de una noche donde nos dejamos llevar y terminamos teniendo un trío con uno de sus mejores amigos.
Esto pasó hace algunos años, cuando nosotros seguíamos saliendo. En ese momento recién estábamos empezando a volver a la presencialidad luego de la pandemia. Yo cursaba virtual, y mi novio de ese momento, Adrián, todavía vivía con su familia. Un fin de semana, sus padres y hermanos viajaron a provincia a visitar a unos familiares, pero Adrián decidió quedarse. Yo fui a quedarme con él, serían sólo tres noches pero yo estaba emocionada por pasar unos días solos. El sábado por la tarde estábamos un poco aburridos, cuando me preguntó si me parecía bien que invite a algunos de sus amigos a tomar algo en la casa. Yo accedí, le dije que invite a quienes quiera, que si quería podía hacer unas pizzas caseras y comprar unas birras. Así que mandó la invitación a su grupo de amigos de whatsapp, todos amigos del colegio y de toda la vida, que además vivían en el barrio o cerca, para que vinieran a cenar y pasar el rato. Invitó también a un par de chicas, también amigas del colegio, lo que me puso celosa en el momento pero no dije nada. Para ese entonces, yo ya sabía que él me había sido infiel en alguna oportunidad, y me generaba mucha inseguridad que invitara chicas. Pero decidí no darle importancia en ese momento, y enfocarme en pasarlo bien. Mientras él iba a comprar el alcohol, yo empecé a cocinar las pizzas, y a eso de las 21hs empezaron a llegar sus amigos.
Inicialmente el plan era simple, comer algo, música tranqui de fondo, pasarlo bien. Uno de sus amigos trajo porro, así que después de comer todos subimos a la terraza a fumar. Yo tenía puesto un short de jean y una musculosa negra que resaltaba mis tetas. La verdad es que más de uno de sus amigos me parecía lindo, y en alguna oportunidad había hecho un comentario sobre hacer un trío con alguno, pero Adrián nunca me seguía la corriente demasiado. En la terraza me dio un poco de frío, pero mi novio le había prestado su sweater a una de las amigas, lo que en aquel momento me puso más celosa todavía. Pero sin dejar pasar la oportunidad, le pedí el buzo a uno de sus amigos, el que más me gustaba, coqueteando sutilmente con él. Me lo prestó y me quedaba enorme, casi por las rodillas. Matías, el amigo de Adrián, era alto, muy fachero, el típico chico lindo. Me invitó una seca de su porro y yo se la acepté. Comenzamos a charlar y de a poco el porro empezó a pegarnos. Yo me reía y ya me había olvidado de mi novio y las amigas, charlaba con los amigos, sonreía y jugaba con mi pelo. Tomamos un par de cervezas, alguien llevó vodka, y después de un par de horas yo ya estaba bastante borracha. Por el calor decidí sacarme el buzo de Matías, para devolvérselo, pero al sacármelo me saqué sin querer también parte de la musculosa, dejando a la vista mis enormes pechos blancos. Todos se giraron a verme, pero nadie dijo nada. Se rieron nerviosos, y Adrián me miró entre molesto y tentado. Me agarró de la muñeca y me dijo:
-Creo que tomaste demasiado, ¿por qué no te vas a acostar en mi cama? Yo bajo en un rato para ver cómo estás.
Yo accedí porque me sentía borracha y algo cansada, y la noche parecía que no iba a seguir por mucho más. No me despedí de los invitados porque pensaba acostarme sólo un rato y después volver a subir. Bajé de la terraza algo mareada, y me metí en la habitación de Adrián. Me acosté en la cama, con el short y la musculosa, pero me saqué el corpiño para estar más cómoda. Me quedé dormida por un rato, algo más de media hora, y me desperté con el ruido de la puerta cuando Adrián entró a la habitación. Él también estaba borracho y drogado, estaba algo más relajado y riendo que cuando me mandó a dormir, y me agradeció por haber cocinado. Me dijo que me quería, se disculpó por la forma en la que me habló, y me dijo:
-Sabés que me vuelvo loco cuando otros te miran. Quedaste casi en tetas frente a todos mis amigos, reaccioné mal.
-Ellos pueden mirarme las tetas todo lo que quieran, sólo vos podés tocarlas -le contesté-.
-Tenés razón, ya sé. Estás hermosa. Me encantan tus tetas, más sin corpiño.
Se acercó y comenzó a acariciarme, metiendo la mano debajo de la musculosa. Comenzamos a besarnos. Después de mi breve siesta yo me sentía con más energía, y siempre después de fumar porro me sentía más atrevida para el sexo, incluso muchas veces fumábamos los dos solos para probar cosas nuevas. Sacó mis tetas por arriba de la musculosa, y se acostó dejándome encima de su bulto. Comenzamos a movernos, rozando mis shorts con su pantalón. Con mis tetas en su cara se puso a lamer mis pezones. Me levanté para sacarme los shorts, quedando sólo en musculosa, y él se bajó sus pantalones. Volví a sentarme arriba suyo, esta vez con mi tanga directamente arriba de su bóxer. La humedad de mi concha traspasaba ambas telas, y de fondo se escuchaba la música y las voces de sus amigos arriba. No tardó en correrme la tanguita y meterme la pija hasta el fondo. Me gustaba ir arriba porque sentía más control, me sentía poderosa cabalgando la verga con mis tetas rebotando. Mi idea era simplemente un rapidito, para sacarnos las ganas, y después subir de nuevo con sus amigos.
En este momento me parece relevante aclarar que por la posición de la cama y nosotros, yo estaba de frente a la puerta, y Adrián de espaldas, acostado mirándome a mí. La puerta estaba cerrada, claro, hasta que sin previo aviso alguien la abrió. Nosotros estábamos en pleno garche, semidesnudos y con mis tetas en su máximo esplendor. Nicolás, amigo de Adrián, entró a la habitación, pero su cara cambió muy rápidamente cuando vio la situación. Murmuró algo de dónde estaba el baño. Yo me tapé como pude, y Adrián le gritó a Nicolás que se fuera. Nicolás se quedó parado unos segundos en el umbral de la puerta, admirando la situación. Adrián estaba arriba mío entonces no podía verlo, pero yo mantuve el contacto visual con él. Había algo en el hecho de que nos hubiera enganchado en plena acción que me calentaba incluso más. Levanté una ceja, como esperando a ver qué iba a hacer. Sin dejar de mirarlo, seguí moviéndome arriba, ahora sin taparme las tetas, sino dejándolas libres para que ambos pudieran verlas. Adrián volvió a gritarle a Nicolás que se fuera, y esta vez Nicolás obedeció y cerró la puerta. Yo, ahora mucho más caliente, seguí moviéndome arriba de la pija de Adrián, disfrutando cada centímetro. Cinco minutos pasaron cuando Nicolás volvió a abrir la puerta de la habitación, se notaba la gran erección en su pantalón.
-La próxima inviten, ¿no? -dijo mirándome-.
-¿Por qué esperar hasta la próxima si estamos acá ahora? -contesté coqueta-.
Adrián abajo mío me miró con duda, pero él sabía que yo hace mucho tenía ganas de probar un trío con él y la situación se había dado tan naturalmente que no podíamos desaprovecharla. Asintió con la cabeza, y dijo:
-Okay, podés sumarte, pero el culo es sólo mío.
Nicolás cerró la puerta detrás suyo, y en pocos movimientos se sacó la remera y los pantalones. Adrián se acomodó, sentándose en la cama e indicándole a su amigo que se sentara al lado. Me acomodé en el piso, de rodillas, entre los dos, y comencé a masturbarlos a dos manos, chupándole las puntas de las pijas y jugando con mis tetas al mismo tiempo. Ellos me tocaban, me pegaban en el culo y me tiraban del pelo.
-Hoy vas a conocer la boquita de mi mujer y vas a saber lo que es que te chupen la pija de verdad -dijo Adrián-.
Yo obediente e inspirada por esto, me enfoqué en Nicolás, en succionar su pija, saboreándola de base a punta. Mientras me esmeraba en hacerle un buen oral, Adrián se puso detrás mío y comenzó a chuparme la concha y el orto desde atrás. Después de lubricarme bien el culo, acercó la punta de su pija a mi apretado agujerito, y comenzó a meterla muy lentamente. Si hay algo que me gusta es que me rompan el culo, y eso Adrián lo sabía. Metía primero la cabeza, con mucho cuidado, mientras yo gemía con la pija de su amigo en mi boca. Me levantaron para acomodarnos. Nicolás se acostó, dejando que me acueste arriba suyo para cabalgarlo como lo estaba cabalgando a su amigo cuando entró a la habitación. Dejé que se ahogue con mis tetas en su cara mientras Adrián se acomodaba para seguir cogiéndome por el orto. Cuando sentí las dos pijas adentro casi estallo de placer. Simplemente me volví loca, comencé a moverme rápidamente, disfrutando cada embestida. Yo estaba como loca, Adrián me tiraba del pelo hacia atrás mientras me mordía el cuello y me metía la pija por el culo, mientras yo seguía moviéndome hábilmente sobre la verga de Nicolás.
-Qué apretadita que estás, hija de puta. Cómo me encanta tu orto, te lo voy a llenar de leche.
-Pedazo de trola, mirá cómo te gusta tener dos vergas adentro.
Me decían de todo y yo no paraba de disfrutar. Adrián me puso en cuatro sobre Nicolás, moviendo mis caderas con una fuerza animal. Me penetró el culo profundamente, rápido, haciéndome ver las estrellas. Pude sentir el semen brotando de su pija y llenando mi culito apretado mientras todavía tenía la pija de Nicolás en mi concha. Adrián sacó su pija y buscó algo para limpiarse mientras yo seguía disfrutando con su amigo. Nicolás me levantó y me puso en cuatro, y siguió embistiéndome por atrás. Mientras me cogía por la concha, me masajeaba el ano lleno de leche.
-¿Me dejás meterla un poco, putita? -me preguntó, acariciando mi culo-.
-Haceme lo que quieras, ahora soy toda tuya -le contesté-. Soy tu puta, rompeme el orto.
Sacó su pija de mi concha y comenzó a penetrarme el culo, que ya estaba abierto por Adrián. No tardó en acabarme adentro del culo también. Yo quedé ahí, en cuatro, con el orto lleno de leche de dos tipos distintos, sintiéndome una trola. Nada me gustaba más. Nicolás, que no iba a dejar que esto terminara tan pronto, me abrió de piernas en la cama y comenzó a chuparme la concha. Yo estaba tan caliente que acabé en segundos, con mi clítoris palpitando en su lengua. Después nos acostamos los tres, yo en el medio y ellos a cada lado, mientras acariciaban mis tetas y me besaban. Estuvimos un buen rato así, hasta que Nicolás dijo que tenía que irse. No fue hasta ese momento que recordamos que teníamos invitados en la terraza, y que hace más de una hora que habíamos desaparecido. Yo me duché sin lavarme el pelo, mientras Adrián y Nicolás se cambiaban. Nicolás se fue a su casa y Adrián subió con sus amigos. Para ese momento, ya varios se habían ido, y los que quedaban estaban tan borrachos y drogados que apenas se habían percatado de que nos habíamos ido por tanto tiempo.
Esto pasó hace algunos años, cuando nosotros seguíamos saliendo. En ese momento recién estábamos empezando a volver a la presencialidad luego de la pandemia. Yo cursaba virtual, y mi novio de ese momento, Adrián, todavía vivía con su familia. Un fin de semana, sus padres y hermanos viajaron a provincia a visitar a unos familiares, pero Adrián decidió quedarse. Yo fui a quedarme con él, serían sólo tres noches pero yo estaba emocionada por pasar unos días solos. El sábado por la tarde estábamos un poco aburridos, cuando me preguntó si me parecía bien que invite a algunos de sus amigos a tomar algo en la casa. Yo accedí, le dije que invite a quienes quiera, que si quería podía hacer unas pizzas caseras y comprar unas birras. Así que mandó la invitación a su grupo de amigos de whatsapp, todos amigos del colegio y de toda la vida, que además vivían en el barrio o cerca, para que vinieran a cenar y pasar el rato. Invitó también a un par de chicas, también amigas del colegio, lo que me puso celosa en el momento pero no dije nada. Para ese entonces, yo ya sabía que él me había sido infiel en alguna oportunidad, y me generaba mucha inseguridad que invitara chicas. Pero decidí no darle importancia en ese momento, y enfocarme en pasarlo bien. Mientras él iba a comprar el alcohol, yo empecé a cocinar las pizzas, y a eso de las 21hs empezaron a llegar sus amigos.
Inicialmente el plan era simple, comer algo, música tranqui de fondo, pasarlo bien. Uno de sus amigos trajo porro, así que después de comer todos subimos a la terraza a fumar. Yo tenía puesto un short de jean y una musculosa negra que resaltaba mis tetas. La verdad es que más de uno de sus amigos me parecía lindo, y en alguna oportunidad había hecho un comentario sobre hacer un trío con alguno, pero Adrián nunca me seguía la corriente demasiado. En la terraza me dio un poco de frío, pero mi novio le había prestado su sweater a una de las amigas, lo que en aquel momento me puso más celosa todavía. Pero sin dejar pasar la oportunidad, le pedí el buzo a uno de sus amigos, el que más me gustaba, coqueteando sutilmente con él. Me lo prestó y me quedaba enorme, casi por las rodillas. Matías, el amigo de Adrián, era alto, muy fachero, el típico chico lindo. Me invitó una seca de su porro y yo se la acepté. Comenzamos a charlar y de a poco el porro empezó a pegarnos. Yo me reía y ya me había olvidado de mi novio y las amigas, charlaba con los amigos, sonreía y jugaba con mi pelo. Tomamos un par de cervezas, alguien llevó vodka, y después de un par de horas yo ya estaba bastante borracha. Por el calor decidí sacarme el buzo de Matías, para devolvérselo, pero al sacármelo me saqué sin querer también parte de la musculosa, dejando a la vista mis enormes pechos blancos. Todos se giraron a verme, pero nadie dijo nada. Se rieron nerviosos, y Adrián me miró entre molesto y tentado. Me agarró de la muñeca y me dijo:
-Creo que tomaste demasiado, ¿por qué no te vas a acostar en mi cama? Yo bajo en un rato para ver cómo estás.
Yo accedí porque me sentía borracha y algo cansada, y la noche parecía que no iba a seguir por mucho más. No me despedí de los invitados porque pensaba acostarme sólo un rato y después volver a subir. Bajé de la terraza algo mareada, y me metí en la habitación de Adrián. Me acosté en la cama, con el short y la musculosa, pero me saqué el corpiño para estar más cómoda. Me quedé dormida por un rato, algo más de media hora, y me desperté con el ruido de la puerta cuando Adrián entró a la habitación. Él también estaba borracho y drogado, estaba algo más relajado y riendo que cuando me mandó a dormir, y me agradeció por haber cocinado. Me dijo que me quería, se disculpó por la forma en la que me habló, y me dijo:
-Sabés que me vuelvo loco cuando otros te miran. Quedaste casi en tetas frente a todos mis amigos, reaccioné mal.
-Ellos pueden mirarme las tetas todo lo que quieran, sólo vos podés tocarlas -le contesté-.
-Tenés razón, ya sé. Estás hermosa. Me encantan tus tetas, más sin corpiño.
Se acercó y comenzó a acariciarme, metiendo la mano debajo de la musculosa. Comenzamos a besarnos. Después de mi breve siesta yo me sentía con más energía, y siempre después de fumar porro me sentía más atrevida para el sexo, incluso muchas veces fumábamos los dos solos para probar cosas nuevas. Sacó mis tetas por arriba de la musculosa, y se acostó dejándome encima de su bulto. Comenzamos a movernos, rozando mis shorts con su pantalón. Con mis tetas en su cara se puso a lamer mis pezones. Me levanté para sacarme los shorts, quedando sólo en musculosa, y él se bajó sus pantalones. Volví a sentarme arriba suyo, esta vez con mi tanga directamente arriba de su bóxer. La humedad de mi concha traspasaba ambas telas, y de fondo se escuchaba la música y las voces de sus amigos arriba. No tardó en correrme la tanguita y meterme la pija hasta el fondo. Me gustaba ir arriba porque sentía más control, me sentía poderosa cabalgando la verga con mis tetas rebotando. Mi idea era simplemente un rapidito, para sacarnos las ganas, y después subir de nuevo con sus amigos.
En este momento me parece relevante aclarar que por la posición de la cama y nosotros, yo estaba de frente a la puerta, y Adrián de espaldas, acostado mirándome a mí. La puerta estaba cerrada, claro, hasta que sin previo aviso alguien la abrió. Nosotros estábamos en pleno garche, semidesnudos y con mis tetas en su máximo esplendor. Nicolás, amigo de Adrián, entró a la habitación, pero su cara cambió muy rápidamente cuando vio la situación. Murmuró algo de dónde estaba el baño. Yo me tapé como pude, y Adrián le gritó a Nicolás que se fuera. Nicolás se quedó parado unos segundos en el umbral de la puerta, admirando la situación. Adrián estaba arriba mío entonces no podía verlo, pero yo mantuve el contacto visual con él. Había algo en el hecho de que nos hubiera enganchado en plena acción que me calentaba incluso más. Levanté una ceja, como esperando a ver qué iba a hacer. Sin dejar de mirarlo, seguí moviéndome arriba, ahora sin taparme las tetas, sino dejándolas libres para que ambos pudieran verlas. Adrián volvió a gritarle a Nicolás que se fuera, y esta vez Nicolás obedeció y cerró la puerta. Yo, ahora mucho más caliente, seguí moviéndome arriba de la pija de Adrián, disfrutando cada centímetro. Cinco minutos pasaron cuando Nicolás volvió a abrir la puerta de la habitación, se notaba la gran erección en su pantalón.
-La próxima inviten, ¿no? -dijo mirándome-.
-¿Por qué esperar hasta la próxima si estamos acá ahora? -contesté coqueta-.
Adrián abajo mío me miró con duda, pero él sabía que yo hace mucho tenía ganas de probar un trío con él y la situación se había dado tan naturalmente que no podíamos desaprovecharla. Asintió con la cabeza, y dijo:
-Okay, podés sumarte, pero el culo es sólo mío.
Nicolás cerró la puerta detrás suyo, y en pocos movimientos se sacó la remera y los pantalones. Adrián se acomodó, sentándose en la cama e indicándole a su amigo que se sentara al lado. Me acomodé en el piso, de rodillas, entre los dos, y comencé a masturbarlos a dos manos, chupándole las puntas de las pijas y jugando con mis tetas al mismo tiempo. Ellos me tocaban, me pegaban en el culo y me tiraban del pelo.
-Hoy vas a conocer la boquita de mi mujer y vas a saber lo que es que te chupen la pija de verdad -dijo Adrián-.
Yo obediente e inspirada por esto, me enfoqué en Nicolás, en succionar su pija, saboreándola de base a punta. Mientras me esmeraba en hacerle un buen oral, Adrián se puso detrás mío y comenzó a chuparme la concha y el orto desde atrás. Después de lubricarme bien el culo, acercó la punta de su pija a mi apretado agujerito, y comenzó a meterla muy lentamente. Si hay algo que me gusta es que me rompan el culo, y eso Adrián lo sabía. Metía primero la cabeza, con mucho cuidado, mientras yo gemía con la pija de su amigo en mi boca. Me levantaron para acomodarnos. Nicolás se acostó, dejando que me acueste arriba suyo para cabalgarlo como lo estaba cabalgando a su amigo cuando entró a la habitación. Dejé que se ahogue con mis tetas en su cara mientras Adrián se acomodaba para seguir cogiéndome por el orto. Cuando sentí las dos pijas adentro casi estallo de placer. Simplemente me volví loca, comencé a moverme rápidamente, disfrutando cada embestida. Yo estaba como loca, Adrián me tiraba del pelo hacia atrás mientras me mordía el cuello y me metía la pija por el culo, mientras yo seguía moviéndome hábilmente sobre la verga de Nicolás.
-Qué apretadita que estás, hija de puta. Cómo me encanta tu orto, te lo voy a llenar de leche.
-Pedazo de trola, mirá cómo te gusta tener dos vergas adentro.
Me decían de todo y yo no paraba de disfrutar. Adrián me puso en cuatro sobre Nicolás, moviendo mis caderas con una fuerza animal. Me penetró el culo profundamente, rápido, haciéndome ver las estrellas. Pude sentir el semen brotando de su pija y llenando mi culito apretado mientras todavía tenía la pija de Nicolás en mi concha. Adrián sacó su pija y buscó algo para limpiarse mientras yo seguía disfrutando con su amigo. Nicolás me levantó y me puso en cuatro, y siguió embistiéndome por atrás. Mientras me cogía por la concha, me masajeaba el ano lleno de leche.
-¿Me dejás meterla un poco, putita? -me preguntó, acariciando mi culo-.
-Haceme lo que quieras, ahora soy toda tuya -le contesté-. Soy tu puta, rompeme el orto.
Sacó su pija de mi concha y comenzó a penetrarme el culo, que ya estaba abierto por Adrián. No tardó en acabarme adentro del culo también. Yo quedé ahí, en cuatro, con el orto lleno de leche de dos tipos distintos, sintiéndome una trola. Nada me gustaba más. Nicolás, que no iba a dejar que esto terminara tan pronto, me abrió de piernas en la cama y comenzó a chuparme la concha. Yo estaba tan caliente que acabé en segundos, con mi clítoris palpitando en su lengua. Después nos acostamos los tres, yo en el medio y ellos a cada lado, mientras acariciaban mis tetas y me besaban. Estuvimos un buen rato así, hasta que Nicolás dijo que tenía que irse. No fue hasta ese momento que recordamos que teníamos invitados en la terraza, y que hace más de una hora que habíamos desaparecido. Yo me duché sin lavarme el pelo, mientras Adrián y Nicolás se cambiaban. Nicolás se fue a su casa y Adrián subió con sus amigos. Para ese momento, ya varios se habían ido, y los que quedaban estaban tan borrachos y drogados que apenas se habían percatado de que nos habíamos ido por tanto tiempo.
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