Me detonaron en el pueblo Pt 3

Holaaa Perdón por el retraso eh estado trabajando mucho y apenas tuve tiempo para subirles la parte 3 gracias por su apoyo. Bueno disfruten el relato

Después de varias semanas trabajando juntos, ya había agarrado confianza con Mateo. Lo que al principio me incomodaba —sus bromas de doble sentido, sus comentarios descarados— ahora me divertían. Hasta me descubrí respondiéndole con la misma picardia, uno de ellos cuando íbamos de camino a casa:

—Ándele, jefa, si sigue usando esos vestidos ligeritos, luego no me hago responsable
—¿Y qué, se va a distraer y chocar? —le respondí, muerta de risa.
—No, pos’ capaz que me distraigo pero con usted… —contestó guiñándome el ojo.
—Ya, Tigre… —le dije con sorna—. No se me emocione, que no soy carne de monte jajaja
—Pues nomás que no me provoque, porque al monte siempre se le entra… —remató, dejándome roja y riéndome al mismo tiempo. Ya no supe qué contestar jajaja
O otra también:
Si seguimos así, pronto va a tener que aprender a montar a caballo —dijo un día Mateo, con media sonrisa, mientras subía al vehículo.
—Uy, no me haga reír, que yo de caballo sé poco —respondí, devolviendo la sonrisa con picardía.

Él soltaba comentarios que a cualquiera podrían incomodar, pero yo ya los tomaba con humor:

—No se me vaya a tropezar, que luego alguien tiene que comer carne de monte… —bromeó un día, y yo no pude evitar recordar a Andrés, mi novio en la ciudad.
—¿Carne de monte? —pregunté, fingiendo sorpresa—. Qué dicho tan… rústico. Dale con la carne de monte jajaja
—Así decimos aquí —contestó, ladeando la cabeza—. Y ahora entiende por qué me dicen “El Tigre”. Ninguna de pueblo se me va viva.


Ese tipo de intercambios ya eran parte de mi día a día. Y aunque trataba de convencerme de que todo era solo broma, la verdad es que había momentos en los que sus palabras se me quedaban rondando en la cabeza.

Esa noche, después de los recorridos, me recosté en la cama de la casita que me habían asignado y marqué a Andrés. Necesitaba escucharlo, sentirlo cerca aunque fuera por el teléfono.

—Amor… —dijo apenas contestó—. ¿Cómo estás? Te extraño muchísimo.
—Yo también te extraño un montón —contesté, con una sonrisa que me salió natural—. Aquí todo va bien, poco a poco me voy adaptando.

Platicamos un rato de lo cotidiano, hasta que solté el comentario que abría la puerta a otra conversación:

—Ya solucioné lo del chofer.
—¿Ah, sí? —su voz cambió enseguida, con un tono de alerta—. ¿Y quién es?

La imagen de Mateo riéndose con esa sonrisa pícara me vino a la mente, y sentí un calor incómodo recorriéndome el cuerpo.

—Es un lugareño… nada del otro mundo —respondí, tratando de sonar tranquila.
—¿Un lugareño? —Andrés insistió—. ¿Y qué, es joven, viejo? Dime bien.

Solté una risita ligera, como si no tuviera importancia.

—No, amor, no te preocupes. No es mi tipo para nada. Es flaco, con barba rara, ya casado… y con mala fama en el pueblo. Créeme, no hay nada de qué preocuparse.
—Mmm… —refunfuñó él—. No sé, no me convence.
—Ay, Andrés… —lo interrumpí con voz dulce—. No seas celoso. Tú eres el que me hace falta, el que pienso todos los días.

Hubo un silencio, y después lo escuché suspirar resignado.

—Está bien, confío en ti. Pero me duele no estar allá para cuidarte.
—Ya sé… —susurré—. Prométeme que confías en mí. Todo va a estar bien.

Colgamos con un “te amo” de ambos, pero yo me quedé mirando el techo, con la mente inquieta. Le había mentido descaradamente. Le dije que Mateo no era mi tipo… cuando en realidad, cada vez que me lanzaba una de sus bromas, mi cuerpo me gritaba lo contrario.

Al día siguiente en la mañana como siempre con nuestra rutina, el tigre tan temprano ya estaba afuera esperándome, me subí y de repente me entra una llamada, era mi novio y no cualquiera era video llamada ( aquí siento que fue por lo de anoche, querer saber qué hago) desconfiado jajaja

- holaaa amor cómo estás, buenos días decía yo,


-ahi estaba yo, fresca por la mañana,
- el, que haces ? Pregunta
- le contestó que nada, mi rutina diaria que voy para el rancho hacer una cosas



- pero yo ya sabía que era por mateo el chofer que le comenté ayer y su inseguridad, pero mateo como si me leyera la mente siguió como si nada empezó a conducir,
-Mateo solo me veía pero no decía nada,
- Entonces mi novio me pregunta si lo extraño.
- yo le contesto que obvio que como quisiera que estuviera ahí conmigo,



- entonces le digo que me voy a pasar en la parte de atrás del coche, para estár más cómoda,
Mateo solo me ve, actuando natural como sin nada, y yo no sé porque pero estaba algo nerviosa, como si hubiera echo algo malo, tal ves porque tenía a dos hombres mirándome y sintiéndome, uno era mi novio y otro el tigre del pueblo,



me pasó para atrás, y fue ahí cuando mi novio empezó a ponerse caliente de un rato a otro, yo aún nerviosa y algo incómoda porque estaba Mateo, que hago, así que me dejé llevar



me decía cosas como, si recordaba como lo hacíamos antes de que venirme para acá, y yo con mateo enfrente, no sabía si detener a mi novio y decirle que pare, pero me empezaba a calentar y más por saber que alguien me estaba viendo y no era mi novio, así que seguí.

mi novio me decía como que llevo puesto debajo y yo le mostraba:


Primero mis pechos que son lo que más le gustaba ya que me decía que los tenía en perfecta condición, luego me fui calentando más y








Sin darme cuenta ya estaba más caliente que el día, mi novio me decía que ahora si quería ver lo de abajo: yo sin dudar,



Mi novio estaba tan calienta ya que me dijo
“tócate” sin pensarlo, lo hice:



Sin darme cuenta que tenía a mateo enfrente, estaba tan caliente y sumísa por mi novio que olvide completamente a mi chofer jajajaja dios pero ya nada me importaba, seguí tocándome, (esa sonrisita es porque mateo me estaba viendo, disfrutando de la vista pensé yo)



Cuando me di cuenta que estábamos por llegar a nuestro destino así que paré con toda y mi calentura diciendo, tengo que parar amor, he llegado y me van a ver jajaja



Maldición alcanze a escuchar por parte de mi novio, “justo cuando se estaba poniendo lo bueno” yo reí, mateo rio, todos reímos, y yo sabía que mateo se había vuelto mi cómplice jajajaja



Te tengo que contar amor le dije, él contestó está bien amor, seguimos al rato con lo pendiente, solo hize una risa pícara en respuesta,



Bye amor le dije, pero justo cuando colgué, mateooooo salto de repente,,,



continuará…

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