue posible, mi marido llegó muy tarde y el sueño ya me había vencido.
Por la mañana debió de salir temprano, realmente me dijo que estaba sumamente ocupado y me pidió disculpas por la falta de atención, ese día era jueves, y me prometió que para el viernes estaría libre y podríamos pasar juntos el fin de semana.
Ese día la historia fue más o menos la misma, muchas miradas, y mis ganas de coger se agrandaban. Era imposible no calentarme con todo lo que veía, me encantan esas miradas seductoras y poco disimuladas, pero sobre todo me encanta provocar a todos estos cabrones que seguramente sueñan con coger a una mujer como yo.
Por la noche, caliente a más no poder, me decidí a esperar a mi marido y hacerlo que me saciara las ganas, nuevamente llegó muy tarde, yo estaba en cama y desnuda, me pareció un buen detalle que cuando mi marido se metiera a la cama, se diera cuenta de ello y entendiera el mensaje, cuál sería mi sorpresa cuando apuradamente se quitó la ropa se lavó los dientes, de inmediato se metió a la cama, me dio un beso y casi al instante se quedó dormido, estaba exhausto.
Con el cansancio ni siquiera se percató que estaba desnuda, así que nuevamente me quedé desvestida y alborotada; solo que esa noche era mucha mi calentura, así que sin más comencé a tocarme, primero sobé lentamente mis tetas, me encanta, luego comencé a frotar mi clítoris en círculo, no duré mucho en terminar, con una mano sostenía mi seno izquierdo y con mi mano derecha libre seguía estimulando mi clítoris, todo hasta sentir un rico orgasmo que por fin calmó mi calentura.
Me fui a dormir una vez que terminé, antes de dormir me hice el propósito de que al día siguiente despertaría a mi marido con una buena mamada, se me antojaba meterme su verga flácida, y endurecerla mientras despertaba, luego en cuanto su verga se parara y mi marido abriera los ojos, montarlo de inmediato y hacer todo el trabajo yo.
Cuál fue mi sorpresa cuando el despertar, ya estaba listo para salir, me dijo que se había levantado temprano porque aún les quedaba mucho trabajo pendiente y al ser viernes debía terminar ese día, además que deseaba por fin tener tiempo para estar a solas conmigo y cogerme como me merezco.
Le pedí que se acercara y prácticamente le rogué que me cogiera al menos rápido, estaba segura de que casi al momento de sentir su verga estallaría de placer; al acercarse saqué su verga y comencé a mamarla, él se encontraba de pie frente a la cama y yo aun desnuda empecé con mi trabajo, desafortunadamente en eso suena el celular, contesta y es un compañero de trabajo que ha venido por él y ya lo espera en el estacionamiento del hotel.
Estoy muy caliente, le digo. -Te prometo que en la noche nos desquitamos yo también te tengo muchas ganas, me responde.
Y así me quedé nuevamente desnuda y caliente, estaba ardiendo, en cuanto

se marchó me revolqué en la cama como una perra en celo, me saque un par de fotos tocándome y se las mande, tuve un orgasmo rápido, pero la calentura no bajaba, necesitaba una verga y esperaba que por la noche esa necesidad por fin se saciara.
Me dispuse a arreglarme para salir, inconscientemente esa mañana escogí un atuendo más provocativo todavía, y le mandé otra foto, diciéndole que no se si llegaba a la noche sin coger. Jajaja.
El resultado era de esperarse, un sinnúmero de miradas me rodeaba, yo caliente a más no poder no sólo contoneaba mi culo sino que ya sonreía, afortunadamente ningún admirador trató de ir más allá y todo quedo en un “inocente” paseo.
Al llegar la tarde decidí regresar al hotel para comer, llegué al restaurante y ordené algo de comer, al terminar me relajé un poco y pedí una margarita, comencé a leer una revista, al terminar mi bebida me llegó otra sin pedirla, el mesero me indicó que era un regalo de la mesa del fondo, de reojo volteé y vi a un par de caballeros en traje, maduros y atractivos, agradecí el gesto solo con una leve sonrisa.
En pocos minutos uno de los caballeros se retira y el caballero restante se queda tomando una copa, no tarda mucho en acercarse y pedir permiso para sentarse.
La verdad era muy atractivo, no dudé mucho en aceptar su propuesta y dejarlo sentar, de inmediato me generó confianza y se portaba como todo un caballero.
Me dijo que vivía en Uruguay, al parecer era un ejecutivo, tenía poco más de 50 años, me cuenta que es casado; me platicó que acababa de cerrar un negocio importante con la persona que estaba comiendo, al ser viernes no pensaba regresar por la tarde a su casa.
Me pidió acompañarlo con un trago para celebrar su negocio recién cerrado, yo no tenía nada mejor que hacer y acepté, platicamos un buen rato muy ameno, la verdad es que se portaba de lo más atento y respetuoso.
Como he comentado en ocasiones anteriores, lo que me excita son los extremos, el morbo y la vulgaridad por un lado y por el otro la caballerosidad y el halago, todo esto tiene que darse en el momento justo y si esto se genera puede prenderme bastante, además mi condición de abstinencia hacía que los efectos se multiplicaran.
Me contó que no tenía un buen sexo con su pareja, tradicionalmente los hombres en esta situación dicen que no son felices con su esposa o que se están divorciando, ya saben las típicas historias, él por el contrario no habló mal de su mujer, hablaba en específico del sexo, la verdad es que le creí su historia, me pareció sincero el comentario.
Me decía que era muy sexual y que sentía que su esposa no estaba en la misma sintonía, que le gustaría incorporar terceros a su pareja, que no tenía amantes ni pagaba por sexo y que su deseo era que su mujer incrementara su apetito sexual, se le veía un tanto frustrado.
Insisto en que creí la historia, aun en este momento la sigo creyendo, por mi parte yo le comenté que tal vez debería de esforzarse más, le di algunos consejos desde el punto de vista femenino, consejos tales como incrementar la estimulación previa, el sexo oral, llevar a cabo algunos juegos y mejorar la comunicación.
Y así sin más ya estábamos hablando de sexo, poniendo en contexto la escena, yo con minifalda, muy corta, con las piernas cruzadas, con una blusa escotada y hablando abiertamente de sexo mientras tomaba una copa con un atractivo desconocido.
Al poco rato yo ya coqueteaba más abiertamente, me aseguraba de que mis tetas estuvieran visibles, cruzaba mis piernas y sonreía.
Pasaron los minutos y un par de margaritas más, cada vez me parecía más atractivo, además estaba lleno de detalles y caballerosidad, así mordía mis labios, usaba mi tono de voz más coqueto, me levantaba al baño, movía alegremente las caderas y me aseguraba que su mirada se posara en mi culo, luego al volver del baño regresaba con la blusa presionada hacia abajo, de tal suerte que el escote fuera casi escandaloso, él se daba cuenta y de esta forma al sentarme nuevamente miraba ya sin reparo mis senos casi al aire.
En un momento me pide perdón para ausentarse unos minutos, me dice que tiene que atender un asunto, un tanto desconcertada solo atino a decir que adelante y que no hay problema, me dice que por favor no me vaya a ir, que le toma de 10 a 15 minutos regresar.
Se levanta de la mesa y se dirige a la salida, yo me quedo bastante sorprendida, no sé qué pasa, no sé si ha encontrado un pretexto para retirarse y no regresará o si le ha salido algún pendiente urgente del trabajo que debe atender, en cualquiera de los casos resulta muy raro su comportamiento.
A los pocos minutos y tal como me había prometido regresa, cargaba una pequeña bolsa con él.
-Perdona, pero fui a hacer una compra rápida
-Ah que bien
-No quieres saber que compré
-Sólo si tú me lo quieres decir
-Compré un conjunto de lencería para mi esposa, tal como tú me lo recomendaste
-Que bien! te felicito, seguro que le va a encantar.
Resulta que, al encontrarse el hotel en el centro, justo a unos cuantos pasos sobre la misma calle se encontraba una tienda de lencería, mi amigo salió rápido y realizó una compra, me pareció evidente que ya tenía bien identificada la tienda con anterioridad.
Justo cuando caminaba al hotel vi la tienda y vi un conjunto que me gustó, de hecho me le quedé viendo, luego tus palabras sobre la lencería cayeron en el momento correcto y me animé a salir a comprarlo; ¿qué te parece? Me dijo.
-Que bien!, ¡que bueno que te animaste!
-Pero tengo un problema muy serio
-¿Ah si, y cuál es? ¿Te puedo ayudar en algo?
-Justo tu eres la única persona que puede ayudarme
-Ah sí? ¿Y eso?
-Pues sabes que no sé cómo se le vería esto a mi mujer y la verdad me interesa mucho saberlo, porque si no es la prenda correcta, puedo regresar a la tienda de inmediato a devolverla y así no arruinar la sorpresa con una lencería que no corresponda
-Y yo que tengo que ver con eso? (pregunté coquetamente suponiendo sus intenciones)
-Pues me ayudarías mucho si te pudieras probar el atuendo y ver cómo te queda
-Ahhh, bueno pues puedo ir a mi habitación, me lo pongo y te digo mi opinión, que te parece?
-Pues no creo que sea lo mejor, no crees que dos cabezas piensan mejor que una. Además, creo que debo de tener el derecho de dar mi punto de vista, pues si yo lo compré y yo lo voy a disfrutar
-Pues qué no lo viste en el maniquí?
-Pero no es lo mismo, tú sabes, es diferente
-Bueno en eso si tienes razón
-Claro que tengo razón
-¿Y que propones?
Lo dije pícaramente, evidentemente sabía cuáles eran sus intenciones, sólo que me encantaba provocarlo y ver hasta donde podía llegar este juego que cada vez me estaba gustando mas.
-Pues es fácil te lo pruebas y me dejas ver cómo te queda
-¿Y cómo? Ni modo que me vaya al baño y salga en lencería
-Piensa en que le estarías haciendo un gran favor a un amigo
-Pues yo encantada pero no veo como
Y al instante me mordía los labios, sacaba las tetas y usaba un tono que evidenciaba mi coquetería y así volví a la carga.
-A menos que te invite a subir a mi habitación, me lo pongo en el baño y te lo muestro…
-Excelente idea, no se me hubiera ocurrido nunca
-Pero debes de prometerme que te vas a portar bien, y conste que lo hago por tu esposa
¿Por su esposa? No creo que su mujer me tomara a bien el hecho de que estuviera a punto de modelarle a su marido lencería, ni tampoco el enorme bulto que ya se le asomaba debajo de su pantalón, era evidente que el juego le estaba excitando sobremanera a mi nuevo amigo.
-Claro que si, sabes que soy un caballero y puedes estar segura de que no pasará nada que no quieras.
Con todo este preámbulo se me había olvidado mi marido, ya eran cerca de las 5 de la tarde y según sus intenciones eran terminar temprano para estar conmigo, justo en ese momento me llega un mensaje en donde me dice que no podrá salir antes de la 7 de la tarde, lo que hace unas horas hubiera representado una noticia frustrante ahora era un alivio. Le respondo el mensaje, que me estaba llevando a un señor cincuentón a mi habitación, que después le cuento todo como siempre lo hacemos. Ya con todo el entorno propicio me dirijo a mi amigo y le digo:
-Ok entonces vamos a mi habitación
Y con toda intención me levanté y caminé por delante de él, con el claro objetivo de que pudiera observar mis nalgas, sabiendo que seguramente sus ojos se iban a posar en ellas, moví alegremente las caderas mientras nos dirigíamos al elevador.
Llegamos a la habitación y de inmediato tomé el paquete y me dirigí al baño, al abrirlo me di cuenta del tipo de atuendo que se trataba era un baby doll color plateado de frente era bonito y sexy pero nada extremadamente atrevido, era delgado y sin escote, lo interesante y original estaba en la parte de atrás, en esa parte era totalmente descubierto solamente se sujetaba por unas pequeños cordones en el cuello y en la parte alta de la espalda, el conjunto se acompañaba con una tanga sumamente pequeña, solo con pequeños hilos en los costados, plateada también.
La verdad es que el conjunto era muy sexy y original, era muy buen detalle el modelarlo de frente y verse sexy, para luego dar la espalda y verse puta.
Me vi al espejo y me sentí sexy, cachonda y puta, era sencillo saber que estaba por pasar pero me gustaba el juego de cierta ingenuidad so pretexto de modelar el atuendo para una esposa, mientras le mandaba fotos a José con mi atuendo nuevo, la idea de lo que estaba por ocurrir en combinación con atuendo, hicieron que me mojara sustancialmente, duré varios segundos mirando el espejo y admirando culo, luego jugué un poco con mis senos para que mis pezones fueran aún más evidentes.
Decidida y caliente salí del baño, al salir, mi nuevo amigo estaba recostado en la cama, su cara y sus ojos terminaron de acrecentar mi autoestima y mi calentura, me miró con admiración y con deseo, con sorpresa y con morbo, me encantaba la idea de pensar, que ese día mi amigo se había levantado sin sospechar que al cabo de una hora tendría a una mujer como yo semidesnuda y lista para cogérsela.
-¡Wow, que bárbara!
-¿Te gustó el atuendo?
-Me encantó, pero mas me gustas tú
-Gracias, pero recuerda que el atuendo es para tu esposa, así que lo importante es el atuendo y como se le va a ver a ella.
-Si seguro, aunque después de verlo en ti no sé si se vaya a perder el efecto
-Ahhh pues eso está muy mal, pues se supone que esa no es la intención
Hasta ese momento solo me había visto de frente y ya se le salían los ojos, me preguntaba que iba a pasar al verme de espaldas.
Continúa.
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