Anoche fue una locura, pero de las que Cecilia sabe orquestar como nadie.
Habíamos cenado en un restaurante del centro, con ella luciéndose en un vestido negro que era puro pecado, cada curva marcada, cada mirada suya un disparo directo.
LLegamos a 1000 Seguidores en Poringa! en 1 mes que llevamos en la página y eso merecía una celebración especial, no solo para nosotros, sino para esa comunidad que nos sigue con devoción.
Decidimos ir a un hotel boutique, una habitación con una cama inmensa, sábanas blancas y una luz tenue que parecía gritar “aquí va a pasar algo grande”. Y vaya si pasó.
Apenas entramos, Cecilia se descalzó y se tiró en la cama como si fuera la reina del lugar, con esa tanga negra de encaje que apenas cubría lo esencial.
“Venga, Edu, saca el móvil, que les vamos a dar un caramelito a los mil”, me dijo con esa voz que mezcla dulzura y veneno.
Ella es así: manipuladora, intensa, sabe cómo hacerte desear hasta el último rincón de su alma. Le encanta mostrarse, pero siempre dejando a todos con las ganas, controlando el juego como una maestra.
Agarré el teléfono, y ella se puso en modo exhibición, pero con ese toque suyo que te provoca y te frustra al mismo tiempo.
La primera foto fue puro arte. Cecilia recostada, con una mano apoyada en la sábana y la otra deslizando la tanga apenas un poco, dejando ver la piel suave de su pubis, su coño perfectamente depilado insinuándose como un secreto que no te va a contar del todo.
“¿Qué tal, Edu? ¿Les va a gustar?”, me dijo.



Mordiéndose el labio, con esa mirada de “sé que te estoy volviendo loco”. Ajusté el ángulo para capturar la curva de su cadera, la forma en que su culo redondo y firme se alzaba contra las sábanas, un espectáculo que te hacía querer arrodillarte.
Hice otra foto, esta más atrevida: la tanga corrida a un lado, dejando ver su coño húmedo, rosado, invitador, con ese brillo que decía que ella ya estaba en el juego. Su culo, joder, era una obra maestra, respingón, con esa piel suave que pedía ser tocada, pero ella se reía, moviéndose justo lo necesario para que la foto fuera un teaser, no el plato fuerte.
“Que se queden con hambre”, dijo,
Yo sabía que estaba en su salsa, jugando a ser la diosa que todos quieren pero nadie alcanza.
Estas fotos eran light para lo que solemos subir a Poringa.




Cecilia es una fiera, una guarra en la cama, una puta en el mejor sentido de la palabra, y nuestros seguidores lo saben. Pero anoche quiso jugar a hacerse desear, a ser esa femme fatale que te da un sorbo y te deja sediento. Y yo, como siempre, caí en su trampa.
Dejé el móvil, y lo que vino después fue un huracán.
Cecilia se desató, como solo ella sabe: sexo duro, salvaje, con gemidos que resonaban en la habitación y sábanas que terminaron en el suelo.
Hubo un momento en que tomé un par de fotos más, capturando su cuerpo arqueado, su coño palpitante y su culo temblando en pleno éxtasis, pero esas no las compartimos.



“Eso es solo para nosotros, amor”, me dijo, con una risa que era puro fuego.
Cuando todo terminó, estábamos destrozados, sudando, riendo como locos. Revisamos las fotos de la previa, esas imágenes caseras donde Cecilia se mostraba justo lo suficiente para volver loco a cualquiera.
“Que sufran un poco”, dijo ella, con esa sonrisa manipuladora que me encanta.
Las subimos a Poringa como agradecimiento a los mil seguidores, pero sabiendo que lo mejor, lo más crudo, lo más intenso, se queda entre nosotros.
Porque Cecilia, cuando quiere, es un volcán que te quema, pero también sabe cómo hacerte rogar por más.

Gracias a todos y todas ❤️
Con cariño y mucho morbo 🔥
Edu y Ceci.
PD: Abajo regalito sorpresa 🫦
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Habíamos cenado en un restaurante del centro, con ella luciéndose en un vestido negro que era puro pecado, cada curva marcada, cada mirada suya un disparo directo.
LLegamos a 1000 Seguidores en Poringa! en 1 mes que llevamos en la página y eso merecía una celebración especial, no solo para nosotros, sino para esa comunidad que nos sigue con devoción.
Decidimos ir a un hotel boutique, una habitación con una cama inmensa, sábanas blancas y una luz tenue que parecía gritar “aquí va a pasar algo grande”. Y vaya si pasó.
Apenas entramos, Cecilia se descalzó y se tiró en la cama como si fuera la reina del lugar, con esa tanga negra de encaje que apenas cubría lo esencial.
“Venga, Edu, saca el móvil, que les vamos a dar un caramelito a los mil”, me dijo con esa voz que mezcla dulzura y veneno.
Ella es así: manipuladora, intensa, sabe cómo hacerte desear hasta el último rincón de su alma. Le encanta mostrarse, pero siempre dejando a todos con las ganas, controlando el juego como una maestra.
Agarré el teléfono, y ella se puso en modo exhibición, pero con ese toque suyo que te provoca y te frustra al mismo tiempo.
La primera foto fue puro arte. Cecilia recostada, con una mano apoyada en la sábana y la otra deslizando la tanga apenas un poco, dejando ver la piel suave de su pubis, su coño perfectamente depilado insinuándose como un secreto que no te va a contar del todo.
“¿Qué tal, Edu? ¿Les va a gustar?”, me dijo.



Mordiéndose el labio, con esa mirada de “sé que te estoy volviendo loco”. Ajusté el ángulo para capturar la curva de su cadera, la forma en que su culo redondo y firme se alzaba contra las sábanas, un espectáculo que te hacía querer arrodillarte.
Hice otra foto, esta más atrevida: la tanga corrida a un lado, dejando ver su coño húmedo, rosado, invitador, con ese brillo que decía que ella ya estaba en el juego. Su culo, joder, era una obra maestra, respingón, con esa piel suave que pedía ser tocada, pero ella se reía, moviéndose justo lo necesario para que la foto fuera un teaser, no el plato fuerte.
“Que se queden con hambre”, dijo,
Yo sabía que estaba en su salsa, jugando a ser la diosa que todos quieren pero nadie alcanza.
Estas fotos eran light para lo que solemos subir a Poringa.




Cecilia es una fiera, una guarra en la cama, una puta en el mejor sentido de la palabra, y nuestros seguidores lo saben. Pero anoche quiso jugar a hacerse desear, a ser esa femme fatale que te da un sorbo y te deja sediento. Y yo, como siempre, caí en su trampa.
Dejé el móvil, y lo que vino después fue un huracán.
Cecilia se desató, como solo ella sabe: sexo duro, salvaje, con gemidos que resonaban en la habitación y sábanas que terminaron en el suelo.
Hubo un momento en que tomé un par de fotos más, capturando su cuerpo arqueado, su coño palpitante y su culo temblando en pleno éxtasis, pero esas no las compartimos.



“Eso es solo para nosotros, amor”, me dijo, con una risa que era puro fuego.
Cuando todo terminó, estábamos destrozados, sudando, riendo como locos. Revisamos las fotos de la previa, esas imágenes caseras donde Cecilia se mostraba justo lo suficiente para volver loco a cualquiera.
“Que sufran un poco”, dijo ella, con esa sonrisa manipuladora que me encanta.
Las subimos a Poringa como agradecimiento a los mil seguidores, pero sabiendo que lo mejor, lo más crudo, lo más intenso, se queda entre nosotros.
Porque Cecilia, cuando quiere, es un volcán que te quema, pero también sabe cómo hacerte rogar por más.

Gracias a todos y todas ❤️
Con cariño y mucho morbo 🔥
Edu y Ceci.
PD: Abajo regalito sorpresa 🫦
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10 comentarios - Cecilia Desatada. Festejo 1000 Seguidores en P! + Regalito
Tremenda Ceci, desatando pasión y lujuria. Dan ganas de hacerla de todo, sabiendo que ella aún querrá más.
Envidia sana por tener una mujer así!
Encanta siempre quiero más 🔥🔥🔥