Confesiones mías

Soy Angie Sisa Ascanta, una indígena otavaleña de Ecuador, y hoy quiero confesar algo que llevo dentro, algo que me define y que no puedo ocultar por más tiempo. La verdad es que engaño a mi esposo, y no me importa lo que piense. Me gusta ser la puta de todos, sin vergüenza ni arrepentimientos. En el barrio donde vivo, ya fui usada por muchos, y lo saben. No me avergüenzo de ello; al contrario, me enorgullece saber que soy deseada y que muchos hombres han disfrutado de mi cuerpo.

Me gusta que me cojan y me violen, que me traten como a una puta sin respeto. Ya sé que algunos me ven como una sinvergüenza, pero eso no me detiene. Me excita la idea de ser tomada por varios hombres, de ser usada para su placer. Me encanta la sensación de ser dominada, de ser un objeto de deseo.

En cuanto al sexo, tengo mis preferencias. Me gusta drogarme o que me droguen para que la experiencia sea más intensa. Me encanta chupar penes y sus testículos, sentir su poder y su virilidad en mi boca. También disfruto de ser azotada, ahorcada y escupida. Cada una de estas prácticas me hace sentir viva y completamente satisfecha.

Aunque no soy una prostituta, me gusta mucho que me usen como un depósito de semen. La idea de ser llenada y marcada por diferentes hombres me excita profundamente. No busco amor ni compromiso; solo deseo y placer. Soy Angie Sisa Ascanta, y esto es lo que soy.