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Anal

 

Anal

Tenía una verga muy gorda... y me detonó el culo

Por fin logró ingresar del todo su cabeza en mi culo… ahora comenzaba a recorrer despacio todo mi interior… sentí en un momento que llegaba al límite, su pelvis chocaba contra mí...
Antes, cuando todos viajábamos mucho mas en micros de larga distancia, pasaban estas cosas. Despues, aparecieron los aviones, pero sinceramente, tienen un baño muy pero muy chiquito, y es complicado hacer algo ahi adentro.
Esto le pasó a una amiga en un micro, volviendo a su casa, de unas vacaciones en la ciudad de Buenos Aires.
“Hacía mucho calor, yo llevaba puesta una pollera muy corta y una remera blanca con un escote grande, tal como a mi esposo le gusta que use, ya que él dice que se logran ver solo el 50% de mis enormes tetas, y el otro 50% se lo pueden imaginar a gusto…
Por fin llegó el micro que me llevaría de vuelta hasta casa, si bien estas vacaciones las había disfrutado bastante mas de lo que pensaba, son muchos días de calor y humedad en Buenos Aires, y yo no estoy acostumbrada a eso.
Fila interminable de personas subiéndose al micro, por supuesto yo dejo que suban todos, y espero a que todos estén arriba para poder subir después, tranquila… Me di cuenta de que éramos 3 los que pensábamos igual, dos hombres y yo. Noté la mirada de ambos posándose sobre mi culo, ya que al subir antes de ellos, les regalé una vista única…
Subí al piso de arriba de micro y me dirigí a mi asiento, que había sacado al fondo de todo el micro. Rogaba para que no haya nadie sentado al lado mío, ya que el último viaje que hice me tocó padecer los ronquidos de un viejito que viaja a mi lado.
Al llegar a la parte de atrás de micro, pude observar que los últimos 4 asientos estaban vacíos, enseguida pensé que eso era una trampa del destino, ya que no podía tener tanta suerte yo.
Me senté y me acomodé como para pasar un viaje descansado… pero el destino se reía de mi, ya que uno de los dos hombres que estaba abajo, venía caminando atrás mío, y se sentó en los asientos que están al lado del mío, pero del otro lado del pasillo.
Y como si esto fuera poco, el otro que subió después de mí, también venía caminando, y para mi suerte, se sentó justo delante de mi asiento. No podía ser tan perfecto (pensé mientras sonreía) el destino siempre me está jugando este tipo de bromas…
Después de un par de horas de haber comenzado el viaje, pude ver por quinta vez que el hombre que estaba al lado mío (del otro lado del pasillo) no dejaba de mirarme, cada tanto giraba su cabeza hacia mí, y sin tratar de pasar desapercibido, me clavaba la mirada durante unos segundos… Las primeras dos veces lo miré (error de novata, me repetía a mi misma), después de eso, cada vez que notaba que me miraba, yo seguía mi vida sin darme cuenta de que me miraba (al menos, sin hacerle saber a él que yo me daba cuenta), pensaba que quizás si me miraba varias veces y notaba que yo ya no lo miraba más, se cansaría y dejaría de hacerlo…
Había algo en ese hombre que me pedía a gritos que lo mirase, así que muy disimuladamente, giré mi cabeza y lo observé unos segundos, ya que había algo en él que me llamaba la atención y no lograba darme cuenta de lo que era.
Eso es… al final pude descubrir que es lo que me llamaba tanto la atención de ese desconocido… y era precisamente que era muy parecido a un amigo de mi esposo, al que hacía ya varios años que ya no veíamos, porque se había mudado de ciudad.
Era bastante parecido, pero este desconocido tendría como 10 años menos que Víctor (el amigo de mi esposo), además tenía el pelo color negro y era bastante mas delgado que Víctor, que hace unos años era canoso y bastante gordito, y para ese entonces yo calculaba que debería estar completamente canoso y con una panza enorme.
Precisamente recordando su panza fue que bajé la mirada, y pude ver como se estaba tocando el pene por encima de su pantalón. Podía notarse como lo tenía parado, y con sumo cuidado se lo acariciaba por encima de la ropa.
Me encontré de pronto con su mirada y su sonrisa pícara, y él se encontró con mi sonrisa también, no se muy bien porque, pero eso me calentaba mucho.
Aproveché que ya era casi de noche, para bajar un más el escote de mi remera y al ver como se le abrían los ojos, decidí ir por más, y hacer algo que siempre calienta mucho a los hombres, así que metí mi mano por debajo de mi remera y me desabroché el corpiño, pero sin sacarme la remera… lo saqué por la manga de mi brazo y lo guardé en mi cartera, pero sin dejar de mirar su cara de asombro.
Al mirarme pude ver como se me notaban los pezones de la excitación que tenía, pero no sabía si ese desconocido los llegaría a notar desde su posición. Pero creo que sí, ya que su respuesta fue sacar su pija del pantalón y dejarla al aire.
Su tamaño no me asombró para nada, ya que parecía promedio, pero sí lo hizo lo ancha y gorda que era… Esta vez era yo la que puso la cara de asombro. Y él ni lerdo ni perezoso, se levantó de su asiento y se vino a sentar al lado mío. Siguió masturbándose lentamente mientras miraba mis tetas más de cerca.
Recuerdo que al sentarse al lado mío, pude sentir más intensamente el aroma de su perfume, y eso me volvía más loca aun…
Se acercó hacia mí como para besarme, deteniéndose apenas 5 centímetros antes de chocar contra mis labios, como esperando que sea yo la que recorra ese tramo final. No me pude resistir y recorrí esos 5 centímetros que separaban nuestras bocas.
Apenas sentí sus labios, comencé a notar que se lengua se abría paso entre mis labios, buscando mi lengua. Estuvimos besándonos unos minutos, cuando pude ver de reojo que el hombre que estaba sentado adelante mío, se levantaba y se iba. Esta es mi oportunidad pensé, y me agaché y me metí esa pija gorda en la boca, o al menos traté, ya que no lograba metérmela por completo.
Pero poco me importó, ya que suavemente me coloqué sobre él, y con un movimiento me subí la pollera y corrí la tanga hacia un lado… quería probar esa pija ya… deseaba tenerla adentro mío… Me senté sobre ella y al sentirla en la puerta de mi vagina, me detuve y la coloqué justo a la entrada, para dejarme caer despacio sobre ella y… Ahhh que placer me hacía sentir ese pedazo de carne adentro de mi conchita… si bien antes había sentido vergas grandes adentro mío, nunca antes había entrado una tan gorda, y debo admitir que se sentía muy pero muy bien tener una así adentro.
Comencé a cabalgarlo lentamente, mientras seguíamos besándonos. Esa pija me estaba volviendo loca, era tan gorda que me rozaba las paredes de la vagina y el clítoris al mismo tiempo, era una sensación que nunca antes había sentido.
Mientras yo seguía cabalgándolo, él dejó de besarme y me empujó despacio hasta que apoyé mi espalda en el asiento de adelante, y ahí me levantó la remera y comenzó a acariciarme primero, y después a chuparme las tetas. Qué placer que me estaba dando con su lengua y sus dientes, mordisqueando suavemente mis pezones y jugando con ellos.
Yo no podía dejar de moverme para clavarme mas y mas esa hermosa pija que me llenaba toda (al menos a lo ancho), pensé que para ser perfecta debería medir al menos 5 o 10 centímetros más, pero así de gorda era excelente, al menos para cabalgarla en silencio, en el asiento trasero de un micro lleno de gente y a media noche.
Él no dejaba de chuparme y jugar con mis tetas, y yo estaba que no daba más, hasta que finalmente exploté en un orgasmo increíble. Me quedé quieta durante unos segundos, disfrutando de mi orgasmo.
Traté de sacarle mis tetas de su boca pero no pude, él estaba tan prendido a mis tetas como una garrapata. Cuando desistí de sacárselas, pude observar de reojo una sombra al lado nuestro. Giré mi cabeza y pude verlo… el hombre que antes estaba sentado adelante mío, estaba ahora sentado en el asiento de al lado, pero del otro lado del pasillo. Tenia su pija en la mano y se estaba masturbando mientras nos miraba.
Cuando lo observé bien, pude ver que su pija, en realidad era una diminuta pijita, muy chiquita. En ese momento mi amante salió de entre mis tetas y pudo ver al hombre también. Pareció no importarle mucho cuando lo vio, y volvió a sumergirse entre mis enormes tetas para ponerse nuevamente a chuparme los pezones.
Le dije a mi amante que no se preocupe por el hombre sentado al lado nuestro, que era mi esposo, y que siempre le gustaba ver como yo cogía con hombres de verdad, mientras se masturbaba esa pijita suya tan chiquita que tiene, y que no me satisface nunca por su tamaño. Lo sé Ana, me dijo mi amante, mientras se volvía a meter mi pezón en su boca.
Ana: Como sabes mi nombre?
Mi amante: Porque te conozco, siempre soñé con chuparte estas enormes y hermosas tetas que tenes.
Ana: Vos no serás… Víctor?
Víctor: No me digas que no te habías dado cuenta…
Ana: En un momento me pareciste, pero pensé que no, porque ya deberías estar mas gordo y mas viejo y canoso pensé…
Víctor: Viste lo que puede hacer la soltería?
Ana: Ya veo, te cuidas mucho más ahora…
Víctor: Hace unos días me encontré con tu esposo de casualidad, y me contó que estarían volviendo hoy para la ciudad, casualmente yo iba a ir también unos días después, así que adelanté mi viaje para que coincida con el de ustedes.
Entonces lo miré a mi esposo, y pude ver en su cara esa sonrisa cómplice, mezcla de traviesa y perversa, y entonces entendí todo…
Hugo: Ya te hizo la cola con esa pija gorda?
Ana: No, recién empezamos, pero no sé…
Hugo: Mi amor, yo sé lo mucho que te gusta que te hagan la cola, y también se que siempre quisiste probar con una pija de ese diámetro en tu cola… esta es la oportunidad, hacelo!!!!
Víctor: Hugo me dijo que te gustaba mucho que te la metan por la cola.
Ana: Si, mi marido sabe lo que me gusta…
Víctor: También me dijo que te encantan las pijas gordas…
Ana: Si, también lo sabe, son mi debilidad…
Víctor: Entonces date vuelta que hoy es tu día de suerte, vas a sentir mi verga en tu culo.
Y diciéndome esto, me ayudó a girarme, dándole la espalda, y comenzó a meterme un dedo en la cola, luego dos, y los movía en círculos, para adentro y para afuera, tal cual a mi me gustaba. Imaginé que eso también sería recomendación de mi esposo.
De pronto sacó sus dedos y colocó su verga en la entrada de mi culo, yo me incliné lo más que pude y me aflojé para recibirlo. Sentí que comenzaba a entrar, de a poco, pero no terminaba nunca de entrar, era tan gordo que me hacía doler, me hizo acordar a la primera vez que lo hice por el culo, me dolió mucho, más de lo que me gustaría aceptar.
Por fin logró ingresar del todo su cabeza en mi culo… ahora comenzaba a recorrer despacio todo mi interior… sentí en un momento que llegaba al límite, su pelvis chocaba contra mí, deseaba que eso nunca suceda, ya que realmente me faltaban 10 centímetros mas para sentirme empalada.
Comencé a sentirlo moviéndose adentro mío, adentro y afuera, lento al principio, y ganando velocidad con el correr del tiempo. Mientras sus manos masajeaban mis tetas, me pellizcaba los pezones con fuerza, pero a esas alturas los tenía casi adormecidos de tanto que me los mordisqueó, y no sentía dolor, solo placer, un placer que venía de mi ano, de la culiada que me estaba dando el amigo de mi esposo con su gorda pija.
Víctor: Desde que te conozco que soñé con este momento, con tenerte ensartada así en mi verga, rompiéndote el culo, y agarrado con fuerza de tus enormes tetas Ana, siempre soñé con este momento… incluso cuando cogía con mi esposa, soñaba tenerte así, ensartada en mi verga, manoseándote las tetas, y a punto de llenarte el culo con mi leche!!!!!
No sé si fue su verga gorda, sus movimientos, sus manos apretándome las tetas, o las cosas que me estaba diciendo al oído, pero de golpe sentí que crecía un orgasmo adentro mío… de esos que pocas veces vienen… esos que son enormes… Y no me equivoqué… mientras Víctor me decía al oído las veces que se masturbó o se cogió a su esposa pensando en mí, yo podía ver como mi esposo estallaba también, regando de leche el asiento de adelante y el piso, en este momento… exploté en un tremendo orgasmo, que se intensificó mas aun al sentir como me llenaba el culo con su leche caliente… era increíble sentir ese orgasmo, mezclado con su leche, que era muy abundante en mi culo, no dejaba de latirle la verga, señal de que aun me estaba llenando de leche…
Nos quedamos un rato sin movernos, conscientes de que cuando yo me levante, un torrente de leche saldría de mi culo… y así paso… me levanté lo más rápido que pude, y mucha leche salió de mi dolorido culo, para ir a parar al piso del micro. Otro tanto se escurrió por mis piernas, y finalmente algo también alcanzó a mancharle el pantalón a Víctor.
Mientras Víctor se sacaba como podía su pantalón para cambiárselo por otro que traía en un bolso, Hugo se arrodilló en medio del pasillo, para limpiarme con su lengua toda la leche que recorrían mis piernas. No tardó ni 15 segundos en limpiarme y tomarse toda la leche de mis piernas, incluso cuando terminó de limpiarme las piernas, siguió por mi ano, pero apenas si pudo lamerlo unos segundos, ya que le pedí que se detuviera, porque me ardía bastante. Se ve que Víctor me lo había roto… tal cual me pasó cada vez que algún macho de buena verga me cogía por el culo, siempre terminaba con mi culo roto. Dolía… pero valía la pena…"

1 comentarios - Anal

ekissa5026
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