Abuela ennegrecida (01)
Una abuela respetada de su comunidad sucumbe al deseo provocado por dos jóvenes africanos
Hola, he descubierto recién esta página y después de leer algunos relatos he decidido compartir algunas experiencias que he tenido recientemente. Por motivos de privacidad, no seré tan detallada con datos personales, solamente lo necesario para poder continuar con mi relato.
Mi nombre es Yuriana, soy de la ciudad de México, tengo 64 años, no tengo demasiadas arrugas en el rostro ya que siempre me he cuidado en ese aspecto con cremas o bálsamos, pero mi cara demuestra el pasar del tiempo, mi esposo es mayor que yo, teniendo 70 años, soy madre de 3 hijos y abuela de 5 nietos espectaculares, soy maestra jubilada, sin embargo, no me acostumbro a estar en casa sin hacer nada, por lo que doy clases de manera voluntaria en una escuela preparatoria en donde terminé los últimos años de ejercicio laboral. Caso contrario a mi esposo que disfruta su jubilación pasando tiempo en un rancho que tiene a entrada de un municipio cercano. En mi comunidad soy la presidenta de barrio y mis vecinos me respetan, ya que he logrado por medios de gestiones, el abastecimiento de agua continúa y la entrega de insumos o materiales de construcción a mi barrio.
No soy muy alta, mido 1.72cm, piel blanca, al pasar los años forzando mi vista, debo usar anteojos ya que no veo con mucha claridad los objetos a mas de 11 metros, actualmente uso lentes con cadena, ya que así evitó que se lleguen a caer, mi cabello es gris con blanco prácticamente, me llega al hombro pero mi peinado habitual es el peinado cebolla. No me considero una super modelo ya que tengo un poco de grasa en mi abdomen, producto de la edad, pero no soy obesa, en términos de este tipo de páginas, tendría un cuerpo similar a una bbw. Tengo senos pequeños a mi parecer, del tamaño de una manzana grande, pero lo atractivo entre comillas sería el resto. A mi edad tengo un poco de cintura a pesar de la grasa de mi barriga, mis caderas son anchas, tengo los muslos gruesos, herencia de mi madre, y un par de nalgas grandes que, aunque sufren de flacidez, en conjunto con mis caderas, me hacen tener mejor trasero que muchas jovencitas de la escuela, aunque no las tengo tan firmes, son grandes y redondas, producto del sobrepeso que sufrí en mi juventud. Aunque siendo realistas, una jovencita siempre será más atractiva que una anciana.
Todo empezó un lunes, llegando a la escuela me llaman a la dirección para notificarme que mi horario de trabajo cambiaría. En la mañana con mi grupo de alumnos habitual, pero en las tardes daría 6 clases extras en el turno vespertino, acepte ya que por dar clases en las tardes si me pagarían. Ese día terminé mis labores en la mañana y espere a los alumnos de la tarde. Poco a poco fueron llegando hasta estar completos, era un grupo pequeño de unos 25 alumnos entre hombres y mujeres, entre ellos habían 2 jóvenes negros de nombres Francis y Kojo, ambos hermanos, venían de él Congo, sus padres eran inmigrantes pero ellos nacieron en México. Ambos eran más altos que yo, un poco atléticos, sin embargo Francis tenía un cabello adornado con trenzas pequeñas y Kojo tenía el cabello muy corto, parecía un completo calvo.
Todo transcurre con normalidad hasta el día jueves, les deje una serie de ejercicios en clase pero Francis lo moví a una silla enfrente de mi escritorio porque no dejaba de platicar con un compañero. Pasaron los minutos y todos ellos estaban concentrados en los ejercicios (doy clases de matemáticas), mientras ellos lo hacían, me puse a observar el salón y ver que ninguno copiara a otro, fue en ese instante que lo vi. Francis estaba un poco abierto en su silla, ajeno a su alrededor, pero en su entrepierna note un bulto muy grande. Me quedé observándolo disimuladamente para que nadie me sorprendiera, ese bulto sólo podía significar una cosa, ese chico tenía un pene enorme. Estuve observándolo hasta que todos terminaron, me entregaron sus libretas ya que me las llevaría a casa para calificarlas ahí y devolverlas al día siguiente, se despidieron y terminó el día.
Ya en mi casa no podía quitar esa imagen de mi mente, la imagen de Francis enfrente mio, pero sobre todo de esa cosa que estaba guardada por debajo de su pantalón. La noche fue peor, no podía dormir por pensar en el, en mi mente no había espacio para nada más que no fuera el, pensaba cosas como ¿será real? ¿si lo es, cuanto le medirá? ¿que aspecto tendría?. Esas cosas no me permitían dormir y habían despertado en mi pensamientos muy primitivos que intentaba ocultar, pero era casi imposible. Al día siguiente rápidamente mi vista se dirijo a él, ese día llegó vestido con un pantalón deportivo muy lindo por cierto. Con la excusa de no poner mucha atención a la clase lo cambie de lugar enfrente mío. Todo transcurrió con normalidad hasta que les volví a dejar nuevos ejercicios, aproveche nuevamente para observarlo y ver nuevamente ese bulto en medio de sus piernas, sin pensarlo, mi cuerpo se empezó a calentar, al grado que tuve que reaccionar y ver a otro sitio que no sea la entrepierna de ese chico.
Terminó la clase para dar inicio a su horario de comida, dejaron el aula y quedé sola para borrar el pizarrón. Salí al patio para comprar algo de comer y pude verlos, Kojo se dirigía con los demás a una cancha de fútbol y Francis estaba charlando con algunas compañeras de clase. Todo parecía normal pero Francis continuaba con ellas, no se en que momento pasó pero me sentí extraña al ver que no se iba. Pensaba sobre que hablaban, que querían, porque no se marchaba. Me encontraba celosa sin ningún motivo. Ya en casa, con mi esposo durmiendo a mi lado, me puse a pensar que era obvio, sus compañeros era de su edad, muy lindas por cierto, una vieja como yo no tendría oportunidad contra ellas, además, que demonios estaba pensando, estoy casada, tengo una familia, soy alguien respetada en su trabajo y hogar, no puedo permitir tener esos pensamientos absurdos en mi cabeza.
El fin de semana al no dejar de pensar en que unas jovencitas era mucho mejor que yo, estando en casa sin que nadie me viera, decidí probarme un poco de ropa, vestidos o blusas, cosas así. Cuando llegue a unos jeans, me costó trabajo ponerlo, pero el resultado fue algo inesperado. Como mencioné heredé los muslos gruesos y las caderas anchas de la familia de mi madre, con los jeans mi trasero se veía enorme, me gire frente al espejo y definitivamente esas jovencitas no me ganaban en tamaño. Les llevaba mucha, mucha ventaja, tocaron el timbre, salí a ver y era mi hija mayor con mis nietas.
- mamá luces espectacular; exclamó mientras me vio vestida así
Recordé que por salir de prisa no me cambie de ropa. Una enorme vergüenza me invadió mientras pasábamos dentro de la casa. Tiempo después llegó mi esposo y nos propusimos a cenar.
- Mira papá, acaso mamá no se ve bonita, exclamó mi hija mientras mi esposo me observaba de pies a cabeza.
- cuando termines, cambiate de ropa porque es ridículo y no se me ocurriera salir asi a la calle, no eres una niña.
Mi hija sonrió diciéndole que era algo exagerado de su parte, mientras en todo de burla le dijo.
- tienes miedo de que enamore algún jovencito por ahí. El sonrió y todos empezamos a cenar, sin embargo, esas palabras hicieron eco en mi cabeza, me agrado la idea de que alguien a mi edad pudiera enamorar a un hombre mucho más joven que yo, y si eso pasara, les daría una lección a todas esas chicas que platican mucho con Francis.
En días siguientes, trataba de ir a la escuela un poco mejor vestida (siempre me he vestido con pantalones o vestidos muy flojos, tanto que parecen no ser de mi talla) ahora usaba pantalones de vestir o vestidos un poco mas ajustados. Mi hija tenía razón, ya en días posteriores pude notar como Francis me observaba más y cuando lo observaba, el apartaba la vista de inmediato. Era divertido hacer eso, sin embargo, este truco no salió como lo esperaba, al pasar los días, note el mismo comportamiento en alguien más, en Kojo. No sabía que hacer, me gustaba la atención de Francis pero ahora Kojo me seguía con la vista en toda la clase. Tal vez era mi imaginación y ambos lo hacían al poner atención a la clase, pero la forma en que trataban de ocultarlo era sumamente comprometedora. Un día al terminar la clase, me dirigía al estacionamiento cuando ambos me alcanzaron.
- podemos ayudarla cargando esos libros profesora; exclamó Francis, mientras Kojo se coloca a mi izquierda, así los 3 nos dirijamos a mi auto.
Un amigo los llamo diciendo que se los alcanzarán, a lo que me regreso mis libros y ambos muy amables se despidieron de mi. No entre de inmediato a mi auto, me hice la tonta como si revisara algún papel y a través del reflejo del cristal de la puerta pude notar que ambos volteaban en un par de ocasiones para verme. Puede parecer ridículo pero mi corazón se agitó como no tienen idea, la sola idea de provocar no sólo a Francis, sino a Kojo también era muy excitante. Tanto que conduje de regreso a casa y una vez ahí, subí a mi habitación, me desvesti quedando en ropa interior y me tire a la cama. Sentía una presión en el pecho al grado de llevar mis manos a mi busto y apretar mis senos, estuve unos minutos así, masajeandolos mientras recordaba la forma en la que me veían. Reaccione y me vestí rápidamente para que mi esposo no me encontrara así, me centre en mis propias actividades tratando de olvidar la mirada de esos 2, pero era difícil. Esa noche mi esposo me dijo que hiríamos al rancho a comer con mis hijos y sus familias en próximo fin de semana, a lo que me pareció genial para poder olvidarme de ese par de alumnos.
Llegó el fin de semana después de una semana difícil y nos propusimos a pasarla bien, en la reunión llegaron amigos de mi esposo y fue genial ya que llego la esposa de uno de ellos con quien me llevó de maravilla. Charlamos de la vida y el trabajo, cuando me pidió favor de acompañarla a comprar unas gelatinas en una plaza cercana al centro de la ciudad. Una vez ahí, nos dirijamos al negocio cuando pasamos por una tienda de ropa de mujer y esas obscenidades, mi amiga me dijo que volteara la vista, esas cosas eran sucias y la administración del lugar debería prohibir esas cosas. A decir verdad ella exageraba pero al ser de religión protestante es muy estricta en eso, yo soy católica, se me hace un poco vulgar pero me entró la duda de lo que había dentro.
Regresamos y todo transcurre con normalidad, nos regresaríamos al día siguiente así que al amanecer, ya sin mi amiga, le dije a mi esposo que regresaría en un instante ya que iría a comprar paquetes de hojas blancas para mi semana de trabajo y me respondió que no tardará. Fui a la plaza a comprar algunos paquetes de hojas cuando recordé que esa tienda vulgar estaba del otro lado. Aprovechando que era temprano y no había mucha gente, me puse mis lentes negros y decidí ingresar a dar un vistazo. Una vez dentro era aún más vulgar que afuera. Habían trajes muy obscenos de bomberos, policías y cosas así, también habían DVDs pornográficos os y juguetes de todo tipo. Pensaba irme de inmediato cuando lo vi, vi un pene de plástico en color negro, automáticamente recordé a Francis y Kojo, esa absurda calentura regresó a mi mente pensando que ese par de hermanos deberían tener algo similar como eso. Me quedé pensando cuando la chica que atendía me dijo si me interesaba algo y podía darme un descuento. Le respondí que gracias y busque algo que no fuera tan cochino como el resto. Entonces lo vi, era un traje de colegio como para una chica de secundaria, la chica que atendía me dijo que si lo compraba me daría accesorios y me saldría mas económico. Accedí pero tuve que pagar en efectivo ya que no quería que algún pago se reflejará en mi tarjeta de crédito. Ella se retiro y al poco tiempo regresó con 2 cajas, una más pesada que la otra, le di las gracias y salí huyendo prácticamente del lugar con el temor que alguien me viera. Ya en el rancho las coloque en una bolsa negra y encima todas las hojas blancas para disimular. Lo cual funcionó ya que mi esposo se acercó a la bolsa y al ver paquetes de hojas se retiró, me sentí aliviada de que no lo descubriera, ya en la tarde regresamos a casa.
Una vez ahí, en mi habitación que uso como despacho, coloque las 2 cajas dentro de la bolsa, oculta entre un armario lleno de documentos, ahí nadie busca nada ni se acercan en lo absoluto. Los meses pasaron, en la escuela la situación no había cambiado, las miradas de esos 2 no seguían más que en aumento así como su acercamiento para hablarme sobre cosas de la clase y eso. Era obvio que buscaban entablar una especie de amistad conmigo. Una jueves mi esposo me dijo que al día siguiente iría al rancho ya que compró unas ovejas y tenía que estar ahí para ver que estuvieran sanas y pagarlas, a lo que me quedaría sola el día viernes y el regresaría el sábado por la tarde. Le respondí que no había problema, el insistía que fuera con alguno de mis hijos o que alguno llegara a la casa para que no estuviera sola, pero le respondí que no era problema, que fuera al rancho, total, era un día solamente. El se tranquilizó y prometió llevarme a la escuela para después irse al rancho.
El día viernes me desperté alrededor de las 5am, no podía dormir, pensaba en que haría de comer, el trabajo, las compras, fue ahí cuando pensé que volvería a soportar las miradas acosadoras de ese par de negros, poco a poco empecé a respirar más rápido, le di un vistazo a mi esposo el cual estaba profundamente dormido y comencé a tocarme. Empecé a darle un pequeño masaje a mis senos que terminaron en pequeños pellizcos, trataba de no hacer ruido y fue ahí que recordé las cajas que había comprado en aquella tienda de perdición. Sin hacer ruido o movimientos bruscos, me levante de la cama, me coloque una bata y me dirijo a mi despacho, cierro la puerta y busco la bolsa. Sacó las cajas y las abro, en la caja que pesaba había un par de tennis deportivos color rosa, eran de una marca barata pero eran muy bonitos, abrí la otra y ahí estaba ese traje de secundaria, pensé unos minutos si verlo a detalle o no, a lo que decidí probarlo, no por algo lo había comprado. Tenía unas medias color blanco que me llegaban a la rodilla, una tanga y un sostén color guinda, una camisa muy corta, aunque tenía botones solo me cubría el busto, era de mangas cortas y de color blanco con una especie de logotipo en el lado izquierdo del pecho. Una especie de corbata a manera de collar de color rojo con rayas negras, me diría unos 12cm. Pero lo más absurdo era la falda, era color rojo cuadriculada pero lo más absurdo es que era ridículamente corta, no cubría ni siquiera mis caderas, no ocultaba nada, por delante se veía mi entrepierna, cubierta por esa tanga color guinda, solo cubría la parte principal de mis partes privadas pero a los lados sobresalía mi vello púbico, que, no es tan exagerado pero lo suficiente como para no ocultarse en esa diminuta ropa interior. Y ni hablar de mi trasero, este quedaba al aire, completamente descubierto, se podía ver mis nalgas en todo su esplendor sin ningún pudor. Me contemple un momento y parecía una prostituta, la camisa no cubría ni un poco mi barriga, la falda no bajaba a mis caderas, se sostenía en mi cintura prácticamente, esas medias solo llegaban a la rodilla, estaba completamente expuesta vestida así, pero algo en mi interior me decía, te ves genial para tu edad.
Era tanta mi imaginación en ese momento que me olvide completamente de mi esposo, me dirigí a la habitación, y pude ver la claridad del amanecer por la ventana, pero lo que me asustó fue que mi esposo no estaba en la cama, quedé inmóvil cuando escuche su voz subiendo las escaleras diciendo si ya estaba lista. Entre en pánico, no tendría tiempo de quitarme eso y vestirme, así que tomé un traje de vestir que estaba a la mano y me lo puse por encima del traje lo mas rápido que pude. Cuando el subió me dijo que nos fuéramos ahora para que el llegara rápido al rancho, mientras me dijo que lindos tennis, a lo que respondí que eran un regalo de una amiga de la escuela. Puedes usarlos, para que tu amiga vea que te gustaron, me dijo mientras me daba un pequeño beso en la frente. Sin más que hacer me los puse y nos subimos al auto rumbo a la escuela.
Camino a la escuela no podía pensar en la tremenda vergüenza que llevaba, alguien como yo, dando clases, comiendo y pasando tiempo ahí con ese traje de zorra debajo de mi ropa, era demasiado vergonzoso para mi, en ese momento quería desaparecer. Una vez en la escuela, mi esposo se despidió de mi y se marchó, respire profundo y decidí llevar mi día con naturalidad sin pensar en lo de la mañana. Termino el curso matutino y empezó el vespertino, como era costumbre, me sentí acosada por los 2 hermanos y al finalizar la clase, amablemente me acompañaron a la salida, como mi esposo se fue en su auto y el mio se lo había prestado a mi hija, les comenté que tomaría un taxi, no era necesario que estuvieran conmigo, a lo cual se negaron y me dijeron que me darían un aventón a mi casa, no sabía que tenían un auto, era un Pontier color arena, nos dirigimos a mi casa y me despedí de ellos. Francis comento si antes de irse podía explicarles el tema del día anterior ya que el día martes tendríamos examen y ellos no llegarían el lunes. Lo pensé y terminé accediendo al saber que mi esposo no estaba y no me prohibirá nada o se comportará de manera grosera con ellos, así que entramos a mi casa.
- tomen asiento solo dejo mi portafolio y regreso con el engargolado del tema.
- claro, aquí esperamos; respondió Kojo.
Regrese con el engargolado y ellos se hicieron a un lado en el sofá, dando un espacio para que me sentará en medio de los 2. Empece a explicarles y ellos pusieron atención, sin embargo poco a poco las preguntas cambiaron de la escuela a preguntas personales como mi edad, cuantos hijos tenía, mi matrimonio, cosas así. Decidí hacer lo mismo preguntando sus edades, Francis tenía 25 y Kojo 22. Cuando les pregunté sobre esas chicas ellos respondieron que sólo se trataban de amigas, no tenían ningún tipo de relación con ellas.
- porque lo pregunta, acaso esta celosa; respondió Francis con forma burlona.
- para nada, solamente no quiero que pierdan el año por estar enamorando a jovencitas en vez de estudiar.
- claro, lo prometemos, a demás si no nos concentramos es por culpa de su belleza profesora; respondió Kojo.
Eso hizo alterar mi corazón rápidamente, había confirmado que esos 2 estaban detrás de mí, que esas miradas en verdad estaban dirigidas a mí. Al mismo tiempo me dio miedo así que les dije que eso era todo, ya era tarde (7pm) y sus padres los podían estar esperando.
- no se preocupe profesora, no le haremos daño; respondió Kojo, mientras en un descuido al girar mi cabeza, Francis se acercó a mí y me dio un beso, intente alejarlo pero rápidamente me abrazo intentando mantenerme cerca de él. Podía sentir sus labios carnosos sobre los míos, su lengua recorriendo mis labios cerrados intentando entrar. En ese instante Kojo coloco una mano en mi muslo derecho lo cual hizo que cerrará mis ojos, mi corazón latía con fuerza cuando Kojo empezó a recorrer todo mi muslo, acariciandolo sin detenerse. Pero fue la mano de Francis, la que me llevó al límite. El tonto coloco su mano en mi entrepierna apretando y masajeando bruscamente, eso hizo que soltara un leve suspiro que Francis aprovecho. Logró besarme finalmente y meter su lengua dentro de mi boca la cual movía en círculos jugando con mi propia lengua. Nuestra saliva se mezclaba, era un beso asqueroso sin embargo mi cuerpo no se alejaba de él, por el contrario, parecía disfrutarlo. Estuvimos así unos 5 minutos cuando Kojo empezó a quitar el saco que llevaba puesto, mientras besaba mi cuello. Eso era casi imposible de resistir, terminé de besar a Francis para girar al otro lado y besar a Kojo. Ahora Francis era quien apretaba mis senos por encima de mi traje. Era algo muy caliente para mi el pensar que finalmente tenía a esos 2 hermanos para mi, sin compartirlos con alguna jovencita.
- donde esta tu habitación profesora; dijo Francis, a lo que le respondí que en la planta de arriba. Koko dejó de besarme y se puso de pie. Me tomó de la mano y me puse de pie, ambos me miraron con ojos de depravación a lo cual les respondí con una sonrisa de complicidad.
- vamos arriba muchachos; les dije mientras nos pusimos camino arriba, en busca de mi habitación. Ya subiendo las gradas, me coloco por delante de ellos para guiarlos.
- tiene un culo enorme profe Yuriana; dijo Kojo mientras Francis me tocaba la cadera levemente con sus dedos. Me gire para decirles aquí es y poder verlos detrás mío. Ambos se notaban sumamente excitados y no los culpo, yo también lo estaba. Lo que había estado pensando durante mucho tiempo al fin era una realidad.
- es esta mi habitación chicos; y bien termine de decir eso, Kojo me abrazo por detrás de mi, colocando sus manos sobre mis senos mientras besaba y lamia mi cuello, pero eso no era todo. El muy tonto presionaba su entrepierna sobre mi trasero, el cual no hacía más que servir de almohada para su gran bulto ahora visible sobre su pantalón. Francis no se quedó atrás, se acercó a mí para besarme la boca nuevamente al mismo tiempo que me tomó de las manos y las dirigió a su entrepierna. Podía sentir algo grande ahí escondido el cual, con sus manos presionadas sobre las mías, me obligaba a sentir aquel bulto. Pasaron unos minutos y mi respiración era cada vez más fuerte, ellos parecían no detenerse, eso me prendía cómo no tienen idea, ese par de negros en verdad me estaban excitando.
- esperen un momento, me cambiare, de acuerdo; les dije a lo que ellos accedieron. Salí de la habitación y cerré la puerta, camine un poco por el pasillo pensando en que diablos estaba haciendo. Soy una mujer casada, mucho mayor que ellos y alguien respetada en mi colonia. No podía estar haciendo este tipo de cosas con un par de jóvenes, y encima negros. Decidí que les diría que se fueran de mi casa, tome mi saco para abrochar los botones y vi que debajo estaba ese sucio traje de colegiala que me había olvidado de quitar. Pensé en cual sería su reacción si me vieran así, mientras no se entere nadie no tendré problemas, además no pensaba tener sexo, solamente caricias y unos cuantos besos. Procedí a quitarme la ropa para quedar nuevamente en ese diminuto traje, me puse los tennis rosas nuevamente y procedí a entrar a la habitación.
- y bien niños, que opinan de est....; no pude terminar de hablar al ver lo que había pasado. Creí que ellos se asombrarían por verme así, pero fui yo quien tuve que llevar mis manos a mi boca para tapar mi asombro. Ese par de tontos estaban desnudos, completamente desnudos, solo tenían los calcetines puestos, pude apreciar sus cuerpos oscuros y bien formados de ambos, pectorales bien definidos y brazos fuertes, pero eso no era lo que me dejó sin palabras. Eran sus miembros, eran enormes, esas cosas no parecían reales, puedo asegurar sin equivocarme que fácilmente median más de 20cm cada una. El miembro de Francis era gruesa y recta, de un color oscuro similar al marrón del chocolate oscuro, pero lo impresionante era su glande, era muy ancha, en verdad daba miedo, pero era Kojo el verdadero monstruo. Su pene no sólo era tan grande y grueso como el de Francis, sino que era muy oscura, demasiado negra, parecía un auténtico trozo de carbón, pero su aspecto era terrorífico. No era recta sino que estaba curvada hacia la izquierda y su glande tenía un color morado muy oscuro, similar al de las uvas, aunque su glande no era tan ancha como la de su hermano.
- mira hermano, está vieja sabe como calentar el ambiente; dijo Francis que me veía de pies a cabeza.
- así es, con esos trajes sueltos solo podíamos imaginar, pero ahora, joder, esas caderas son en verdad gruesas; respondió Kojo mientras se tomaba el pene con una mano y la sacudía de lado a lado.
- esperen, esto no está bien, ustedes vinieron aquí porque no se concentran en clase, creo que deberían irse ahora; les dije mientras di unos pasos hacia atrás. Acto seguido que ellos se acercaron a mi mientras me tomaron de los brazos.
- bromeas, quien va a concentrarse con ese enorme culo gordo moviéndose de un lado a otro; dijo Francis, mientras tocaba la grasa de mi abdomen de forma muy obscena.
- no se preocupe profe Yuriana, nosotros tenemos lo que necesita una anciana blanca como usted; respondió Kojo mientras besaba nuevamente mi cuello, acto que Francis también hizo.
Eso fue muy caliente, quería gritarles que se fueran de mi casa, pero mi boca no decía palabra alguna, solo accedí a ese acto sucio en la habitación en donde duermo con mi esposo. Baje la mirada al sentir algo caliente en mis muslos solo para darme cuenta que eran sus enormes penes presionados en mis muslos, podía verlos con total claridad, ahora podía ver la apertura de ambas cabezas las cuales parecían abrirse al máximo. Todo ese espectáculo que tenía a mi vista era demasiado morboso para mí, pero me encantaba.
Francis empezó a masajear mis nalgas y Kojo a presionar mis senos, intentaba apartarlos de mi pero eran muy insistentes, con mis manos intente bajar la pequeña falda para cubrirme ya que aun me daba vergüenza, pero esa maldita falda era minúscula. Fue entonces que una mano de Kojo presionó mi entrepierna, eso me hizo ver hacia abajo, el infeliz hizo a un lado la tanga y comenzó a tocar mis labios vaginales, acto seguido Francis bajo una mano por debajo de mi abdomen para tocar y jugar con mi vello púbico, no pude contenerme a lo que lance un gemido. Esto hizo que ambos lo hicieran más bruscamente, en verdad esos infelices me estaban prendiendo.
Ambos se detuvieron y se sentaron a un costado de la cama, mientras acariciaban sus penes observándome.
- ven anciana, date vuelta y haznos un twerking, obedece; dijo Francis, a decir verdad no tenía idea de que me estaba pidiendo, el me dijo que me inclinara un poco y sacudiera mi trasero. Lo hice y ellos respondieron diciendo si, así es, no tenía idea si lo estaba haciendo bien o no, pero decidí hacerlo un poco más rápido, al mismo tiempo que me incorporaba rectamente. Al hacer eso, mis nalgas chocaban entre sí provocando un sonido similar a un leve aplauso, cosa que parecía gustarles.
- si, eso se ve bien, ves hermano, está es una vieja gorda blanca; dijo Kojo mientras sacudía su pene de arriba a abajo sin piedad.
- date vuelta y acuestate en la cama; dijo Francis, a lo que hice sin pensar. Acto seguido el se acostó también.
- vamos anciana, súbete encima de mi, haremos un 69; no sabia que quería hacer Francis pero decidí colocarme encima de él.
- Ahora date vuelta, respondió, a lo que le dije que diablos estaba hablando. Dejate caer, ahora. Con cuidado coloque mis muslos a ambos costados de su cabeza, quedando el enmedio de mis piernas y me deje caer. Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su pesada respiración pasando a través de la tela de mi tanga directamente a mi concha.
- ahora chupa mi verga; en esa posición, mi cara estaba justamente enfrente de su enorme miembro erecto, no sabía que hacer, pero un fuerte lengüetazo me hizo reaccionar. Francis se las arreglo para hacer a un lado mi tanga y comenzar a devorar mi vagina. No pude contenerme y comencé a gemir. Francis no sólo la mía mis gordos labios vaginales, sino que trataba de separarlos para poder chupar el interior de mi vieja concha.
Vi su enorme pene con esa gran cabeza y sin dudarlo abrí mi boca y metí su glande en mi interior. Pude escuchar como Francis gimió cuando hice eso pero no me detuvo. Mi cabeza se movía sola, muy lentamente, acto seguido la saqué de mi boca para tomarla con mi mano y lamer la de arriba a abajo y viceversa. Francis se movía un poco, disfrutándolo, a lo que lo tomé con ambas manos y usando mi lengua jugaba con la apertura de su glande. Eso provocó que de esa apertura, empezará a liberar un poco de líquido preseminal. El tonto lo estaba disfrutando. Creí que había ganado cuando un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo. Francis se las arreglo para separar mis labios vaginales y chupar el interior. Esto era un acto de resistencia. Ambos tratábamos de no gemir producto de la boca del otro, pero era casi imposible de soportar.
- ahora es mi turno; dijo Kojo, mientras me hacía a un lado para que Francis pudiera ponerse de pie.
- ven aquí vieja, te enseñaré otro 69; me acerque a Kojo y el rápidamente me tomó de la cintura y me levanto al aire. Acto seguido me dio vuelta sin avisar, creí que me iba a caer de cabeza contra el suelo a lo que me sostuve de sus muslos. Quedé boca abajo con su grotesco pene doblado en mi cara, pero de igual forma, mi concha quedó enfrente de su rostro. El se las arreglo de igual forma para hacer a un lado esa tanga para comenzar a devorar mi intimidad. Mis lentes se desprendieron pero gracias a la cadena, no cayeron al suelo, eso me dolería ya que son lentes costosos. Kojo a diferencia de Francis, no chupaba mi intimidad, por el contrario, el succionaba y lamia como loco. Esta postura por gravedad, hizo que mis piernas se abrieran y mis rodillas las doblarán, era imposible tener mis piernas rectas. Podía escuchar a Kojo escupir y lamer mi concha a lo que decidí devolverle el favor. Su pene al estar curvado era imposible de colocarlo rectamente, por lo que tuve que moverme un poco para poder agarrarlo y colocar su glande en mi boca, puede ser que era la calentura pero su sabor era increíble, un verdadero manjar para mí. A lo cual se la empecé a chupar con la misma intensidad que lo había hecho con Francis.
Minutos después, Kojo se acercó a la cama y lentamente me dejó caer en ella. Ambos nos miramos con la respiración agitada después de ese 69 en el aire. Me recosté tratando de descansar cuando Francis se acercó a mi, coloco sus manos por detrás de mis muslos y me tiro hacia el, quedando prácticamente a los pies de la cama. De manera sutil, tomó mi tanga y la tiro hacia abajo, quitándomela en su totalidad, seguido por Kojo quien desabrocho la pequeña camisa quitándomela, para luego quitarme el sostén, dejando mis senos al descubierto. Francis se puso de rodillas y se acercó a mí concha, la cual volvió a devorar sin descanso. Kojo en su lugar, se agachó para chupar mis senos y succionar mis pezones, no podía dejar de gemir, en verdad estaba disfrutando del trato que recibía de esos 2 negros, Francis se detuvo para luego introducir un dedo de su mano derecha dentro de mi vagina. Lance un fuerte gemido lo cual parecía motivarlo ya que metió otro más, y comenzó a moverlos dentro, yo estaba en el cielo, en ese instante, Francis se puso de pie y colocando su mano izquierda en mi barriga como apoyo, comenzó a mover su mano derecha rápidamente, masturbando mi vagina con una intensidad que no imagine.
- te gusta que te masturben la concha velluda vieja puta; decía Francis mientras agitaba sus 2 dedos rápidamente dentro de mi vagina, yo estaba demasiado excitada, al grado de mirarlo y asentir con la cabeza. He incluso separe por cuenta propia mis piernas, colocando mis manos por debajo de mis muslos y enderezar mis rodillas para que mis piernas quedarán de forma recta, en verdad estaba disfrutando de lo que hacía Francis.
Tiempo después intercambiaron roles, ahora era Francis quien besaba y chupaba mis senos mientras Kojo masturbaba mi vagina con 2 dedos igualmente. A diferencia de Francis, Kojo no sólo me másturbaba, sino que también lamia y chupaba la parte superior de mi concha, yo sabía que pretendía, el infeliz estaba tratando de encontrar mi clítoris de entre mis labios gordos. No tardó mucho tiempo en encontrarlo para comenzar a succionarlo con una hambre increíble. No tardó mucho tiempo para que tuviera un fuerte escalofrío lo cual me hizo cerrar las piernas. Kojo se apartó de mi, limpiándose la humedad que tenía en la boca. Al mismo tiempo Francis se puso de pie y se dirigió junto a su hermano.
- estas lista para recibir una dura paliza; dijo Francis mientras se dirigía a mi entrepierna, sacudiendo su pene de arriba a abajo.
- escuchen, eso fue genial pero no creen que podemos dejarlo para después, además no tienen condón, ninguno de los 2. Le respondí en tono seria pero agotada por la sesión de sexo oral de antes.
- acaso tienes miedo vieja zorra, no crees poder aguantar algo así de grande; respondió Francis mientras con una mano, golpeaba mi concha con su pesado pene.
Eso me hizo dudar sobre lo que en verdad quería, amo a mi esposo y respeto a mi familia, pero siendo sincera, no tenía sexo durante más de 20 años y estos jóvenes estaban dándome el placer que mi esposo me ha negado durante mucho tiempo. Además, mientras nadie lo supiera, no habría problema alguno, accedí con la mirada, acto seguido Francis me lanzó una mirada de complicidad para acercarse aún más a mi. Paso su muslo izquierdo por debajo de mi muslo derecho para poder levantar mi pierna y colocarla sobre su hombro izquierdo. Se sujeto a mi pierna con su mano izquierda y con la derecha tomó su pene y la acercó a la entrada de mi concha.
Sin decir palabra alguna empezó a separar mis gordos labios vaginales con la gran cabeza de su pene, para meterla poco a poco. Lance un gemido al sentir ese trozo de carne introducirse más y más, tuve que apretar los dientes cuando el tonto de Francis metió alrededor de la mitad. Estuvo así un instante y comenzó a moverse lentamente, con cada movimiento, mis gemidos iban en aumento lo cual lo excito ya que sus movimientos de lentos, comenzaron a ser cada vez más rápidos y duros.
- mierda, tienes un coño muy apretado para ser una vieja zorra, eso significa que tu esposo tiene el pene pequeño, no es así; dijo Francis mientras empujaba cada vez más fuerte.
- dejate de bromas, mi esposo no es una bestia; trataba de responder mientras soportaba la sensación de profundidad que ese tonto me estaba dando.
Francis cambio de personalidad de inmediato, dejó caer mi pierna derecha para colocar sus muslos debajo de los míos, coloco sus manos en mi cintura, aferrándose a ella con fuerza y comenzó a penetrarme salvajemente. Lance un grito cuando sentí como introdujo el resto de su pene dentro de mi vagina.
- te gusta la pose del misionero anciana; dijo Francis mientras me folla a como una auténtica bestia. Mis gemidos se mezclaban con gritos, mi vieja concha estaba sufriendo una auténtica paliza por parte de la gran verga negra de Francis. Estuvo así unos minutos para después colocar su pierna derecha por encima de mi pierna izquierda, mientras se dejaba caer, lance un grito que espero por fortuna, nadie lo haya escuchado. Cuando ese infeliz se dejó caer pude sentir como la gran cabeza de su verga presionó la entrada de mi útero, ese maldito negro realmente llegó demasiado profundo. Con mis manos intente apartarlo de mi, el levantó un poco las caderas para dejarse caer nuevamente. Lance un nuevo grito, a lo que Francis empezó a levantarse y dejarse caer, me estaba follando en esa postura asegurándose de que recibiera por completo su miembro dentro de mi. Después de unos minutos Francis se puso de pie, liberandome de ese gran castigo, solamente para ver ahora a Kojo tomar su lugar, intente ponerme de pie pero Francis me lo impidió. Kojo, sin medir palabras, introdujo su pene de golpe y empezó a martillar mi pobre vagina sin piedad. Empecé a gritar ya que el infeliz de Kojo no solamente tenía una verga tan grande como la de su hermano, si no que, al estar curvada, no podía ponerse recta dentro de mí vagina, esto hacia que la cabeza rozara las paredes de mi vagina. No pude resistir tal castigo y los gritos se convirtieron en fuertes gemidos.
- vamos maldito negro, no te detengas, sigue golpeando mi vieja concha con tu verga; no podía creer que dijera eso, pero la sensación era realmente deliciosa, nunca me había sentido tan llena, realmente necesitaba eso.
- callate puta, solo eres una vieja blanca que necesita verga negra; respondió Kojo mientras me follaba de forma violenta, estuvo así unos minutos para después detenerse y hacerse a un lado. Eso sólo significaba una cosa, era hora del cambio.
Francis se recostó en la cama con una mano en la base de pene, solo ahí pude ver lo realmente grande que era.
- vamos perra, sube arriba y ponte a cabalgar; dijo Francis.
Sin dudarlo, me coloque arriba de el, me agache y con una mano tome su pene y lo coloque en la entrada de mi vagina. La sensación de tener nuevamente esa gran cabeza mis labios vaginales para volver a entrar, era sumamente deliciosa. Me deje caer y ese gran miembro volvió a estar dentro de mi vagina otra vez. Me acomode, coloque mis muslos a ambos lados de su cintura, mis manos firmes sobre su marcado pecho y empecé a mover mis caderas de arriba a abajo muy lentamente. El coloco sus manos en mis caderas y cerró los ojos. Esa fue una señal para que lo hiciera más rápido, sin avisarle, empecé a moverme más rápidamente y a dejar caer mi trasero con fuerza. El apretó los dientes mientras decía cosas que ni siquiera eran palabras, eran sonidos que no tenían ningún significado. Dejé caer mi busto hacia el para abrazarlo ya que la sensación de antes, volvió a repetirse. Podía sentir nuevamente su gran cabeza chocar con la entrada de mi útero como si se tratara de un beso entre su glande y mi oviducto.
El soltó mis caderas para ahora colocar ambas manos en cada una de mis flácidas nalgas y separarlas al máximo, mientras movía sus caderas de arriba a abajo de manera violenta. Mis gemidos volvieron a ser gritos al sentir aquel impacto en lo profundo de mi órgano sexual contra el suyo.
- vamos hermano, dale su merecido a esta perra; dijo Kojo mientras se coloco detrás mío para ver el espectáculo que tenía enfrente.
Francis continuó con sus embestidas violentas, lo abrace con fuerza ya que sentía una serie de escalofríos recorrer mi cuerpo. No estaba equivocada, la sensación de la gran verga de Francis recorrer todo el camino de mi vagina y tener a Kojo detrás, observando como era castigada por Francis, me provocaba una gran excitacion. Al punto que no pude resistir más. Lance un grito al mismo tiempo que mi vagina se contrajo teniendo un fuerte chorro que salió de mi vagina, y al tener a Francis, aún martillando mi concha, todo ese chorro salió disparado por todas partes. Me desplome sobre el, mi cuerpo temblaba, había tenido un orgasmo muy fuerte y ese estúpido negro aun seguía martillando mi vagina. Me dio un beso y me hizo a un lado para poder retirarse, lugar que Kojo ocupo rápidamente. El quería que lo cabalgara y yo estaba ansiosa de hacerlo, me puse encima de él y sin medir palabras me introduje la gran verga curvada de Kojo. Me di vuelta y pude ver a Francis limpiandose el sudor de la frente con una sabana de la habitación, eso me causó gusto ya que el lo había disfrutado tanto como yo. Así que decidí concentrarme en Kojo, pero en esta ocasión, en vez de mover mis caderas de arriba a abajo, movía mis caderas de atrás hacia adelante.
- más lento maldita vieja, vas a arrancarme la verga; dijo Kojo mientras mostraba los dientes y se sostenía de mi cintura.
- acaso no puedes conmigo, una anciana blanca es mucho para ti; se lo dije en tono de burla. Eso pareció motivarlo, ya que al igual que su hermano, coloco sus manos en mi culo tratando de separar mis nalgas, cosa que logró al igual que Francis. Sin embargo, ahora era yo quien apretaba los dientes y no el. Mis caderas parecían tener vida propia ya que no dejaban de moverse de atrás hacia adelante. No tardó mucho tiempo para que volviera a sentir ese fuerte escalofrío que vino acompañado de otro fuerte chorro liberado de mi vagina. Esta vez, la gran verga de Kojo servía como un tapón, así que en vez de salpicar, simplemente se escurrió por debajo, mojando todo el abdomen de Kojo, quien soltó un largo suspiro mientras caía rendido en la cama. Ahora fui yo quien se levantó liberando mi vagina de ese gran trozo de carne. Pude notar que su miembro brillaba como si estuviera empapada en aceite, pero no era así, estaba mojada con mis jugos mezclados con los suyos. Caí rendida a la cama aun lado suyo, el se acercó, me abrazo y empezó a besarme, correspondía a su beso, metiendo mi lengua en su boca, estaba realmente agotada. Sin embargo, aún no terminábamos.
- es mi turno perra, ponte a 4 patas; dijo Francis mientras Kojo se hizo a un costado descansando un poco. Me incorpore y me coloque a cuatro patas, en esa pose la pequeña falda era un accesorio prácticamente, ya que no cubría absolutamente nada. (como recordarán aún tenía los tennis deportivos color rosa, las medias color blanco, la pequeña corbata y la falda).
- pareces una perra en celo esperando su macho para aparearse; dijo Francis mientras se acomodaba detrás mío. Coloco sus manos nuevamente en mis nalgas y las separa una vez más.
- no sólo tienes una concha repleta de pelos sino que tienes vello anal, eres una perra vieja muy cachonda; dijo Francis mientras colocaba la punta de su pene nuevamente en la raja de mi concha. Acto seguido sin pensarlo la metió lo máximo que pudo y empezó a embestirme de manera bestia.
- ya tienes perra, yo soy tu perrita si tu quieres, una perra blanca con un gran culo gordo, no te importa que tu perra sea muy vieja; le dije lo cual obtuve una respuesta de inmediato.
- me encantas puta, me gusta la concha peluda de mi perra; dijo Francis mientras me daba fuertes nalgadas que hacían temblar mis gordas nalgas como si se trataran de gelatina.
- siiii así papi, que rico me follas, a tu perrita le encanta tu gran verga negra, mas duro mi macho para que termine el celo de tu perrita; le dije mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas. Mi gran culo ondulaba producto de las fuertes estocadas que me daba, abrí mi boca y dejé salir la lengua. Estaba jadeando como una auténtica perra en celo disfrutando del apareamiento con su macho. En ese instante Francis se dejó caer sobre mi espalda, con su mano izquierda apretó la grasa de mi barriga mientras que con la derecha sujeto mi vello púbico, no supe que hacer cuando el lanzó un grito, el infeliz tiro de su mano derecha arrancando gran cantidad de mi vello púbico mientras su gran verga liberaba una cantidad increíble de semen caliente que se regaba al interior de mi vieja vagina. Grite como nunca y libere un nuevo chorro que mojo la parte baja de la cama.
- maldito negro porque me arrancaste los pelos de mi concha; le reclame mientras el sonrío. Ese infeliz me había sacado un nuevo orgasmo y no sólo eso, su sucia verga negra había soltado su semen en mi interior. Francis se reincorporo, me dio unas cuantas nalgadas y se bajó de la cama, buscando algo con que limpiarse el sudor saliendo de la habitación.
Kojo se acercó a mí para besarme y pedirme que me pusiera de pie.
- aún faltó yo o acaso tuviste suficiente con mi hermano; dijo Kojo sonriendo.
- tu eres el plato fuerte, y bien, que piensas hacer muchacho; le respondí de forma juguetona.
Kojo se puso de pie enfrente de mi y pasó sus manos por dentro de mis muslos para terminar detrás de ellos, me levanto al aire, acto seguido coloque mis brazos detrás de su cuello sujetandome así como mis piernas abrazándolo por su cintura, de esta manera me sujete muy bien a él. El avanzó un poco cargándome y moviéndonos juntos, logró introducir nuevamente su gran verga en mi ya castigada concha.
- mmmm si, me encanta tu verga negra Kojo, la tienes muy grande y gorda, me fascina tu gran verga doblada; no podía mentir, en verdad me encantaba tenerla dentro.
El gruñia como bestia mientras me levantaba y me dejaba caer usando sus brazos, con la intención de darme placer con su enorme miembro.
- quieres probar si mi instinto procreador se impone sobre la baja fertilidad de una anciana; dijo Kojo mientras nos dirigíamos otra vez a la cama.
- puedes intentarlo pero puede que sea demasiado tarde para este cuerpo desgastado volver a quedar embarazada; le respondí con una sonrisa desafiante.
- eso significa que me das tu consentimiento para embarazarte; dijo Kojo mientras me dejaba caer sobre la cama.
- pues inténtalo; le respondí mientras me ponía en 4 patas de nuevo.
Kojo se coloco detrás mío y puso su miembro por encima de mi trasero. Moví lentamente mi culo de lado a lado, invitándolo a entrar nuevamente en mi.
- espero que tus trompas de falopio estén listas, así que empieza a ovular anciana; las palabras de Kojo eran realmente pervertidas y sucias, pero de alguna forma me prendían.
- continuarás hablando o vas a meter esa rica verga en mi ansiosa concha; le respondí a Kojo mientras el se acomodaba detrás mío para luego introducir su pene nuevamente en mi. Libere un largo suspiro mientras el se sujetaba de la diminuta falda y comenzaba a follarme con fuerza. Sus embestidas era duras y rápidas, con mi mano, tomé una almohada y la coloque debajo de mis pechos. Separe lo más que pude mis piernas y doble las rodillas, levantando mi culo hacía el. Kojo se puso como loco, me golpeaba con fuerza, mis gemidos eran cada vez más fuerte mientras la habitación se ahogaba con un fuerte sonido. Plap plap plap, era lo que se podía escuchar, mis gordas nalgas chocando con sus caderas, follando como si fuéramos unas bestias. Kojo a los pocos minutos, se dejó caer sobre la mi espalda abrazándome, poniendo sus manos sobre la grasa de mi barriga, en verdad parecíamos 2 perros apareándose. Podía sentir la respiración agitada de Kojo sobre mi nuca mientras jadeaba cerca de mi oído derecho.
- ovula anciana ovula, no dejaré que mi hermano te tenga, eres mía zorra, solo mia; dijo Kojo mientras me tomaba con furia.
Las palabras de Kojo me excitaron, el estaba celoso de su hermano pero no lo demostraba. Durante muchos años, por fin alguien me deseaba, ellos 2 parecían unos auténticos perros peleándose para ganar el derecho de estar con la hembra.
- mmmm si papi, soy tuya, solo tuya, esta perra blanca le pertenece a Kojo, mi vieja concha le pertenece a tu asquerosa verga doblada, que rico, dame más maldito negro; le respondí mientras gemía de la manera más cachonda que he hecho. Kojo se inclino un poco hacia atrás mientras subí mis caderas y me deje caer sobre el. Grave error, pude sentir que su verga entró casi por completo dentro de mi vagina. Lance un grito que fue ahogado rápidamente por el sonido de mis nalgas chocando con las caderas de Kojo, me inclino aún más hacia el y con su mano izquierda me acercó a su cara para que pudiera besar mi cuello mientras empujaba con fuerza.
- tu culo gordo es mío anciana, voy a fertilizar tus viejos óvulos blancos con mis espermatozoides negros, soy tu macho, solo yo; dijo Kojo mientras disfrutaba de mi cuerpo.
Minutos después volvió a tomar la grasa de mi barriga con ambas manos mientras me inclino hacia atrás, el empujaba con fuerza mientras gruñía como poseído. Yo estaba al límite, era cuestión de tiempo antes de tener un fuerte orgasmo. El se sujeto con fuerza mientras sentía como sus testículos se presionaron en contra de mis labios vaginales, lanzó un grito acompañado de él mío, pude sentir como el interior de mi vagina se contrajo violentamente al mismo tiempo que su sucia verga escupía una gran cantidad de semen caliente en mi interior. Mi cuerpo temblaba, pero ese infeliz solo aceleró sus embestidas.
- detente idiota, estoy muy sensible ahí abajo, soltaste mucho semen adentro, si sigues así, vas a hacer que se escurra; le dije mientras hacia caso omiso a mis palabras.
Kojo se dejó caer nuevamente sobre mi espalda mientras volví a quedar a cuatro patas, con su brazo y pierna derecha se sostuvo a lado mío. Con su brazo izquierdo se sujeto sobre mi hombro izquierdo mientras subió su pierna izquierda por encima de mi culo, en esa pose el lograba meter lo más que podía su gran verga.
- queda embarazada con mi esperma negro puta anciana blanca; dijo Kojo mientras soltó mi hombro y con su mano izquierda presionó mi nalga izquierda separándola lo más que pudo mientras metía su verga al máximo.
Pude sentir como su verga temblaba dentro de mí vagina al mismo tiempo que no paraba de escupir una gran cantidad de semen, un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo y sin poder hacer nada, mi concha soltó 4 potentes chorros, era un fuerte orgasmo mientras Kojo seguía dentro de mí. Estuvimos juntos unos segundos antes de incorporarnos y separarnos. El se puso de pie enfrente de mi, mientras yo me senté aún costado de la cama, quedando ambos uno frente al otro. Lleve mi mano a la raja de mi concha y con mis dedos pude recorrer un poco de semen que había logrado salir del fondo de vagina. Lleve mis dedos a la boca y lamí el semen que tenían, me sabía delicioso. Fue entonces que lo vi, pude ve la verga de Kojo después de tener sexo conmigo, era enorme, gorda, doblada y muy negra, simplemente deliciosa. En ese momento Francis entró a la habitación con la verga ahora flácida y colgando entre sus piernas.
- antes de irnos, danos un pequeño espectáculo puta anciana; dijo Francis, mientras se acercaba a nosotros.
Me puse a cuatro patas y empecé a mover mis caderas de lado a lado, gire para verlos mientras sacudía mi gordo culo moviendo mis grandes nalgas. Ellos rápidamente se acercaron y empezaron a besar y lamer todo mi trasero. Francis me tomó de mi peinado de cebolla y dirigió mi cabeza a su verga flacida, la cual empecé a chupar como si estuviera chupando una paleta, mientras Kojo separaba mis nalgas para chupar y succionar mi ano. Estaba en el paraíso, no podía hacer otra cosa que no fuera disfrutar de mis 2 machos negros. Después de unos minutos algo nos interrumpió, era mi celular que estaba llamando. Me aleje de ellos de inmediato, era mi esposo. Les hice una señal que guardarán silencio y salí de la habitación. Me habló sobre si todo estaba bien y que regresaría al día siguiente por la mañana, le respondí que todo estaba bien, que durmiera tranquilo, que lo amaba y esperaba su regreso. Me asome a la puerta entre abierta de la habitación, Kojo y Francis ya estaban vistiendose lo que significaba que todo había terminado por ahora.
Al entrar a la habitación, empezaron a besarme mientras me hicieron prometer que volveríamos a repetir en algún momento a lo que les dije que era más que obvio. Los acompañe a la puerta de la casa y viendo que no hubiera nadie afuera, salieron rápidamente de mi casa para entrar a su auto y marcharse del lugar. Me dirigí arriba totalmente confundida, tomé un baño, hice algo para cenar y vi un poco de televisión. Al momento de ir a la cama me puse a recordar lo que había pasado y una inmensa calentura invadió mi cuerpo, al grado de hacer a un lado la sabana, quitarme la bata y empezar a masturbarme. Me moria de ganas de tener a Francis y a Kojo en mi cama otra vez, recordé que prometieron repetir, sabía que cumplirían su palabra. Ahora me pertenecían, sus grandes miembros eran míos y no de esas jovencitas de la escuela. Después de autocomplacerme, decidí que era hora de dormir. Al día siguiente mi esposo llegó a medio día, mis hijos llegaron en compañía de mis nietos y tuvimos una pequeña comida en donde mi esposo y su historia de su viaje de un día al rancho, era el protagonista. Todos estaban felices pero en mi mente me moria de vergüenza, no podía verlos a los ojos sin sentir pena.
Todos ellos no sabían que en ese mismo momento, mi concha ardía de deseo por dos alumnos míos, mi familia no sospechaba que yo, una abuela de 64 años jubilada, maestra estricta, mujer respetada en su colonia y esposa dedicada a su hogar, había tenido sexo con 2 hombres negros en la misma cama en donde duerme con su esposo. Ya en la noche, aprovechando que mi esposo dormía, me puse a ver videos porno en mi celular y fue ahí que supe que lo que habíamos hecho se llama sexo interracial. Ver esos videos hizo que mi vagina se mojara y mi concha ardiera de deseo de volver a sentir esas 2 grandes vergas negras destrozando mi interior. Pero sin dudas, Kojo era mi favorito. Todo empezó con Francis pero era Kojo, el y su grande y gorda verga negra doblada la que me había dado los mejores orgasmos.
Sabía que por mi edad no podía quedar embarazada, pero compré las pastillas del día siguiente solo por si acaso. El día lunes ya de regreso a clases, tanto ellos como yo, actuamos normalmente, sin levantar la mínima sospecha de lo ocurrido. Ellos 2 me miraban con cierta complicidad, lo mismo hice yo, era nuestro secreto, los 3 ahora no podíamos esperar a nuestra próxima reunión, en especial yo, había decidido mantener mi pequeña infidelidad en secreto, esperando con deseo nuestro próximo encuentro interracial.
Una abuela respetada de su comunidad sucumbe al deseo provocado por dos jóvenes africanos
Hola, he descubierto recién esta página y después de leer algunos relatos he decidido compartir algunas experiencias que he tenido recientemente. Por motivos de privacidad, no seré tan detallada con datos personales, solamente lo necesario para poder continuar con mi relato.
Mi nombre es Yuriana, soy de la ciudad de México, tengo 64 años, no tengo demasiadas arrugas en el rostro ya que siempre me he cuidado en ese aspecto con cremas o bálsamos, pero mi cara demuestra el pasar del tiempo, mi esposo es mayor que yo, teniendo 70 años, soy madre de 3 hijos y abuela de 5 nietos espectaculares, soy maestra jubilada, sin embargo, no me acostumbro a estar en casa sin hacer nada, por lo que doy clases de manera voluntaria en una escuela preparatoria en donde terminé los últimos años de ejercicio laboral. Caso contrario a mi esposo que disfruta su jubilación pasando tiempo en un rancho que tiene a entrada de un municipio cercano. En mi comunidad soy la presidenta de barrio y mis vecinos me respetan, ya que he logrado por medios de gestiones, el abastecimiento de agua continúa y la entrega de insumos o materiales de construcción a mi barrio.
No soy muy alta, mido 1.72cm, piel blanca, al pasar los años forzando mi vista, debo usar anteojos ya que no veo con mucha claridad los objetos a mas de 11 metros, actualmente uso lentes con cadena, ya que así evitó que se lleguen a caer, mi cabello es gris con blanco prácticamente, me llega al hombro pero mi peinado habitual es el peinado cebolla. No me considero una super modelo ya que tengo un poco de grasa en mi abdomen, producto de la edad, pero no soy obesa, en términos de este tipo de páginas, tendría un cuerpo similar a una bbw. Tengo senos pequeños a mi parecer, del tamaño de una manzana grande, pero lo atractivo entre comillas sería el resto. A mi edad tengo un poco de cintura a pesar de la grasa de mi barriga, mis caderas son anchas, tengo los muslos gruesos, herencia de mi madre, y un par de nalgas grandes que, aunque sufren de flacidez, en conjunto con mis caderas, me hacen tener mejor trasero que muchas jovencitas de la escuela, aunque no las tengo tan firmes, son grandes y redondas, producto del sobrepeso que sufrí en mi juventud. Aunque siendo realistas, una jovencita siempre será más atractiva que una anciana.
Todo empezó un lunes, llegando a la escuela me llaman a la dirección para notificarme que mi horario de trabajo cambiaría. En la mañana con mi grupo de alumnos habitual, pero en las tardes daría 6 clases extras en el turno vespertino, acepte ya que por dar clases en las tardes si me pagarían. Ese día terminé mis labores en la mañana y espere a los alumnos de la tarde. Poco a poco fueron llegando hasta estar completos, era un grupo pequeño de unos 25 alumnos entre hombres y mujeres, entre ellos habían 2 jóvenes negros de nombres Francis y Kojo, ambos hermanos, venían de él Congo, sus padres eran inmigrantes pero ellos nacieron en México. Ambos eran más altos que yo, un poco atléticos, sin embargo Francis tenía un cabello adornado con trenzas pequeñas y Kojo tenía el cabello muy corto, parecía un completo calvo.
Todo transcurre con normalidad hasta el día jueves, les deje una serie de ejercicios en clase pero Francis lo moví a una silla enfrente de mi escritorio porque no dejaba de platicar con un compañero. Pasaron los minutos y todos ellos estaban concentrados en los ejercicios (doy clases de matemáticas), mientras ellos lo hacían, me puse a observar el salón y ver que ninguno copiara a otro, fue en ese instante que lo vi. Francis estaba un poco abierto en su silla, ajeno a su alrededor, pero en su entrepierna note un bulto muy grande. Me quedé observándolo disimuladamente para que nadie me sorprendiera, ese bulto sólo podía significar una cosa, ese chico tenía un pene enorme. Estuve observándolo hasta que todos terminaron, me entregaron sus libretas ya que me las llevaría a casa para calificarlas ahí y devolverlas al día siguiente, se despidieron y terminó el día.
Ya en mi casa no podía quitar esa imagen de mi mente, la imagen de Francis enfrente mio, pero sobre todo de esa cosa que estaba guardada por debajo de su pantalón. La noche fue peor, no podía dormir por pensar en el, en mi mente no había espacio para nada más que no fuera el, pensaba cosas como ¿será real? ¿si lo es, cuanto le medirá? ¿que aspecto tendría?. Esas cosas no me permitían dormir y habían despertado en mi pensamientos muy primitivos que intentaba ocultar, pero era casi imposible. Al día siguiente rápidamente mi vista se dirijo a él, ese día llegó vestido con un pantalón deportivo muy lindo por cierto. Con la excusa de no poner mucha atención a la clase lo cambie de lugar enfrente mío. Todo transcurrió con normalidad hasta que les volví a dejar nuevos ejercicios, aproveche nuevamente para observarlo y ver nuevamente ese bulto en medio de sus piernas, sin pensarlo, mi cuerpo se empezó a calentar, al grado que tuve que reaccionar y ver a otro sitio que no sea la entrepierna de ese chico.
Terminó la clase para dar inicio a su horario de comida, dejaron el aula y quedé sola para borrar el pizarrón. Salí al patio para comprar algo de comer y pude verlos, Kojo se dirigía con los demás a una cancha de fútbol y Francis estaba charlando con algunas compañeras de clase. Todo parecía normal pero Francis continuaba con ellas, no se en que momento pasó pero me sentí extraña al ver que no se iba. Pensaba sobre que hablaban, que querían, porque no se marchaba. Me encontraba celosa sin ningún motivo. Ya en casa, con mi esposo durmiendo a mi lado, me puse a pensar que era obvio, sus compañeros era de su edad, muy lindas por cierto, una vieja como yo no tendría oportunidad contra ellas, además, que demonios estaba pensando, estoy casada, tengo una familia, soy alguien respetada en su trabajo y hogar, no puedo permitir tener esos pensamientos absurdos en mi cabeza.
El fin de semana al no dejar de pensar en que unas jovencitas era mucho mejor que yo, estando en casa sin que nadie me viera, decidí probarme un poco de ropa, vestidos o blusas, cosas así. Cuando llegue a unos jeans, me costó trabajo ponerlo, pero el resultado fue algo inesperado. Como mencioné heredé los muslos gruesos y las caderas anchas de la familia de mi madre, con los jeans mi trasero se veía enorme, me gire frente al espejo y definitivamente esas jovencitas no me ganaban en tamaño. Les llevaba mucha, mucha ventaja, tocaron el timbre, salí a ver y era mi hija mayor con mis nietas.
- mamá luces espectacular; exclamó mientras me vio vestida así
Recordé que por salir de prisa no me cambie de ropa. Una enorme vergüenza me invadió mientras pasábamos dentro de la casa. Tiempo después llegó mi esposo y nos propusimos a cenar.
- Mira papá, acaso mamá no se ve bonita, exclamó mi hija mientras mi esposo me observaba de pies a cabeza.
- cuando termines, cambiate de ropa porque es ridículo y no se me ocurriera salir asi a la calle, no eres una niña.
Mi hija sonrió diciéndole que era algo exagerado de su parte, mientras en todo de burla le dijo.
- tienes miedo de que enamore algún jovencito por ahí. El sonrió y todos empezamos a cenar, sin embargo, esas palabras hicieron eco en mi cabeza, me agrado la idea de que alguien a mi edad pudiera enamorar a un hombre mucho más joven que yo, y si eso pasara, les daría una lección a todas esas chicas que platican mucho con Francis.
En días siguientes, trataba de ir a la escuela un poco mejor vestida (siempre me he vestido con pantalones o vestidos muy flojos, tanto que parecen no ser de mi talla) ahora usaba pantalones de vestir o vestidos un poco mas ajustados. Mi hija tenía razón, ya en días posteriores pude notar como Francis me observaba más y cuando lo observaba, el apartaba la vista de inmediato. Era divertido hacer eso, sin embargo, este truco no salió como lo esperaba, al pasar los días, note el mismo comportamiento en alguien más, en Kojo. No sabía que hacer, me gustaba la atención de Francis pero ahora Kojo me seguía con la vista en toda la clase. Tal vez era mi imaginación y ambos lo hacían al poner atención a la clase, pero la forma en que trataban de ocultarlo era sumamente comprometedora. Un día al terminar la clase, me dirigía al estacionamiento cuando ambos me alcanzaron.
- podemos ayudarla cargando esos libros profesora; exclamó Francis, mientras Kojo se coloca a mi izquierda, así los 3 nos dirijamos a mi auto.
Un amigo los llamo diciendo que se los alcanzarán, a lo que me regreso mis libros y ambos muy amables se despidieron de mi. No entre de inmediato a mi auto, me hice la tonta como si revisara algún papel y a través del reflejo del cristal de la puerta pude notar que ambos volteaban en un par de ocasiones para verme. Puede parecer ridículo pero mi corazón se agitó como no tienen idea, la sola idea de provocar no sólo a Francis, sino a Kojo también era muy excitante. Tanto que conduje de regreso a casa y una vez ahí, subí a mi habitación, me desvesti quedando en ropa interior y me tire a la cama. Sentía una presión en el pecho al grado de llevar mis manos a mi busto y apretar mis senos, estuve unos minutos así, masajeandolos mientras recordaba la forma en la que me veían. Reaccione y me vestí rápidamente para que mi esposo no me encontrara así, me centre en mis propias actividades tratando de olvidar la mirada de esos 2, pero era difícil. Esa noche mi esposo me dijo que hiríamos al rancho a comer con mis hijos y sus familias en próximo fin de semana, a lo que me pareció genial para poder olvidarme de ese par de alumnos.
Llegó el fin de semana después de una semana difícil y nos propusimos a pasarla bien, en la reunión llegaron amigos de mi esposo y fue genial ya que llego la esposa de uno de ellos con quien me llevó de maravilla. Charlamos de la vida y el trabajo, cuando me pidió favor de acompañarla a comprar unas gelatinas en una plaza cercana al centro de la ciudad. Una vez ahí, nos dirijamos al negocio cuando pasamos por una tienda de ropa de mujer y esas obscenidades, mi amiga me dijo que volteara la vista, esas cosas eran sucias y la administración del lugar debería prohibir esas cosas. A decir verdad ella exageraba pero al ser de religión protestante es muy estricta en eso, yo soy católica, se me hace un poco vulgar pero me entró la duda de lo que había dentro.
Regresamos y todo transcurre con normalidad, nos regresaríamos al día siguiente así que al amanecer, ya sin mi amiga, le dije a mi esposo que regresaría en un instante ya que iría a comprar paquetes de hojas blancas para mi semana de trabajo y me respondió que no tardará. Fui a la plaza a comprar algunos paquetes de hojas cuando recordé que esa tienda vulgar estaba del otro lado. Aprovechando que era temprano y no había mucha gente, me puse mis lentes negros y decidí ingresar a dar un vistazo. Una vez dentro era aún más vulgar que afuera. Habían trajes muy obscenos de bomberos, policías y cosas así, también habían DVDs pornográficos os y juguetes de todo tipo. Pensaba irme de inmediato cuando lo vi, vi un pene de plástico en color negro, automáticamente recordé a Francis y Kojo, esa absurda calentura regresó a mi mente pensando que ese par de hermanos deberían tener algo similar como eso. Me quedé pensando cuando la chica que atendía me dijo si me interesaba algo y podía darme un descuento. Le respondí que gracias y busque algo que no fuera tan cochino como el resto. Entonces lo vi, era un traje de colegio como para una chica de secundaria, la chica que atendía me dijo que si lo compraba me daría accesorios y me saldría mas económico. Accedí pero tuve que pagar en efectivo ya que no quería que algún pago se reflejará en mi tarjeta de crédito. Ella se retiro y al poco tiempo regresó con 2 cajas, una más pesada que la otra, le di las gracias y salí huyendo prácticamente del lugar con el temor que alguien me viera. Ya en el rancho las coloque en una bolsa negra y encima todas las hojas blancas para disimular. Lo cual funcionó ya que mi esposo se acercó a la bolsa y al ver paquetes de hojas se retiró, me sentí aliviada de que no lo descubriera, ya en la tarde regresamos a casa.
Una vez ahí, en mi habitación que uso como despacho, coloque las 2 cajas dentro de la bolsa, oculta entre un armario lleno de documentos, ahí nadie busca nada ni se acercan en lo absoluto. Los meses pasaron, en la escuela la situación no había cambiado, las miradas de esos 2 no seguían más que en aumento así como su acercamiento para hablarme sobre cosas de la clase y eso. Era obvio que buscaban entablar una especie de amistad conmigo. Una jueves mi esposo me dijo que al día siguiente iría al rancho ya que compró unas ovejas y tenía que estar ahí para ver que estuvieran sanas y pagarlas, a lo que me quedaría sola el día viernes y el regresaría el sábado por la tarde. Le respondí que no había problema, el insistía que fuera con alguno de mis hijos o que alguno llegara a la casa para que no estuviera sola, pero le respondí que no era problema, que fuera al rancho, total, era un día solamente. El se tranquilizó y prometió llevarme a la escuela para después irse al rancho.
El día viernes me desperté alrededor de las 5am, no podía dormir, pensaba en que haría de comer, el trabajo, las compras, fue ahí cuando pensé que volvería a soportar las miradas acosadoras de ese par de negros, poco a poco empecé a respirar más rápido, le di un vistazo a mi esposo el cual estaba profundamente dormido y comencé a tocarme. Empecé a darle un pequeño masaje a mis senos que terminaron en pequeños pellizcos, trataba de no hacer ruido y fue ahí que recordé las cajas que había comprado en aquella tienda de perdición. Sin hacer ruido o movimientos bruscos, me levante de la cama, me coloque una bata y me dirijo a mi despacho, cierro la puerta y busco la bolsa. Sacó las cajas y las abro, en la caja que pesaba había un par de tennis deportivos color rosa, eran de una marca barata pero eran muy bonitos, abrí la otra y ahí estaba ese traje de secundaria, pensé unos minutos si verlo a detalle o no, a lo que decidí probarlo, no por algo lo había comprado. Tenía unas medias color blanco que me llegaban a la rodilla, una tanga y un sostén color guinda, una camisa muy corta, aunque tenía botones solo me cubría el busto, era de mangas cortas y de color blanco con una especie de logotipo en el lado izquierdo del pecho. Una especie de corbata a manera de collar de color rojo con rayas negras, me diría unos 12cm. Pero lo más absurdo era la falda, era color rojo cuadriculada pero lo más absurdo es que era ridículamente corta, no cubría ni siquiera mis caderas, no ocultaba nada, por delante se veía mi entrepierna, cubierta por esa tanga color guinda, solo cubría la parte principal de mis partes privadas pero a los lados sobresalía mi vello púbico, que, no es tan exagerado pero lo suficiente como para no ocultarse en esa diminuta ropa interior. Y ni hablar de mi trasero, este quedaba al aire, completamente descubierto, se podía ver mis nalgas en todo su esplendor sin ningún pudor. Me contemple un momento y parecía una prostituta, la camisa no cubría ni un poco mi barriga, la falda no bajaba a mis caderas, se sostenía en mi cintura prácticamente, esas medias solo llegaban a la rodilla, estaba completamente expuesta vestida así, pero algo en mi interior me decía, te ves genial para tu edad.
Era tanta mi imaginación en ese momento que me olvide completamente de mi esposo, me dirigí a la habitación, y pude ver la claridad del amanecer por la ventana, pero lo que me asustó fue que mi esposo no estaba en la cama, quedé inmóvil cuando escuche su voz subiendo las escaleras diciendo si ya estaba lista. Entre en pánico, no tendría tiempo de quitarme eso y vestirme, así que tomé un traje de vestir que estaba a la mano y me lo puse por encima del traje lo mas rápido que pude. Cuando el subió me dijo que nos fuéramos ahora para que el llegara rápido al rancho, mientras me dijo que lindos tennis, a lo que respondí que eran un regalo de una amiga de la escuela. Puedes usarlos, para que tu amiga vea que te gustaron, me dijo mientras me daba un pequeño beso en la frente. Sin más que hacer me los puse y nos subimos al auto rumbo a la escuela.
Camino a la escuela no podía pensar en la tremenda vergüenza que llevaba, alguien como yo, dando clases, comiendo y pasando tiempo ahí con ese traje de zorra debajo de mi ropa, era demasiado vergonzoso para mi, en ese momento quería desaparecer. Una vez en la escuela, mi esposo se despidió de mi y se marchó, respire profundo y decidí llevar mi día con naturalidad sin pensar en lo de la mañana. Termino el curso matutino y empezó el vespertino, como era costumbre, me sentí acosada por los 2 hermanos y al finalizar la clase, amablemente me acompañaron a la salida, como mi esposo se fue en su auto y el mio se lo había prestado a mi hija, les comenté que tomaría un taxi, no era necesario que estuvieran conmigo, a lo cual se negaron y me dijeron que me darían un aventón a mi casa, no sabía que tenían un auto, era un Pontier color arena, nos dirigimos a mi casa y me despedí de ellos. Francis comento si antes de irse podía explicarles el tema del día anterior ya que el día martes tendríamos examen y ellos no llegarían el lunes. Lo pensé y terminé accediendo al saber que mi esposo no estaba y no me prohibirá nada o se comportará de manera grosera con ellos, así que entramos a mi casa.
- tomen asiento solo dejo mi portafolio y regreso con el engargolado del tema.
- claro, aquí esperamos; respondió Kojo.
Regrese con el engargolado y ellos se hicieron a un lado en el sofá, dando un espacio para que me sentará en medio de los 2. Empece a explicarles y ellos pusieron atención, sin embargo poco a poco las preguntas cambiaron de la escuela a preguntas personales como mi edad, cuantos hijos tenía, mi matrimonio, cosas así. Decidí hacer lo mismo preguntando sus edades, Francis tenía 25 y Kojo 22. Cuando les pregunté sobre esas chicas ellos respondieron que sólo se trataban de amigas, no tenían ningún tipo de relación con ellas.
- porque lo pregunta, acaso esta celosa; respondió Francis con forma burlona.
- para nada, solamente no quiero que pierdan el año por estar enamorando a jovencitas en vez de estudiar.
- claro, lo prometemos, a demás si no nos concentramos es por culpa de su belleza profesora; respondió Kojo.
Eso hizo alterar mi corazón rápidamente, había confirmado que esos 2 estaban detrás de mí, que esas miradas en verdad estaban dirigidas a mí. Al mismo tiempo me dio miedo así que les dije que eso era todo, ya era tarde (7pm) y sus padres los podían estar esperando.
- no se preocupe profesora, no le haremos daño; respondió Kojo, mientras en un descuido al girar mi cabeza, Francis se acercó a mí y me dio un beso, intente alejarlo pero rápidamente me abrazo intentando mantenerme cerca de él. Podía sentir sus labios carnosos sobre los míos, su lengua recorriendo mis labios cerrados intentando entrar. En ese instante Kojo coloco una mano en mi muslo derecho lo cual hizo que cerrará mis ojos, mi corazón latía con fuerza cuando Kojo empezó a recorrer todo mi muslo, acariciandolo sin detenerse. Pero fue la mano de Francis, la que me llevó al límite. El tonto coloco su mano en mi entrepierna apretando y masajeando bruscamente, eso hizo que soltara un leve suspiro que Francis aprovecho. Logró besarme finalmente y meter su lengua dentro de mi boca la cual movía en círculos jugando con mi propia lengua. Nuestra saliva se mezclaba, era un beso asqueroso sin embargo mi cuerpo no se alejaba de él, por el contrario, parecía disfrutarlo. Estuvimos así unos 5 minutos cuando Kojo empezó a quitar el saco que llevaba puesto, mientras besaba mi cuello. Eso era casi imposible de resistir, terminé de besar a Francis para girar al otro lado y besar a Kojo. Ahora Francis era quien apretaba mis senos por encima de mi traje. Era algo muy caliente para mi el pensar que finalmente tenía a esos 2 hermanos para mi, sin compartirlos con alguna jovencita.
- donde esta tu habitación profesora; dijo Francis, a lo que le respondí que en la planta de arriba. Koko dejó de besarme y se puso de pie. Me tomó de la mano y me puse de pie, ambos me miraron con ojos de depravación a lo cual les respondí con una sonrisa de complicidad.
- vamos arriba muchachos; les dije mientras nos pusimos camino arriba, en busca de mi habitación. Ya subiendo las gradas, me coloco por delante de ellos para guiarlos.
- tiene un culo enorme profe Yuriana; dijo Kojo mientras Francis me tocaba la cadera levemente con sus dedos. Me gire para decirles aquí es y poder verlos detrás mío. Ambos se notaban sumamente excitados y no los culpo, yo también lo estaba. Lo que había estado pensando durante mucho tiempo al fin era una realidad.
- es esta mi habitación chicos; y bien termine de decir eso, Kojo me abrazo por detrás de mi, colocando sus manos sobre mis senos mientras besaba y lamia mi cuello, pero eso no era todo. El muy tonto presionaba su entrepierna sobre mi trasero, el cual no hacía más que servir de almohada para su gran bulto ahora visible sobre su pantalón. Francis no se quedó atrás, se acercó a mí para besarme la boca nuevamente al mismo tiempo que me tomó de las manos y las dirigió a su entrepierna. Podía sentir algo grande ahí escondido el cual, con sus manos presionadas sobre las mías, me obligaba a sentir aquel bulto. Pasaron unos minutos y mi respiración era cada vez más fuerte, ellos parecían no detenerse, eso me prendía cómo no tienen idea, ese par de negros en verdad me estaban excitando.
- esperen un momento, me cambiare, de acuerdo; les dije a lo que ellos accedieron. Salí de la habitación y cerré la puerta, camine un poco por el pasillo pensando en que diablos estaba haciendo. Soy una mujer casada, mucho mayor que ellos y alguien respetada en mi colonia. No podía estar haciendo este tipo de cosas con un par de jóvenes, y encima negros. Decidí que les diría que se fueran de mi casa, tome mi saco para abrochar los botones y vi que debajo estaba ese sucio traje de colegiala que me había olvidado de quitar. Pensé en cual sería su reacción si me vieran así, mientras no se entere nadie no tendré problemas, además no pensaba tener sexo, solamente caricias y unos cuantos besos. Procedí a quitarme la ropa para quedar nuevamente en ese diminuto traje, me puse los tennis rosas nuevamente y procedí a entrar a la habitación.
- y bien niños, que opinan de est....; no pude terminar de hablar al ver lo que había pasado. Creí que ellos se asombrarían por verme así, pero fui yo quien tuve que llevar mis manos a mi boca para tapar mi asombro. Ese par de tontos estaban desnudos, completamente desnudos, solo tenían los calcetines puestos, pude apreciar sus cuerpos oscuros y bien formados de ambos, pectorales bien definidos y brazos fuertes, pero eso no era lo que me dejó sin palabras. Eran sus miembros, eran enormes, esas cosas no parecían reales, puedo asegurar sin equivocarme que fácilmente median más de 20cm cada una. El miembro de Francis era gruesa y recta, de un color oscuro similar al marrón del chocolate oscuro, pero lo impresionante era su glande, era muy ancha, en verdad daba miedo, pero era Kojo el verdadero monstruo. Su pene no sólo era tan grande y grueso como el de Francis, sino que era muy oscura, demasiado negra, parecía un auténtico trozo de carbón, pero su aspecto era terrorífico. No era recta sino que estaba curvada hacia la izquierda y su glande tenía un color morado muy oscuro, similar al de las uvas, aunque su glande no era tan ancha como la de su hermano.
- mira hermano, está vieja sabe como calentar el ambiente; dijo Francis que me veía de pies a cabeza.
- así es, con esos trajes sueltos solo podíamos imaginar, pero ahora, joder, esas caderas son en verdad gruesas; respondió Kojo mientras se tomaba el pene con una mano y la sacudía de lado a lado.
- esperen, esto no está bien, ustedes vinieron aquí porque no se concentran en clase, creo que deberían irse ahora; les dije mientras di unos pasos hacia atrás. Acto seguido que ellos se acercaron a mi mientras me tomaron de los brazos.
- bromeas, quien va a concentrarse con ese enorme culo gordo moviéndose de un lado a otro; dijo Francis, mientras tocaba la grasa de mi abdomen de forma muy obscena.
- no se preocupe profe Yuriana, nosotros tenemos lo que necesita una anciana blanca como usted; respondió Kojo mientras besaba nuevamente mi cuello, acto que Francis también hizo.
Eso fue muy caliente, quería gritarles que se fueran de mi casa, pero mi boca no decía palabra alguna, solo accedí a ese acto sucio en la habitación en donde duermo con mi esposo. Baje la mirada al sentir algo caliente en mis muslos solo para darme cuenta que eran sus enormes penes presionados en mis muslos, podía verlos con total claridad, ahora podía ver la apertura de ambas cabezas las cuales parecían abrirse al máximo. Todo ese espectáculo que tenía a mi vista era demasiado morboso para mí, pero me encantaba.
Francis empezó a masajear mis nalgas y Kojo a presionar mis senos, intentaba apartarlos de mi pero eran muy insistentes, con mis manos intente bajar la pequeña falda para cubrirme ya que aun me daba vergüenza, pero esa maldita falda era minúscula. Fue entonces que una mano de Kojo presionó mi entrepierna, eso me hizo ver hacia abajo, el infeliz hizo a un lado la tanga y comenzó a tocar mis labios vaginales, acto seguido Francis bajo una mano por debajo de mi abdomen para tocar y jugar con mi vello púbico, no pude contenerme a lo que lance un gemido. Esto hizo que ambos lo hicieran más bruscamente, en verdad esos infelices me estaban prendiendo.
Ambos se detuvieron y se sentaron a un costado de la cama, mientras acariciaban sus penes observándome.
- ven anciana, date vuelta y haznos un twerking, obedece; dijo Francis, a decir verdad no tenía idea de que me estaba pidiendo, el me dijo que me inclinara un poco y sacudiera mi trasero. Lo hice y ellos respondieron diciendo si, así es, no tenía idea si lo estaba haciendo bien o no, pero decidí hacerlo un poco más rápido, al mismo tiempo que me incorporaba rectamente. Al hacer eso, mis nalgas chocaban entre sí provocando un sonido similar a un leve aplauso, cosa que parecía gustarles.
- si, eso se ve bien, ves hermano, está es una vieja gorda blanca; dijo Kojo mientras sacudía su pene de arriba a abajo sin piedad.
- date vuelta y acuestate en la cama; dijo Francis, a lo que hice sin pensar. Acto seguido el se acostó también.
- vamos anciana, súbete encima de mi, haremos un 69; no sabia que quería hacer Francis pero decidí colocarme encima de él.
- Ahora date vuelta, respondió, a lo que le dije que diablos estaba hablando. Dejate caer, ahora. Con cuidado coloque mis muslos a ambos costados de su cabeza, quedando el enmedio de mis piernas y me deje caer. Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su pesada respiración pasando a través de la tela de mi tanga directamente a mi concha.
- ahora chupa mi verga; en esa posición, mi cara estaba justamente enfrente de su enorme miembro erecto, no sabía que hacer, pero un fuerte lengüetazo me hizo reaccionar. Francis se las arreglo para hacer a un lado mi tanga y comenzar a devorar mi vagina. No pude contenerme y comencé a gemir. Francis no sólo la mía mis gordos labios vaginales, sino que trataba de separarlos para poder chupar el interior de mi vieja concha.
Vi su enorme pene con esa gran cabeza y sin dudarlo abrí mi boca y metí su glande en mi interior. Pude escuchar como Francis gimió cuando hice eso pero no me detuvo. Mi cabeza se movía sola, muy lentamente, acto seguido la saqué de mi boca para tomarla con mi mano y lamer la de arriba a abajo y viceversa. Francis se movía un poco, disfrutándolo, a lo que lo tomé con ambas manos y usando mi lengua jugaba con la apertura de su glande. Eso provocó que de esa apertura, empezará a liberar un poco de líquido preseminal. El tonto lo estaba disfrutando. Creí que había ganado cuando un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo. Francis se las arreglo para separar mis labios vaginales y chupar el interior. Esto era un acto de resistencia. Ambos tratábamos de no gemir producto de la boca del otro, pero era casi imposible de soportar.
- ahora es mi turno; dijo Kojo, mientras me hacía a un lado para que Francis pudiera ponerse de pie.
- ven aquí vieja, te enseñaré otro 69; me acerque a Kojo y el rápidamente me tomó de la cintura y me levanto al aire. Acto seguido me dio vuelta sin avisar, creí que me iba a caer de cabeza contra el suelo a lo que me sostuve de sus muslos. Quedé boca abajo con su grotesco pene doblado en mi cara, pero de igual forma, mi concha quedó enfrente de su rostro. El se las arreglo de igual forma para hacer a un lado esa tanga para comenzar a devorar mi intimidad. Mis lentes se desprendieron pero gracias a la cadena, no cayeron al suelo, eso me dolería ya que son lentes costosos. Kojo a diferencia de Francis, no chupaba mi intimidad, por el contrario, el succionaba y lamia como loco. Esta postura por gravedad, hizo que mis piernas se abrieran y mis rodillas las doblarán, era imposible tener mis piernas rectas. Podía escuchar a Kojo escupir y lamer mi concha a lo que decidí devolverle el favor. Su pene al estar curvado era imposible de colocarlo rectamente, por lo que tuve que moverme un poco para poder agarrarlo y colocar su glande en mi boca, puede ser que era la calentura pero su sabor era increíble, un verdadero manjar para mí. A lo cual se la empecé a chupar con la misma intensidad que lo había hecho con Francis.
Minutos después, Kojo se acercó a la cama y lentamente me dejó caer en ella. Ambos nos miramos con la respiración agitada después de ese 69 en el aire. Me recosté tratando de descansar cuando Francis se acercó a mi, coloco sus manos por detrás de mis muslos y me tiro hacia el, quedando prácticamente a los pies de la cama. De manera sutil, tomó mi tanga y la tiro hacia abajo, quitándomela en su totalidad, seguido por Kojo quien desabrocho la pequeña camisa quitándomela, para luego quitarme el sostén, dejando mis senos al descubierto. Francis se puso de rodillas y se acercó a mí concha, la cual volvió a devorar sin descanso. Kojo en su lugar, se agachó para chupar mis senos y succionar mis pezones, no podía dejar de gemir, en verdad estaba disfrutando del trato que recibía de esos 2 negros, Francis se detuvo para luego introducir un dedo de su mano derecha dentro de mi vagina. Lance un fuerte gemido lo cual parecía motivarlo ya que metió otro más, y comenzó a moverlos dentro, yo estaba en el cielo, en ese instante, Francis se puso de pie y colocando su mano izquierda en mi barriga como apoyo, comenzó a mover su mano derecha rápidamente, masturbando mi vagina con una intensidad que no imagine.
- te gusta que te masturben la concha velluda vieja puta; decía Francis mientras agitaba sus 2 dedos rápidamente dentro de mi vagina, yo estaba demasiado excitada, al grado de mirarlo y asentir con la cabeza. He incluso separe por cuenta propia mis piernas, colocando mis manos por debajo de mis muslos y enderezar mis rodillas para que mis piernas quedarán de forma recta, en verdad estaba disfrutando de lo que hacía Francis.
Tiempo después intercambiaron roles, ahora era Francis quien besaba y chupaba mis senos mientras Kojo masturbaba mi vagina con 2 dedos igualmente. A diferencia de Francis, Kojo no sólo me másturbaba, sino que también lamia y chupaba la parte superior de mi concha, yo sabía que pretendía, el infeliz estaba tratando de encontrar mi clítoris de entre mis labios gordos. No tardó mucho tiempo en encontrarlo para comenzar a succionarlo con una hambre increíble. No tardó mucho tiempo para que tuviera un fuerte escalofrío lo cual me hizo cerrar las piernas. Kojo se apartó de mi, limpiándose la humedad que tenía en la boca. Al mismo tiempo Francis se puso de pie y se dirigió junto a su hermano.
- estas lista para recibir una dura paliza; dijo Francis mientras se dirigía a mi entrepierna, sacudiendo su pene de arriba a abajo.
- escuchen, eso fue genial pero no creen que podemos dejarlo para después, además no tienen condón, ninguno de los 2. Le respondí en tono seria pero agotada por la sesión de sexo oral de antes.
- acaso tienes miedo vieja zorra, no crees poder aguantar algo así de grande; respondió Francis mientras con una mano, golpeaba mi concha con su pesado pene.
Eso me hizo dudar sobre lo que en verdad quería, amo a mi esposo y respeto a mi familia, pero siendo sincera, no tenía sexo durante más de 20 años y estos jóvenes estaban dándome el placer que mi esposo me ha negado durante mucho tiempo. Además, mientras nadie lo supiera, no habría problema alguno, accedí con la mirada, acto seguido Francis me lanzó una mirada de complicidad para acercarse aún más a mi. Paso su muslo izquierdo por debajo de mi muslo derecho para poder levantar mi pierna y colocarla sobre su hombro izquierdo. Se sujeto a mi pierna con su mano izquierda y con la derecha tomó su pene y la acercó a la entrada de mi concha.
Sin decir palabra alguna empezó a separar mis gordos labios vaginales con la gran cabeza de su pene, para meterla poco a poco. Lance un gemido al sentir ese trozo de carne introducirse más y más, tuve que apretar los dientes cuando el tonto de Francis metió alrededor de la mitad. Estuvo así un instante y comenzó a moverse lentamente, con cada movimiento, mis gemidos iban en aumento lo cual lo excito ya que sus movimientos de lentos, comenzaron a ser cada vez más rápidos y duros.
- mierda, tienes un coño muy apretado para ser una vieja zorra, eso significa que tu esposo tiene el pene pequeño, no es así; dijo Francis mientras empujaba cada vez más fuerte.
- dejate de bromas, mi esposo no es una bestia; trataba de responder mientras soportaba la sensación de profundidad que ese tonto me estaba dando.
Francis cambio de personalidad de inmediato, dejó caer mi pierna derecha para colocar sus muslos debajo de los míos, coloco sus manos en mi cintura, aferrándose a ella con fuerza y comenzó a penetrarme salvajemente. Lance un grito cuando sentí como introdujo el resto de su pene dentro de mi vagina.
- te gusta la pose del misionero anciana; dijo Francis mientras me folla a como una auténtica bestia. Mis gemidos se mezclaban con gritos, mi vieja concha estaba sufriendo una auténtica paliza por parte de la gran verga negra de Francis. Estuvo así unos minutos para después colocar su pierna derecha por encima de mi pierna izquierda, mientras se dejaba caer, lance un grito que espero por fortuna, nadie lo haya escuchado. Cuando ese infeliz se dejó caer pude sentir como la gran cabeza de su verga presionó la entrada de mi útero, ese maldito negro realmente llegó demasiado profundo. Con mis manos intente apartarlo de mi, el levantó un poco las caderas para dejarse caer nuevamente. Lance un nuevo grito, a lo que Francis empezó a levantarse y dejarse caer, me estaba follando en esa postura asegurándose de que recibiera por completo su miembro dentro de mi. Después de unos minutos Francis se puso de pie, liberandome de ese gran castigo, solamente para ver ahora a Kojo tomar su lugar, intente ponerme de pie pero Francis me lo impidió. Kojo, sin medir palabras, introdujo su pene de golpe y empezó a martillar mi pobre vagina sin piedad. Empecé a gritar ya que el infeliz de Kojo no solamente tenía una verga tan grande como la de su hermano, si no que, al estar curvada, no podía ponerse recta dentro de mí vagina, esto hacia que la cabeza rozara las paredes de mi vagina. No pude resistir tal castigo y los gritos se convirtieron en fuertes gemidos.
- vamos maldito negro, no te detengas, sigue golpeando mi vieja concha con tu verga; no podía creer que dijera eso, pero la sensación era realmente deliciosa, nunca me había sentido tan llena, realmente necesitaba eso.
- callate puta, solo eres una vieja blanca que necesita verga negra; respondió Kojo mientras me follaba de forma violenta, estuvo así unos minutos para después detenerse y hacerse a un lado. Eso sólo significaba una cosa, era hora del cambio.
Francis se recostó en la cama con una mano en la base de pene, solo ahí pude ver lo realmente grande que era.
- vamos perra, sube arriba y ponte a cabalgar; dijo Francis.
Sin dudarlo, me coloque arriba de el, me agache y con una mano tome su pene y lo coloque en la entrada de mi vagina. La sensación de tener nuevamente esa gran cabeza mis labios vaginales para volver a entrar, era sumamente deliciosa. Me deje caer y ese gran miembro volvió a estar dentro de mi vagina otra vez. Me acomode, coloque mis muslos a ambos lados de su cintura, mis manos firmes sobre su marcado pecho y empecé a mover mis caderas de arriba a abajo muy lentamente. El coloco sus manos en mis caderas y cerró los ojos. Esa fue una señal para que lo hiciera más rápido, sin avisarle, empecé a moverme más rápidamente y a dejar caer mi trasero con fuerza. El apretó los dientes mientras decía cosas que ni siquiera eran palabras, eran sonidos que no tenían ningún significado. Dejé caer mi busto hacia el para abrazarlo ya que la sensación de antes, volvió a repetirse. Podía sentir nuevamente su gran cabeza chocar con la entrada de mi útero como si se tratara de un beso entre su glande y mi oviducto.
El soltó mis caderas para ahora colocar ambas manos en cada una de mis flácidas nalgas y separarlas al máximo, mientras movía sus caderas de arriba a abajo de manera violenta. Mis gemidos volvieron a ser gritos al sentir aquel impacto en lo profundo de mi órgano sexual contra el suyo.
- vamos hermano, dale su merecido a esta perra; dijo Kojo mientras se coloco detrás mío para ver el espectáculo que tenía enfrente.
Francis continuó con sus embestidas violentas, lo abrace con fuerza ya que sentía una serie de escalofríos recorrer mi cuerpo. No estaba equivocada, la sensación de la gran verga de Francis recorrer todo el camino de mi vagina y tener a Kojo detrás, observando como era castigada por Francis, me provocaba una gran excitacion. Al punto que no pude resistir más. Lance un grito al mismo tiempo que mi vagina se contrajo teniendo un fuerte chorro que salió de mi vagina, y al tener a Francis, aún martillando mi concha, todo ese chorro salió disparado por todas partes. Me desplome sobre el, mi cuerpo temblaba, había tenido un orgasmo muy fuerte y ese estúpido negro aun seguía martillando mi vagina. Me dio un beso y me hizo a un lado para poder retirarse, lugar que Kojo ocupo rápidamente. El quería que lo cabalgara y yo estaba ansiosa de hacerlo, me puse encima de él y sin medir palabras me introduje la gran verga curvada de Kojo. Me di vuelta y pude ver a Francis limpiandose el sudor de la frente con una sabana de la habitación, eso me causó gusto ya que el lo había disfrutado tanto como yo. Así que decidí concentrarme en Kojo, pero en esta ocasión, en vez de mover mis caderas de arriba a abajo, movía mis caderas de atrás hacia adelante.
- más lento maldita vieja, vas a arrancarme la verga; dijo Kojo mientras mostraba los dientes y se sostenía de mi cintura.
- acaso no puedes conmigo, una anciana blanca es mucho para ti; se lo dije en tono de burla. Eso pareció motivarlo, ya que al igual que su hermano, coloco sus manos en mi culo tratando de separar mis nalgas, cosa que logró al igual que Francis. Sin embargo, ahora era yo quien apretaba los dientes y no el. Mis caderas parecían tener vida propia ya que no dejaban de moverse de atrás hacia adelante. No tardó mucho tiempo para que volviera a sentir ese fuerte escalofrío que vino acompañado de otro fuerte chorro liberado de mi vagina. Esta vez, la gran verga de Kojo servía como un tapón, así que en vez de salpicar, simplemente se escurrió por debajo, mojando todo el abdomen de Kojo, quien soltó un largo suspiro mientras caía rendido en la cama. Ahora fui yo quien se levantó liberando mi vagina de ese gran trozo de carne. Pude notar que su miembro brillaba como si estuviera empapada en aceite, pero no era así, estaba mojada con mis jugos mezclados con los suyos. Caí rendida a la cama aun lado suyo, el se acercó, me abrazo y empezó a besarme, correspondía a su beso, metiendo mi lengua en su boca, estaba realmente agotada. Sin embargo, aún no terminábamos.
- es mi turno perra, ponte a 4 patas; dijo Francis mientras Kojo se hizo a un costado descansando un poco. Me incorpore y me coloque a cuatro patas, en esa pose la pequeña falda era un accesorio prácticamente, ya que no cubría absolutamente nada. (como recordarán aún tenía los tennis deportivos color rosa, las medias color blanco, la pequeña corbata y la falda).
- pareces una perra en celo esperando su macho para aparearse; dijo Francis mientras se acomodaba detrás mío. Coloco sus manos nuevamente en mis nalgas y las separa una vez más.
- no sólo tienes una concha repleta de pelos sino que tienes vello anal, eres una perra vieja muy cachonda; dijo Francis mientras colocaba la punta de su pene nuevamente en la raja de mi concha. Acto seguido sin pensarlo la metió lo máximo que pudo y empezó a embestirme de manera bestia.
- ya tienes perra, yo soy tu perrita si tu quieres, una perra blanca con un gran culo gordo, no te importa que tu perra sea muy vieja; le dije lo cual obtuve una respuesta de inmediato.
- me encantas puta, me gusta la concha peluda de mi perra; dijo Francis mientras me daba fuertes nalgadas que hacían temblar mis gordas nalgas como si se trataran de gelatina.
- siiii así papi, que rico me follas, a tu perrita le encanta tu gran verga negra, mas duro mi macho para que termine el celo de tu perrita; le dije mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas. Mi gran culo ondulaba producto de las fuertes estocadas que me daba, abrí mi boca y dejé salir la lengua. Estaba jadeando como una auténtica perra en celo disfrutando del apareamiento con su macho. En ese instante Francis se dejó caer sobre mi espalda, con su mano izquierda apretó la grasa de mi barriga mientras que con la derecha sujeto mi vello púbico, no supe que hacer cuando el lanzó un grito, el infeliz tiro de su mano derecha arrancando gran cantidad de mi vello púbico mientras su gran verga liberaba una cantidad increíble de semen caliente que se regaba al interior de mi vieja vagina. Grite como nunca y libere un nuevo chorro que mojo la parte baja de la cama.
- maldito negro porque me arrancaste los pelos de mi concha; le reclame mientras el sonrío. Ese infeliz me había sacado un nuevo orgasmo y no sólo eso, su sucia verga negra había soltado su semen en mi interior. Francis se reincorporo, me dio unas cuantas nalgadas y se bajó de la cama, buscando algo con que limpiarse el sudor saliendo de la habitación.
Kojo se acercó a mí para besarme y pedirme que me pusiera de pie.
- aún faltó yo o acaso tuviste suficiente con mi hermano; dijo Kojo sonriendo.
- tu eres el plato fuerte, y bien, que piensas hacer muchacho; le respondí de forma juguetona.
Kojo se puso de pie enfrente de mi y pasó sus manos por dentro de mis muslos para terminar detrás de ellos, me levanto al aire, acto seguido coloque mis brazos detrás de su cuello sujetandome así como mis piernas abrazándolo por su cintura, de esta manera me sujete muy bien a él. El avanzó un poco cargándome y moviéndonos juntos, logró introducir nuevamente su gran verga en mi ya castigada concha.
- mmmm si, me encanta tu verga negra Kojo, la tienes muy grande y gorda, me fascina tu gran verga doblada; no podía mentir, en verdad me encantaba tenerla dentro.
El gruñia como bestia mientras me levantaba y me dejaba caer usando sus brazos, con la intención de darme placer con su enorme miembro.
- quieres probar si mi instinto procreador se impone sobre la baja fertilidad de una anciana; dijo Kojo mientras nos dirigíamos otra vez a la cama.
- puedes intentarlo pero puede que sea demasiado tarde para este cuerpo desgastado volver a quedar embarazada; le respondí con una sonrisa desafiante.
- eso significa que me das tu consentimiento para embarazarte; dijo Kojo mientras me dejaba caer sobre la cama.
- pues inténtalo; le respondí mientras me ponía en 4 patas de nuevo.
Kojo se coloco detrás mío y puso su miembro por encima de mi trasero. Moví lentamente mi culo de lado a lado, invitándolo a entrar nuevamente en mi.
- espero que tus trompas de falopio estén listas, así que empieza a ovular anciana; las palabras de Kojo eran realmente pervertidas y sucias, pero de alguna forma me prendían.
- continuarás hablando o vas a meter esa rica verga en mi ansiosa concha; le respondí a Kojo mientras el se acomodaba detrás mío para luego introducir su pene nuevamente en mi. Libere un largo suspiro mientras el se sujetaba de la diminuta falda y comenzaba a follarme con fuerza. Sus embestidas era duras y rápidas, con mi mano, tomé una almohada y la coloque debajo de mis pechos. Separe lo más que pude mis piernas y doble las rodillas, levantando mi culo hacía el. Kojo se puso como loco, me golpeaba con fuerza, mis gemidos eran cada vez más fuerte mientras la habitación se ahogaba con un fuerte sonido. Plap plap plap, era lo que se podía escuchar, mis gordas nalgas chocando con sus caderas, follando como si fuéramos unas bestias. Kojo a los pocos minutos, se dejó caer sobre la mi espalda abrazándome, poniendo sus manos sobre la grasa de mi barriga, en verdad parecíamos 2 perros apareándose. Podía sentir la respiración agitada de Kojo sobre mi nuca mientras jadeaba cerca de mi oído derecho.
- ovula anciana ovula, no dejaré que mi hermano te tenga, eres mía zorra, solo mia; dijo Kojo mientras me tomaba con furia.
Las palabras de Kojo me excitaron, el estaba celoso de su hermano pero no lo demostraba. Durante muchos años, por fin alguien me deseaba, ellos 2 parecían unos auténticos perros peleándose para ganar el derecho de estar con la hembra.
- mmmm si papi, soy tuya, solo tuya, esta perra blanca le pertenece a Kojo, mi vieja concha le pertenece a tu asquerosa verga doblada, que rico, dame más maldito negro; le respondí mientras gemía de la manera más cachonda que he hecho. Kojo se inclino un poco hacia atrás mientras subí mis caderas y me deje caer sobre el. Grave error, pude sentir que su verga entró casi por completo dentro de mi vagina. Lance un grito que fue ahogado rápidamente por el sonido de mis nalgas chocando con las caderas de Kojo, me inclino aún más hacia el y con su mano izquierda me acercó a su cara para que pudiera besar mi cuello mientras empujaba con fuerza.
- tu culo gordo es mío anciana, voy a fertilizar tus viejos óvulos blancos con mis espermatozoides negros, soy tu macho, solo yo; dijo Kojo mientras disfrutaba de mi cuerpo.
Minutos después volvió a tomar la grasa de mi barriga con ambas manos mientras me inclino hacia atrás, el empujaba con fuerza mientras gruñía como poseído. Yo estaba al límite, era cuestión de tiempo antes de tener un fuerte orgasmo. El se sujeto con fuerza mientras sentía como sus testículos se presionaron en contra de mis labios vaginales, lanzó un grito acompañado de él mío, pude sentir como el interior de mi vagina se contrajo violentamente al mismo tiempo que su sucia verga escupía una gran cantidad de semen caliente en mi interior. Mi cuerpo temblaba, pero ese infeliz solo aceleró sus embestidas.
- detente idiota, estoy muy sensible ahí abajo, soltaste mucho semen adentro, si sigues así, vas a hacer que se escurra; le dije mientras hacia caso omiso a mis palabras.
Kojo se dejó caer nuevamente sobre mi espalda mientras volví a quedar a cuatro patas, con su brazo y pierna derecha se sostuvo a lado mío. Con su brazo izquierdo se sujeto sobre mi hombro izquierdo mientras subió su pierna izquierda por encima de mi culo, en esa pose el lograba meter lo más que podía su gran verga.
- queda embarazada con mi esperma negro puta anciana blanca; dijo Kojo mientras soltó mi hombro y con su mano izquierda presionó mi nalga izquierda separándola lo más que pudo mientras metía su verga al máximo.
Pude sentir como su verga temblaba dentro de mí vagina al mismo tiempo que no paraba de escupir una gran cantidad de semen, un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo y sin poder hacer nada, mi concha soltó 4 potentes chorros, era un fuerte orgasmo mientras Kojo seguía dentro de mí. Estuvimos juntos unos segundos antes de incorporarnos y separarnos. El se puso de pie enfrente de mi, mientras yo me senté aún costado de la cama, quedando ambos uno frente al otro. Lleve mi mano a la raja de mi concha y con mis dedos pude recorrer un poco de semen que había logrado salir del fondo de vagina. Lleve mis dedos a la boca y lamí el semen que tenían, me sabía delicioso. Fue entonces que lo vi, pude ve la verga de Kojo después de tener sexo conmigo, era enorme, gorda, doblada y muy negra, simplemente deliciosa. En ese momento Francis entró a la habitación con la verga ahora flácida y colgando entre sus piernas.
- antes de irnos, danos un pequeño espectáculo puta anciana; dijo Francis, mientras se acercaba a nosotros.
Me puse a cuatro patas y empecé a mover mis caderas de lado a lado, gire para verlos mientras sacudía mi gordo culo moviendo mis grandes nalgas. Ellos rápidamente se acercaron y empezaron a besar y lamer todo mi trasero. Francis me tomó de mi peinado de cebolla y dirigió mi cabeza a su verga flacida, la cual empecé a chupar como si estuviera chupando una paleta, mientras Kojo separaba mis nalgas para chupar y succionar mi ano. Estaba en el paraíso, no podía hacer otra cosa que no fuera disfrutar de mis 2 machos negros. Después de unos minutos algo nos interrumpió, era mi celular que estaba llamando. Me aleje de ellos de inmediato, era mi esposo. Les hice una señal que guardarán silencio y salí de la habitación. Me habló sobre si todo estaba bien y que regresaría al día siguiente por la mañana, le respondí que todo estaba bien, que durmiera tranquilo, que lo amaba y esperaba su regreso. Me asome a la puerta entre abierta de la habitación, Kojo y Francis ya estaban vistiendose lo que significaba que todo había terminado por ahora.
Al entrar a la habitación, empezaron a besarme mientras me hicieron prometer que volveríamos a repetir en algún momento a lo que les dije que era más que obvio. Los acompañe a la puerta de la casa y viendo que no hubiera nadie afuera, salieron rápidamente de mi casa para entrar a su auto y marcharse del lugar. Me dirigí arriba totalmente confundida, tomé un baño, hice algo para cenar y vi un poco de televisión. Al momento de ir a la cama me puse a recordar lo que había pasado y una inmensa calentura invadió mi cuerpo, al grado de hacer a un lado la sabana, quitarme la bata y empezar a masturbarme. Me moria de ganas de tener a Francis y a Kojo en mi cama otra vez, recordé que prometieron repetir, sabía que cumplirían su palabra. Ahora me pertenecían, sus grandes miembros eran míos y no de esas jovencitas de la escuela. Después de autocomplacerme, decidí que era hora de dormir. Al día siguiente mi esposo llegó a medio día, mis hijos llegaron en compañía de mis nietos y tuvimos una pequeña comida en donde mi esposo y su historia de su viaje de un día al rancho, era el protagonista. Todos estaban felices pero en mi mente me moria de vergüenza, no podía verlos a los ojos sin sentir pena.
Todos ellos no sabían que en ese mismo momento, mi concha ardía de deseo por dos alumnos míos, mi familia no sospechaba que yo, una abuela de 64 años jubilada, maestra estricta, mujer respetada en su colonia y esposa dedicada a su hogar, había tenido sexo con 2 hombres negros en la misma cama en donde duerme con su esposo. Ya en la noche, aprovechando que mi esposo dormía, me puse a ver videos porno en mi celular y fue ahí que supe que lo que habíamos hecho se llama sexo interracial. Ver esos videos hizo que mi vagina se mojara y mi concha ardiera de deseo de volver a sentir esas 2 grandes vergas negras destrozando mi interior. Pero sin dudas, Kojo era mi favorito. Todo empezó con Francis pero era Kojo, el y su grande y gorda verga negra doblada la que me había dado los mejores orgasmos.
Sabía que por mi edad no podía quedar embarazada, pero compré las pastillas del día siguiente solo por si acaso. El día lunes ya de regreso a clases, tanto ellos como yo, actuamos normalmente, sin levantar la mínima sospecha de lo ocurrido. Ellos 2 me miraban con cierta complicidad, lo mismo hice yo, era nuestro secreto, los 3 ahora no podíamos esperar a nuestra próxima reunión, en especial yo, había decidido mantener mi pequeña infidelidad en secreto, esperando con deseo nuestro próximo encuentro interracial.
2 comentarios - La abuela