Abuela ennegrecida (03)
Tempo después del segundo encuentro con Francis (unos 5 meses) mi vida profesional iba mejorando, ahora me llamaban de vez en cuando para dar consultas asi como calificar tesis o exámenes profesionales, en donde me pagaban un extra, mi esposo estaba de acuerdo ya que era un dinero extra para el hogar. Los días escolares pasaban con total normalidad, Francis y Kojo no intentaban nada que pudiera evidenciar algo entre nosotros o llamar la atención, eran muy discretos en eso, salvo de vez en cuando, que cruzábamos miradas y con ellas coqueteabamos.
En días posteriores, el sol brillaba como nunca, eran días calurosos, incluso en las tardes, el calor se hacía presente, trataba de ir con ropa más ligera para aliviar el calor pero nada que me hiciera ver vulgar o algo por el estilo, siempre cuidando mi imaginación. Un día de clase Kojo llevo una especie de sudadera deportiva, muy linda por cierto, la cuál a pesar de ser bonita, no era tan conveniente debido al calor que se sentía en esos días. Un día, les dejé una actividad que les tomaría tiempo terminar, por lo que al llegar la hora libre para comer, la mayoría de los alumnos ni siquiera habían hecho la mitad. Francis salió junto a sus amigos, invitaron a Kojo, pero el decidió quedarse para avanzar más ya que no había hecho casi nada. Los chicos le sonrieron y salieron del aula, yo también lo hice para ir a comer algo, minutos más tarde regrese al aula y vi a Kojo avanzando la tarea. Yo creí que se daría por vencido rápidamente pero no fue así.
Aproveche para sentarme a su lado y preguntarle sobre si tenía alguna duda sobre el tema, a lo que me respondió las partes que más se le dificultaba. Le explique muy brevemente y procedió a avanzar un poco más. Me quedé un momento mirando como continuaba con la tarea y no pude evitar recordar lo sucedido con Francis. Lo bien que la había pasado pero al mismo tiempo no pude evitar sentir un poco de pena por Kojo ya que no lo habíamos tomado en cuenta. Me dirigí a mi escritorio ya que sabía que los demás no tardarían en regresar y así fue. Todos regresaron y el día finalizo como el resto. En mi casa, fue una noche cotidiana, llegar, saludar mi esposo, hacer la cena y ver juntos un poco de televisión. Alrededor de las 9pm le dije que estaría en la habitación con mi laptop para avanzar sobre un informe que tendría la próxima semana. Mi esposo me dijo que no había problema, mientras el terminaba de ver su programa de televisión, yo avanzaría unas cuantas hojas antes de dormir. Una vez en la habitación, decidí ponerme mi pijama para mas comodidad, me recosté, y con mi laptop en los muslos, procedí a avanzar en mi trabajo.
Después de avanzar un par de hojas, decidí dejarlo para otro día, guarde mi trabajo, apague mi laptop y me propuse a dormir. No pude evitar recordar lo que había pasado antes. Mi relación con esos 2 me ha hecho sentir joven nuevamente, me sentía rejuvenecida, llena de energía y deseos de verme bien, algo que había olvidado hace muchos años. Pensé en tocarme pero escuché a mi esposo subir por las escaleras y mejor me concentre en lograr el sueño, dejando eso para otra ocasión.
Al día siguiente, en clase, Kojo volvió a llevar otra sudadera a pesar del calor presente, pero no tardó mucho tiempo esta vez para que se la quitará y la colocará en su asiento. Pude notar que tenía un pequeño vendaje en el antebrazo izquierdo, por lo que entendí que la sudadera era para ocultar eso de la vista de otros. Me moria de la curiosidad de saber a qué se debía eso pero no podía ser tan obvia, decidí dejar nuevamente un ejercicio que les llevara tiempo terminarlo y nuevamente al llegar la hora de la comida, todos salieron del aula incluso Kojo. Esta vez no salí, ya que había llevado algo preparado para comer. Estuve en el aula pensando en donde comprar unas piezas para una impresora que tengo, que me resultarán baratas cuando Kojo regresó por su sudadera. No me quedé con la duda y le pregunté sobre su vendaje, a lo que me respondió que estaba cocinando y aceite caliente había salpicado, sufriendo una quemadura. No creí que fuera para tanto, pero el se lo quito y vaya que si era una quemadura, no tan grave pero si se notaba fea. El me explico que la curaba con una pomada por lo que no me preocupe de más.
- deberías dejar que cocine tu madre, para la próxima provocas una explosión; le dije en tono de broma mientras el se ponía nuevamente su sudadera.
- debo aprender a cocinar, usted me enseñará mejor; me respondió con un tono juguetón al mismo tiempo que observó mi comida (eran panques con carne).
- no es mala idea, algún día te enseñare; le dije en tono amable mientras le ofrecí un poco de mi comida, a lo cual la probó y me dio su aprobación.
Me sonrió y se despidió ya que el resto de chicos lo estaban esperando. No tardó mucho tiempo en que nuevamente regresarán a clases. Terminé las actividades como de costumbre y el día finalizó como era habitual, pero en esta ocasión tanto Francis como Kojo me acompañaron a mi auto mientras me coqueteaban, diciendo que me veía bonita y esas cosas. Me despedí de ellos sin darles muchas esperanzas y de regreso a casa, no pude evitar sentirme como si fuera una chica joven, era algo ridículo, pero a la vez reconfortante para mí. Durante la noche, mientras estábamos cenando, mi esposo me dijo que un amigo (un conocido de la familia ) lo había invitado a conseguir tilapia en un criadero de un compadre suyo (tilapia es un pez muy común en México con un sabor muy rico) a lo cual había aceptado. El iría el jueves de la semana en curso, temprano por la mañana y regresaría por la tarde.
El aceptó ya que ese día no daría clases en la mañana, era la presentación de una tesis atrasada y debía presentar un pequeño informe del trabajo sobre el alumno. En la tarde, solamente les daria indicaciones y una serie de tareas pero no les daria clases. Eso significaba que en la mañana a lo mucho estaría unas 3 o 4 horas en la escuela y me regresaría a la casa para no dejarla sola, y en la tarde, no estaría ni siquiera dos horas, ya que solo llegaría a dejar mis actividades escolares para regresarme a la casa. Por ese motivo mi esposo acepto ir entre semana y no el fin de la misma.
Llego el día jueves, me levante mas temprano de lo normal, para tener mas tiempo arreglándome y poder arreglar un poco la casa antes de irme a la escuela. Decidí dar un paso por delante y opte por llevar unos jeans y una blusa color azul oscuro con decoraciones de girasoles, era de tela delgada, por motivo del calor. Me puse unos zapatillas rojas de tacón corto que había comprado el año anterior y decidí ir de esa manera a la escuela. Con respecto a mi peinado, opte por usar el mismo peinado que tuve en la fiesta de mi hija, una cola de caballo con mi fleco recto sobre las cejas, aunque el fleco ya estaba un poco largo por el tiempo que había transcurrido. Muchos dirán que me veía ridícula a mi edad, pero me sentía rejuvenecida, admirada, deseada.
Cuando mi esposo me vio, muchos se imaginaran su reacción, fue de total desaprobación, el insistió en que regresara a la habitación y me cambiara de ropa, ya que mi apariencia era de una mujer vulgar, lo obedecía y fui a cambiarme de ropa, poniéndome algo mas flojo y opacado. El me dio un beso y se disculpo bajo la excusa que era por mi bienestar, para evitar que alguien me faltara el respeto, le respondí que no había problema y le agradecía su atención, lo cual era una absoluta mentira, ya que sabia que lo hacia por sus grandes celos y su caracter posesivo. Mi esposo me dio unos cuantos besos y se subió al auto para ir a recoger su amigo e ir a conseguir las tilapias para comer. Estaba a punto de irme cuando pensé, la tesis no durara ni siquiera medio día, y en la tarde estare de regreso antes de las 3pm, puedo ir cómo yo quiera y regresar antes que mi esposo regrese. Me llene de optimismo, subí rápidamente a la habitación para cambiarme de ropa, vistiendome de la manera en la que pensaba ir desde un principio.
Di un pequeño respiro y decidí irme a la escuela, una vez ahí, me dirigí a la sala en donde seria la tesis de ese chico, de manera discreta pude notar que uno que otro docente me observaba cuando iba rumbo a dicha sala. Era algo incomodo, ya que no eran miradas ocasionales, no observaban mi ropa o portafolio, eso era algo seguro, la mayoría de ustedes sabra lo que observaban mientras me dirigía a dicha sala. Una vez ahí, tome asiento, procedí a preparar mi documentación y esperar a que el resto de docentes y el alumno llegaran para terminar con eso. Mientras esperaba, me asegure que no había nadie cerca, tome mi celular, y decidí ver por un momento videos en alguna pagina xxx, me coloque los audífonos para verlos con audio sin temor que alguien afuera pudiera escuchar.
En mi búsqueda, me llamo la atención el video de una chica joven y delgada teniendo sexo con un joven (ambos blancos) en una especie de consultorio, no duraba mucho, eran unos 9 minutos aproximadamente, pero era un buen video. Estuve muy atenta, al grado que el ingreso de los demás docentes a la sala me tomo por sorpresa. Por fortuna tenia los audífonos puestos, seria algo horrible que pudieran haber escuchado algo, cerré la pagina rápidamente y guarde mi celular, para poder empezar con dicha actividad. Durante ella, no podía estar tan concentrada, en mi mente, venia la imagen del video que minutos antes estaba viendo. Al terminar, decidí quedarme y no regresar a casa, de esta forma, mientras mas rápido dejara las tareas para el día siguiente, mas pronto podría regresar a casa sin necesidad de perder tiempo en ida y vuelta.
Una vez en el aula, procedí a ver videos de Youtube para despejar mi mente y quitar la imagen del video pornográfico que había visto. Poco a poco fueron llegando mis alumnos, pero dejaban su mochila y salían fuera, ya que aun faltaba 1 hora para que pudiera dejar la actividad y pudiera irme. Unos minutos después llego Kojo, me saludo de manera muy educada mientras me comento que su hermano estaba afuera platicando con otros chicos ya que estaban organizando un partido de futbol contra alumnos del turno matutino, cosas de muchachos supongo. Nos pusimos a platicar sobre su quemadura a lo que respondió que ya se sentía mucho mejor.
- cuando me enseñara a cocinar profesora; dijo Kojo mientras me tomaba de las manos de una forma muy sutil.
- te avisaré la otra semana; le respondí de forma coqueta mientras le regrese la caricia en las manos.
El acepto inmediatamente mientras me llenaba de halagos por mi forma de vestir, sabia que no estaba equivocada de mi elección, si a Kojo le gusto, a Francis le encantaría. Llegaron el resto de alumnos a lo que procedí a dejar mis actividades para poder irme a casa. Podía notar como Francis y Kojo no me quitaban los ojos de encima. Era algo divertido, ya que me moria de ganas de saber lo que pasaba por su mente, y posiblemente estaban esperando la oportunidad de hablar conmigo a solas. Mientras agregaban las últimas actividades, observe a Kojo, no es tan atlético como Francis, sin embargo, tiene lo suyo, sentí un poco de pena por el, debido a lo que tiempo atrás había hecho con su hermano sin que el lo supiera. A lo que pensé en darle un obsequio a Kojo a manera de disculpa para no sentirme tan culpable con el.
Al finalizar, todos optaron por marcharse, y como si se tratara de una realidad, Francis y Kojo se acercaron a hablarme con la excusa de una tarea, era algo absurdo pero divertido de ver como buscaban cualquier pretexto para acercarse a mi. Después de una breve charla, Francis comento que si necesitaba hablar con gusto podía charlar con el, a lo que le respondí que lo tendría en cuenta. Francis y Kojo se despidieron de mi con un beso en la mejilla. Al momento que ambos se dieron la vuelta para marcharse, Kojo giro para verme y fue ahí que aproveche en hacerle una señal con la mano. Haciéndole entender que le hablaría luego. El solo giro la cabeza, pero con la mirada supe que había entendido el mensaje.
Al llegar a mi casa, procedí a cambiarme rápidamente para evitar que mi esposo, a su regreso, me sorprendiera vestida asi. Aun tenia un par de horas antes de su regreso, a lo que decidí ir la cocina, prepararme algo, ir a la sala y ver un poco de televisión. Estando ahí, pensé que a medida que pasaba el tiempo, me costaba adaptarme de nuevo a mi vida normal, día tras día, noche tras noche, mi mente yacía inquieta recordando las palabras de Francis, podía confiar en esos dos jóvenes para proporcionarle a mi cuerpo la paliza adecuada que de vez en cuando necesitaba. Me sentía afectada ya que siempre me esforcé por ser una mujer de gran clase, casarme con un hombre amoroso (salvo sus celos) ser una esposa perfecta, vivir un estilo de vida perfecto, es lo que había logrado hasta ese momento, en el que decidí dar clases después de mi jubilación y conocer a esos dos jóvenes. Lo que vi de ellos, mejor dicho, lo que tienen ellos, supe que mi vida no había estado completa, ya que había tenido un enorme vacío en mi vida cotidiana, un vacío que ese par de jóvenes estaban dispuestos ha llenar.
Por la tarde, mi esposo llego a la casa, me saludo mientras me enseñaba las tilapias que había traído, eso me alegro, no es ningún secreto que me encanta su sabor, a lo que fui a prepararlas para servirlas en la comida. En la tarde, llego mi hija en compañia de su pareja e hijos, pasaron a la casa simplemente de visita. Ellos comieron con nosotros mientras mi esposo les comento de donde había sacado los peces y lo económico que fue. Fue ahí donde tuve una idea, a lo que decidí ponerlo en practica. Le comente a mi esposo que podía avisarle a su amigo para ir nuevamente el fin de semana en compañia de nuestra hija y su familia, de esta forma, ellos podían conocer en donde quedaba el pequeño criadero de esos peces y de paso, comprar algunos kilos de ellos para disfrutarlos el mismo día. Sin saberlo, mi hija me ayudo al insistirle a mi esposo en ir el día sábado, ya que el día domingo ellos irían a comer en casa de la familia de mi yerno.
Después de insistirle por unos minutos, mi hija logro convencerlo para ir, a lo que planearon la visita muy temprano por la mañana. Al escuchar eso, continué diciéndole a mi esposo la buena idea que era ir junto a mi hija, todo eso era para asegurarme de que aceptará y no se arrepintiera, a lo que el confirmó, al escuchar eso, mi mente despego en un sin fin de ideas locas, una gran emoción inundó mi cabeza y esa misma noche, dormí a altas horas de solo pensar lo que eso significaba, que tendría más de medio día a solas.
Por la mañana, tuve que ir al trabajo vestida de manera casual y tapada, ya que mi esposo no se movería a ningún lado, salvo para acompañarme a la escuela. El día transcurrió normalmente hasta llegar la tarde, toda la mañana estuve ideando un plan para poder acercarme a Kojo sin levantar sospechas en Francis. No podía dejarles una tarea que les llevara tiempo terminarla ya que habían sido días seguidos que hacía eso a lo que pensé en llevarlo a un lugar a solas para hablar con él. La excusa, que saliera a buscar a dicho conserje para arreglar un proyector de diapositivas (tenía diapositivas que eran para la próxima clase por lo que era válido), lo que Kojo no sabía es que esos días en particular, ese conserje nunca llega. De este modo, al tardar un poco, saldría con la excusa al ver que no llegaba, funcionó, le pedí a Kojo que lo buscará y el accedió, pasaron unos 6 minutos y les dije que en un momento regresaba, ya que necesitaba avanzar en clase y ni Kojo o el conserje aparecían.
Lo sorprendí en un pasillo a lo cuál trató de explicarme que no lo encontraba en ningún lado.
- al fin puedo hablar contigo, no te preocupes niño, le pediré favor a otro; le respondí mientras el aun no comprendía del todo la situación.
- que quiere decirme profesora; dijo Kojo un poco ajeno a la situación.
- recuerdas que me pediste clases de cocina, que te parece mañana; le dije en un tono amable pero serio.
- claro, a que hora profesora, donde estará para que le diga a mi hermano que nos acompañe; mencionó un poco animado.
- de eso quiero hablar, no digas nada de esto a nadie, mucho menos a tu hermano, inventa algo no se, te veo en mi casa a las 10am, no me dejes plantada niño; le dije mientras lo dejé parado, enseguida fui en busca de otro conserje para que nos ayudara.
Cuando regrese con el conserje al aula, Kojo ya se encontraba ahí, el conserje procedió a arreglar el proyector y pude al fin retomar con mi clase. Me puse a explicarles un poco y pedirles que copiaran unas cuantas diapositivas, todos obedecieron a mi orden, entonces me puse a observarlos, Francis esta escribiendo las notas normalmente, sin embargo, Kojo lo hacía pero en pequeños momentos dirigía su mirada a mi. Aún recuerdo esa mirada, en ella podía notar un sin fin de cosas, desde emoción hasta calentura, sería genial poder leer su mente en ese momento.
Al terminar el día, me dirigí al auto pero en compañía de unas alumnas que me acompañaron por X motivo, pude observar a esos dos mirando de lejos, lo más seguro es que pensaban acompañarme pero no pudieron. Fue gracioso ver su impotencia en ese momento. Al llegar a la casa, mi esposo me comento que iría con mi hija a las 8am o 9am, a lo que le dije que no había problema, que mantendría listo lo que se necesita para volver a comer pescado. Alrededor de las 9pm, estando en la sala, mi esposo me pidió favor que hiciera un poco de arroz con leche (si son de México, saben que es y como se prepara) a lo que fui a la cocina a prepararlo.
Estando en la cocina, recordaba las miradas de complicidad que Kojo me había dado, sabía que el aceptaría mi invitación, no creía que fuera capaz de desaprovechar una oportunidad de hablar conmigo, lo había notado en clases. Siempre lo he visto con sus amigos, nunca lo he encontrado con alguna novia o pretendiente, las chicas de la escuela en su mayoría son muy lindas, y Kojo, bueno, no es tan apuesto que digamos pero tiene algo a su favor, no necesito explicaciones, ustedes lo entenderán. Fue grande mi distracción que la leche, al hervir, subió de la olla, manchando un poco de la estufa. Pensé en limpiarla pero decidí que no era necesario en ese preciso momento, al llegar a la sala, mi esposo me comentó si estaba listo a lo que le respondí que podía ir a la cocina por un poco. Al regresar, me comento que la estufa estaba sucia a lo que le respondí que mañana temprano me podría a limpiar.
Estando en la cama, me dispuse a dormir, lo hice, pero a media noche me desperté, vi a mi lado y mi esposo dormía plácidamente. Era cuestión de horas para que el y mi hija fueran con ese señor al criadero de peces y me quedara a solas, esperando la llegada de Kojo, claro, si en verdad venía. He amado a mi esposo y seguiré queriéndolo a pesar de que nuestra relación se ha visto rotas después de muchos años, a mis hijos les he dado la mejor educación, he dejado de lado mis necesidades como mujer por dedicarme a tiempo completo a mi trabajo y familia. No justificó la infidelidad, lo que he hecho no es lo correcto, pero después de lo sucedido, me es demasiado difícil negarme a la calentura que ese par de jóvenes provocaron en mi, después de mucho tiempo, me sentía joven y deseada.
Estaba durmiendo cuando mi esposo me despertó, eran las 7am, el lo hizo con el afán de que le preparará algo para que llevara con mi hija, tarde un momento en digerir lo que me estaba diciendo cuando el sueño se esfumó por completo. Era el día que cite a Kojo a casa, rápidamente me puse mi pijama y baje a preparar algo. Mi esposo quedó arriba, cambiándose de ropa, mientras yo, estando en la cocina no podía pensar en otra cosa que no fuera mi alumno, que iba a ser, que le diría, pero sobre todo, como terminaría. A los pocos minutos mi esposo bajó y yo subí para cambiarme, me puse mis anteojos y me hice mi clásico peinado de cebolla por lo fácil que se me hace, no me puse nada revelador, solo una camisa de manga corta color rojo, una falda color púrpura que me daba por debajo de la rodilla, y unos tacones cerrados color verde oscuro con tacón pequeño. Me veía como una ama de casa ordinaria. Tiempo después llegó mi hija con su familia, mi esposo no estaba tan convencido de que llevarán a mis nietos, pero le dije que como abuelo, es bueno pasar tiempo con ellos. Mi hija y mi yerno se sentaron un momento en el sofá para platicar con mi esposo, me senté cerca para participar en la conversación, pero en mi mente los estaba echando a la calle prácticamente. No podía negar mi nerviosismo porque se fueran de inmediato, cosa que no hacían, eso en verdad me desesperaba.
Luego de unos minutos, por fin se despidieron de mi. Era tanto mi nerviosismo, que los acompañe a la puerta de la casa para asegurarme que se fueran en el auto. Una vez vi que el auto se puso en marcha, cerré la puerta y entre deprisa a la sala, me senté en un sofa y no sabía que hacer. Pensé que tal vez había ido demasiado lejos en mi aventura con esos 2, por lo que recordé que había invitado a Kojo a cocinar algo simple, no sería complicado enseñarle algo muy fácil de hacer, de esta manera, unos 30 minutos y podría irse de mi casa. Decidí que eso haría para mayor tranquilidad, o al menos, eso fue lo que pensé.
Me dirigí a la cocina y tuve la idea de una ensalada Cesar (algo muy fácil y rápido) a lo que busque lo necesario para ello. Estando ahí no podía dejar de pensar en todo lo que había hecho atrás, pero no había marcha atrás, lo hecho, hecho esta, ahora solo quedaba seguir con mi vida. Me dirigí a la sala y tocó esperar, pasaron los minutos y estos se convirtieron en horas, llegó las 9am, a esa hora me sentía muy confundida, no estaba completamente segura de si en verdad había invitado a Kojo por lástima o sólo por la oportunidad de volver a ver ese monstruoso pene que ese joven guardaba debajo de sus pantalones. Después de unos minutos creí que todo había quedado en eso, un simple deseo tonto, pero no fue así, el sonido del timbre me hizo pararme de inmediato del sofá, los pensamientos de lujuria y culpa nuevamente inundaron mi cabeza. Di un par de vueltas en la sala y un nuevo llamado del timbre me puso más nerviosa que antes, tomé aire y me dirigí a la puerta, tenía en mente enseñarle un poco y correrlo de mi casa.
Abrí la puerta y era él, era Kojo, venía vestido como esos tipos que hacen videos de música, pantalón de mezclilla, tennis, playera (era color azul claro y tenía unas siglas que siendo honesta, no se que significa) y una gorra roja. Le pedí que entrará mientras le pregunte si hizo lo que le pedí, a lo que respondió que todo salió bien, nadie sospecharía nada, ni siquiera su hermano. Eso me tranquilizo un poco y pasamos dentro.
- que me enseñará a hacer profesora; dijo en tono muy alegre, incluso eso me dio mas confianza.
- una ensalada, es fácil; le dije con total calma.
Pasamos a la sala y los comentarios enaltesiendo el lugar no tardaron en llegar, fue muy educado de su parte. Antes de enseñarle, le invite un poco de limonada, mientras nos sentamos y nos pusimos a platicar. Los minutos pasaron y reaccione, sin darme cuenta era yo quien estaba perdiendo el tiempo cuando minutos atrás tenía pensado pasar el menos tiempo posible con él. Le dije que le enseñaría a realizar la ensalada Cesar, la comeríamos y se marcharía, ya que tenía cosas que hacer, el me vio un poco triste pero aceptó.
Pasamos a la cocina y le explique lo que tenía que hacer, el puso manos a la obra y poco a poco todo iba saliendo como creí. Lo miraba sin descanso, él estaba concentrado en lo que hacía, de vez en cuando me acercaba para guiarlo o ayudarle en algo, a lo que amablemente prestaba atención. Sin embargo, con el pasar del tiempo empezamos a charlar sobre nuestra vida, pasatiempos, cosas así, pero algo poco a poco iba cambiando en el ambiente hasta entonces inocente. Todo el tiempo estuve mirando discretamente el gran paquete de Kojo mientras él caminaba por toda la cocina, mi vagina parecía tener vida propia mojándose y estrémeciendose por Kojo, me esforzaba por contenerme, mi esposo no tocaba mi cuerpo por años e incluso me había acostumbrado a vivir sin sexo y sin ninguna clase de pensamientos sucios hasta que esos 2 hermanos entraron en mi vida. Esos deseos que creí no tenía, despertaron de una forma muy intensa, y para fortuna o mala suerte, ahí estaba uno de ellos, a escasos centímetros de mi.
Pero no era la única, así como yo no dejaba de verlo, él hacía exactamente lo mismo, todo el tiempo me hice la distraída pero pude observar como Kojo no dejaba de verme el trasero, pude notarlo, al parecer, a Kojo le encantaban mis enormes nalgas, esas enormes nalgas que son un fastidio para mi esposo y de las cuales se quejaba durante los pocos encuentros íntimos que tuvimos en nuestro matrimonio.
Terminamos de hacer la ensalada y ambos nos dirigimos a la sala para sentarnos y comerla.
- sabe bien, no fue difícil; dijo Kojo mientras disfrutaba del platillo.
- lo ves, era cuestión de practicar, lo haces bien muchacho; respondí aprobando su esfuerzo y disfrutando de ella.
Después de un tiempo terminamos la ensalada y conversamos sobre nuestra vida personal, era completamente ridículo que los 2 estuviéramos ahí sentados hablando tranquilamente cuando tiempo atrás habíamos tenido sexo en un acto puro de infidelidad. El tomó el plato y lo coloco en una pequeña mesa de vidrio que hay en medio, regreso al sofá, pero está vez más cerca de mí. Mi corazón se agitaba al tenerlo tan cerca.
- he estado esperando estar a solas con usted desde hace tiempo, me encantó desde el primer día que nos dio clases; dijo sin medir una sola palabra.
- gracias jovencito, eres muy atento; le respondí cordialmente.
Sin medir palabra alguna, se acercó y me beso, desde el momento en que Kojo me dio aquel beso, mi cuerpo casi se derritió, y cuando las fuertes manos de Kojo me empujaban contra su cuerpo, mi deseo aumentaba, estaba preparada para explotar de placer con nuestras lenguas restregandose interminablemente. El beso duró unos minutos más hasta que Kojo me instruyó para sacar su pene el cual estaba empezando a estorbar le por debajo de su pantalón. La posesión de su gran y flácida virilidad en mis manos no hizo más que confirmar lo que quería. Ya lo había visto antes, pero aún no podía creer que todo eso le perteneciera a mi joven estudiante, y a juzgar por mi expresión inicial, Kojo ahora lo sabía también.
- le gusta lo que ve profe; dijo Kojo mientras me tocaba los senos por encima de la camisa.
Después de hacerle a mi estudiante un pequeño trabajo con mi mano, el se endureció un poco más, entonces me pidió que me sentará sobre el. Me levante la falda a mitad de mis muslos, coloque mis manos sobre sus rodillas para apoyarme y me deje caer, su gran y dura virilidad se extendía entre mis redondas nalgas mientras me sentaba en ella con todo mi peso. Lentamente comencé a moverme arriba y abajo sobre el, como me rozaba despacio, podía sentir el calor de su pene, lo cual sin quererlo, me hacía humedecer. Cuando empezó a sentir los latidos de su gran miembro, Kojo me ordena que mueva mis caderas más rápido.
- haga trabajar ese gran culo profe, me voy a correr; dijo mientras apoyaba su cabeza sobre la parte alta del sofá, mirando al techo.
- como se hace eso; le respondí mientras no sabía si estaba hablando en serio.
Rápidamente Kojo me tomó de los brazos y ambos nos pusimos de pie, me hizo señas para que me pusiera contra la pared más cercana, mi usualmente calmado alumno violentamente forzó mis bragas hacia abajo, levantó mi falda y luego eyaculo en todo mi trasero con fuertes y gruesas ráfagas de semen. En cuanto a las consecuencias de mi libertinaje, me recupere del trance, mientras observaba a Kojo, su espeso semen seguía lentamente resbalando hacia abajo de mi trasero. Mientras sentía esa viscosa sustancia caliente correr por mi piel, continuaba enviando señales a través de mi cuerpo. El intento acercarse y le dije que no, que me esperara en la sala, necesitaba un poco de aire, inmediatamente, fui a la cocina a tomar un vaso de agua y apoyarme sobre el refrigerador, no sabía que hacer, me sentía avergonzada pero al mismo tiempo caliente, lo sucedido minutos atrás fue suficiente para encender algo en mi. Después de meditar un poco llegué a la conclusión de que no había marcha atrás, aunque no hiciera nada en ese momento, ya había tenido sexo no sólo con Kojo, sino con su hermano también. Al fin me decidí, mientras todo siguiera en secreto, podía dar rienda suelta a mis deseos. En mi interior, siempre he sabido que el problema sexual entre mi esposo y yo, no era mi cuerpo, sino el pequeño pene que mi marido tiene, él no me encuentra del todo atractiva pero Kojo si, no solo mi mente lo sabía, sino mi cuerpo también.
Me puse a pensar en algo que calentara el ambiente, aunque después de lo sucedido, no creo que necesitará mucho, pensé en el traje de chica de secundaria que tengo guardado arriba, estuve a punto de ir cuando, ahí en el lavaplatos, vi lo único que necesitaba. Llamé a Kojo a la cocina, lo cual hizo, el pobre se quedó petrificado en la puerta sin decir una sola palabra. Lo que hice fue deshacerme de toda mi ropa, incluso mis bragas y sostén, lo único que conserve eran mis tacones y puesto un pequeño delantal color blanco con pequeñas sandías dibujadas en todas partes. Al tenerlo puesto, ocultaba levemente mi entrepierna y mis senos, pero dejaba totalmente expuesta la parte de atrás.
- te quedaras ahí parado o vendrás por una receta más; le dije mientras le hice una señal con el dedo para que se acercara a mi.
El se acercó, me abrazo por la cintura mientras nuevamente me besaba con total descaro, le correspondía al beso, abrazándola por el cuello, fue ahí que sentí sus manos sobre mi trasero, parecía un gato jugando con una bola de estambre. Tocaba, masajeaba y apretaba en todas partes, al parecer eso le gustaba. Me inclino sobre la mesa, se colocó detrás y empezó a succionar mi intimidad. La forma en la que besaba y chupaba mi parte íntima, era en verdad maravilloso. Después de unos minutos, empecé a sentir una especie de electricidad recorrer mi espalda, lo que significaba que estaba a punto de venirme, a lo que me di vuelta para continuar besando a Kojo y así evitar que ese infeliz me hiciera correr con su boca. Le pedí que me siguiera a la sala, ahí estaríamos más cómodos. Me puse frente a él y nos dirigimos para allá, ahora que lo pienso, tal vez ponerme delante de él no fue una buena idea, sin quererlo, estaba haciendo un espectáculo frente a ese joven, me imagino que sus ojos estaban atrapados en mis nalgas. Sabía que mi cuerpo estaba expuesto a través de ese pequeño delantal, me sentía un poco avergonzada de que Kojo me viera vestida de esa forma, me sentía humillada, una dama de mi edad y mi clase social, no podía estar vestida de esa forma frente a un joven. Sin embargo, era mi propia lujuria la que tomaba protagonismo en ese instante.
Una vez en la sala, tomé asiento en un sofá mientras observaba como Kojo se desnudaba frente a mí quedando nuevamente con sus calcetines, para no resbalar por el suelo de mi casa, era un espectáculo que elevó mi temperatura, un espectáculo que era solo mío.
- ponte a chuparla para que este dura, no me he tocado en 3 meses; me dijo mientras llevó sus manos a la cintura.
- no te preocupes, tu maestra se encargará de esto enseguida; toda vergüenza desapareció de mi mente, habitualmente conservadora cuando tomé esa enorme verga negra curva de Kojo con mi mano y con la otra ese par de nueces que colgaban justo detrás.
Sin pensarlo mucho, me lleve su pene a la boca, a diferencia de Francis, la mamada que le hice a Kojo fue más sensual, utilizando muy bien mi lengua, poco a poco, fui acelerando al dejarme llevar por la calentura que me provocaba esa situación indecente. La sensación fue genial para Kojo, al estar 3 meses en abstinencia y con la mamada que le estaba dando, terminó por correrse en mi boca, fue una gran cantidad, para no ahogarme, hice lo que nunca en mi vida creí hacer, me trague su corrida, conforme el liberaba su semen, yo lo bebía, era algo que al día de hoy me avergüenzo mucho.
Me incorpore y me limpie la boca con la playera de kojo, mientras el busco entre los bolsillos de su pantalón algo y se dio media vuelta, ocultandome lo que había sacado.
- mi verga esta tan desesperada por esto que se hinchó mucho y el condón ni siquiera encaja por completo, esperemos que no se salga; dijo Kojo mientras se daba vuelta y podía ser esa escena completamente desagradable.
El me dijo que quería saber que se siente usar uno, aún lo recuerdo, era de color naranja. La vista era aberrante, ni siquiera lo cubría en su totalidad, ya que terminaba a la mitad. Al usarlo, parecía que su miembro quería explotar y el látex lo mantenía reprimido, nunca había visto una verga tan asquerosa y al mismo tiempo tan deliciosa.
Ahora era yo quien enmudeció, sin titubeos, me dirigí al sofá más amplio y me recosté sobre el.
- ven aquí jovencito, tu maestra necesita ese trozo de carne en su vagina ahora mismo; le dije mientras separaba las piernas, enseñándole mi concha repleta de pelos.
El se acercó a mí, y sin ningún juego previo, introdujo su gran miembro, ahora cubierto por un condón, dentro de mí vieja vagina. No pude evitar lanzar un un grito al sentir como las paredes del interior de mi vagina, se abrían al paso de su grotesca verga. A medida que transcurrían los minutos, el bruto de Kojo aumentaba su velocidad, a diferencia de la primera vez que tuvo problemas en meter su pene dentro de mi, ahora, no se que diablos hizo, pero podía meter gran parte de su miembro sin dificultad. El se sostenía de mis tobillos, manteniendo mis piernas separadas, mientras se dedicaba a empujar adelante y atrás con una velocidad que parecía una máquina.
El silencio de la sala era perturbado por el sonido de nuestras entrepiernas chocar entre sí, nuestros genitales empezaron a producir sonidos muy asquerosos que sólo delataban el salvajismo de sus movimientos.
- tienes una vagina muy vulgar para ser una anciana refinada, me gusta lo sucia que puedes ser, siento pena por tu esposo que no sabe aprovechar una cerda culona como tu; dijo Kojo mientras soltaba mis tobillos para sujetarse ahora de mi cintura.
- el siempre fue un tonto, se supone que es mi marido pero no logro excitarlo; le respondí casi gritando, producto de mi esfuerzo por soportar sus salvajes estocadas.
- entonces debo agradecerle por darme la oportunidad de aparearme con su vieja esposa; respondió Kojo.
El se recostó sobre mí, y moviendo un poco el delantal, dejó al descubierto mis tetas las cuales rápidamente empezó a lamer y chupar. Ese infeliz en verdad sabía cómo moverse, acto seguido empezó a succionar mis pezones, los cuales estaban completamente erectos, listos para ser mordisqueados. Kojo se alejo de mi, me tomo de las manos para ponerme de pie, no sabía que haría, hasta que se colocó detrás de mí, me abrazo por la cintura y se acostó en el sofá, prácticamente el quedo debajo y yo arriba, ambos mirando al techo. Deslizó sus muslos por debajo de los míos, y con sus rodillas, separando mis piernas, y apoyándose de una mano, coloco su verga dentro de mí. Realmente era delicioso volver a tener su espada de carne dentro de mí ansiosa vagina.
- quiero meter más profundo mi verga hasta que nos combinemos por completo, desde la primera vez supe que éramos compatibles, hagamos que nuestros genitales jamás olviden a quien pertenecen; dijo Kojo mientras se sujeto a mi cuerpo con fuerza, colocando su brazo izquierdo sobre mis tetas y el derecho por debajo de ellas, aferrándose mientras sus caderas se levantaban con tal rapidez que podía sentir como el látex del condón provocaba fricción con mis paredes vaginales.
- más despacio cabrón, mi vagina empieza a arder; le grite mientras recosté mi cabeza a un costado de la suya, cerré los ojos y no pude más que apretar los dientes, soportando sus jodidas embestidas, aguantándome las ganas de venirme, no podía creer que eso se pudiera sentir tan bien.
- no resisto más ya estoy por terminar; dijo Kojo mientras movió sus brazos, ahora colocando ambas manos en mis tetas, apretandolas, mientras no se detenía.
- no pares hijo de tu puta madre, yo también estoy a punto de.... ;no tuve tiempo de terminar de hablar cuando un fuerte escalofrío se concentró en mi vientre, al mismo tiempo que un fuerte chorro comenzó a ensuciar el suelo mientras las rápidas embestidas de Kojo se encargaban de que mi corrida, salpicara por todos lados.
- toma otra carga, este jodido condón no me permite soltarlo todo; dijo Kojo, mientras podía sentir como en mi interior, el condón se iba llenando de semen como si fuera un globo.
Quedé totalmente exhausta, mi vientre daba pequeños espasmos, mientras sentí como Kojo coloco una mano sobre mi vientre y otra en concha, para empezar a masajear mi clítoris. Después de recobrar fuerzas, me abrazo por la cintura y nuevamente nos pusimos de pie, pero esta vez fui yo quien tomó la iniciativa. Lo mire, y con ambas manos separe mis nalgas, mostrándole mi sexo al descubierto. Pude notar como el condón estaba lleno, este formaba una esfera en donde el látex guardo todo su semen, Kojo se lo quito y lo amarró, evitando que este se derramará fuera. Kojo se acercó a mí, flexión sus rodillas un poco y coloco nuevamente su pene en la raja de mi concha, preparándose para entrar. Sin preguntar, me tomo de la cintura con su mano izquierda y con la otra mano se ayudo para meterla.
- eso es querido, muéstrale a tu maestra lo que puedes hacer con esa verga doblada, métela toda; le dije al sentir nuevamente ese mástil de carne entrando en mí.
Después de escuchar mis palabras, Kojo no pudo contenerse y su naturaleza salvaje comenzó a manifestarse, su velocidad aumentaba y los golpes eran más agresivos, mientras mis flácidas y gordas nalgas se acudían de forma obscena por cada impacto que ese tonto me daba. No sé cómo pasó, pero cuando reaccione, estaba sosteniendome del mueble en donde está mi televisor, no lo entendía, porque cuando el entró en mi, estábamos a escasos centímetros de otro mueble.
- en que momento fue que nos pasamos aquí; le dije sorprendida.
- tenemos que dejar nuestra marca de apareamiento aquí también, dejaremos muy en claro que tu y yo somos el uno para el otro; respondió Kojo mientras me abrazaba del vientre y se lanzaba hacia mí con suma fuerza.
No comprendía porque cada vez se sentía mejor el sexo con mi alumno, cada vez que me embestía, podía sentir como mi vagina se estremecía y me hacía tener pequeños orgasmos que poco a poco aparecían con más frecuencia. Mi cuerpo estaba respondiendo y no podía evitarlo, el tenía razón, ambos nacimos para aparearnos, mi cuerpo realmente amaba a ese sucio perro africano. Después de unos minutos, el se detuvo.
- ¿que pasa, acaso te cansaste?; le dije mientras me gire a verlo.
- me tuve que detener para que no me corriera, debo guardar un poco; respondió muy agitado.
- acaso ya no puedes, no creo que tu hermano sea mejor que tu; le respondí sabiendo que el es celoso de su hermano.
El volvió a acercarse, y sin avisarme, la metió otra vez en mi, se sujeto con ambas manos del moño hecho del amarre de mi delantal y como si una bestia se tratara, comenzó a golpear con fuerza.
- aaaahhh me vas a reventar las nalgas hijo de puta; le grité ya que estaba siendo más rudo que antes.
- soy el único que puede montar tu enorme culo gordo, oíste puta blanca; respondió Kojo, mientras me golpeaba, entendí que al mencionar su hermano, el quería demostrarme que era mejor que el.
El me abrazo y me guió a los sofá, tiro un par de cojines al suelo para que apoyará mis rodillas, y se dejó caer sobre mi espalda, follandome como si fuera una perra.
- es tan rico montarte como animales, yo soy tu macho y tu mi hembra, te gusta vieja puta; dijo Kojo mientras me tenía abrazada de la cintura, obligándome a sentir sus profundas estocadas para luego separarse de mi.
Kojo se volvió loco por tener mi gran a su disposición, sumergió su cara en medio de mis nalgas y mis 2 orificios he impregnando su cara sobre los fluidos que salían de mi.
- oh Dios, ¿que te pasa? perdiste la cabeza, esto se siente bien, sigue chupando la vagina de tu maestra; le dije mientras gozaba de eso.
Sin darme tiempo de recuperarme, lance un fuerte grito cuando sentí la dura verga de Kojo entrar lo más profundo que esa pose le permitía. Y después de un breve momento, fui sorprendida por una ráfaga de potentes golpes, no sabía si estaba gritando por el dolor o por el inmenso placer que recorría mi cuerpo en ese instante. La actividad sexual estaba lejos de terminar, finalmente había aparecido alguien con la "habilidad" de manejar mi cuerpo, me sorprendí de cómo mi hambrienta vagina palpitaba por la necesidad insaciable de esa enorme y gruesa verga negra. Pero, al igual que minutos atrás, Kojo salió de mi para recostarse en un sofá algo exhausto. Iba a hablar cuando un sonido dejó muda la sala, era el timbre del teléfono de la casa, los 2 no sabíamos que hacer, le pedí que se callara para que pudiera responder. Era mi esposo, respondí lo más calmada que pude, pero al hablar, mi preocupación y miedo a que me sorprenderán se transformó en una sonrisa de alivio y complicidad. Me dijo que mis nietos tenían hambre y no querían esperar a comer de regreso, por lo que comerían ahí y vendrían alrededor de las 6pm, eso fue lo mejor que pude oír en ese momento. Terminé la llamada y Kojo seguía descansando en el sofá.
- hey joven, no me digas que eso es todo lo que tienes; le dije a Kojo.
- solamente tomé un respiro; me respondió.
- es en serio, levantate; le dije en tono de una orden. - Me has dado mucho más placer de lo que mi marido me ha dado en nuestro matrimonio, pero también entiendo que soy una esposa refinada y respetada en la ciudad, esta es una oportunidad única para desahogarme, así que planeo drenar hasta la última gota de tu semen antes de recuperar la cordura, dicho esto joven, ven aquí y cogeme la vagina tan fuerte como tu lo sabes hacer; le dije en tono autoritario mientras me dirigía al sofá más amplio y me subí en el, para ponerme a 4 patas, moviendo mi culo de lado a lado.
Kojo no podía resistirse a ese enorme culo que se le estaba ofreciendo, el estaba listo para otra ronda más.
- por favor joven, no te contengas ahora, mi vagina ya se acostumbro perfectamente a tu verga, no necesitas tener cuidado; le dije mientras el se acercaba a mí, no podía esperar a que ese feo bastardo me agarre por las caderas y me dé la cogida dura que merezco.
- voy a darte una paliza a ver si continuas tan altanera, iré lento al principio; respondió Kojo.
- no no no, nada de eso, empieza a martillarme ya, apurate; le respondí mientras me colocaba en posición. Kojo tenía justo lo que necesitaba, una verga gruesa y larga siempre lista para destrozar mi vientre.
Kojo se sostuvo de mis caderas y empujó su miembro dentro de mí ya mojada vagina.
- dame más fuerte, destroza mi vagina sin remordimientos, justo así, se que te gustan mis enormes nalgas, hazlo jovencito, destroza mis gordas nalgas con tus fuertes caderas; le grite mientras disfrutaba de su maltrato.
Kojo se movía a un ritmo desenfrenado, el sonido de la carne contra la carne, combinado con mis gemidos desesperados era lo único que se oía en la sala. Kojo se alejo de mí y con sus brazos en la orilla del sofá, apoyándose sobre sus codos, extendió su cuerpo por enfrente del sofá, quedando su cuerpo como si se tratará de una silla. Rápidamente me baje del sofa y me puse frente a él, dándole la espalda, subí una pierna para acomodarme, y cuando tenia ambas piernas a ambos lados de su cintura, me incline hacia abajo, colocando mis manos en mis nalgas separándolas, enseñándole mi concha totalmente maltratada por culpa suya. El movió sus caderas hacia arriba, queriendo alcanzar mi vagina pero no pudo. Con mi mano tomé su pene y lo introduje en mi vagina, baje hasta quedar completamente sentada sobre el. Las caderas de Kojo apenas podían soportar mi peso, mi culo lo tiraba sobre el, prácticamente aterrizada sobre su regazo, clavándome su gigantesco miembro en el proceso. Tuve leves orgasmos, pero a pesar de ellos, no dejaba de rebotar en el regazo de Kojo. El, después de soportar mi peso, me tomó de los brazos, me abrazo, y me subió nuevamente al sofa, colocándome a 4 patas. Nuevamente dejó caer su peso sobre mi espalda y colocando sus brazos por debajo de mi delantal, tomó mis tetas con sus manos, apretándolas y pellizcando mis pezones.
- la primera vez no te deje embarazada pero ahora lo haré; dijo Kojo mientras sus embestidas iban en aumento.
- más despacio tonto, me vas a romper la vagina; le dije al momento de sentir sus salvajes estocadas.
- pareces actriz porno anciana, aguántalo; dijo Kojo quién parecía poseído.
- más lento, soy tu maestra, no soy una perra para que me faltes el respeto; le respondí.
- con este culo solo eres una cerda; dijo Kojo en un tono fuerte.
El continuó con sus embestidas, al mismo tiempo que tuve un fuerte orgasmo que me hizo tambalear, sin embargo, eso no le importo a Kojo, ya que continuó con su ritmo. No había terminado de digerir el orgasmo anterior cuando una fuerte nalgada me hizo dar un largo gemido. Kojo estaba sobre excitado, nunca había experimentado el sexo a ese nivel, ni siquiera Francis eran tan violento como el.
- maldita zorra, no sabes el tiempo que estuve esperando para tenerte, te paseas presumiendo este jugoso culo bajo esas finas ropas, endureciendo las vergas mientras caminas; dijo Kojo.
- no sabía que tenía tal efecto en los chicos de la escuela; le respondí mientras me aferraba con fuerza al sofá.
- no te hagas la tonta, sabes muy bien lo que demuestras, sabes como mover este culo y montar un espectáculo; dijo Kojo.
- me encanta como me coges, eres como una bestia; le dije casi gritando.
- los blancos no saben manejar una yegua como tu, el tonto de tu marido no sabe cómo coger; respondió Kojo mientras se sostenía ahora del delantal.
Kojo era una auténtica bestia, tanto en apariencia como en mentalidad, sus caderas golpeaban ferozmente mi rollizo y blando trasero una y otra vez provocando ondulaciones incontroladas en esas 2 enormes masas de carne que tengo por culo, tal visión hizo que este joven se volviera aún más loco.
- voy a llenarte de semen perra, me voy a correr en lo más profundo de tu húmeda vagina; dijo Kojo casi gritando.
- si, llename de semen, llena mi vagina con tu semilla, voy a correrme mientras llenas mi vagina con tu semilla; prácticamente le grite.
El solo hecho de recordar la llamada, pensar en ellos (mi esposo, hija, nietos etc) comiendo tranquilamente, ajenos al acto indecente que estaba ocurriendo en mi casa al mismo tiempo, tuvo un efecto inmediato en mi. Cualquier rastro de decencia u orgullo se desvaneció de mi mente, mientras mi gran trasero era puesto a prueba una vez más amortiguando los salvajes golpes de ese sucio africano. Fue en ese preciso instante que.
- mi vientre está palpitando sin parar ¿acaso se prepara para ser inseminado?; le dije mientras mis nalgas se sacudían con fuerza por las embestidas de Kojo y sus fuertes nalgadas.
- debemos seguir el instinto de nuestros cuerpos de procrear; dijo Kojo.
- qué es esto, en qué momento comencé a ovular; le respondí mientras una extraña sensación en mi vientre se hacía presente. Era realmente caliente que a mi edad, eso estuviera pasándome, y a decir verdad, no estaba del todo segura que ese día, fuera totalmente infertil.
- nuestros genitales realmente desean fertilizar y se están estimulando mutuamente; dijo Kojo.
- espera, no sabía que hoy iba a ovular ¿realmente lo haremos?; le respondí.
- definitivamente haré que tengas mis hijos y serás solo mía; dijo Kojo.
- ¿realmente vamos a hacer un bebé?; le respondí.
La cadera de Kojo parecía una máquina que se estrellaba sin clemencia contra mi, cuando de nueva cuenta, fuertes nalgadas me hacían apretar los dientes.
- es más rico cogerte sin condón; dijo Kojo mientras continuaba con sus azotes.
- siiii, me gusta, me gusta mucho; si bien terminé de decirlo cuando una nueva nalgada me hacia estremecer.
- eres solo mía cerda, lo escuchas; dijo Kojo con voz muy dominante.
- te gusta el culo gordo de tu cerda oink oink oink dame más, cogeme duro con tu asquerosa verga negra maldito chimpancé oink oink oink; le grite mientras sacudía mi trasero provocándole aún más.
- que estas haciendo; le grite a Kojo.
- si vamos a reproducirnos instintivamente, como animales, entonces lo haremos como ellos; respondió Kojo, mientras coopere con el.
Lo que él muy bastardo hizo fue darse vuelta, colocarse a 4 patas, apoyarse con sus manos y rodilla izquierda, mientras levantaba la pierna derecha sobre mi, yo hizo lo mismo que el, pero apoyando mi rodilla derecha y levantando la pierna izquierda. La pierna de Kojo quedó por encima de mi trasero, a la altura de enmedio de mis nalgas, mientras mi pierna izquierda se colocaba por debajo de su muslo derecho, colocando mi pie sobre el, apoyando mi tacón en su espalda. Nuestros traseros chocando fuertemente se sentía tan rico, mi cuerpo deseaba la semilla de ese infeliz. Después de unos minutos moviéndonos de esa manera, oí a Kojo decir ya no puedo más, fue entonces que una fuerte pero pesada carga se libero dentro de mi, mi vieja vagina estaba recibiendo toda la leche de la verga negra de ese joven.
- Dios, estoy siendo preñada por otro que no es mi esposo, los espermatozoides de este chimpancé van a inseminar mis óvulos; fue lo que alcance a gritar.
- deja que nuestros genes se combinen, vamos a dar vida a nuestros hijos con mi esperma y tus óvulos, oíste anciana; dijo Kojo.
- si, no dejes escapar a ninguno de mis óvulos, hagamos que todos se combinen con tus renacuajos africanos; le grite.
- asegúrate de generar muchos para ellos; me respondió Kojo.
- si, haré tantos como pueda, no dejes que ninguno se escape, solo sigue empujando; le respondí de una forma muy provocadora.
Después de unos minutos, nos separamos, ambos habíamos llegado a nuestro límite, me tumbe en el sofá completamente agotada mientras Kojo se sentó igualmente exhausto. Después de recobrar fuerzas, me senté a su lado y nos dimos un par de besos, aliviando la tensión de antes. Le dije que si quería volver a repetir no dijera nada y me obedeciera cuando le diera alguna señal. El aceptó, le pedí que se vistiera para acompañarlo a la puerta, abrí para que saliera y justo paso un auto con una jovencita que lo observó fijamente, por fortuna no me vio de cuerpo completo, ya que solo asome la cara, hubiera sido horrible que me viera prácticamente desnuda con solo un delantal puesto. Una vez ese auto se perdió en la calle, el se marchó.
Camine de prisa para ponerme mi ropa que deje tirada en la cocina y con una cubeta con productos de limpieza, procedí a borrar toda evidencia, incluso encontré el condón que Kojo había usado, a él lo tire para verlo perderse en el desagüe. Horas más tarde vi como mi esposo y mi hija junto a su familia entraban a la casa, mi hija habló sobre el aroma a detergentes de la sala, a lo cual mi esposo me miró, le dije que como mi estufa se había ensuciado con él arroz con leche que su papá me pidió, decidí limpiar, y al ver un poco desordenada la sala, decidí empezar aquí para terminar en la estufa. Mi hija le dijo a mi esposo lo dichoso que era al tener una mujer inteligente y hogareña, a lo cual mi marido solo sonrió y se fue a guardar las tilapias que había traído. Esa misma noche cenamos y platicamos un poco de lo más normal hasta que se fueron. Más tarde, mi marido y yo nos fuimos a la cama, no sin pensar en lo que había hecho, primero Francis, ahora Kojo, me sentía fatal pero al mismo tiempo increíble. Al día siguiente, con el pretexto de ir al supermercado por cosas con las que acompañaría a las tilapias, fui a la farmacia por una caja de píldoras, estaba casi segura que todo eso fue producto de la calentura, pero no estaba de más una acción extra. Camino a casa con las compras del supermercado, solo pensaba una cosa, que pasaría ahora con mi vida, mi familia, pero sobre todo, con esos dos.
Tempo después del segundo encuentro con Francis (unos 5 meses) mi vida profesional iba mejorando, ahora me llamaban de vez en cuando para dar consultas asi como calificar tesis o exámenes profesionales, en donde me pagaban un extra, mi esposo estaba de acuerdo ya que era un dinero extra para el hogar. Los días escolares pasaban con total normalidad, Francis y Kojo no intentaban nada que pudiera evidenciar algo entre nosotros o llamar la atención, eran muy discretos en eso, salvo de vez en cuando, que cruzábamos miradas y con ellas coqueteabamos.
En días posteriores, el sol brillaba como nunca, eran días calurosos, incluso en las tardes, el calor se hacía presente, trataba de ir con ropa más ligera para aliviar el calor pero nada que me hiciera ver vulgar o algo por el estilo, siempre cuidando mi imaginación. Un día de clase Kojo llevo una especie de sudadera deportiva, muy linda por cierto, la cuál a pesar de ser bonita, no era tan conveniente debido al calor que se sentía en esos días. Un día, les dejé una actividad que les tomaría tiempo terminar, por lo que al llegar la hora libre para comer, la mayoría de los alumnos ni siquiera habían hecho la mitad. Francis salió junto a sus amigos, invitaron a Kojo, pero el decidió quedarse para avanzar más ya que no había hecho casi nada. Los chicos le sonrieron y salieron del aula, yo también lo hice para ir a comer algo, minutos más tarde regrese al aula y vi a Kojo avanzando la tarea. Yo creí que se daría por vencido rápidamente pero no fue así.
Aproveche para sentarme a su lado y preguntarle sobre si tenía alguna duda sobre el tema, a lo que me respondió las partes que más se le dificultaba. Le explique muy brevemente y procedió a avanzar un poco más. Me quedé un momento mirando como continuaba con la tarea y no pude evitar recordar lo sucedido con Francis. Lo bien que la había pasado pero al mismo tiempo no pude evitar sentir un poco de pena por Kojo ya que no lo habíamos tomado en cuenta. Me dirigí a mi escritorio ya que sabía que los demás no tardarían en regresar y así fue. Todos regresaron y el día finalizo como el resto. En mi casa, fue una noche cotidiana, llegar, saludar mi esposo, hacer la cena y ver juntos un poco de televisión. Alrededor de las 9pm le dije que estaría en la habitación con mi laptop para avanzar sobre un informe que tendría la próxima semana. Mi esposo me dijo que no había problema, mientras el terminaba de ver su programa de televisión, yo avanzaría unas cuantas hojas antes de dormir. Una vez en la habitación, decidí ponerme mi pijama para mas comodidad, me recosté, y con mi laptop en los muslos, procedí a avanzar en mi trabajo.
Después de avanzar un par de hojas, decidí dejarlo para otro día, guarde mi trabajo, apague mi laptop y me propuse a dormir. No pude evitar recordar lo que había pasado antes. Mi relación con esos 2 me ha hecho sentir joven nuevamente, me sentía rejuvenecida, llena de energía y deseos de verme bien, algo que había olvidado hace muchos años. Pensé en tocarme pero escuché a mi esposo subir por las escaleras y mejor me concentre en lograr el sueño, dejando eso para otra ocasión.
Al día siguiente, en clase, Kojo volvió a llevar otra sudadera a pesar del calor presente, pero no tardó mucho tiempo esta vez para que se la quitará y la colocará en su asiento. Pude notar que tenía un pequeño vendaje en el antebrazo izquierdo, por lo que entendí que la sudadera era para ocultar eso de la vista de otros. Me moria de la curiosidad de saber a qué se debía eso pero no podía ser tan obvia, decidí dejar nuevamente un ejercicio que les llevara tiempo terminarlo y nuevamente al llegar la hora de la comida, todos salieron del aula incluso Kojo. Esta vez no salí, ya que había llevado algo preparado para comer. Estuve en el aula pensando en donde comprar unas piezas para una impresora que tengo, que me resultarán baratas cuando Kojo regresó por su sudadera. No me quedé con la duda y le pregunté sobre su vendaje, a lo que me respondió que estaba cocinando y aceite caliente había salpicado, sufriendo una quemadura. No creí que fuera para tanto, pero el se lo quito y vaya que si era una quemadura, no tan grave pero si se notaba fea. El me explico que la curaba con una pomada por lo que no me preocupe de más.
- deberías dejar que cocine tu madre, para la próxima provocas una explosión; le dije en tono de broma mientras el se ponía nuevamente su sudadera.
- debo aprender a cocinar, usted me enseñará mejor; me respondió con un tono juguetón al mismo tiempo que observó mi comida (eran panques con carne).
- no es mala idea, algún día te enseñare; le dije en tono amable mientras le ofrecí un poco de mi comida, a lo cual la probó y me dio su aprobación.
Me sonrió y se despidió ya que el resto de chicos lo estaban esperando. No tardó mucho tiempo en que nuevamente regresarán a clases. Terminé las actividades como de costumbre y el día finalizó como era habitual, pero en esta ocasión tanto Francis como Kojo me acompañaron a mi auto mientras me coqueteaban, diciendo que me veía bonita y esas cosas. Me despedí de ellos sin darles muchas esperanzas y de regreso a casa, no pude evitar sentirme como si fuera una chica joven, era algo ridículo, pero a la vez reconfortante para mí. Durante la noche, mientras estábamos cenando, mi esposo me dijo que un amigo (un conocido de la familia ) lo había invitado a conseguir tilapia en un criadero de un compadre suyo (tilapia es un pez muy común en México con un sabor muy rico) a lo cual había aceptado. El iría el jueves de la semana en curso, temprano por la mañana y regresaría por la tarde.
El aceptó ya que ese día no daría clases en la mañana, era la presentación de una tesis atrasada y debía presentar un pequeño informe del trabajo sobre el alumno. En la tarde, solamente les daria indicaciones y una serie de tareas pero no les daria clases. Eso significaba que en la mañana a lo mucho estaría unas 3 o 4 horas en la escuela y me regresaría a la casa para no dejarla sola, y en la tarde, no estaría ni siquiera dos horas, ya que solo llegaría a dejar mis actividades escolares para regresarme a la casa. Por ese motivo mi esposo acepto ir entre semana y no el fin de la misma.
Llego el día jueves, me levante mas temprano de lo normal, para tener mas tiempo arreglándome y poder arreglar un poco la casa antes de irme a la escuela. Decidí dar un paso por delante y opte por llevar unos jeans y una blusa color azul oscuro con decoraciones de girasoles, era de tela delgada, por motivo del calor. Me puse unos zapatillas rojas de tacón corto que había comprado el año anterior y decidí ir de esa manera a la escuela. Con respecto a mi peinado, opte por usar el mismo peinado que tuve en la fiesta de mi hija, una cola de caballo con mi fleco recto sobre las cejas, aunque el fleco ya estaba un poco largo por el tiempo que había transcurrido. Muchos dirán que me veía ridícula a mi edad, pero me sentía rejuvenecida, admirada, deseada.
Cuando mi esposo me vio, muchos se imaginaran su reacción, fue de total desaprobación, el insistió en que regresara a la habitación y me cambiara de ropa, ya que mi apariencia era de una mujer vulgar, lo obedecía y fui a cambiarme de ropa, poniéndome algo mas flojo y opacado. El me dio un beso y se disculpo bajo la excusa que era por mi bienestar, para evitar que alguien me faltara el respeto, le respondí que no había problema y le agradecía su atención, lo cual era una absoluta mentira, ya que sabia que lo hacia por sus grandes celos y su caracter posesivo. Mi esposo me dio unos cuantos besos y se subió al auto para ir a recoger su amigo e ir a conseguir las tilapias para comer. Estaba a punto de irme cuando pensé, la tesis no durara ni siquiera medio día, y en la tarde estare de regreso antes de las 3pm, puedo ir cómo yo quiera y regresar antes que mi esposo regrese. Me llene de optimismo, subí rápidamente a la habitación para cambiarme de ropa, vistiendome de la manera en la que pensaba ir desde un principio.
Di un pequeño respiro y decidí irme a la escuela, una vez ahí, me dirigí a la sala en donde seria la tesis de ese chico, de manera discreta pude notar que uno que otro docente me observaba cuando iba rumbo a dicha sala. Era algo incomodo, ya que no eran miradas ocasionales, no observaban mi ropa o portafolio, eso era algo seguro, la mayoría de ustedes sabra lo que observaban mientras me dirigía a dicha sala. Una vez ahí, tome asiento, procedí a preparar mi documentación y esperar a que el resto de docentes y el alumno llegaran para terminar con eso. Mientras esperaba, me asegure que no había nadie cerca, tome mi celular, y decidí ver por un momento videos en alguna pagina xxx, me coloque los audífonos para verlos con audio sin temor que alguien afuera pudiera escuchar.
En mi búsqueda, me llamo la atención el video de una chica joven y delgada teniendo sexo con un joven (ambos blancos) en una especie de consultorio, no duraba mucho, eran unos 9 minutos aproximadamente, pero era un buen video. Estuve muy atenta, al grado que el ingreso de los demás docentes a la sala me tomo por sorpresa. Por fortuna tenia los audífonos puestos, seria algo horrible que pudieran haber escuchado algo, cerré la pagina rápidamente y guarde mi celular, para poder empezar con dicha actividad. Durante ella, no podía estar tan concentrada, en mi mente, venia la imagen del video que minutos antes estaba viendo. Al terminar, decidí quedarme y no regresar a casa, de esta forma, mientras mas rápido dejara las tareas para el día siguiente, mas pronto podría regresar a casa sin necesidad de perder tiempo en ida y vuelta.
Una vez en el aula, procedí a ver videos de Youtube para despejar mi mente y quitar la imagen del video pornográfico que había visto. Poco a poco fueron llegando mis alumnos, pero dejaban su mochila y salían fuera, ya que aun faltaba 1 hora para que pudiera dejar la actividad y pudiera irme. Unos minutos después llego Kojo, me saludo de manera muy educada mientras me comento que su hermano estaba afuera platicando con otros chicos ya que estaban organizando un partido de futbol contra alumnos del turno matutino, cosas de muchachos supongo. Nos pusimos a platicar sobre su quemadura a lo que respondió que ya se sentía mucho mejor.
- cuando me enseñara a cocinar profesora; dijo Kojo mientras me tomaba de las manos de una forma muy sutil.
- te avisaré la otra semana; le respondí de forma coqueta mientras le regrese la caricia en las manos.
El acepto inmediatamente mientras me llenaba de halagos por mi forma de vestir, sabia que no estaba equivocada de mi elección, si a Kojo le gusto, a Francis le encantaría. Llegaron el resto de alumnos a lo que procedí a dejar mis actividades para poder irme a casa. Podía notar como Francis y Kojo no me quitaban los ojos de encima. Era algo divertido, ya que me moria de ganas de saber lo que pasaba por su mente, y posiblemente estaban esperando la oportunidad de hablar conmigo a solas. Mientras agregaban las últimas actividades, observe a Kojo, no es tan atlético como Francis, sin embargo, tiene lo suyo, sentí un poco de pena por el, debido a lo que tiempo atrás había hecho con su hermano sin que el lo supiera. A lo que pensé en darle un obsequio a Kojo a manera de disculpa para no sentirme tan culpable con el.
Al finalizar, todos optaron por marcharse, y como si se tratara de una realidad, Francis y Kojo se acercaron a hablarme con la excusa de una tarea, era algo absurdo pero divertido de ver como buscaban cualquier pretexto para acercarse a mi. Después de una breve charla, Francis comento que si necesitaba hablar con gusto podía charlar con el, a lo que le respondí que lo tendría en cuenta. Francis y Kojo se despidieron de mi con un beso en la mejilla. Al momento que ambos se dieron la vuelta para marcharse, Kojo giro para verme y fue ahí que aproveche en hacerle una señal con la mano. Haciéndole entender que le hablaría luego. El solo giro la cabeza, pero con la mirada supe que había entendido el mensaje.
Al llegar a mi casa, procedí a cambiarme rápidamente para evitar que mi esposo, a su regreso, me sorprendiera vestida asi. Aun tenia un par de horas antes de su regreso, a lo que decidí ir la cocina, prepararme algo, ir a la sala y ver un poco de televisión. Estando ahí, pensé que a medida que pasaba el tiempo, me costaba adaptarme de nuevo a mi vida normal, día tras día, noche tras noche, mi mente yacía inquieta recordando las palabras de Francis, podía confiar en esos dos jóvenes para proporcionarle a mi cuerpo la paliza adecuada que de vez en cuando necesitaba. Me sentía afectada ya que siempre me esforcé por ser una mujer de gran clase, casarme con un hombre amoroso (salvo sus celos) ser una esposa perfecta, vivir un estilo de vida perfecto, es lo que había logrado hasta ese momento, en el que decidí dar clases después de mi jubilación y conocer a esos dos jóvenes. Lo que vi de ellos, mejor dicho, lo que tienen ellos, supe que mi vida no había estado completa, ya que había tenido un enorme vacío en mi vida cotidiana, un vacío que ese par de jóvenes estaban dispuestos ha llenar.
Por la tarde, mi esposo llego a la casa, me saludo mientras me enseñaba las tilapias que había traído, eso me alegro, no es ningún secreto que me encanta su sabor, a lo que fui a prepararlas para servirlas en la comida. En la tarde, llego mi hija en compañia de su pareja e hijos, pasaron a la casa simplemente de visita. Ellos comieron con nosotros mientras mi esposo les comento de donde había sacado los peces y lo económico que fue. Fue ahí donde tuve una idea, a lo que decidí ponerlo en practica. Le comente a mi esposo que podía avisarle a su amigo para ir nuevamente el fin de semana en compañia de nuestra hija y su familia, de esta forma, ellos podían conocer en donde quedaba el pequeño criadero de esos peces y de paso, comprar algunos kilos de ellos para disfrutarlos el mismo día. Sin saberlo, mi hija me ayudo al insistirle a mi esposo en ir el día sábado, ya que el día domingo ellos irían a comer en casa de la familia de mi yerno.
Después de insistirle por unos minutos, mi hija logro convencerlo para ir, a lo que planearon la visita muy temprano por la mañana. Al escuchar eso, continué diciéndole a mi esposo la buena idea que era ir junto a mi hija, todo eso era para asegurarme de que aceptará y no se arrepintiera, a lo que el confirmó, al escuchar eso, mi mente despego en un sin fin de ideas locas, una gran emoción inundó mi cabeza y esa misma noche, dormí a altas horas de solo pensar lo que eso significaba, que tendría más de medio día a solas.
Por la mañana, tuve que ir al trabajo vestida de manera casual y tapada, ya que mi esposo no se movería a ningún lado, salvo para acompañarme a la escuela. El día transcurrió normalmente hasta llegar la tarde, toda la mañana estuve ideando un plan para poder acercarme a Kojo sin levantar sospechas en Francis. No podía dejarles una tarea que les llevara tiempo terminarla ya que habían sido días seguidos que hacía eso a lo que pensé en llevarlo a un lugar a solas para hablar con él. La excusa, que saliera a buscar a dicho conserje para arreglar un proyector de diapositivas (tenía diapositivas que eran para la próxima clase por lo que era válido), lo que Kojo no sabía es que esos días en particular, ese conserje nunca llega. De este modo, al tardar un poco, saldría con la excusa al ver que no llegaba, funcionó, le pedí a Kojo que lo buscará y el accedió, pasaron unos 6 minutos y les dije que en un momento regresaba, ya que necesitaba avanzar en clase y ni Kojo o el conserje aparecían.
Lo sorprendí en un pasillo a lo cuál trató de explicarme que no lo encontraba en ningún lado.
- al fin puedo hablar contigo, no te preocupes niño, le pediré favor a otro; le respondí mientras el aun no comprendía del todo la situación.
- que quiere decirme profesora; dijo Kojo un poco ajeno a la situación.
- recuerdas que me pediste clases de cocina, que te parece mañana; le dije en un tono amable pero serio.
- claro, a que hora profesora, donde estará para que le diga a mi hermano que nos acompañe; mencionó un poco animado.
- de eso quiero hablar, no digas nada de esto a nadie, mucho menos a tu hermano, inventa algo no se, te veo en mi casa a las 10am, no me dejes plantada niño; le dije mientras lo dejé parado, enseguida fui en busca de otro conserje para que nos ayudara.
Cuando regrese con el conserje al aula, Kojo ya se encontraba ahí, el conserje procedió a arreglar el proyector y pude al fin retomar con mi clase. Me puse a explicarles un poco y pedirles que copiaran unas cuantas diapositivas, todos obedecieron a mi orden, entonces me puse a observarlos, Francis esta escribiendo las notas normalmente, sin embargo, Kojo lo hacía pero en pequeños momentos dirigía su mirada a mi. Aún recuerdo esa mirada, en ella podía notar un sin fin de cosas, desde emoción hasta calentura, sería genial poder leer su mente en ese momento.
Al terminar el día, me dirigí al auto pero en compañía de unas alumnas que me acompañaron por X motivo, pude observar a esos dos mirando de lejos, lo más seguro es que pensaban acompañarme pero no pudieron. Fue gracioso ver su impotencia en ese momento. Al llegar a la casa, mi esposo me comento que iría con mi hija a las 8am o 9am, a lo que le dije que no había problema, que mantendría listo lo que se necesita para volver a comer pescado. Alrededor de las 9pm, estando en la sala, mi esposo me pidió favor que hiciera un poco de arroz con leche (si son de México, saben que es y como se prepara) a lo que fui a la cocina a prepararlo.
Estando en la cocina, recordaba las miradas de complicidad que Kojo me había dado, sabía que el aceptaría mi invitación, no creía que fuera capaz de desaprovechar una oportunidad de hablar conmigo, lo había notado en clases. Siempre lo he visto con sus amigos, nunca lo he encontrado con alguna novia o pretendiente, las chicas de la escuela en su mayoría son muy lindas, y Kojo, bueno, no es tan apuesto que digamos pero tiene algo a su favor, no necesito explicaciones, ustedes lo entenderán. Fue grande mi distracción que la leche, al hervir, subió de la olla, manchando un poco de la estufa. Pensé en limpiarla pero decidí que no era necesario en ese preciso momento, al llegar a la sala, mi esposo me comentó si estaba listo a lo que le respondí que podía ir a la cocina por un poco. Al regresar, me comento que la estufa estaba sucia a lo que le respondí que mañana temprano me podría a limpiar.
Estando en la cama, me dispuse a dormir, lo hice, pero a media noche me desperté, vi a mi lado y mi esposo dormía plácidamente. Era cuestión de horas para que el y mi hija fueran con ese señor al criadero de peces y me quedara a solas, esperando la llegada de Kojo, claro, si en verdad venía. He amado a mi esposo y seguiré queriéndolo a pesar de que nuestra relación se ha visto rotas después de muchos años, a mis hijos les he dado la mejor educación, he dejado de lado mis necesidades como mujer por dedicarme a tiempo completo a mi trabajo y familia. No justificó la infidelidad, lo que he hecho no es lo correcto, pero después de lo sucedido, me es demasiado difícil negarme a la calentura que ese par de jóvenes provocaron en mi, después de mucho tiempo, me sentía joven y deseada.
Estaba durmiendo cuando mi esposo me despertó, eran las 7am, el lo hizo con el afán de que le preparará algo para que llevara con mi hija, tarde un momento en digerir lo que me estaba diciendo cuando el sueño se esfumó por completo. Era el día que cite a Kojo a casa, rápidamente me puse mi pijama y baje a preparar algo. Mi esposo quedó arriba, cambiándose de ropa, mientras yo, estando en la cocina no podía pensar en otra cosa que no fuera mi alumno, que iba a ser, que le diría, pero sobre todo, como terminaría. A los pocos minutos mi esposo bajó y yo subí para cambiarme, me puse mis anteojos y me hice mi clásico peinado de cebolla por lo fácil que se me hace, no me puse nada revelador, solo una camisa de manga corta color rojo, una falda color púrpura que me daba por debajo de la rodilla, y unos tacones cerrados color verde oscuro con tacón pequeño. Me veía como una ama de casa ordinaria. Tiempo después llegó mi hija con su familia, mi esposo no estaba tan convencido de que llevarán a mis nietos, pero le dije que como abuelo, es bueno pasar tiempo con ellos. Mi hija y mi yerno se sentaron un momento en el sofá para platicar con mi esposo, me senté cerca para participar en la conversación, pero en mi mente los estaba echando a la calle prácticamente. No podía negar mi nerviosismo porque se fueran de inmediato, cosa que no hacían, eso en verdad me desesperaba.
Luego de unos minutos, por fin se despidieron de mi. Era tanto mi nerviosismo, que los acompañe a la puerta de la casa para asegurarme que se fueran en el auto. Una vez vi que el auto se puso en marcha, cerré la puerta y entre deprisa a la sala, me senté en un sofa y no sabía que hacer. Pensé que tal vez había ido demasiado lejos en mi aventura con esos 2, por lo que recordé que había invitado a Kojo a cocinar algo simple, no sería complicado enseñarle algo muy fácil de hacer, de esta manera, unos 30 minutos y podría irse de mi casa. Decidí que eso haría para mayor tranquilidad, o al menos, eso fue lo que pensé.
Me dirigí a la cocina y tuve la idea de una ensalada Cesar (algo muy fácil y rápido) a lo que busque lo necesario para ello. Estando ahí no podía dejar de pensar en todo lo que había hecho atrás, pero no había marcha atrás, lo hecho, hecho esta, ahora solo quedaba seguir con mi vida. Me dirigí a la sala y tocó esperar, pasaron los minutos y estos se convirtieron en horas, llegó las 9am, a esa hora me sentía muy confundida, no estaba completamente segura de si en verdad había invitado a Kojo por lástima o sólo por la oportunidad de volver a ver ese monstruoso pene que ese joven guardaba debajo de sus pantalones. Después de unos minutos creí que todo había quedado en eso, un simple deseo tonto, pero no fue así, el sonido del timbre me hizo pararme de inmediato del sofá, los pensamientos de lujuria y culpa nuevamente inundaron mi cabeza. Di un par de vueltas en la sala y un nuevo llamado del timbre me puso más nerviosa que antes, tomé aire y me dirigí a la puerta, tenía en mente enseñarle un poco y correrlo de mi casa.
Abrí la puerta y era él, era Kojo, venía vestido como esos tipos que hacen videos de música, pantalón de mezclilla, tennis, playera (era color azul claro y tenía unas siglas que siendo honesta, no se que significa) y una gorra roja. Le pedí que entrará mientras le pregunte si hizo lo que le pedí, a lo que respondió que todo salió bien, nadie sospecharía nada, ni siquiera su hermano. Eso me tranquilizo un poco y pasamos dentro.
- que me enseñará a hacer profesora; dijo en tono muy alegre, incluso eso me dio mas confianza.
- una ensalada, es fácil; le dije con total calma.
Pasamos a la sala y los comentarios enaltesiendo el lugar no tardaron en llegar, fue muy educado de su parte. Antes de enseñarle, le invite un poco de limonada, mientras nos sentamos y nos pusimos a platicar. Los minutos pasaron y reaccione, sin darme cuenta era yo quien estaba perdiendo el tiempo cuando minutos atrás tenía pensado pasar el menos tiempo posible con él. Le dije que le enseñaría a realizar la ensalada Cesar, la comeríamos y se marcharía, ya que tenía cosas que hacer, el me vio un poco triste pero aceptó.
Pasamos a la cocina y le explique lo que tenía que hacer, el puso manos a la obra y poco a poco todo iba saliendo como creí. Lo miraba sin descanso, él estaba concentrado en lo que hacía, de vez en cuando me acercaba para guiarlo o ayudarle en algo, a lo que amablemente prestaba atención. Sin embargo, con el pasar del tiempo empezamos a charlar sobre nuestra vida, pasatiempos, cosas así, pero algo poco a poco iba cambiando en el ambiente hasta entonces inocente. Todo el tiempo estuve mirando discretamente el gran paquete de Kojo mientras él caminaba por toda la cocina, mi vagina parecía tener vida propia mojándose y estrémeciendose por Kojo, me esforzaba por contenerme, mi esposo no tocaba mi cuerpo por años e incluso me había acostumbrado a vivir sin sexo y sin ninguna clase de pensamientos sucios hasta que esos 2 hermanos entraron en mi vida. Esos deseos que creí no tenía, despertaron de una forma muy intensa, y para fortuna o mala suerte, ahí estaba uno de ellos, a escasos centímetros de mi.
Pero no era la única, así como yo no dejaba de verlo, él hacía exactamente lo mismo, todo el tiempo me hice la distraída pero pude observar como Kojo no dejaba de verme el trasero, pude notarlo, al parecer, a Kojo le encantaban mis enormes nalgas, esas enormes nalgas que son un fastidio para mi esposo y de las cuales se quejaba durante los pocos encuentros íntimos que tuvimos en nuestro matrimonio.
Terminamos de hacer la ensalada y ambos nos dirigimos a la sala para sentarnos y comerla.
- sabe bien, no fue difícil; dijo Kojo mientras disfrutaba del platillo.
- lo ves, era cuestión de practicar, lo haces bien muchacho; respondí aprobando su esfuerzo y disfrutando de ella.
Después de un tiempo terminamos la ensalada y conversamos sobre nuestra vida personal, era completamente ridículo que los 2 estuviéramos ahí sentados hablando tranquilamente cuando tiempo atrás habíamos tenido sexo en un acto puro de infidelidad. El tomó el plato y lo coloco en una pequeña mesa de vidrio que hay en medio, regreso al sofá, pero está vez más cerca de mí. Mi corazón se agitaba al tenerlo tan cerca.
- he estado esperando estar a solas con usted desde hace tiempo, me encantó desde el primer día que nos dio clases; dijo sin medir una sola palabra.
- gracias jovencito, eres muy atento; le respondí cordialmente.
Sin medir palabra alguna, se acercó y me beso, desde el momento en que Kojo me dio aquel beso, mi cuerpo casi se derritió, y cuando las fuertes manos de Kojo me empujaban contra su cuerpo, mi deseo aumentaba, estaba preparada para explotar de placer con nuestras lenguas restregandose interminablemente. El beso duró unos minutos más hasta que Kojo me instruyó para sacar su pene el cual estaba empezando a estorbar le por debajo de su pantalón. La posesión de su gran y flácida virilidad en mis manos no hizo más que confirmar lo que quería. Ya lo había visto antes, pero aún no podía creer que todo eso le perteneciera a mi joven estudiante, y a juzgar por mi expresión inicial, Kojo ahora lo sabía también.
- le gusta lo que ve profe; dijo Kojo mientras me tocaba los senos por encima de la camisa.
Después de hacerle a mi estudiante un pequeño trabajo con mi mano, el se endureció un poco más, entonces me pidió que me sentará sobre el. Me levante la falda a mitad de mis muslos, coloque mis manos sobre sus rodillas para apoyarme y me deje caer, su gran y dura virilidad se extendía entre mis redondas nalgas mientras me sentaba en ella con todo mi peso. Lentamente comencé a moverme arriba y abajo sobre el, como me rozaba despacio, podía sentir el calor de su pene, lo cual sin quererlo, me hacía humedecer. Cuando empezó a sentir los latidos de su gran miembro, Kojo me ordena que mueva mis caderas más rápido.
- haga trabajar ese gran culo profe, me voy a correr; dijo mientras apoyaba su cabeza sobre la parte alta del sofá, mirando al techo.
- como se hace eso; le respondí mientras no sabía si estaba hablando en serio.
Rápidamente Kojo me tomó de los brazos y ambos nos pusimos de pie, me hizo señas para que me pusiera contra la pared más cercana, mi usualmente calmado alumno violentamente forzó mis bragas hacia abajo, levantó mi falda y luego eyaculo en todo mi trasero con fuertes y gruesas ráfagas de semen. En cuanto a las consecuencias de mi libertinaje, me recupere del trance, mientras observaba a Kojo, su espeso semen seguía lentamente resbalando hacia abajo de mi trasero. Mientras sentía esa viscosa sustancia caliente correr por mi piel, continuaba enviando señales a través de mi cuerpo. El intento acercarse y le dije que no, que me esperara en la sala, necesitaba un poco de aire, inmediatamente, fui a la cocina a tomar un vaso de agua y apoyarme sobre el refrigerador, no sabía que hacer, me sentía avergonzada pero al mismo tiempo caliente, lo sucedido minutos atrás fue suficiente para encender algo en mi. Después de meditar un poco llegué a la conclusión de que no había marcha atrás, aunque no hiciera nada en ese momento, ya había tenido sexo no sólo con Kojo, sino con su hermano también. Al fin me decidí, mientras todo siguiera en secreto, podía dar rienda suelta a mis deseos. En mi interior, siempre he sabido que el problema sexual entre mi esposo y yo, no era mi cuerpo, sino el pequeño pene que mi marido tiene, él no me encuentra del todo atractiva pero Kojo si, no solo mi mente lo sabía, sino mi cuerpo también.
Me puse a pensar en algo que calentara el ambiente, aunque después de lo sucedido, no creo que necesitará mucho, pensé en el traje de chica de secundaria que tengo guardado arriba, estuve a punto de ir cuando, ahí en el lavaplatos, vi lo único que necesitaba. Llamé a Kojo a la cocina, lo cual hizo, el pobre se quedó petrificado en la puerta sin decir una sola palabra. Lo que hice fue deshacerme de toda mi ropa, incluso mis bragas y sostén, lo único que conserve eran mis tacones y puesto un pequeño delantal color blanco con pequeñas sandías dibujadas en todas partes. Al tenerlo puesto, ocultaba levemente mi entrepierna y mis senos, pero dejaba totalmente expuesta la parte de atrás.
- te quedaras ahí parado o vendrás por una receta más; le dije mientras le hice una señal con el dedo para que se acercara a mi.
El se acercó, me abrazo por la cintura mientras nuevamente me besaba con total descaro, le correspondía al beso, abrazándola por el cuello, fue ahí que sentí sus manos sobre mi trasero, parecía un gato jugando con una bola de estambre. Tocaba, masajeaba y apretaba en todas partes, al parecer eso le gustaba. Me inclino sobre la mesa, se colocó detrás y empezó a succionar mi intimidad. La forma en la que besaba y chupaba mi parte íntima, era en verdad maravilloso. Después de unos minutos, empecé a sentir una especie de electricidad recorrer mi espalda, lo que significaba que estaba a punto de venirme, a lo que me di vuelta para continuar besando a Kojo y así evitar que ese infeliz me hiciera correr con su boca. Le pedí que me siguiera a la sala, ahí estaríamos más cómodos. Me puse frente a él y nos dirigimos para allá, ahora que lo pienso, tal vez ponerme delante de él no fue una buena idea, sin quererlo, estaba haciendo un espectáculo frente a ese joven, me imagino que sus ojos estaban atrapados en mis nalgas. Sabía que mi cuerpo estaba expuesto a través de ese pequeño delantal, me sentía un poco avergonzada de que Kojo me viera vestida de esa forma, me sentía humillada, una dama de mi edad y mi clase social, no podía estar vestida de esa forma frente a un joven. Sin embargo, era mi propia lujuria la que tomaba protagonismo en ese instante.
Una vez en la sala, tomé asiento en un sofá mientras observaba como Kojo se desnudaba frente a mí quedando nuevamente con sus calcetines, para no resbalar por el suelo de mi casa, era un espectáculo que elevó mi temperatura, un espectáculo que era solo mío.
- ponte a chuparla para que este dura, no me he tocado en 3 meses; me dijo mientras llevó sus manos a la cintura.
- no te preocupes, tu maestra se encargará de esto enseguida; toda vergüenza desapareció de mi mente, habitualmente conservadora cuando tomé esa enorme verga negra curva de Kojo con mi mano y con la otra ese par de nueces que colgaban justo detrás.
Sin pensarlo mucho, me lleve su pene a la boca, a diferencia de Francis, la mamada que le hice a Kojo fue más sensual, utilizando muy bien mi lengua, poco a poco, fui acelerando al dejarme llevar por la calentura que me provocaba esa situación indecente. La sensación fue genial para Kojo, al estar 3 meses en abstinencia y con la mamada que le estaba dando, terminó por correrse en mi boca, fue una gran cantidad, para no ahogarme, hice lo que nunca en mi vida creí hacer, me trague su corrida, conforme el liberaba su semen, yo lo bebía, era algo que al día de hoy me avergüenzo mucho.
Me incorpore y me limpie la boca con la playera de kojo, mientras el busco entre los bolsillos de su pantalón algo y se dio media vuelta, ocultandome lo que había sacado.
- mi verga esta tan desesperada por esto que se hinchó mucho y el condón ni siquiera encaja por completo, esperemos que no se salga; dijo Kojo mientras se daba vuelta y podía ser esa escena completamente desagradable.
El me dijo que quería saber que se siente usar uno, aún lo recuerdo, era de color naranja. La vista era aberrante, ni siquiera lo cubría en su totalidad, ya que terminaba a la mitad. Al usarlo, parecía que su miembro quería explotar y el látex lo mantenía reprimido, nunca había visto una verga tan asquerosa y al mismo tiempo tan deliciosa.
Ahora era yo quien enmudeció, sin titubeos, me dirigí al sofá más amplio y me recosté sobre el.
- ven aquí jovencito, tu maestra necesita ese trozo de carne en su vagina ahora mismo; le dije mientras separaba las piernas, enseñándole mi concha repleta de pelos.
El se acercó a mí, y sin ningún juego previo, introdujo su gran miembro, ahora cubierto por un condón, dentro de mí vieja vagina. No pude evitar lanzar un un grito al sentir como las paredes del interior de mi vagina, se abrían al paso de su grotesca verga. A medida que transcurrían los minutos, el bruto de Kojo aumentaba su velocidad, a diferencia de la primera vez que tuvo problemas en meter su pene dentro de mi, ahora, no se que diablos hizo, pero podía meter gran parte de su miembro sin dificultad. El se sostenía de mis tobillos, manteniendo mis piernas separadas, mientras se dedicaba a empujar adelante y atrás con una velocidad que parecía una máquina.
El silencio de la sala era perturbado por el sonido de nuestras entrepiernas chocar entre sí, nuestros genitales empezaron a producir sonidos muy asquerosos que sólo delataban el salvajismo de sus movimientos.
- tienes una vagina muy vulgar para ser una anciana refinada, me gusta lo sucia que puedes ser, siento pena por tu esposo que no sabe aprovechar una cerda culona como tu; dijo Kojo mientras soltaba mis tobillos para sujetarse ahora de mi cintura.
- el siempre fue un tonto, se supone que es mi marido pero no logro excitarlo; le respondí casi gritando, producto de mi esfuerzo por soportar sus salvajes estocadas.
- entonces debo agradecerle por darme la oportunidad de aparearme con su vieja esposa; respondió Kojo.
El se recostó sobre mí, y moviendo un poco el delantal, dejó al descubierto mis tetas las cuales rápidamente empezó a lamer y chupar. Ese infeliz en verdad sabía cómo moverse, acto seguido empezó a succionar mis pezones, los cuales estaban completamente erectos, listos para ser mordisqueados. Kojo se alejo de mi, me tomo de las manos para ponerme de pie, no sabía que haría, hasta que se colocó detrás de mí, me abrazo por la cintura y se acostó en el sofá, prácticamente el quedo debajo y yo arriba, ambos mirando al techo. Deslizó sus muslos por debajo de los míos, y con sus rodillas, separando mis piernas, y apoyándose de una mano, coloco su verga dentro de mí. Realmente era delicioso volver a tener su espada de carne dentro de mí ansiosa vagina.
- quiero meter más profundo mi verga hasta que nos combinemos por completo, desde la primera vez supe que éramos compatibles, hagamos que nuestros genitales jamás olviden a quien pertenecen; dijo Kojo mientras se sujeto a mi cuerpo con fuerza, colocando su brazo izquierdo sobre mis tetas y el derecho por debajo de ellas, aferrándose mientras sus caderas se levantaban con tal rapidez que podía sentir como el látex del condón provocaba fricción con mis paredes vaginales.
- más despacio cabrón, mi vagina empieza a arder; le grite mientras recosté mi cabeza a un costado de la suya, cerré los ojos y no pude más que apretar los dientes, soportando sus jodidas embestidas, aguantándome las ganas de venirme, no podía creer que eso se pudiera sentir tan bien.
- no resisto más ya estoy por terminar; dijo Kojo mientras movió sus brazos, ahora colocando ambas manos en mis tetas, apretandolas, mientras no se detenía.
- no pares hijo de tu puta madre, yo también estoy a punto de.... ;no tuve tiempo de terminar de hablar cuando un fuerte escalofrío se concentró en mi vientre, al mismo tiempo que un fuerte chorro comenzó a ensuciar el suelo mientras las rápidas embestidas de Kojo se encargaban de que mi corrida, salpicara por todos lados.
- toma otra carga, este jodido condón no me permite soltarlo todo; dijo Kojo, mientras podía sentir como en mi interior, el condón se iba llenando de semen como si fuera un globo.
Quedé totalmente exhausta, mi vientre daba pequeños espasmos, mientras sentí como Kojo coloco una mano sobre mi vientre y otra en concha, para empezar a masajear mi clítoris. Después de recobrar fuerzas, me abrazo por la cintura y nuevamente nos pusimos de pie, pero esta vez fui yo quien tomó la iniciativa. Lo mire, y con ambas manos separe mis nalgas, mostrándole mi sexo al descubierto. Pude notar como el condón estaba lleno, este formaba una esfera en donde el látex guardo todo su semen, Kojo se lo quito y lo amarró, evitando que este se derramará fuera. Kojo se acercó a mí, flexión sus rodillas un poco y coloco nuevamente su pene en la raja de mi concha, preparándose para entrar. Sin preguntar, me tomo de la cintura con su mano izquierda y con la otra mano se ayudo para meterla.
- eso es querido, muéstrale a tu maestra lo que puedes hacer con esa verga doblada, métela toda; le dije al sentir nuevamente ese mástil de carne entrando en mí.
Después de escuchar mis palabras, Kojo no pudo contenerse y su naturaleza salvaje comenzó a manifestarse, su velocidad aumentaba y los golpes eran más agresivos, mientras mis flácidas y gordas nalgas se acudían de forma obscena por cada impacto que ese tonto me daba. No sé cómo pasó, pero cuando reaccione, estaba sosteniendome del mueble en donde está mi televisor, no lo entendía, porque cuando el entró en mi, estábamos a escasos centímetros de otro mueble.
- en que momento fue que nos pasamos aquí; le dije sorprendida.
- tenemos que dejar nuestra marca de apareamiento aquí también, dejaremos muy en claro que tu y yo somos el uno para el otro; respondió Kojo mientras me abrazaba del vientre y se lanzaba hacia mí con suma fuerza.
No comprendía porque cada vez se sentía mejor el sexo con mi alumno, cada vez que me embestía, podía sentir como mi vagina se estremecía y me hacía tener pequeños orgasmos que poco a poco aparecían con más frecuencia. Mi cuerpo estaba respondiendo y no podía evitarlo, el tenía razón, ambos nacimos para aparearnos, mi cuerpo realmente amaba a ese sucio perro africano. Después de unos minutos, el se detuvo.
- ¿que pasa, acaso te cansaste?; le dije mientras me gire a verlo.
- me tuve que detener para que no me corriera, debo guardar un poco; respondió muy agitado.
- acaso ya no puedes, no creo que tu hermano sea mejor que tu; le respondí sabiendo que el es celoso de su hermano.
El volvió a acercarse, y sin avisarme, la metió otra vez en mi, se sujeto con ambas manos del moño hecho del amarre de mi delantal y como si una bestia se tratara, comenzó a golpear con fuerza.
- aaaahhh me vas a reventar las nalgas hijo de puta; le grité ya que estaba siendo más rudo que antes.
- soy el único que puede montar tu enorme culo gordo, oíste puta blanca; respondió Kojo, mientras me golpeaba, entendí que al mencionar su hermano, el quería demostrarme que era mejor que el.
El me abrazo y me guió a los sofá, tiro un par de cojines al suelo para que apoyará mis rodillas, y se dejó caer sobre mi espalda, follandome como si fuera una perra.
- es tan rico montarte como animales, yo soy tu macho y tu mi hembra, te gusta vieja puta; dijo Kojo mientras me tenía abrazada de la cintura, obligándome a sentir sus profundas estocadas para luego separarse de mi.
Kojo se volvió loco por tener mi gran a su disposición, sumergió su cara en medio de mis nalgas y mis 2 orificios he impregnando su cara sobre los fluidos que salían de mi.
- oh Dios, ¿que te pasa? perdiste la cabeza, esto se siente bien, sigue chupando la vagina de tu maestra; le dije mientras gozaba de eso.
Sin darme tiempo de recuperarme, lance un fuerte grito cuando sentí la dura verga de Kojo entrar lo más profundo que esa pose le permitía. Y después de un breve momento, fui sorprendida por una ráfaga de potentes golpes, no sabía si estaba gritando por el dolor o por el inmenso placer que recorría mi cuerpo en ese instante. La actividad sexual estaba lejos de terminar, finalmente había aparecido alguien con la "habilidad" de manejar mi cuerpo, me sorprendí de cómo mi hambrienta vagina palpitaba por la necesidad insaciable de esa enorme y gruesa verga negra. Pero, al igual que minutos atrás, Kojo salió de mi para recostarse en un sofá algo exhausto. Iba a hablar cuando un sonido dejó muda la sala, era el timbre del teléfono de la casa, los 2 no sabíamos que hacer, le pedí que se callara para que pudiera responder. Era mi esposo, respondí lo más calmada que pude, pero al hablar, mi preocupación y miedo a que me sorprenderán se transformó en una sonrisa de alivio y complicidad. Me dijo que mis nietos tenían hambre y no querían esperar a comer de regreso, por lo que comerían ahí y vendrían alrededor de las 6pm, eso fue lo mejor que pude oír en ese momento. Terminé la llamada y Kojo seguía descansando en el sofá.
- hey joven, no me digas que eso es todo lo que tienes; le dije a Kojo.
- solamente tomé un respiro; me respondió.
- es en serio, levantate; le dije en tono de una orden. - Me has dado mucho más placer de lo que mi marido me ha dado en nuestro matrimonio, pero también entiendo que soy una esposa refinada y respetada en la ciudad, esta es una oportunidad única para desahogarme, así que planeo drenar hasta la última gota de tu semen antes de recuperar la cordura, dicho esto joven, ven aquí y cogeme la vagina tan fuerte como tu lo sabes hacer; le dije en tono autoritario mientras me dirigía al sofá más amplio y me subí en el, para ponerme a 4 patas, moviendo mi culo de lado a lado.
Kojo no podía resistirse a ese enorme culo que se le estaba ofreciendo, el estaba listo para otra ronda más.
- por favor joven, no te contengas ahora, mi vagina ya se acostumbro perfectamente a tu verga, no necesitas tener cuidado; le dije mientras el se acercaba a mí, no podía esperar a que ese feo bastardo me agarre por las caderas y me dé la cogida dura que merezco.
- voy a darte una paliza a ver si continuas tan altanera, iré lento al principio; respondió Kojo.
- no no no, nada de eso, empieza a martillarme ya, apurate; le respondí mientras me colocaba en posición. Kojo tenía justo lo que necesitaba, una verga gruesa y larga siempre lista para destrozar mi vientre.
Kojo se sostuvo de mis caderas y empujó su miembro dentro de mí ya mojada vagina.
- dame más fuerte, destroza mi vagina sin remordimientos, justo así, se que te gustan mis enormes nalgas, hazlo jovencito, destroza mis gordas nalgas con tus fuertes caderas; le grite mientras disfrutaba de su maltrato.
Kojo se movía a un ritmo desenfrenado, el sonido de la carne contra la carne, combinado con mis gemidos desesperados era lo único que se oía en la sala. Kojo se alejo de mí y con sus brazos en la orilla del sofá, apoyándose sobre sus codos, extendió su cuerpo por enfrente del sofá, quedando su cuerpo como si se tratará de una silla. Rápidamente me baje del sofa y me puse frente a él, dándole la espalda, subí una pierna para acomodarme, y cuando tenia ambas piernas a ambos lados de su cintura, me incline hacia abajo, colocando mis manos en mis nalgas separándolas, enseñándole mi concha totalmente maltratada por culpa suya. El movió sus caderas hacia arriba, queriendo alcanzar mi vagina pero no pudo. Con mi mano tomé su pene y lo introduje en mi vagina, baje hasta quedar completamente sentada sobre el. Las caderas de Kojo apenas podían soportar mi peso, mi culo lo tiraba sobre el, prácticamente aterrizada sobre su regazo, clavándome su gigantesco miembro en el proceso. Tuve leves orgasmos, pero a pesar de ellos, no dejaba de rebotar en el regazo de Kojo. El, después de soportar mi peso, me tomó de los brazos, me abrazo, y me subió nuevamente al sofa, colocándome a 4 patas. Nuevamente dejó caer su peso sobre mi espalda y colocando sus brazos por debajo de mi delantal, tomó mis tetas con sus manos, apretándolas y pellizcando mis pezones.
- la primera vez no te deje embarazada pero ahora lo haré; dijo Kojo mientras sus embestidas iban en aumento.
- más despacio tonto, me vas a romper la vagina; le dije al momento de sentir sus salvajes estocadas.
- pareces actriz porno anciana, aguántalo; dijo Kojo quién parecía poseído.
- más lento, soy tu maestra, no soy una perra para que me faltes el respeto; le respondí.
- con este culo solo eres una cerda; dijo Kojo en un tono fuerte.
El continuó con sus embestidas, al mismo tiempo que tuve un fuerte orgasmo que me hizo tambalear, sin embargo, eso no le importo a Kojo, ya que continuó con su ritmo. No había terminado de digerir el orgasmo anterior cuando una fuerte nalgada me hizo dar un largo gemido. Kojo estaba sobre excitado, nunca había experimentado el sexo a ese nivel, ni siquiera Francis eran tan violento como el.
- maldita zorra, no sabes el tiempo que estuve esperando para tenerte, te paseas presumiendo este jugoso culo bajo esas finas ropas, endureciendo las vergas mientras caminas; dijo Kojo.
- no sabía que tenía tal efecto en los chicos de la escuela; le respondí mientras me aferraba con fuerza al sofá.
- no te hagas la tonta, sabes muy bien lo que demuestras, sabes como mover este culo y montar un espectáculo; dijo Kojo.
- me encanta como me coges, eres como una bestia; le dije casi gritando.
- los blancos no saben manejar una yegua como tu, el tonto de tu marido no sabe cómo coger; respondió Kojo mientras se sostenía ahora del delantal.
Kojo era una auténtica bestia, tanto en apariencia como en mentalidad, sus caderas golpeaban ferozmente mi rollizo y blando trasero una y otra vez provocando ondulaciones incontroladas en esas 2 enormes masas de carne que tengo por culo, tal visión hizo que este joven se volviera aún más loco.
- voy a llenarte de semen perra, me voy a correr en lo más profundo de tu húmeda vagina; dijo Kojo casi gritando.
- si, llename de semen, llena mi vagina con tu semilla, voy a correrme mientras llenas mi vagina con tu semilla; prácticamente le grite.
El solo hecho de recordar la llamada, pensar en ellos (mi esposo, hija, nietos etc) comiendo tranquilamente, ajenos al acto indecente que estaba ocurriendo en mi casa al mismo tiempo, tuvo un efecto inmediato en mi. Cualquier rastro de decencia u orgullo se desvaneció de mi mente, mientras mi gran trasero era puesto a prueba una vez más amortiguando los salvajes golpes de ese sucio africano. Fue en ese preciso instante que.
- mi vientre está palpitando sin parar ¿acaso se prepara para ser inseminado?; le dije mientras mis nalgas se sacudían con fuerza por las embestidas de Kojo y sus fuertes nalgadas.
- debemos seguir el instinto de nuestros cuerpos de procrear; dijo Kojo.
- qué es esto, en qué momento comencé a ovular; le respondí mientras una extraña sensación en mi vientre se hacía presente. Era realmente caliente que a mi edad, eso estuviera pasándome, y a decir verdad, no estaba del todo segura que ese día, fuera totalmente infertil.
- nuestros genitales realmente desean fertilizar y se están estimulando mutuamente; dijo Kojo.
- espera, no sabía que hoy iba a ovular ¿realmente lo haremos?; le respondí.
- definitivamente haré que tengas mis hijos y serás solo mía; dijo Kojo.
- ¿realmente vamos a hacer un bebé?; le respondí.
La cadera de Kojo parecía una máquina que se estrellaba sin clemencia contra mi, cuando de nueva cuenta, fuertes nalgadas me hacían apretar los dientes.
- es más rico cogerte sin condón; dijo Kojo mientras continuaba con sus azotes.
- siiii, me gusta, me gusta mucho; si bien terminé de decirlo cuando una nueva nalgada me hacia estremecer.
- eres solo mía cerda, lo escuchas; dijo Kojo con voz muy dominante.
- te gusta el culo gordo de tu cerda oink oink oink dame más, cogeme duro con tu asquerosa verga negra maldito chimpancé oink oink oink; le grite mientras sacudía mi trasero provocándole aún más.
- que estas haciendo; le grite a Kojo.
- si vamos a reproducirnos instintivamente, como animales, entonces lo haremos como ellos; respondió Kojo, mientras coopere con el.
Lo que él muy bastardo hizo fue darse vuelta, colocarse a 4 patas, apoyarse con sus manos y rodilla izquierda, mientras levantaba la pierna derecha sobre mi, yo hizo lo mismo que el, pero apoyando mi rodilla derecha y levantando la pierna izquierda. La pierna de Kojo quedó por encima de mi trasero, a la altura de enmedio de mis nalgas, mientras mi pierna izquierda se colocaba por debajo de su muslo derecho, colocando mi pie sobre el, apoyando mi tacón en su espalda. Nuestros traseros chocando fuertemente se sentía tan rico, mi cuerpo deseaba la semilla de ese infeliz. Después de unos minutos moviéndonos de esa manera, oí a Kojo decir ya no puedo más, fue entonces que una fuerte pero pesada carga se libero dentro de mi, mi vieja vagina estaba recibiendo toda la leche de la verga negra de ese joven.
- Dios, estoy siendo preñada por otro que no es mi esposo, los espermatozoides de este chimpancé van a inseminar mis óvulos; fue lo que alcance a gritar.
- deja que nuestros genes se combinen, vamos a dar vida a nuestros hijos con mi esperma y tus óvulos, oíste anciana; dijo Kojo.
- si, no dejes escapar a ninguno de mis óvulos, hagamos que todos se combinen con tus renacuajos africanos; le grite.
- asegúrate de generar muchos para ellos; me respondió Kojo.
- si, haré tantos como pueda, no dejes que ninguno se escape, solo sigue empujando; le respondí de una forma muy provocadora.
Después de unos minutos, nos separamos, ambos habíamos llegado a nuestro límite, me tumbe en el sofá completamente agotada mientras Kojo se sentó igualmente exhausto. Después de recobrar fuerzas, me senté a su lado y nos dimos un par de besos, aliviando la tensión de antes. Le dije que si quería volver a repetir no dijera nada y me obedeciera cuando le diera alguna señal. El aceptó, le pedí que se vistiera para acompañarlo a la puerta, abrí para que saliera y justo paso un auto con una jovencita que lo observó fijamente, por fortuna no me vio de cuerpo completo, ya que solo asome la cara, hubiera sido horrible que me viera prácticamente desnuda con solo un delantal puesto. Una vez ese auto se perdió en la calle, el se marchó.
Camine de prisa para ponerme mi ropa que deje tirada en la cocina y con una cubeta con productos de limpieza, procedí a borrar toda evidencia, incluso encontré el condón que Kojo había usado, a él lo tire para verlo perderse en el desagüe. Horas más tarde vi como mi esposo y mi hija junto a su familia entraban a la casa, mi hija habló sobre el aroma a detergentes de la sala, a lo cual mi esposo me miró, le dije que como mi estufa se había ensuciado con él arroz con leche que su papá me pidió, decidí limpiar, y al ver un poco desordenada la sala, decidí empezar aquí para terminar en la estufa. Mi hija le dijo a mi esposo lo dichoso que era al tener una mujer inteligente y hogareña, a lo cual mi marido solo sonrió y se fue a guardar las tilapias que había traído. Esa misma noche cenamos y platicamos un poco de lo más normal hasta que se fueron. Más tarde, mi marido y yo nos fuimos a la cama, no sin pensar en lo que había hecho, primero Francis, ahora Kojo, me sentía fatal pero al mismo tiempo increíble. Al día siguiente, con el pretexto de ir al supermercado por cosas con las que acompañaría a las tilapias, fui a la farmacia por una caja de píldoras, estaba casi segura que todo eso fue producto de la calentura, pero no estaba de más una acción extra. Camino a casa con las compras del supermercado, solo pensaba una cosa, que pasaría ahora con mi vida, mi familia, pero sobre todo, con esos dos.
1 comentarios - La Abuela