Todo esto arrancó, como tantas cosas en la vida, después de una separación. Cuando una relación de años se termina, se te mueven las estanterías y empezás a hacer cosas que nunca hubieras imaginado. En mi caso, a mis 46 años, fue empezar a darle bola a algo que mi ex me dijo un millón de veces y que yo, la verdad, nunca había registrado del todo.
"Es la pija más gruesa que vi en mi vida", me decía. "Les cuento a mis amigas del grosor y no me creen". Yo la escuchaba y me encogía de hombros, no le daba importancia. Pero después de la ruptura, con tiempo libre y la cabeza en cualquier lado, la frase me empezó a hacer eco. ¿Sería para tanto?
Así que, mitad por morbo y mitad para "sondear el mercado", me metí en Poringa. Un poco por curiosidad, un poco para levantar el ego, empecé a subir algunas fotos. Sin mostrar la cara, claro. Solo la herramienta. A pesar de mis 46, las erecciones siempre fueron mi punto fuerte, así que material no faltaba.
Al principio, pasó lo que me imaginaba que podía pasar: la gran mayoría de los comentarios y halagos venían de hombres. Todo con respeto, la mejor onda, pero yo, que soy hetero (y lo aclaré en mi perfil para no generar falsas expectativas), no sentía nada. Agradecía los cumplidos, pero no era la validación que, en el fondo, quizás estaba buscando.
La cosa transcurría sin pena ni gloria, casi a punto de dejar el "experimento" en el olvido. Hasta que un día, de la nada, un mensaje privado. Era de una mujer. Para proteger su identidad, la vamos a llamar Ana.
El mensaje era corto, directo y demoledor: "Me encanta tu pija, me parece hermosa". Y después de esa frase, la invitación que lo cambiaría todo: "¿Nos escribimos por chat para algo más personalizado?".
En ese preciso instante, supe que la joda se había terminado. Ahora, esto se ponía serio.
En el chat privado, no hubo tiempo para vueltas. Ana fue al grano y yo también.
"¿Qué es lo que más te gusta de una mujer?", preguntó.
"El culo", respondí sin dudar. "Y que les guste el anal. Que se banquen una buena pija gorda hasta el fondo".
El silencio duró apenas un segundo. La respuesta no fue un texto, fue una foto. Un primer plano de un culo espectacular, redondo, enfundado en una tanga de encaje negro. La imagen venía con un desafío: "Vos creés que entraría acá?".
Fue como un cortocircuito en mi cerebro. La sangre se me fue toda para abajo y la pija se puso como un bate de béisbol en un instante. Estaba en la compu, así que hice lo primero que se me ocurrió: la saqué, dura como una piedra, y la arrimé al monitor, justo al lado de la foto de ese culo increíble. Saqué el celular, me tomé una foto desde atrás, tratando de capturar la escala, y se la mandé.
"Yo creo que sí", escribí. "Y si cuesta, le pondré el mejor de los esfuerzos y la paciencia necesaria. Amé ese culito redondito, bebé. Ahora quiero ver más".
Su respuesta me descolocó y me demostró que ella tenía el control. "Ya viste lo que querías ver. Ahora la que quiere ver más soy yo".
Empezó el juego. Le mandé una de mis mejores fotos. "Tu turno", le puse. Me clavó el visto y contestó a los minutos: "Ahora no puedo, estoy en el laburo y a punto de explotar, pero la tengo que caretear. Mandame más vos". Caí como un campeón y le mandé un par más. Pero me planté. "Bueno, basta. Ya está. Tu turno. Te espero hasta la noche".
Aceptó, no sin antes volver a halagar todo: la forma, las venas, la cabeza. Y entonces, soltó la bomba: "Quiero ver tu culo".
Ahí me mató. Soy bastante peludo y el culo nunca fue una parte de mi cuerpo que me guste mostrar. Me dio vergüenza, sinceramente. "Por el momento no", le dije. "Después de ver tu material, vemos". Para mi sorpresa, cumplió. Al instante me llegaron dos fotos: una concha rosadita, perfectamente depilada, hermosa, y unas tetas medianas pero con unos pezones grandes y duros que te volvían loco. "¿Así está bien?", preguntó.
"Uff, sos hermosa", le contesté. "¿Por qué no subís más fotos a tu perfil?".
"Soy tímida", me dijo.
"¿Cuántos años tenés?", le pregunté.
"Tengo 36", respondió. "Ahora sí, ¿puedo ver tu culito?".
Me volví a negar y cambiamos de plataforma. Nos pasamos a Instagram, ambos con cuentas re piratas, solo para esto. La confianza era otra. Me pidió videos. Le dije que ella primero. Se negó, con la excusa de la timidez, y me insistió. Terminé mandándole un video que ya tenía, una buena paja que me había grabado para otra chica.
"Uff, en video es más rica", contestó al toque. "Cuánta lechita... pero no me mostraste tu culito aún". La paciencia se me estaba agotando, pero la calentura era más fuerte. Ella era como un perro de presa, no soltaba.
"Dale, hacete una pajita para mí y mientras te hacés un plano de tu culito, dale. Me re gustan los culos masculinos. Si tenés ese pijón, debés tener un culaso, seguro".
Le dije que le mandaba el video de la paja, pero que el culo quedaba para después de que ella cumpliera su parte. Y entonces, tiró la frase que lo cambió todo. La frase que le da título a esta historia.
"Dale, papi. Todos tienen un precio. Tu culito seguro también".
Continuara en la pt2...
(Las fotos son reales y van en la ultima parte)
Ya disponible la parte 2 acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/6066219/Vendi-mi-1er-contenido-con-mi-pijon-y-te-cuento-Fotos-Pt2.html
"Es la pija más gruesa que vi en mi vida", me decía. "Les cuento a mis amigas del grosor y no me creen". Yo la escuchaba y me encogía de hombros, no le daba importancia. Pero después de la ruptura, con tiempo libre y la cabeza en cualquier lado, la frase me empezó a hacer eco. ¿Sería para tanto?
Así que, mitad por morbo y mitad para "sondear el mercado", me metí en Poringa. Un poco por curiosidad, un poco para levantar el ego, empecé a subir algunas fotos. Sin mostrar la cara, claro. Solo la herramienta. A pesar de mis 46, las erecciones siempre fueron mi punto fuerte, así que material no faltaba.
Al principio, pasó lo que me imaginaba que podía pasar: la gran mayoría de los comentarios y halagos venían de hombres. Todo con respeto, la mejor onda, pero yo, que soy hetero (y lo aclaré en mi perfil para no generar falsas expectativas), no sentía nada. Agradecía los cumplidos, pero no era la validación que, en el fondo, quizás estaba buscando.
La cosa transcurría sin pena ni gloria, casi a punto de dejar el "experimento" en el olvido. Hasta que un día, de la nada, un mensaje privado. Era de una mujer. Para proteger su identidad, la vamos a llamar Ana.
El mensaje era corto, directo y demoledor: "Me encanta tu pija, me parece hermosa". Y después de esa frase, la invitación que lo cambiaría todo: "¿Nos escribimos por chat para algo más personalizado?".
En ese preciso instante, supe que la joda se había terminado. Ahora, esto se ponía serio.
En el chat privado, no hubo tiempo para vueltas. Ana fue al grano y yo también.
"¿Qué es lo que más te gusta de una mujer?", preguntó.
"El culo", respondí sin dudar. "Y que les guste el anal. Que se banquen una buena pija gorda hasta el fondo".
El silencio duró apenas un segundo. La respuesta no fue un texto, fue una foto. Un primer plano de un culo espectacular, redondo, enfundado en una tanga de encaje negro. La imagen venía con un desafío: "Vos creés que entraría acá?".
Fue como un cortocircuito en mi cerebro. La sangre se me fue toda para abajo y la pija se puso como un bate de béisbol en un instante. Estaba en la compu, así que hice lo primero que se me ocurrió: la saqué, dura como una piedra, y la arrimé al monitor, justo al lado de la foto de ese culo increíble. Saqué el celular, me tomé una foto desde atrás, tratando de capturar la escala, y se la mandé.
"Yo creo que sí", escribí. "Y si cuesta, le pondré el mejor de los esfuerzos y la paciencia necesaria. Amé ese culito redondito, bebé. Ahora quiero ver más".
Su respuesta me descolocó y me demostró que ella tenía el control. "Ya viste lo que querías ver. Ahora la que quiere ver más soy yo".
Empezó el juego. Le mandé una de mis mejores fotos. "Tu turno", le puse. Me clavó el visto y contestó a los minutos: "Ahora no puedo, estoy en el laburo y a punto de explotar, pero la tengo que caretear. Mandame más vos". Caí como un campeón y le mandé un par más. Pero me planté. "Bueno, basta. Ya está. Tu turno. Te espero hasta la noche".
Aceptó, no sin antes volver a halagar todo: la forma, las venas, la cabeza. Y entonces, soltó la bomba: "Quiero ver tu culo".
Ahí me mató. Soy bastante peludo y el culo nunca fue una parte de mi cuerpo que me guste mostrar. Me dio vergüenza, sinceramente. "Por el momento no", le dije. "Después de ver tu material, vemos". Para mi sorpresa, cumplió. Al instante me llegaron dos fotos: una concha rosadita, perfectamente depilada, hermosa, y unas tetas medianas pero con unos pezones grandes y duros que te volvían loco. "¿Así está bien?", preguntó.
"Uff, sos hermosa", le contesté. "¿Por qué no subís más fotos a tu perfil?".
"Soy tímida", me dijo.
"¿Cuántos años tenés?", le pregunté.
"Tengo 36", respondió. "Ahora sí, ¿puedo ver tu culito?".
Me volví a negar y cambiamos de plataforma. Nos pasamos a Instagram, ambos con cuentas re piratas, solo para esto. La confianza era otra. Me pidió videos. Le dije que ella primero. Se negó, con la excusa de la timidez, y me insistió. Terminé mandándole un video que ya tenía, una buena paja que me había grabado para otra chica.
"Uff, en video es más rica", contestó al toque. "Cuánta lechita... pero no me mostraste tu culito aún". La paciencia se me estaba agotando, pero la calentura era más fuerte. Ella era como un perro de presa, no soltaba.
"Dale, hacete una pajita para mí y mientras te hacés un plano de tu culito, dale. Me re gustan los culos masculinos. Si tenés ese pijón, debés tener un culaso, seguro".
Le dije que le mandaba el video de la paja, pero que el culo quedaba para después de que ella cumpliera su parte. Y entonces, tiró la frase que lo cambió todo. La frase que le da título a esta historia.
"Dale, papi. Todos tienen un precio. Tu culito seguro también".
Continuara en la pt2...
(Las fotos son reales y van en la ultima parte)
Ya disponible la parte 2 acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/6066219/Vendi-mi-1er-contenido-con-mi-pijon-y-te-cuento-Fotos-Pt2.html
3 comentarios - Vendí mi 1er contenido con mi pijón y te cuento (+Fotos) Pt1
http://www.poringa.net/posts/relatos/6066219/Vendi-mi-1er-contenido-con-mi-pijon-y-te-cuento-Fotos-Pt2.html
Espero la segunda parte. Ahí fueron mi +10 💪
¡Aguante ser pija gorda!
http://www.poringa.net/posts/relatos/6066219/Vendi-mi-1er-contenido-con-mi-pijon-y-te-cuento-Fotos-Pt2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/6066219/Vendi-mi-1er-contenido-con-mi-pijon-y-te-cuento-Fotos-Pt2.html