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Con el abogado (relato gay-cuckold)

No era la primera vez que hablábamos de fantasías con mi mujer. Lo del gangbang siempre fue un tema que nos encendía: ella, disfrutando de varios hombres a la vez, y yo, al margen… mirando, controlado, sin tocarla. Y a la vez, sabiendo que ella era más libre que nunca. Me calentaba. Nos calentaba. Pero esa tarde, la fantasía tomó otro rumbo. Conocí a un abogado(por esta página), casi 60 años, elegante, firme, con esa energía de hombre que ha tenido poder toda su vida y sabe exactamente cómo manejar a alguien como yo. Yo tengo 36. Cuando supo que mi mujer participaba en encuentros múltiples, su reacción fue otra: no solo le excitó, sino que me miró como si supiera que podía usarme para algo más. Me invitó a su oficina. Un lugar sobrio, lleno de libros, donde trabaja solo. Llevé el celular con fotos de mi mujer: algunas de ella desnuda, otras en plena acción con otros tipos, con caras borradas, pero el mensaje era claro. Le encantaron. Empezó a tocarse mientras yo lo observaba desde la silla, con la jaulita puesta. Me llamó con un gesto. —Parate —ordenó. Abrió un cajón, sacó unas medias de red, una bombacha diminuta de encaje y un corset. —Ponete esto —me dijo, sin explicaciones. La humillación me encendía. Mientras me vestía, él se paró frente al escritorio, aún con el celular en la mano, viendo a mi mujer siendo usada por otros. —Así como ella se entrega, vos también vas a aprender lo que es eso —me dijo. Y me apoyó de espaldas sobre el escritorio. No me dejó dudar. Me tomó con fuerza, me acomodó, y empezó a penetrarme con una brutalidad que no había sentido antes. Mientras yo gemía contenido, con la jaulita apretando cada impulso que quería escapar, él me mostraba fotos de mi mujer con otros hombres. —Ella lo disfruta... mirá esa cara, mirá cómo se abre para ellos —decía con la voz entrecortada por el placer. —Y vos… atrapado, sumiso, entregado a mí como un buen cornudo. Yo no podía más. La presión, la ropa, el dolor delicioso de no poder liberarme, y su cuerpo invadiéndome una y otra vez… todo me hacía temblar. Me acabé sin tocarme, atrapado, vencido, y él lo notó. Pero no terminó ahí. Me acomodó de rodillas en el piso, me puso el celular delante con un video de mi mujer siendo usada por tres tipos a la vez. Me agarró del pelo y me obligó a mirar. —Esto sos vos, un espectador, un juguete. Y ahora también mío. Se corrió en mi cara mientras yo no podía ni reaccionar, solo aceptar. Y cuando todo terminó, me limpió con un pañuelo, me subió las medias con cuidado y me susurró: —La próxima vez, traela a ella. Quiero verla disfrutar… mientras vos mirás desde abajo

El telegram: ROMALA89

5 comentarios - Con el abogado (relato gay-cuckold)

ekissa172
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lmasse74
Muy bueno, que lindo comerse a un matrimonio como ustedes
nick8765
que bueno! a los putitos cornudos nos calienta