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Madrasta voluptuosa/cap4

Madrasta voluptuosa/cap4CAPÍTULO  4








Entonces se acordó ella de las chicas, cuando sintió como Cesar empezaba a amasar su otra nalga fibrosa.







Lanzo una mirada y vio como las chicas entre risas se dirigían a la piscina con una bandeja.







-        Ya está bien chicos…os estoy muy agradecida, ahí vienen vuestras novias.









Dijo Yolanda retorciéndose en la hamaca, apartando así su cuerpo de las manos de los chicos, su oscuro objeto del deseo, que movieron la cabeza como si salieran de una ensoñación y blancos de miedo por la impresión de oír a las risas de las chicas, corrieron rápidamente saltando al agua para llegar hasta la otra orilla donde estaban las toallas.









Cuando las chicas salieron por la puerta corrediza de la casa, los dos chicos sacaban la cabeza del agua y hacían ver que hablaban entre ellos.









Belén lanzo una mirada sospechosa de odio hacia Yolanda que seguía tumbada boca abajo, pero pudo sentir aquella maligna mirada de la criaja.









Durante quince minutos Yolanda oyó, fingiendo indiferencia, las risas y el jaleo de los chicos, las chicas habían puesto música discotequera, y querían que sus novios bailasen con ellas, bebiendo los Martinis y snacks que habían preparado, tirándose de vez en cuando a la piscina a seguir bailando. Pero ellos ya no querían más que morrearse, abrazar y restregar sus pollas en sus novias.









-        Pero qué pegajosos estáis.....!









Se quejaba Ángela intentando sacarse de encima a Cesar.









Yolanda fingía autocontrol, como nunca, que cachonda se había puesto, y que locura había cometido, si llega a pillarla la odiosa criaja de Belén, más allá de la escena, a saber que le habría contado al derechón celoso de su marido, con mucho gusto la niñata pija y malcriada se habría ofrecido como testigo de infidelidad aunque no hubiese pasado nada, y Yolanda a la calle con una mano atrás y otra adelante, se había arriesgado muchísimo, eso no tenía que volver a pasar.









Pero ahora estaba cachondisima, tan caliente como hacía años, consecuencia de sus enormes necesidades sin cubrir, sus pezones duros como piedras clavados contra la hamaca le dolían terriblemente. Tragando saliva se abrocho la parte de atrás del bikini, se puso sus enormes gafas de sol, se calzo sus sandalias de tacón y salió de la piscina entrando en la casa con un forzado rostro de indiferencia.









Con el corazón agitado, se dirigió a su dormitorio, rebusco en los cajones hasta encontrar uno de su dildos, uno de silicona con vibración extra para el clítoris, de fondo se oía el jaleo de la piscina, antes de cerrar la puerta, su cuarto estaba aislado y las ventanas eran de climalit.









Se arrancó la parte de abajo del bikini, y se tumbó con las piernas bien abiertas sobre su cama, su raja era un mar de fluidos, encendió el dildo vibrador y empezó a introducírselo lentamente adentro y afuera, afuera y adentro.







-        Oooooohhh…..aaaahhhh….oooohhh






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Gemía mientras cerraba los ojos, el recuerdo del tacto de las ansiosas y deseosas manos masculinas de los chicos estaban tan fresco, que aún podía sentirlas.







-        Oooooohhh…..aaaahhhh….oooohhh








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Jadeaba y gemía sin dejar de meterse y remover el dildo vibrador, agarrando con su mano libre como podía sus enormes tetazas y acercando sus extra grandes pezones a su boca para chuparlos y morderlos, como deseaba que aquel par de enanos cachondos que estaban afuera con las chicas, estuvieran ahora sobre ella con sus jóvenes y potentes pollas, vibrando por ella, mientras le devoraban los enormes pezones y le comían sus enormes melones de talla de copa E. Dios como lo deseaba!, Pensaba retorciéndose y penetrándose bestialmente con su dildo vibrador.







-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh……aaaaaaaaaaaaahhhhhh.









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Estallo en un grito de placer chorreando por todas partes por el orgasmo, hacía mucho tiempo que no tenía uno igual.






Se levantó totalmente desencajada, se recompuso en el baño, se puso la parte de abajo del bañador y abrió la puerta del dormitorio. Un extraño silencio invadía la casa.









Moviéndose como un gato se acercó hasta el cuarto de Belén, poniéndose donde ella sabía que no sería descubierta y podría oír si sucedía algo.









-        Por favor vamos a follar, estoy muy cachondo.









Se oía la voz de Sergio.







-        No, ahora y aquí, con Yolanda no…ya lo hablamos, si lo hacemos ha de ser una noche especial y romántica, espera al viaje del fin del curso…







Contestaba molesta Belén.







-        Joder Belén estoy muy cachondo, hazme una mamada aunque sea.







Respondía quejumbroso Sergio.







-        Sabes que eres el amor de mi vida, pero eso me da mucho asco, Sergio.







Decía con voz lamentosa Belén.







-        Joder seguro que Ángela, le está haciendo una mamada a Cesar en el baño de invitados.







Replicaba Sergio.







-        Ángela que haga lo que quiera…..joooo…yo quiero que todo sea más romántico, como en las películas.





Contestaba con voz de niñata repipi y malcriada Belén.







-        Que pasa que estas tan cachondo, te ha puesto cachondo ver a Yolanda, a esa zorra, vieja y gorda.......... Eh!






Recrimino a Sergio con la voz cargada de odio la criaja, haciendo que el disgusto le subiera a Yolanda hasta la coronilla.







-        Pero que dices, ni me he fijado en ella, estábamos hablando de deportes y de jugarretas a los profes y esas cosas, Cesar y yo… y ella ni nos ha dirigido la palabra…además como iba a excitarme esa vieja gorda, cariño.







Respondió lleno de seguridad Sergio.







-        Bueno te creo







Dijo con voz suspicaz Belén







-         Hazte una paja mientras nos enrollamos, y te corres en mis pechos, eso es todo.







Propuso Belén con voz conformista.







-        Bien, bien…..







Contesto Sergio. Yolanda estaba negra, no le hacía falta escuchar nada más, con que vieja y gorda, y si le hubiese dejado le habría devorado el culo, el mierdecilla bajito y fofisano, esta se la guardaba con mucho rencor.







-        Ooooohhh…..si que bien la chupaaaasss…..







Se oían los gritos de Cesar desde el cuarto de invitados, sin ningún disimulo.







Yolanda ya tenía bastante, todos se iban a ser satisfechos por otros menos ella, se dijo importantemente cabreada y dirigiéndose a la piscina.









Celebraban con una comida en un restaurante de lujo la renovación de los contratos de seguro de la empresa de Vicente, como cada año. Yolanda, Vicente y el jefe de ella, Arturo un hombre de unos sesenta años, serio respetable conservador y familiar. 









-         Menuda es tu mujer. Pues dormir completamente tranquilo, jamás he visto a una mujer pararle los pies a un hombre con la rotundidad con que ella lo hace. No hay nadie más profesional que ella, es una experta en transmitir simpatía y atención con total indiferencia y menos un millón de coquetería. 









Explicaba durante los aperitivos Arturo al celoso, derechón, viejo y deteriorado marido de Yoli.







Hasta dos años después de casarse no había consentido en traspasar todos los seguros de su empresa a la compañía de Yolanda, con lo que eso contaba para ella. 







La explicación venía a cuento de un comentario y una mirada de rayos X de esas que desnudan, que le había lanzado a Yolanda al entrar en el restaurante un comensal que se iba, algo pasado de vino. Un comentario sobre lo buenísima que estaba Yolanda, ante lo que ella había mostrado indiferencia absoluta como si estuviera sorda y ciega.









Pero entre Arturo y ella habían tenido que convencer a Vicente para no montar un espectáculo, con una superhembra de bandera como Yolanda, aquellas situaciones se daban de vez en cuando. Vicente soportaba iracundo las miradas de deseo que provocaba su mujer, sobre todo porque ella sabía obviarlas, pero que le dijesen algo, lo sacaba de sus casillas. 









Daba igual como se vistiese Yolanda, siempre destacaba, su rostro precioso de diosa morena, de pómulos perfectos, ojos brillantes y vivos, labios jugosos y apetitosos, con esa sonrisa brillante de embrujo moro, alta por encima de la media, con esas piernas laaargaaas y perfectamente esculpidas, de muslos macizos y prietos, que acababan en un culisimo grande, de esfericidad perfecta y respingona, esas caderas gloriosas y esa cintura estrecha con ese tronco firme de abdomen bien definido, para la ocasión  llevaba una falda de tubo negra hasta la rodilla, unos tacones de aguja de ejecutiva azules de suela roja que realzaban su perfecto trasero extra respingón.









Una blusa lisa y sedosa azul a juego con los tacones con volandas en las mangas y el escote, sus pezones perfectamente disimulados con un protector dentro de su wonderbra, como siempre que se vestía para trabajar, unas medias transparentes de seda que se ajustaban a su muslo vestían sus preciosas piernas, llevaba su sedosa y perfecta melena morena que caía desde la raya central hacia los lados suelta, con las puntas que le llegaban a la mitad de la espalda naturalmente onduladas.









En la sala había muchas mujeres atractivas, rubias, castañas, todas muy atractivas y entre ellas destacaba Yolanda con su arrebatadora belleza morena y su bronceado cetrino.









Mostrándose risueña y alegra como siempre sin dar importancia a las miradas de admiración y deseo de los machos cuando pasaban por su lado, tanto clientes como empleados del restaurante.









-        Muy profesional, super profesional y toda una señora con mucha clase y elegancia, pero nada de confianzas y ay del que intente propasarse con ella. Cómo se llamaba aquel tío que denunciaste tu segundo año en la compañía?









Seguía Arturo con su apología de Yolanda ante los ojos inexpresivos del inútil desecho físico de su marido, el celoso calvorota de Vicente, tendiendo sus brazos y sus piernas escuálidas, mientras se agolpaba sobre la mesa con su panza oronda y redonda.









Las imágenes de la semana pasada con los chicos se agolpaban en la mente de Yoli, durante el día le daban sudores frio y le provocaba pánico pensar todo lo que se había jugado, y que hubiera pasado si la pilla así la criaja de la hija de su marido, para más inri, arriesgarse a perderlo todo sin que hubiera pasado nada.









Pero esos recuerdos alimentaban sus fantasías y deseos por la noche mientras se masturbaba con sus juguetitos, dos noches aquella semana, había ido el fofo e impotente de Vicente a babearla y meterle su churro flácido, ella había cerrado los ojos intentando imaginar que era uno de los bajitos y vigorosos chicos, pero la rapidez y la falta de consistencia de la pollita de Vicente, le había hecho imposible alcanzar el tan deseado orgasmo.









Mientras esperaban los postres Yolanda se levantó y excusándose fue al lavabo, se paró un segundo a ver una cristalera del aparador del restaurante donde había ciertos objetos y fotos de famosos, después prosiguió hacia el baño sobre sus tacones, un pie delante y otro detrás moviendo sus perfectas nalgas fibrosas, enormes y respingonas, arriba y abajo, abajo y arriba.







-        Hola preciosa.







Le dijo un tipo que parecía que salía o entraba del lavabo, como de uno ochenta de unos cuarenta y muchos y pelo muy engominado, ancho de espaldas y nariz puntiaguda, vistiendo un traje gris.









Estaba unas tres mesas más allá de la de Yolanda, comiendo con una mujer rubia y alta, y con dos niñas, se comportaban como lo que eran una familia, pero Yolanda por el rabillo del ojo había visto, como siempre que podía le lanzaba unas terribles y lujuriosas miradas que ella ignoraba.







-        Hola Padre de familia con dos niñas.







Respondió Yolanda burlona esbozando su mejor y más seductora sonrisa.







-        Si verdad, has visto las cosas tan bonitas que yo hago.







Contesto el tipo con socarronería y caradura.







-        Por si no te das cuenta, estoy casada, este es mi anillo y aquel es mi esposo.







Dijo Yolanda mirando fijamente y muy seria al tipo mientras alzaba su mano y mostraba su alianza de casada.







-        ¡Esa piltrafa humana! No creo que pueda satisfacer a una superhembra maciza como tú, estas demasiado buena, buenísima, como para no ir pegando polvos por ahí.







Siguió el tipo en su tono más chulesco y provocador, mientras Yolanda abría la puerta del baño de mujeres disponiéndose a entrar, con una cara de total indiferencia fría como el hielo.







-        Espera, topmodel, ten mi teléfono piénsalo y me llamas, algún día nos podríamos dar un homenaje sin compromiso, solo puro disfrute.








Dijo el tipo en un tono prepotente y sobrado, acostumbrado como estaría a las infidelidades con mujeres de bandera como Yolanda.







Yolanda para no darle más coba, cogió el teléfono sin mirarle a la cara y entro en el baño de mujeres, cerrando la puerta tras de sí, arrugando el papel con el teléfono y el nombre del tipo y arrojándolo a la papelera, todas las semanas le pasaba una o dos veces, en multitud de lugares, y siempre hacia lo mismo, la tentación era muy grande y era mucho lo que estaba en juego, todo el dinero del cretino de su marido.







Por fin aquel sábado iba a poder disfrutar de la piscina sin la criaja y sus niñatas amistades.







Se despertó sobre las nueve y media, desayuno con Vicente en la cocina de la casa, llevando uno de sus batines de seda que le caían hasta mitad del muslo, mientras este como era su costumbre leía periódicos de derechas y despotricaba contra los rojos, para acabar su charla mañanera de sábado auto alabando su swing que iba a mostrar en el club de golf a sus amigotes de polo Ralph Lauren y pin del partido de derechas.









Vicente se despidió con dos besos de Yoli, mientras esta iba a la habitación a cambiarse y prepararse para unos baños de sol en su magnífica piscina. Rímel, algo de colorete y los labios perfilados con carmín rosado húmedo, escogió un bikini naranja claro,









Se trasparentaba casi todo, lo que tenía escondido, de otras épocas antes de casarse con Vicente, de tanga de hilo para abajo y de un brasier enorme para poder sostener semejantes enormidades de senos, con ellos haría estragos a cualquier hombre, sus enormes mamazas redondas y perfectas, desbordaban en perfecta redondez los laterales del sosten y su tanga de hilos mostraba totalmente sus nalgas de ensueño, convirtiéndola en la miel que atraía todas las miradas en las playas y piscinas. Además, iba a estar ella sola, y pensaba hacer toples.









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Mientras se arreglaba en su dormitorio un extraño y breve resplandor que procedía del otro lado de la valla de su propiedad le lanzo un par de destellos, al primero no le dio importancia, pero cuando el tercero le alcanzo los ojos, se mosqueo.









Fue al despacho de Vicente, donde ella sabía que tenía un telescopio lleno de polvo, regalo de su hija cuando tenía ocho años, que solo sacaba a determinadas visitas para fardar, y que sabía manejar mejor Yolanda que Vicente, porque Vicente despreciaba cualquier clase de conocimiento o intelectualidad por inútil, así que cada vez que tenían una visita académica Yoli, le volvía a explicar al zote de su marido cómo funcionaba el telescopio.









Yolanda lo llevo a su dormitorio, y lo apoyo en la ventana, enfocándolo para escudriñar el punto del que provenían los reflejos. Una sonrisa maligna se dibujó en su rostro al descubrir la causa de esos reflejos.









Desde luego no eran ningunas lumbreras, desde luego que no, el par de novios enanos y niñatos de la criaja y su amiga, estaban encaramados en el techo de una furgoneta, que a saber de dónde habían sacado sus padres, pasta tenía de sobra.









Estaban allí con dos prismáticos, porque la parte de atrás de la casa de Yolanda con jardín después de la piscina y la valla de 4 metros quedaba muy lejos de una calle, en principio protegida de todo tipo de miradas, con una propiedad contigua donde residían una pareja de ancianos antes de la calle trasera, que hacia subida, por lo que el techo de una furgoneta estándar en lo más alto de la curva, permitía ver en la más absoluta lejanía la piscina de la casa de Yolanda, sin unos prismáticos era casi imposible distinguir a la personas en la casa de Yolanda, solo se veían individuos sin mucho detalle de sus cuerpos moverse de aquí, para allá, pero con unos potentes prismáticos la visión era inmejorable, casi como si estuviesen al borde de la piscina contemplándola.









Al principio Yoli, pensó en castigarlos dejándolos allí arriba en la cuesta, por donde casi nunca pasaba nadie, allí asándose como pollos al sol, aunque solo era primavera a las horas más fuertes de sol, pegaba duro, pero claro si hacia eso, era ella la que se fastidiaba renunciando a tomar el sol.









Volvió a ojear y vio a los dos pánfilos, que habían desplegado un toldo por encima de sus cabezas, y con un cojín acomodaban los prismáticos probablemente enfocándolos a la terraza junto a la piscina de Yolanda.









Le fastidiaba sobre manera, aquel par de mocosos mequetrefes, zafios niñatos que no valían ni medio polvo, y sobre todo el cobarde rastrero de Sergio que después de babear y temblar al tacto de su piel, la había llamado gorda y vieja, cuando ni había estado, ni estaría nunca, ni a un milímetro de una tía tan buena como ella.









Pero si no salía a tomar el sol, también ganaban ellos. Así que decidió salir y darles un buen espectáculo, iban a ver todo lo que nunca iba a ser suyo, y que nunca más iban a poder ni rozar.................!












CONTINÚA 





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