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Los pies de mi suegra.

Queria seguir contando sobre los inicios de la relación con mi tía, pero mencioné algo sobre mi quería suegra a la cual quiero y aprecio mucho y quería aprovechar un espacio para contar esa pequeña historia.

Todo comenzó un tiempo después de ir a vivir con mi suegra, mi cuñada y mi esposa a una sola casa, la había comprado hace tiempo pero nunca la habitamos, solo la usábamos para generar ingresos de renta. Cuando mi cuñada comenzó a tener problemas económicos resultado de la pandemia decidimos ir a vivir todos juntos. Yo en ese momento trabajaba desde casa, ya saben el Home Office, los casos del virus ya habían bajado, las vacunas ya estaban aplicadas, así que decidimos hacer una inversión para abrir un negocio cerca de esa casa. Para esto los cuatro pusimos una parte para lograrlo.

El negocio era algo relacionado a la compra y venta de material de oficina así que pues teníamos muchos clientes, para esto decimos hacer lo siguiente, mi esposa y cuñada trabajarían el negocio, mi suegra se dedicaría al hogar y yo seguiría con mi trabajo. Por lo tanto yo me la pasaba en casa de lunes a domingo, de vez en cuando iba a dejarles algo de comer a mi esposa y cuñada.

Mi suegra, una mujer viuda desde hace mucho tiempo, se dedicó a cuidar y educar a sus hijas, ella era la copia perfecta de ellas dos pero en versión "milf", estatura de 1:58, delgada, pocas canas, de una edad de 47 años o más, pechos pequeños, nalgas grandes y muy reservada.

Era diciembre, la mañana era fría, mi esposa y cuñada se habían ido a trabajar y a mi me tocaba "entrar" a trabajar a la 1 de la tarde, aún tenía mucho tiempo para prepararme. Mi rutina era despertar, hacer el amor con mi esposa, bañarme, desayunar, ver televisión o películas en alguna plataforma y esperar la hora de trabajar. La sala de mi hogar tenía un sofá muy grande, de esos que tiene parte para que te recuestes y podías hacerlo cama, recuerdo que estaba muy frío el ambiente así que lleve unas cobijas y me recosté. Mi suegra no era de acompañarme a ver películas pero ese día como está muy frío y la sala tiene calefacción pues decidió acompañarme. Se sentó a un lado y le di una cobija.

Yo: tome una cobija, tapese bien!
Suegra: gracias... La verdad tengo mucho frío en las piernas.
Yo: mire, vamos hacer esto, vamos a juntar las cobijas, una sobre de otra.

Para esto me levanté e hice una señal para que ella se moviera al lugar donde yo estaba, ya que se podía recostar con mayor comodidad. Tome las dos cobijas y las puse una sobre la otra. Se las puse a mi suegra y después me recosté a su lado.

Para esto seguíamos viendo películas y recostados.

Suegra: aún tengo mucho frío en las piernas.

Sin preguntar me levanté y me senté cerca de sus piernas, metí mis manos a la cobija y comencé hacerle un masaje para elevar su temperatura, para esto ella tenía unas calcetas. Ese día no había hecho nada con mi esposa, pues estaba en esos días, y no es correcto insistir. Así que ese pequeño masaje a mi suegra comenzó a levantarme los ánimos. Sentir esos pequeños pies fríos que se comenzaban a calentar me estaba poniendo algo cachondo, así que aproveche con un leve movimiento para retirar las calcetas y sentir la piel de esos pies muy bien cuidados y delicados, cuando retire las calcetas sentí el aroma de sus pies, ese aroma suave pero fuerte, que no sabes cómo describir pero que lo podrías oler todo el día y no te casarías. Después se seguir haciendo el masaje decidí que si seguía me pondría muy cachondo y tendría que ir a bajarme la calentura a la habitación y eso me podría quitar tiempo y tenía que estar preparado para el trabajo, así que solamente decidí volver a ponerle las calcetas y recostarme junto a ella. Pero aquí fue donde todo cambió, un descuido mío, yo traía un pans, ya sabes, de esos que se te marca todo y si estás erecto pues hasta se te nota la silueta del nepe. En el momento en el que me puse de pie para recostarme con ella, ví como su rostro cambio de estar relajada a sopresa, la cual intento esconder. No dijo nada en el momento cuando me tape aún podía verse mi erección entre las cobijas. De la nada comencé a sentir unas manos heladas que estaban cerca de mi miembro, aún con el pans se sentía el frío de sus manos. Cuando de repente la sentí sobre mi piel, comenzaron a masajear me el nepe despacio y en movimiento suaves. Yo la miraba disimuladamente pero ella seguía viendo la película, como si yo no estuviera, como si fuera algo normal, como si lo hiciéramos tan seguido. Llegó el momento, mi cuerpo se estiro y comencé a eyacular sobre sus manos, mi pans quedó todo manchado de semen, sus manos estaban igual. Ella se levantó y fue a lavarse, yo me fui a mi habitación a darme un baño rápido porque tenía trabajo.

Cuando regrese a la sala de la casa mi suegra no estaba, para esto estaba platicando con una vecina, le decía que si le podía llevar la comida a sus hijas, pues yo estaba algo ocupado con una junta de emergencia y que ella no podía, tenía mucho frío.

Fui a mi oficina, trabaje sin estar pensando en lo que había pasado, pues ya tenía experiencia con mi tía, las cosas así ya no me sorprenden tanto. Sabía que volvería a pasar, no sé si esa misma tarde o el día de mañana, pero sabía que esas cosas se repiten y más cuando no se dicen nada de palabras, todo queda en un trato sin acuerdos, solo acciones. Tal vez muchos de ustedes lo entenderán y sabrán a lo que me refiero.

Continuando, esa tarde regresé a la sala y mi suegra no estaba así que decidí sentarme a ver una película.

Yo (WhatsApp): Suegra, estoy viendo una película, quiere verla conmigo?
Suegra: si, ya bajo.

Cómo les dije, sin palabras de más, solo acciones. Llegó y se recostó sobre el sofá cama, se puso las cobijas, se quitó las calcetas, puso sus pies sobre mis piernas y yo comencé a masajear de nuevo. Esta vez tenía intencion de comenzar la acción, me acerque sus delicados pies a mi rostro y comencé a besarlos y olerlos. Comencé a lamer sus dedos con delicadeza, así como la planta de los pies. Mi suegra comenzó hacer esos gemidos delicados, se podía ver como sus manos apretaban las cobijas. Pare para recostarme junto a ella. Cuando estábamos cobijados, saque mi pene, las cobijas se movían arriba y abajo, tome una de sus manos y la acerque a el, ella comenzó a jugar con el.

Con un movimiento sutil, la tomé de la nuca e hice que me mirara, para lo cual con una señal le indique que bajara a trabajar. Fue una de las mejores felaciones que me ha realizado, fue tan desesperada, sentía el calor de su boca, su saliva brotando de ella. Y se hizo el final, comencé a llenar su boca con mi semen y ella no hacía gestos, solo aceptaba el destino. Sin decirnos nada, nos pusimos de pie, cada quien entró a su habitación. Yo me limpie y listo, no me iba a bañar de nuevo, aparte de que estaba muy frío, sería raro bañarme antes de que llegara mi esposa.

Pasaron dos días sin nada, al tercer día mi suegra estaba platicando con mi esposa:

Suegra: el día de hoy necesito que tú esposo me lleve al supermercado, necesito comprar unas cosas para la comida.
Mi esposa: claro! Ya sabes que no hay problema.

Mi esposa y cuñada se estaban alistando para irse y nosotros estábamos en camino al supermercado. Durante todo el camino no se dijo nada, ni miradas ni nada, pero como les digo, estaba ese contrato sin palabras.

Llegamos al supermercado comenzamos a llenar el carrito de comida y cosas así. Para después mi suegra se separó de mi y volvió unos minutos después.

Suegra: nunca he usado una de estas, será cómoda? Cómo crees que se me vea?
Yo: wow! No sabría que decirle. Habrá que averiguar.

Llegamos a casa, para esto ya estaba totalmente sola. Aún era muy temprano, así que decidí ir a mi habitación para preparar mi ropa, aún el ambiente estaba algo frío, pero decidí andar en shorts, comodidad y preparado para la acción, no traía ropa interior así que realmente estaba listo.

No ví a mi suegra en toda la mañana y mitad de la tarde, cuando salí de mi oficina, decidí ir a cambiarme y volver a ella para seguir con unos pendientes. Al regresar a mi oficina tenía que pasar por la sala, para mí sorpresa mi suegra estaba totalmente cobijada, me pare enfrente de ella, y sin pensarlo comencé a subirme el shorts por una de las piernas para sacarme el pene, ella solto una pequeña risa y le hice una señal para que viniera a y me hiciera un oral, ella remato con otra señal.

Suegra: te toca a ti!

Y la cobija salió volando, dejando una silueta muy bien cuidada, delgada, piel blanca, y sobre todo, una sexy ropa interior, un bra de encaje y su tanga nueva adornaban ese bello cuerpo maduro. Si palabras me arroje sobre ella, tenía hambre!, comencé a olfatearla, sus pechos, su cuello, su piel, mis fetiches estaban saliendo, olfatee sus axilas, comencé a lamerla toda.

Baje a su entrepierna, las abrí, un pequeño hilo "cubria" sus labios, aún que imaginalio sabes que eso no cubre nada. Puse mi rostro y comencé a inhalar su aroma, retire la tanga y me la acerque a la nariz, ella sonrió, se sentía sexy y atractiva, comencé a hacerle un oral, mi lengua cubria todo, labios y ano, quería saborearlo todo.

Sin pensarlo comencé a penetrarla, sus pies a la altura de mi boca, comencé a lamerlos, después de un tiempo la cargue y la lleve a la cocina, la recosté sobre la mesa comencé a penetrarla de nuevo, después la volví a cargar y la lleve a su habitación. El destino final, me recosté en la cama, ella se subió sobre mi y comenzamos ese clásico movimiento, arriba y abajo, despacio. De vez en cuando aceleramos el ritmo, chupaba sus pequeños pechos, y terminamos.

Cómo aún era temprano decidimos bañarnos, recoger todo y acomodar las cosas que habíamos tirado en esos pequeños paseos que le daba sobre mis brazos.

Suegra: se porque andas muy cachondo, mi hija anda en esos días. Y necesitas bajar todo eso.
Yo: así es, cuando vivía solo con su hija, me tenía que tocar yo solo para bajar la calentura.
Suegra: ok, cuando sea necesario que te ayude, solamente juega con mis pies, aparte das unos buenos masajes. Si quieres que te la chupe pues sácala enfrente de mi, dónde sea que esté. Si me quieres penetrar, solo baja mi ropa o levanta mi falda, en esos días prometo no traer ropa interior, a no ser que sea sexy y quiero que la veas.

Me levanté de la silla del comedor donde antes la había recostado y la había hecho mía, y me saque el pene.

Yo: Ven...

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